GUINÉE EQUATORIALE | LIBERTÉ DE LA PRESSE
RAPPORT
marzo de 2006

ASOLPEGE_Libre
Asociación para la Libertad de Prensa y
de Expresión en Guinea Ecuatorial


Propaganda triunfalista y lavado de imagen. El embajador de EEUU en Guinea Ecuatorial se une a la dictadura


En noviembre de este año 2006, se cumple el primer decenio del nacimiento de la Asociación de la Prensa de Guinea Ecuatorial (ASOPGE), fundada por un reducido número de periodistas independientes, hoy en día desaparecidos del escenario periodístico nacional por la política de hostigamiento y exclusión social que mantiene la dictadura de Malabo contra los profesionales de la prensa independiente. Fermín Nvo Mbomio, Antonio Ndong Ayong , Sinecio Ngua Esono, el difunto Ramón N’nar Nsie y Pedro Nolasco, promotores de la prensa independiente en Guinea Ecuatorial, que pronto murió en el combate por la intransigencia gubernamental hacia las libertades públicas y los derechos fundamentales, fueron huyendo paulatinamente del escenario, preocupados por su seguridad e integridad.

Como único delito, estos profesionales vieron claro la necesidad de organizarse en gremio para forjar la existencia de una prensa libre, independiente y plural en Guinea Ecuatorial, creando la ASOPGE, que sería autorizada ocho meses más tarde durante la conferencia sobre “Prensa y Democracia en África Central”, celebrada en agosto de 1997 en Malabo, aunque en realidad, fue una fullería más de la dictadura para escaparse de las críticas internacionales, como se demostraría poco más tarde, cuando comienza la represión contra la ASOPGE y el reducido número de periodistas independientes a su frente.

Reafirmando su política hostil hacia la prensa independiente y sus profesionales, en 2003, el Gobierno, a través del ministerio de Información, institucionalizó la ASOPGE como un órgano más del departamento y puso a su frente a un grupo de pseudo-profesionales de los medios gubernamentales. El país centroafricano no tiene prensa independiente ni permite el libre ejercicio del periodismo.

Frente a esa adversidad, muy de sobra conocida por todos, aparece una revista progubernamental que, editado por un empresario español muy amigo del régimen, se pretende presentar como “modelo” de libertad de prensa en el país.

La “Gaceta” de Guinea Ecuatorial ha celebrado recientemente y en lo más alto su primer decenio, durante el cual ha sacado a la venta cien ejemplares. La dictadura está contenta y dice que es un “triunfo” de la libertad de prensa en Guinea Ecuatorial. El régimen y sus secuaces rinden homenaje no solo a la revista sino a la libertad de prensa en Guinea Ecuatorial.

Parece muy insensato, si no menos, porque se trata de la habitual propaganda triunfalista que tanto gusta a la dictadura ante su incapacidad y falta de voluntad política para instaurar una auténtica transición política en el país, donde la prensa libre e independiente desempeñe su papel.

La mayor sorpresa ha sido, sin embargo, el vergonzoso punto de vista del embajador de Estados Unidos para Camerún y Guinea Ecuatorial, que se ha sumado a la apología propagandística de unos valores democráticos tan pisoteados en Guinea Ecuatorial, como la libertad de prensa, de opinión y de expresión. El embajador Niels Marquadit, en una carta publicada en la revista dice textualmente, dirigiéndose al director Roberto Martín Prieto: “Este acontecimiento importante refleja el papel vital que su periódico ha desempeñado en el desarrollo de una prensa libre en el país, así como ser una fuente de la información para todos los ecuatoguineanos. Espero que este jalón anime aún más la diversidad en las opiniones públicas expresadas por los medios y la gente de Guinea Ecuatorial”.

Las declaraciones del embajador son insultantes, si no una clara ofensa a la situación de las libertades públicas en Guinea Ecuatorial y fundamentalmente, la libertad de prensa, de opinión y de expresión.

