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Carta abierta de Maria José Abeng Ayangpublicado por: REDACCION guinea.net el 04/07/2017 7:20:56 CET
Mi nombre es María José Abeng Ayang. Soy española, aunque mi
piel sea negra. Nací en Guinea, y me vine con mi familia a España a
la edad de dos años, acompañada de mi madre y mis dos hermanas. Mi
madre vino a buscar un futuro mejor para sus hijas, y así crecí yo…
en España… pensando que habíamos llegado por fin a nuestro país,
al sueño prometido… Fui al colegio aquí, hice mis amigas, mi
mundo y me creí europea. Y digo esto porque, evidentemente, mi madre
no tenía el mismo concepto (las niñas guineanas no salen de su
casa, se acuestan a las 7 de la tarde, y no van al parque solas con
sus amigas). Así que a los 11 años, creyéndome la reina del mundo,
y ante todo europea, yo no podía “permitir”, que, mi madre
decidiera que debía acostarme temprano o que no podía ponerme una
ropa determinada, entre otras muchas cosas, porque repito, YO ERA
EUROPEA. Así que un día, se me ocurrió la “maravillosa”
idea (recuerden que tenía 11 años) de acudir al puesto de la
Guardia Civil, para que dijeran a mi madre que yo no era guineana.
Pero no fue así. Desde la Guardia Civil, se avisó a los Servicios
Sociales del Principado de Asturias, y ahí empezó algo… que no sé
muy bien como describir. Quizá la palabra exacta sea “el
infierno”. Quizá yo había muerto y había ido directamente al
averno sin pasar por el purgatorio. A partir de ese mismo día, me
ingresaron en un centro de acogida. Y aunque mi madre, luchó y luchó
por sacarme del centro… solo era una “pobre” mujer guineana,
que vivía entre Suiza, (lugar donde trabaja mi padre como
ingeniero), España, y Guinea…. Mi sueño europeo quedó
relegado a vivir en un centro de acogida. Mis ideas de “princesa”
se esfumaron y negando mi responsabilidad personal y achacando todos
mis males a mi madre. La necesidad de justificación de todo lo que
me estaba ocurriendo, me hizo llegar a interpretaciones
distorsionadas de la realidad y crearme un mundo paralelo para no
sufrir. Un mundo de fantasía e ilusión propio de una niña, donde
soñaba que un príncipe azul venía a rescatarme, luchaba contra los
dragones malvados que me habían encerrado y vivíamos felices y
comíamos perdices para siempre. Pero en ese punto, me quedé
embarazada con 14 años, estando ingresada en el centro de acogida,
de una persona que ni era príncipe, ni era azul… todo lo
contrario. Ni siquiera supe que estaba embarazada, porque para aquel
entonces el príncipe había desaparecido, y yo ya había decidido
salvarme sola. A los 7 meses de embarazo, en una visita de fin de
semana a mi casa, mi madre se dio cuenta que mi tripa no era normal,
y me obligó a hacerme una prueba de embarazo. Pasé aquella noche,
tragándome mi propia estupidez, y suplicando a “quien fuera”,
Dios, la Virgen o todos los Santos… que no le dejara marcharse de
mi lado, porque yo, ya le quería, porque un sentimiento nuevo había
nacido dentro de mí, porque daría mi propia vida por ese niño que
llevaba dentro, y porque descubrí que cuanto más amas, más puedes
amar. Empecé a recontextualizar el tiempo, el lugar y la intención,
y a sentir que ya no necesitaba “conseguir” nada. Ya lo tenía
todo. Y me sentí feliz como nunca, por llevar ese niño en mis
entrañas. Permanecí en Guinea, durante mes y medio… ojalá nunca hubiera
vuelto. Pero el abogado de mi madre me convenció para que volviese,
bajo la presión de que podría causarle problemas legales a mi
madre, y con la premisa de que nunca permitiría que quitaran a mi
hijo. Y volví. Y me puse de parto. Y me hicieron una cesárea, el
día 4 de junio de 2012… y ni tan siquiera me dejaron ver a mi
hijo. Le sacaron del hospital al día siguiente, mientras yo me quedé
siete días. No me dejaron amamantarle, no me dejaron acariciarle, ni
tenerle conmigo. Nadie me decía donde estaba, solo que le iban a dar
en adopción. Me pasé siete días llorando sin parar, y cuando salí
del hospital volví a “mi centro de acogida”. A
los seis meses me redujeron las visitas, a una hora al mes, y a los
tres meses suspendieron todas las visitas. Ya no quería ser europea,
solo quería estar con mi hijo. Me sentía tan “desamparada en mi
desamparo”, qué pensé que Dios me había abandonado, y que ya no
necesitaba ayuda de nadie, porque solo yo podía ayudarme. Mi madre por su
parte, empezó su propia guerra particular contra la Administración
Pública, convirtiéndose en una “abuela molesta”, que presentaba
escrito tras escrito y recurso tras recurso. Y prueba de lo que hasta aquí he
escrito, copio literalmente, una contestación que se me dio en el
año 2013 por la Jefa de la Sección de Centros de Menores del
Principado de Asturias, (hay muchas como esta) para que ustedes
observen y lean: (Si alguien quiere leer más… hay unas cuantas tan
“agradables” como esta: También cabe la posibilidad, aunque no estés conforme
con el acogimiento preadoptivo de tu hijo, de que no recurras al
entender que lo mejor para tu bebé es tener unos padres que le
puedan dar todo lo que tu querrías pero no estás en condiciones de
darle y, que te despidas llegado el caso de JUAN FRANCISCO». Pero Dios, es grande, y nunca nos falla. Y
a mí me puso un ángel en mi camino. Mi abogada, Nieves Ibáñez
Mora, quien por primera vez se interesó por mi caso, y se pasó
noches y noches en vela, estudiando aquel expediente enrevesado,
descolocado y sin principio ni fin. Y tras dos nuevos juicios y dos
años nuevos años de lucha, la Audiencia Provincial de Oviedo, con
el apoyo de TRES PERITOS (dos psicólogos, Doña Elena Aza, Don
Carlos Castellanos y una trabajadora social), estimó la aberración
que se había hecho conmigo desde que me privaron de mi hijo. Sí Sr.
