Democracia por petróleo, en África

Por Severo Moto Nsá.
Madrid.- 7 de julio de 2005. Hablar de cualquier Continente que no sea el africano, resulta muy fácil. Porque, aun cuando se trate de Continentes minados por un inveterado comunismo, o de países asaeteados por el fundamentalismo, o simplemente inmersos en las pacíficas ondas de la vida democrática, es fácil homogeneizar la vida y desarrollo de sus países con una marca clara y definida: Islámicos, democráticos, desarrollados, fundamentalistas, etc

Mi Continente, África, es un Continente tremendamente difícil de definir, como no sea con aquella definición socarrona y despectiva, pero desgraciadamente coincidente: “El Continente de los países en vías de subdesarrollo”.

Por eso, es muy difícil, y muchas veces pretencioso intentar generalizar sobre África Países claramente minúsculos en su extensión y población, junto a otros de imposibles dimensiones tanto geográfica como poblacionalmente.

Ningún país africano, por su grandes dimensiones de población y geografía; ninguno por sus reducidas dimensiones ha dejado de estar en “vías de subdesarrollo”.

Por una sencilla razón: Mientras el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; mientras la normalidad democrática; mientras las elecciones libres, transparentes y justas no formen parte de los elementos definitorios de la vida política, social y económica de los países africanos o por lo menos de alguno de ellos (grande o pequeño) todos están abocados masivamente a las “vías de subdesarrollo”. Es la marca de las tiranías

Dos mil cinco parece ser el año en que podría producirse la explosión de algo que en el año 1.994, creí descubrir en los Estados Unidos de América, a través de los documentos elaborados por el Instituto de Estrategias Avanzadas y Estudios Políticos. Algo así como el “Libro Blanco para África”, referidos a la decisiva presencia en África de los Estados Unidos de América. “El Petróleo de África: una Prioritario para la Seguridad Nacional de los Estados Unidos y el Desarrollo de África”. Seguridad nacional de los Estados Unidos y desarrollo de África. Dos objetivos imbricados

Recuerdo que mi interlocutora en el Departamento de Estado (1994), ante el entusiasmo que demostré tras la lectura de tales documentos, me dijo: “Bueno, son estudios de Institutos y personas particulares que no tienen que ver con el Estado y el Gobierno americano.”

Hoy, diez años después, casi de modo irreversible, los Estados Unidos de América ejercen de forma activa y decisiva una presencia en África en base a los documentos de referencia y en la necesaria doble dirección: política y económica.

Los Estados Unidos de América, pueden definirse, sin ningún género de dudas, como país que disfruta, cuida y protege los derechos humanos y las libertades fundamentales de su ciudadanía; un país inmerso en la normalidad democrática; que ejerce con estricta periodicidad las elecciones libres, transparentes y justas. Por lo tanto cabe esperarse de los Estados de América que su presencia en África rezume un mensaje de libertad, derechos humanos, democracia y elecciones.

Los Estados Unidos de América pueden igualmente definirse como país en pleno desarrollo económico; líder en tecnología punta; ducho en la ortodoxia financiera y capacitado para exportar desarrollo en todos los campos. Y llegan a África dotados de esta doble dimensión y capacidad.

Pero América llega a Àfrica, y sabe que se va a encontrar con un Continente viciado por los modos coloniales de las potencias europeas, alérgicas a las libertades y derechos humanos de los africanos; América, sabe que coincidirá con las potencias europea en su voracidad por expoliar (prontito, y bajo la protección de las porras, palos y armas de las fuerzas represivas coloniales) las riquezas del Continente africano. América es consciente de que se va a encontrar en África con la férrea oposición de los líderes africanos, reforzados por sus potencias colonizadoras europeas, a toda transparencia, a toda normalidad y a todo desarrollo. La sensación que se encontrarán en África es como si todo el continente estuviera diseñado desde Europa para estar eternamente en vías de subdesarrollo.

Tony Blair y G.W. Bush, parecen intentar traer el atractivo de llegar hoy a África con un diseño., Con un plan para África. Llama, sí, la atención, ese precipitado primer paso de condonar la deuda a países africanos atenazados por las dictaduras coloniales creadas por Europa que se han encargado de empobrecer a sus pueblos quedándose para sus cuentas particulares y familiares, todo el flujo de ayudas, créditos y deudas adquiridas en el exterior. Nadie sabe exactamente a quién se condona, si a los pueblos empobrecidos o a los tiranos que se han quedado con todo el poder económico y han envilecido a sus pueblos, en la miseria. Menos aún se entiende que se condone la deuda (por pequeña que sea...) a dictadores que con la explotación del petróleo se han subido todavía más alto en el desprecio tanto de los derechos y libertades de sus pueblos como de las voces de la Comunidad Internacional.

Todavía más desesperante es pensar que los “Papeles para África” del Centro de Análisis y Estudios Internacionales” de los Estados Unidos, y el plan de transparencia (“Di lo que pagas, di lo que recibes) diseñado por Inglaterra, van a chocar con la dura pared no solo de curtidos tiranos africanos, sino especialmente podrían esfumarse con el líquido diluyente de las potencias colonizadoras europeas.

Algo queda muy claro: Ni los grandes y atronadores conciertos musicales dedicados, desde Europa o América, a África, ni los gritos europeos, pidiendo que termine el hambre en África, ni la condonación de las deudas millonarias a sus “parteners” africanos dictadores; todavía más, ningún plan de inversión económica o proyecto de desarrollo económico fructificará en el Continente africano, a favor de sus pueblos, mientras se siga sembrando y despilfarrando dinero y medios sobre un terreno vacío de proyectos políticos capaces de asentar en África, el respeto de las libertades y derechos humanos, la normalidad democrática y las elecciones libres. Todo sonará a burla, desprecio y utilización fraudulenta del Continente.

Los Estados Unidos de América, Inglaterra y esos países englobados en el G-8 y que se proliferan hoy en reuniones por el mundo, deben saber que su credibilidad en la África normal, reivindicativa, es decir, la de los pueblos hambrientos y hundidos en la miseria por los tiranos dictadores, solo será posible, cuando Europa y el mundo colonizador de África aplique la misma decisión, tenacidad y “violencia” usadas para acaparar las materias primas, sembrando de dictadores a Toda África, a la hora de normalizar democráticamente el Continente. Es un reto imposible para Europa.(¿Tambien lo será para América?)

A cambio del desgarro del petróleo y gas que África está sufriendo hoy, Europa, América y otras potencias occidentales deberían lavar sus caras favoreciendo, la democracia en África. Y si el nuevo lema del G-8 fuera precisamente ese: “Democracia por Petróleo en Africa”, ¿quién se avergonzaría?



Fuente: Gobierno en el exilio

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