Resulta sorprendente y muy llamativo que, mientras el departamento de Estado norteamericano da crédito en sus informes sobre la persistente y sistemática violación de los derechos humanos y las libertades públicas en Guinea Ecuatorial, el embajador de Estados Unidos se dedica a cantar la demagogia y a predicar el narcisismo político a favor de un país conocido internacionalmente por sus atrocidades en materia de las libertades públicas y derechos fundamentales.

Empero, no es de extrañar. Todo lo que orea a Guinea Ecuatorial se ha convertido en un negocio. El maltrecho régimen dictatorial de Teodoro Obiang mantiene a sus pies a las multinacionales norteamericanas que explotan el crudo en el país y el embajador no puede quedar al margen del botín, como casi todos los diplomáticos occidentales y funcionarios de las instituciones internacionales que cooperan con Guinea Ecuatorial. El petróleo y sus dividendos les ha cegado los ojos y han relegado al segundo plano el respeto de los derechos humanos y las libertades públicas en favor de los beneficios económicos. Los países occidentales y sus gigantescas multinacionales rivalizan por el saqueo de las riquezas provenientes del petróleo. No en vano, pretenden contentar a la dictadura mediante sus declaraciones e informes institucionales, aun cuando con ello ridiculiza su prestigio y el de los países que representan.

El décimo aniversario de la “Gaceta” ha sido presentado por los acólitos del régimen como el panacea de la libertad de prensa en Guinea Ecuatorial, como se desprende de los discursos propagandísticos emitidos, entre otros, por el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Sergio Esono Abesó Tomo; el ministro de Información, Turismo y Cultura, Alfonso Nsue Mokuy y el Rector de la Universidad Nacional, Carlos Nzé Nzuga.

La Gaceta es una revista progubernamental que se edita en España y se ha convertido en el único medio del país con periodicidad regular, gracias a las sumas millonarias que obtiene de los anuncios publicitarios de las principales empresas del país, fundamentalmente las petroleras norteamericanas, que invierten importantes sumas de dinero para anunciar sus actividades en la revista. El consejo de Administración de “La Gaceta” está dirigido por un prohombre del régimen, Agustín Nzé Nfumu, ex ministro de Información y actual embajador de Guinea Ecuatorial en el Reino Unido.

La revista está caracterizada por su propaganda informativa sobre las actividades del régimen y de las empresas privadas, pero en el plano profesional, practica un periodismo mediocre, minado por la falta de ética profesional, descuido lingüístico y falta de ortodoxia seccional. En un entorno periodístico profesionalizado, esta revista desaparecería automática del mercado, a no ser que se adapte a las exigencias del público lector. Peor es todavía, cuando en una sociedad que se supone que ha reconocido en su constitución el pluralismo político, la revista no resalta en ninguna de sus 100 ediciones la diversidad de opinión ni el parecer de las demás formaciones políticas.

Su director, el español Roberto Martín Prieto se ha convertido en el principal gestor de los medios de comunicación social de titularidad estatal y uno de los hombres claves del ministerio de Información. Junto a Agustín Nzé Nfumu, institucionalizaron la Asociación de la Prensa de Guinea Ecuatorial a mediados de 2003. Martín Prieto es un personaje especialmente peligroso en el sector periodístico nacional, que maquina cerca del régimen para perseguir a los periodistas independientes e impedir el nacimiento de otros medios de comunicación social, para evitar la competencia y seguir monopolizando como desde hace diez años el mercado periodístico del país. Las propias autoridades oficiales le llaman “mundologo” y dicen que “La Gaceta es la verdadera imagen de la Guinea Ecuatorial del siglo XXI”. Una imagen, si no menos, desvirtuada sobre la realidad sociopolítica, económica y cultural del país; o, sea, un panfleto presentado en formato publicitario y dedicado mas bien a las relaciones públicas (por sus mensajes y anuncios publicitarios) y a la propaganda gubernamental, si no ideológica.

