La Guinea Ecuatorial que gobierna Teodoro Obiang, la cuál hace ministros a tipos como Lucas NGUEMA ESONO MBANG, está alcanzando registros de necedad difícilmente alcanzables. Vamos, que cualquier gobierno que venga después de que se marchen estos merluzos, será hasta venerable. Se sabe que cualquier idiotez humana se puede pulverizar, pero los récords de estulticias humana a las que se está llegando la dictadura de Guinea Ecuatorial, encarnardo en personajes como el ministro de Educación, Lucas Nguema Esono, parecen ya insuperable.
Después de la reunión que los estudiantes mantuvieron con el ministro, con el objeto de mejorar el espinoso tema de las becas, el colérico Ministro de Educación a quién pesa en España una condena legal por tráfico de drogas en 1988 cuando él ostentaba el cargo de jefe económico de la embajada de Guinea Ecuatorial en Madrid, ha encontrado su vía donde superar su propia ineptitud por gestionar el asunto de las becas y recurre a las amenazas: por cerrar la universidad, por encarcelar a quien no pide perdón a su jefe, por considerar a los estudiantes “enemigos externos”, el mejor hierro que agarran los idiotas de la dictadura cuando se encuentran con sus propias incapacidades. Para qué queremos más. Lucas Nguema Esono es un auténtico satanás, un cuentistas, un indeseable. La salida fácil es recurrir a la vieja epopeya “son enemigos externos”.
Este corrompido ministro no se ha dado cuenta que los estudiantes de la UNGE, defienden su derecho rebanado, cosa que es habitual en todas las universidades del mundo; derecho a exigir lo que a ellos les corresponde. Las universidades son noticias siempre, desde una tasa elevada de matrícula, hasta el crédito de una asignatura, pasando por los recortes y despidos: la comunidad universitaria ha sido siempre así, pero cuando las cosas tocan el suelo guineano, toman otro cariz; lo que es normal en otros lugares, se vuelve anormal en Guinea Ecuatorial. Es como si, de repente, la perversa e híspida dictadura hubiese tratado de prohibir el uso de la tortura y la corrupción, pues lo más probable es que Cayo Ondo Mba, Lucas Nguema Esono y otros salgan a la calle a protestar, porque se les quita su habitual espíritu de la tortura, de la mentira y de robar a los más pobres.
Cualquiera que escuche las amenazas de Lucas Nguema Esono, efectivamente, dará cuenta de que Lucas Nguema Esono es uno de los ministros más improductivos e inservibles de la dictadura. Los del PDGE, partido del dictador, recurren siempre al desfasado argumento de que hay un ejercito ocupante que está apelotonado en las fronteras de Guinea Ecuatorial listos para invadir y disolver Guinea Ecuatorial; tanto es así que, hace poco menos de un mes, otro merluzo de la misma calaña, Crisantos Obama acusó a la oposición de comprar un enfermo de Ébola, absurdo de los absurdos. MENTIRA, Guinea Ecuatorial no tiene ningún enemigo externo, los enemigos son aquellos que se hacen con un miserable beca de un universitario, cuando ellos deberían, en la mejor versión humana, de apadrinar a universitarios con el dinero que estos indeseables acumulan en los paraísos fiscales.
A este Lucas Nguema, habría que explicarle que tan sólo se trata de adecuar las becas universitarias a las exigencias elementales de equidad y sensatez. Lucas Nguema Esono debe dejar de amenazar a los estudiantes, dejar de mentir y dejar de recurrir al viejo miedo de los “enemigos externos”. No existen tales enemigos, los enemigos son internos, aquellos que han robado las becas a los estudiantes y les han cerrado el futuro. Exigir un derecho, no puede considerarse como un ataque a la dictadura de Guinea Ecuatorial.
La dictadura es un desastre, es una dictadura mediocre que busca cualquier resquicio por el que acusar gratuitamente a cualquiera que diga algo encontra de esta mala gestión contaminada por la corrupción y el robo. Este paquete de inútiles sin un atisbo de visión nacional de los problemas no tienen perdón de Dios. El ministro Nguema Esono Mbang acaba de dar una muestra más de la tontuna que le asola y que le condena a las arenas movedizas en las que se han ahogado las grandes dictaduras: el enfado de los jóvenes.
Fuente: interna
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