El piloto del Antonov AN-24B envió mensajes de socorro a través del canal de emergencia y el canal de control, pero los responsables del control de Malabo ubicado en la torre de control, no respondieron...porque no estaban.

Es decir que 10 minutos después del despegue del avión, los controladores se habían ido no se sabe a dónde.

Los controladores de Duala captaron la llamada de socorro, pero nada pudieron hacer. Cada dependencia aeronáutica se hace cargo de las comunicaciones bajo su responsabilidad, aunque otras dependencias reciban la llamada o sepan sobre una catastrofe inminente.

Los sistemas de radio disponen de unas grabadoras que funcionan las 24 horas del día, o sea que en las cintas están las llamadas de socorro del avión. Mañana mismo estos controladores deben estar despedidos como poco y en la cárcel por un delito grave de abandono de un puesto de alta responsabilidad. También podría ser que no hubieran habilitado el canal de emergencia. Como pocas veces se utiliza, podría ser que la radio de emergencia estuviera estropeada y como no llevan a cabo las oportunas comprobaciones periodicas, no se habrían enterado. Pero en todo caso no desplegaron el sistema de alarmas de la OACI y son por tanto responsables.

Evidentemente los trabajadores de Guinea están desmotivados y desmoralizados. Saben que el ministro del ramo se salta olimpicamente las normas y ellos son unos pobres funcionarios sin autoridad para obligar a un ministro a que cumpla la Ley. Esa situación la ha creado el presidente Obiang Nguema.

Por otro lado parece que varios restos humanos han quedado en el lugar del siniestro. Obiang ordenó terminar con las labores y hacer el entierro macabro a toda prisa. Algunos restos están en los árboles y ahí han quedado.

Parece que tampoco se va a investigar las causas del siniestro. Obiang, un presidente de ficción, se ha quedado con la caja negra del avión. La caja negra es una evidencia del crimen que se ha cometido, del crimen que ha cometido Obiang con el descontrol desenfrenado a causa del frenesí por hacerse ricos sus familiares sin vergüenza ni miramiento. Después del escándalo del Riggs, Obiang no se ha replanteado su forma salvage de hacerse con los dineros de los guineanos. Prefiere pagar sumas millonarias a unos gabinetes de imagen en lugar de cambiar su forma de hacer las cosas.

El número de 60 que ha dado Obiang, no coincide con el número real de muertos, que sigue siendo de 90 según estimaciones de la policía del aeropuerto. El cálculo macabro fué contar las piernas y dividarlas por 2 y cuando la cifra llegó a 60 se dió orden de terminar con la búsqueda. Muchos de los llorados permancen con sus restos sobre los árboles o en las hondonadas de los montes de Baney, esperando la eternidad.

La vida de las personas para Obiang tiene poco valor, acostumbrado como está a extinguirla sin miramientos.

En este triste episodio se ha puesto de manifiesto lo más abyecto y ruin del sistema de poder de Obiang: caos, desinterés, desorganización, desprecio por la vida, irresponsabilidad, corrupción, incapacidad y embrutecimiento.
Más no puede haber en parte alguna. Obiang ha perdido toda sensibilidad y toda razón.

Nvo Zang Okenve
Foro Solidario por Guinea Ecuatorial



Fuente: interna

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