PUBLICIDAD FORZADA PARA LOS MEDIOS AUDIOVISUALES
El régimen de Malabo ha obligado a todas las empresas privadas del país a difundir spots publicitarios en los medios audiovisuales estatales, que funcionan bajo absoluto control gubernamental. Netamente, la dictadura insta a las diferentes empresas ser clientes privilegiados de radio televisión, mediante anuncios publicitarios que serán pagados en la tesorería general del Estado o en su caso en la propia dirección de radiotelevisión.
El régimen pretende de esta forma apoyarse en las empresas privadas para financiar los medios audiovisuales, que durante décadas han venido acusando una carestía de financiación gubernamental. Los medios estatales están en una constante crisis financiera, minada además por su falta de profesionalidad y de una programación que se ajusta a la demanda de la audiencia. Carecen de la más mínima autonomía informativa y son puros instrumentos gubernamentales al servicio de la dictadura, dedicados única y exclusivamente al narcisismo político y a la propaganda ideológica del régimen en plaza.

Los pocos ingresos publicitarios que obtiene son desviados a los bolsillos y las cuentas personales de los altos dirigentes del ministerio de Información, en un país sumido en una de las corrupciones institucionales más galopantes del mundo.

Los importantes ingresos provenientes de la explotación petrolera si quiera han permitido que doce años después el régimen se interese por la modernización de los medios audiovisuales que, en la actualidad, presentan la estructura técnico-profesional más primaria de la región centroafricana. La explicación hay que buscarla en el desinterés y en el miedo del régimen que teme que los profesionales bien preparados son un arma de doble filo en los medios públicos.

Sin embargo, extraña la “voluntad” política de la dictadura en promocionar al país a nivel internacional, con pagas multimillonarias a grupos mediáticos, que dedican ediciones especiales y en el sentido que dicta la dictadura, sobre la situación sociopolítica y económica del país. El caso más reciente, ha sido la puesta en marcha de una revista centroafricana denomina “Afrique Info”, que ha consagrado sus primeras 200 páginas a hacer la propaganda a una de las peores dictaduras que perviven en el mundo.

CENSURA EN RTV ESTATAL
A mediados del pasado mes de febrero, la dirección general de radiotelevisión censuró el programa televisivo “La Tertulia”, por haber emitido críticas en contra de ciertas decisiones gubernamentales. La dirección del ente se apoyó en instrucciones jerárquicas del ministerio de Información, después de que algunos invitados al programa se pronunciaran en contra de la decisión del Gobierno de sustituir los taxis actuales por vehículos de marca Mercedes Benz. Los invitados criticaron duramente esta decisión que consideraron “completamente inadecuada en un país en el que la pobreza está siempre presente”, a pasar se de sus ingentes recursos económicos provenientes del petróleo.

En diciembre, los invitados de este mismo programa denunciaron también “la extrema pobreza” que mina Guinea Ecuatorial, señalando como causa “la mala distribución de la riqueza nacional”.

Parece y como era lógico, que las autoridades guineanas les ha dado miedo el tono directo que adoptaban los debates del programa, en unos medios habituados a la propaganda ideológica del régimen.
La censura es moneda de curso legal en los medios gubernamentales guineanos y regularmente sus profesionales son castigados, amonestados o expulsados de la plantilla, cuando sus puntos de vistas, por más blandas que sean, rayan la línea informativa de los medios estatales de crítica cero a la política gubernamental.

EL MINISTRO DE INFORMACIÓN EN EL PARLAMENTO
El denominado grupo Mixto que lidera el partido de la oposición Convergencia para la Democracia Social, CPDS, en el parlamento progubernamental guineano, interrogó en las últimas sesiones parlamentarias de finales de 2005 al ministro de Información, Turismo y Cultura, Alfonso Nsue Mokuy, miembro de la oposición “domesticada” y de un partido integrado en la dictadura.

