Hay quienes piensan que en Guinea Ecuatorial se necesita una revolución, una de esas ocasiones en las que el pueblo se enfurece y decide sacudirse de sus amarras; pero, incapaces de ponerle seso y valor al asunto, creen que la revolución se producirá por la fuerza de una simple proclama: “¡hágase la revolución!”. No han caído en la cuenta de que los trucos del Dios de los cristianos no funcionan aquí.

¿Qué sentido tiene llamar a la población a la abstención, a desvincularse del proceso, y después denunciar el fraude, en definitiva, denunciar el robo de unos votos que no se han emitido, que no se han podido emitir?

¿Qué sentido tiene decir a los pueblos de Guinea Ecuatorial: ¡dejad a Obiang con sus fraudes, eso es cosa suya y de su PDGE! Y pretender que se alcen contra lo que les es ajeno? ¿No es más lógico involucrarlos, hacer que se sientan parte del proceso, parte violentada del proceso, y alentarlos a defender por los medios necesarios, con un discurso claro y sin ambages, lo que les pertenece?

Los partidarios del boicot no se han percatado de la risa que subyace a su estrategia. Para ver con claridad esa risa, hay que ver primero cuál es el recurso de apoyo, el principal recurso de presión y fuerza de la misma: la “comunidad internacional”. ¿Os habéis fijado en los pronunciamientos de esa comunidad internacional? Algunos hablan de una jornada electoral calma, de una “ocasión perdida” (¿o sea que no piensan hacer nada?), que el régimen se avenga a las exigencias del pueblo, etc. Ninguna amenaza con medidas de corte diplomático, ni de naturaleza económico-financiera, ni de tipo intervencionista-militar (esa intervención que hace los sueños húmedos de algunos partidarios del boicot), ¡ninguna! Con independencia de su efectividad y eficacia. Si acaso, si acaso puede detraerse alguna amenaza de esos pronunciamientos, es cuando, a priori, responsabilizan al dictador, por su intransigencia, de lo que pudiera producirse… Pero, ¿qué puede producirse? Resulta que las cosas son así: nosotros desvinculamos a los pueblos de Guinea Ecuatorial de los procesos del dictador, luego acudimos a la “comunidad internacional”, y ésa le amenaza con la culpabilidad de un estallido de violencia de los pueblos. ¿Veis dónde está la risa?

Ahora alguien puede hacerse la pertinente pregunta: ¿sólo existe el marco de las elecciones del dictador para una posible acción política y social contra el régimen? Decimos que “sí”, y lo apuntalamos con dos razones:

-Porque no se puede legitimar lo que ya está deslegitimado. Como mucho, el que participa sólo puede ?deslegitimarse? a sí mismo; pero eso ya depende de la actitud con la que lo haga.

-Y porque arrancar en frío es harto difícil. Hace mucho convenimos en que la sociedad guineoecuatoriana no es una sociedad organizada, y que su déficit en la cultura de la reivindicación política y social es deplorable. El tiempo de las elecciones es único, especial, es el tiempo en el que se declara “oficialmente” la acción política, y tanto la oposición potencial, como la oposición simpatizante y militante, se vacunan contra el miedo impuesto por el sistema y los estigmas idiosincráticos ligados a la acción política y social reivindicativas.

¿Alguien encuentra hoy en día posibilidades reales de arrancar con esta sociedad en periodos interelectorales? Necesitamos más de las elecciones que el propio dictador.

¿Veis cómo persiste la risa?

Fuente: PROPIA

¡Nota importante!
El contenido de los artículos publicados no refleja necesariamente la opinión de la redacción de guinea-ecuatorial.net
Véase también la declaración sobre el uso de seudónimos