Madrid.- 20 de julio de 2005. La estrategia de la dictadura basada en la ocultación de hechos y en la contradicción de datos no está consiguiendo dar carpetazo a este asunto y sepultarlo junto con los muertos. El entierro masivo de 60 víctimas se convirtió en un macabro aquelarre en el que el diablo en persona acudió a bendecir a Obiang y a sus fieras. En Malabo hay personas buscando a sus parientes entre los muertos, con fotografías; un padre que embarcó a sus cuatro hijas en el avión solo ha enterrado a dos. Malabo, capital del dolor.

Los relatos de los testigos del rescate de los cuerpos son dignos de una novela de terror. Los cuerpos de los no rescatados aun se encuentran dispersos por el suelo o colgando de las ramas de los árboles del bosque de Baney. Obiang entierra los restos de 60 guineanos que fueron las que los matarifes del dictador pudieron recomponer para minimizar ante el mundo y ante el pueblo lo que es ya un escandaloso crimen contra la vida de personas inocentes.
Obiang, su clan, la dictadura, sus instituciones, sus jefes, sus mandos, sus cabecillas, han mostrado un total desprecio por la vida de los ciudadanos de Guinea Ecuatorial. Son responsables directos. Son asesinos. Al mundo le aseguraban que harían frente a los gastos del entierro, mientras los sepultureros sellaban con tierra y con silencio la dignidad de la dictadura. Obiang Nguema intenta eludir su responsabilidad ante el pueblo y ante el mundo. No vamos a permitirlo.

Los hechos hablan por sí solos: los muertos en el accidente son 90 o más, pues se sabe de una cantidad no determinada de bebés que viajaban en los brazos de sus madres. Según la policía del aeropuerto el avión iba sobrecargado y “se dudaba de que pudiera tan solo despegar”. El piloto emitió una llamada de socorro que no fue oída pues no había nadie en la torre de control. Hasta el Gobierno en el exilio han llegado mensajes de auxilio de ciudadanos que nada sabían de sus familiares y amigos y que no están en la lista de fallecidos. La dictadura, que empezó reconociendo solo 35 víctimas se enfrenta a una querella mundial por el homicidio de al menos 90 inocentes, casi todos jóvenes. El Gobierno en el exilio no cejará en su empeño de sentar a todos los criminales por todos los crímenes ante un tribunal de Justicia.

El Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio exige el cese y detención inmediata de los responsables máximos de la Masacre de Baney, empezando por el dictador y terminando por todos los que permiten que día tras día se manche con sangre la dignidad del pueblo guineo ecuatoriano.

El Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio ruega a todos los familiares y afectados por esta masacre que presenten ante los tribunales competentes la legítima reclamación e indemnización por la muerte de sus seres queridos. Rogamos a las familias y afectados que denuncien a los cobardes carceleros de la dictadura para poner freno a esta oleada de caos que está acabando con la vida de nuestros hombres y mujeres.

El Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio ruega a los familiares afectados por esta negligencia criminal de la dictadura que establezcan contacto con nosotros a fin de facilitarnos datos que nos permitan llevar ante la Justicia, allá donde se encuentre, a Obiang Nguema y sus secuaces, para que de una vez por todas paguen por sus incontables crímenes.

El Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio exige la salida inmediata del país del gobierno dictatorial y que se instauren condiciones que hagan posible la creación de un Gobierno de Unidad Nacional que saque a nuestro país del caos y lo conduzca a un legítimo estado de libertad y bienestar para todos los habitantes de Guinea Ecuatorial.

Desde el Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio hacemos un llamamiento a la comunidad internacional, a las Naciones Unidas, a la Unión Europea, a los Estados Unidos y a todos las naciones y organizaciones que se definen por su respeto al derecho y a la justicia que pongan en marcha mecanismos para poner fin a la dictadura de Obiang Nguema, antes de que sus crímenes de conviertan en verdaderos genocidios.

¡Basta ya! ¡Cambio ya!



Fuente: Gobierno en el exilio

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