Vila, no mienta más. TRES PERITOS, NO UNO COMO USTED VA CONTANDO. La
sentencia está a disposición de quien quiera leerla, porque es
demoledora respecto a la Administración Pública, y al trato que se
me dio en lo que respecta a mi hijo. No voy a entrar Sr. Vila, en
su doble moral de representar a madres biológicas para recuperar a
sus hijos, y ahora … curiosamente el caso contrario. Tampoco en los
libros que usted escribe, sobre el mal funcionamiento del sistema, y
los niños robados. Pero no voy a permitir, una difamación más, por
su parte. Buscados los padres de acogida por las fuerzas de
seguridad, para el cumplimiento de una sentencia (que digo yo, que
las sentencias tienen que ser cumplidas por todos, como yo las cumplí
en su momento, desde cuando me denegaron desde las visitas hasta la
última resolución judicial), y constando los padres de acogida
oficialmente como “desaparecidos”, se dictó por el Juzgado una
orden de “búsqueda y localización” de los mismos. ¿Y
ahora vienen ustedes a hacer todo este circo mediático, el día 12,
en el cuartel de la Guardia Civil, con ambulancia, manifestación,
mentiras, calumnias y difamaciones… cuando yo podía haber instado
su detención, negándome a ello por entender su propio dolor? ¿Y sale
en Televisión Española, el Sr. Fernando Onega, suplicando justicia,
en una televisión que pagamos todos los españoles? ¿Justicia para
quién? ¿Y qué sentido de la justicia mueve a estos padres, su
interés o el del menor? ¿No es acaso el interés fundamental de
cualquier persona, el conocer y estar con su familia de origen?
¿Justicia para quién, repito? Justicia, solo si les favorece… si
no les favorece ¿se saltan la ley, la sentencia sin más y
desaparecen? ¿qué justicia está pidiendo quien incumple la
justicia? ¿Qué
contactos tienen ustedes, para llegar a nivel nacional, y qué todos
los medios de comunicación den la noticia de manera sesgada? ¿Hacer
más mediático aún al Sr. Vila? ¿Defendemos los intereses de un
niño, o queremos ganar nuevos casos para el despacho, y más dinero
para embolsar?. ¿A qué responde esta manipulación de la opinión
pública, más cuando en este país hablar es gratis? Difamar en este país, parece que resulta
gratuito… de momento. Solo soy una chica española de origen
guineano, que YA NO QUIERE SER EUROPEA, y que lo único que desea es
estar feliz con su hijo. Hijo, que tiene una familia, unos abuelos,
unos tíos, unos primos, y ante todo una madre. Y mi hijo, no se
llama Joan (en valenciano), ni Xuanín en asturiano. Se llama Juan
Francisco. No
soy yo quien ha iniciado esto. No soy yo en quien tienen que volcar
su rabia, su tristeza y su impotencia. Yo no les dí el niño en
acogida. A mí, me lo arrebataron. No soy yo, quien les ha puesto en
esta situación. Solo soy una madre que AMA por encima de todo a su
hijo. Que no ha dejado de luchar por él, desde el mismo momento en
el que supe me lo querían arrebatar… o ¿cree que me fue fácil
huir a Guinea embarazada, con 14 años, para que no me lo quitaran?. Lo que está claro es que no voy a renunciar a mi hijo, ni ahora
ni nunca. Si no hubiera llegado a recuperarle…. Le buscaría cuando
tuviera 18 años…. Y ¿Qué cree que opinaría Juan Francisco,
cuando conozca toda mi historia, toda mi lucha contra los
dragones?. Gracias a todo aquel que se ha detenido en leer mi
historia. Y por Dios… antes de opinar, conozcan la verdad. María José Abeng Ayang.- Fuente: facebokk ¡Nota importante! El contenido de los artículos publicados no refleja necesariamente la opinión de la redacción de guinea-ecuatorial.net Véase también la declaración sobre el uso de seudónimosTwittear |
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