La CPDS, que cuenta con dos escaños frente a los 98 del gubernamental PDGE, interrogó al ministro sobre la política informativa de su departamento, la falta de pluralidad en los medios estatales y de una programación adecuada, entre otras. La oposición no tiene acceso a los medios estatales, salvo en ocasiones bien calculadas como en las campañas electorales y los medios audiovisuales nunca difunden sus actividades como lo hacen con el gobernante PDGE, que junto al régimen controlan los medios públicos. La radiotelevisión, siempre según la oposición, carece de producción propia y de programas formativos, además de hablar muy mal el español.

A pesar de los supuestos acuerdos firmados entre el Gobierno y la oposición sobre el acceso de éstos últimos a los medios públicos, el ministro se apoyó en el “lenguaje” de ciertos partidos de la oposición para excluirles de los medios públicos. Según Nsue Mokuy, “todas las formaciones no utilizan el mismo lenguaje en los medios nacionales o extranjeros. Unos eran moderados y respetuosos con los demás y otros se libraban a un ejercicio continuo de insultos e injurias tratando así de mancillar el nombre y el honor de otros”. En su opinión, “el PDGE como el partido de mayor implantación en el país, tenía derecho a mayor presencia en los medios de comunicación social del Estado”.

La intervención del ministro de Información ante el parlamento fraudulento de Guinea Ecuatorial deja más que clara cuál es la orientación política del régimen de Malabo hacia la libertad de prensa. La concepción que tiene de los medios estatales no difiere en nada de la que tiene de la prensa independiente, que igualmente debe estar al servicio de la propaganda triunfalista si quiere tener algún espacio en el escenario periodístico nacional.


ETERNA DESESPERACIÓN
La posibilidad de que en Guinea Ecuatorial surja una prensa independiente puede considerarse, a estas alturas de la cuasi transición política que se decretó oficialmente en 1991, como un rotundo fracaso. Después de la Declaración de Windhoek de 1991, sobre el fomento de una prensa independiente, libre y pluralista en África, Guinea Ecuatorial sigue siendo el único Estado cuasi democrático del continente donde no existe prensa independiente ni se tolera el libre ejercicio del periodismo. Allí, la libertad de opinión y de expresión son graves delitos que a lo largo de los años han conducido, hasta en la actualidad, a numerosos ciudadanos en las prisiones, donde fueron sistemáticamente torturados.

En este escenario, cada vez más sombrío, los profesionales de la prensa independiente están desesperados, sobre todo, cuando con todos los medios a su alcance, han agotado todos los intentos tendentes a cristalizar el nacimiento de la prensa independiente en el país. Incluso, desde la diáspora, dichos intentos también han sido en vano.

Este fracaso, compartido por la sociedad guineana, que no tiene acceso a una información veraz para hablar con propiedad y participar en el debate público sobre los asuntos de su país, ha sido favorecido en primer lugar por la intransigencia de la dictadura, la falta de apoyos efectivos de las instituciones internacionales garantes de la Declaración de Windhoek y la falta de financiación interna.

En ambientes sociopolíticos muy difíciles y hostiles a la libertad de prensa como es el caso de Guinea Ecuatorial, los profesionales del periodismo partidarios de una prensa independiente, necesitan de esos tres apoyos para forjar con su intrepidez en el combate, la existencia de una prensa libre e independiente. Esa, precisamente, la lectura que se puede hacer de los países africanos que han pasado por experiencias similares. El caso de Guinea Ecuatorial es tan insólito como inexplicable en este sentido, donde ni los propios nacionales ni mucho menos alguna que otra mano internacional haya interesado por el fomento de una prensa independiente en el país, muy imprescindible en la lucha por la democratización y las libertades públicas en un país sumido en una de las peores dictaduras desde 1969.
















Fuente: ASOLPEGE_Libre

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