Si situaramos al dictador Obiang Nguema delante de una pizarra, dibujaramos dos puntos separados en esa pizarra, le dieramos una tiza y le pidiéramos que uniera los dos puntos, nos encontrariamos con lo siguiente:

1) Obiang escondería la tiza, a pesar de que es imposible ya que tendría que utilizarlo y quedaría a la vista mientras trabaja. A pesar de esta imposiblidad, mantendría su actitud de ocultar la tiza.

2) Obiang comenzaría a dibujar una linea, escondiendo lo que va dibujando con su cuerpo. Es una maniobra por lo menos extraña, porque los dos puntos están bastante separados y su cuerpo no puede tapar todo lo que va dibujando.

3) La linea que dibuja entre los dos puntos no es recta como casi todos esperan. Y no sigue ningun patrón predecible, salvo que hace curvas, va a un lado y otro de la hipotética linea recta, yendo a veces hacia atrás, pero siempre es cambiante en su trayectoria, que parece finalmente azarosa.

4) Cuando Obiang se vuelve a nosotros, no nos dice que ha terminado, pero lo ha debido de hacer porque ha dejado de dibujar.

5) Observamos que la linea que ha trazado no acaba de llegar al otro punto. Se ha quedado sin unir su trayecto con el punto final.

6) Mientras hace todas estas maniobras extrañas, observamos que Obiang disfruta mucho y se muestra muy activo.

7) Cuando le advertimos que no ha terminado de hacer el trabajo, nos contesta que ha finalizado, pero no obstante, si tenemos alguna queja por lo realizado, nos dice que es un ensayo y como tal puede que no haya terminado y sigue ensayando.




Este experimento hipotético se ajusta bastante a lo que se espera del dictador Obiang despues de varios años  de ser obervado. Su conducta es singular como poco. Su naturaleza es así y nada puede hacer el propio Obiang para remediarlo, aunque quisiera, que no quiere.

Desde que lleva en el poder, ha podido resolver innumerables problemas sencillos, pero cada vez que los ha abordado, ha terminado por complicarlo más y más. No se trata de que no sepa, que es cierto que no sabe. Se trata de su singularidad, del atractor que pesa sobre su conducta y que lo hace impredecible racionalmente y predecible en su singularidad. Su patologia todo lo envuelve y le puede.

Si repasamos la historia política de la dictadura de Obiang, veremos que siguen siendo los mismos graves problemas los que demandan con urgencia su resolución. Pero Obiang es incapaz de abordarlos con la racionalidad que todos esperan. Y cuando sale dibujando curvas donde debia haber rectas, algunos se sorprenden de su formidable ingenio para salir airoso, en apariencia, con soluciones no contempladas en el espacio de ideas racionales.

Hace unos meses los disidentes hemos resuelto lanzar un órdago al dictador. Le hemos llamado al diálogo por un alto sentido de Estado. Porque si seguimos asi, el país, que ya navega de forma insegura de resultas de varios años de soluciones singulares que han acabado complicando de manera extrema la vida social, política y económica de Guinea, acabará partiendose, en realidad ahogándose, extenuado de tanta barbarie.

El Sr. Obiang, lejos de entender esta circunstancia salvo en lo que le afecta a su supuesta seguridad, ha salido por peteneras. Lo que indica que, una vez más, no ha entendido nada. Nunca la comprensión de las cosas fue su fuerte. Tampoco ha necesitado entender nada, ya que todo lo resuelve con la fuerza o con el engaño, soluciones que al final no son tales porque al cabo del tiempo vuelven a reproducirse los enigmas. Y de nuevo Obiang vuelve a dibujar una curva torcida donde debía poner una recta. Su naturaleza una vez más le subyuga y destruye.

También puede ser que el síndrome de la Moncloa le haya limitado hasta tal punto que le resulta imposible leer un silogismo simple. Por supuesto el concepto de Estado se le escapa, al igual que el llamado sentido de la responsabilidad. Ambas cosas pertenecen a un universo inalcanzable para el dictador. De ahí que muchos disidentes se hubieran opuesto a la sola idea del diálogo, conociendo como ya conocen los parcos grados de libertad del pensamiento de Obiang Nguema. Y sus soluciones de siempre.

Ahora resulta que Obiang espera que le vayamos a pedir perdón y a insertarnos en su partido-estado-mafioso. Esa es su reconciliación. Y no se ha dado cuenta que nadie le ha hablado de reconciliación. Y no se ha dado cuenta que si alguien tiene que pedir perdón, no a una persona sino al pueblo, es él.

CPDS le puso las cosas bien claras: después de tantos años, para todos es evidente que Guinea sigue siendo una dictadura bárbara. Y para remediar eso es mejor hablar, establecer unas reglas de juego y operar con ellas para democratizar el país, si es posible contando con el convencimiento de los que llevan muchos años violentando al pueblo guineano. Solo se le ha dicho que hay que hablar para actuar acorde a los tiempos. Nadie le ha mentado la palabra reconciliación. Esa palabra, al igual que otras, podrá aparecer en el diálogo según la marcha de las cosas. Pero lo que jamás aparecerá por parte de la oposicion a la dictadura es la frase "pedir perdón al dictador". Si acaso pediremos perdon al pueblo por no haber hecho lo suficiente para acabar con la dictadura, alargando asi su sufrimiento. Nuestras manos están limpias de sangre.

El encuentro es una necesidad para la oposición y entre la propia oposición. La oposición tiene la responsabilidad de asumir el cambio negociado. Si Obiang participa, que así sea. Si no participa, la oposicion llegará a un acuerdo sobre la forma de devolver al país la paz, la justicia, la libertad y la democracia.

Que el Sr. Obiang deje de hacer curvas donde se piden rectas, que deje de ocultar y de disfrutar con el engaño. Es muy claro lo que se propone, todos lo entienden. Que no nos venga, como hace siempre, con un montaje para descafeinar las idea de unos y quedarse con triunfos infundados. La verdadera oposicion está unida y pide lo mismo, porque queremos democracia y libertad. Que no vaya Obiang a inventar un grupo traido de tierras brumosas. Las dos partes de CORED y los firmantes del Manifiesto de Madrid, todos ellos exigen negociar porque no hay democracia. Todavia no se ha puesto encima de la mesa el objeto de la negociación, solo se sabe que las cosas no andan, que no hay democracia, que hay corrupcion, inseguridad jurídica y física, etc. y esto debe cambiar.

Si Obiang viene ahora con sus inventos, si viene ahora a engañar cuando todos le vemos su desnudez, mejor es que se quede donde está. Ya encontraremos la forma de democratizar el país y devolverle la salud que tanto necesita en estos momentos.