Por: Dr. Samuel Mbá Mombé (Médico)

Nuestra responsabilidad como ciudadanos de hecho y derecho nos impone a superar el miedo plantando cara al régimen a fin de conseguir la apertura de un verdadero proceso democrático en Guinea Ecuatorial. El miedo no hará que perpetuar el sufrimiento del pueblo por los impactos negativos de la nefasta gestión política y socio-económica de los sucesivos gobiernos impuestos a nuestros pueblos por un régimen basado en la injusticia y en la violación sistemática de los derechos más elementales que asisten a todo ciudadano en cualquier Estado de Derecho.

La idea de reorganizar la oposición es una clara manifestación de la gran preocupación de casi todos los guineanos por la situación de CRISIS socio-política y económica que atraviesa nuestro país desde su accesión a la soberanía nacional e internacional. Ya que esta CRISIS azota a todas las capas sociales, la reorganización de la oposición se hace necesaria a fin de elaborar estrategias que permitan reconducir a Guinea Ecuatorial hacia los derroteros de la UNIDAD, PAZ y JUSTICIA de todos sus hijos sin discriminación de ninguna clase.

Si bien hay que señalar que todas las iniciativas llevadas a cabo hasta la fecha no han producido los efectos deseados por la cerrazón e intransigencia del régimen en plaza, también hay reconocer que los propios actores políticos han propiciado directa o indirectamente la persistencia de esta situación. Como botón de muestra, de los “13 partidos políticos” legalizados en la década de los ’90, teóricamente sólo uno queda intacto mientras el resto se han transformado en lo que se conoce como “mayoría presidencialista” es decir, acólitos del gubernamental PDGE. Aquí se puede excluir algunas fracciones disidentes que resisten a ser fagositados por el régimen.

Esta situación sólo ha agravado el actual clima de crispación política que a corto o a largo plazo podría tener consecuencias imprevisibles e irreparables para nuestro país. Agotados todos los esfuerzos por convencer y hacer entrar en la razón al régimen de la necesidad imperiosa de unas negociaciones serias y transparentes con todos los actores políticos y sociales (interior y la diáspora), y ante la cruda realidad de la inexistencia actualmente de una oposición creíble, es obvio que ésta se reorganice en busca de salidas de la CRISIS.

Afortunadamente no soy de los que creen en los milagros sino en el esfuerzo cotidiano por alcanzar algún objetivo. Es en base a esta realidad que propongo una NUEVA OPOSICION cuya acción estará basada precísamente en el esfuerzo es decir, en el trabajo para alcanzar sus fines. Una oposición sin complejos, sin tutelas ni paternalismos. Una oposición no entreguista, no corrupta ni manipulable. Una oposición compuesta de personas con una solvencia moral y profesional probadas y con una trayectoria política en las filas de la oposición digna de encomio.

Creo que deberíamos ser respetuosos con nuestro pueblo que espera ante todo soluciones a su desesperada situación. La política del ruido y de falsas promesas no podrá atirar la atención del Pueblo si bien la indiferencia y la desconfianza respecto a la oposición seguirán siendo la nota dominante. Propongo una nueva oposición capaz de concienciar y a movilizar a la población para exigir abiertamente sus derechos inalienables. Una oposición al frente de la que estarán unos responsables dispuestos a luchar codo a codo con su pueblo es decir, dispuestos a operar en el terreno asumiendo todos los riesgos que conlleva dicha empresa.

Algunos dirán que es una utopía pero ninguna revolución se puede ganar a distancia. Si dejamos al adversario operar sólo en el terreno es porque le damos todas las ventajas para seguir con su agosto. Otros dirán que es una operación arriesgada y me pregunto si estos piensan que la dictadura estaría dispuesta a hacer concesiones sin un rival que lo empuje a ello? No se puede querer ir al cielo temiendo la muerte. Todos somos conscientes del riesgo que supone esa operación y de lo que es capaz la dictadura pero si queremos la libertad es decir, el fin de ésta, entonces hay que afrontarla con todas las consecuencias. Pero si tenemos miedo a la muerte lo mejor sería tirar la toalla y no seguir con los espectáculos circenses que desde hace años estamos presentando al mundo para dar la sensación de que algo se mueve. Lo que es cierto es que la dictadura no podrá matarnos a todos. La lucha por la libertad a veces se paga caro pero al final se consigue.

Desde esta visión de cosas se debe medir la seriedad de los que decimos ser opositores a la dictadura.¿Quiénes están o estarían dispuestos a regresar al país para hacer una verdadera oposición sobre el terreno? ¿Somos capaces de asumir este gran reto? La respuesta a estos interrogantes es por supuesto la llave de todo lo que se quiera hacer.

Por razones obvias, no puedo presentar aquí las propuestas estratégicas para la materialización del proyecto reservándolo para encuentros posteriores. Por de momento sólo deben pronunciarse los que están decididos a participar sin ambigüedades y con responsabilidad en la nueva marcha. Yo me apunto como primero en la lista esperando que los demás compatriotas sigan el ejemplo. Lo que debe quedar claro es que muchos serán los llamados pero muy pocos serán los escogidos. Nos conocemos bastante y cada uno de nosotros es conocido por su trayectoria en la oposición y fuera de ella y es a partir de ahí que se establecerán criterios de admisión a fin de evitar infiltraciones de personas con una reputación nada agradable e incompatible con las nuevas orientaciones.

En todo caso, las puertas quedan abiertas para todos los guineanos y guineanas. Ha llegado ya la hora de la verdad. Basta ya de echar carne a las fieras. Demostremos al mundo y a nuestro pueblo lo que somos capaces. Guinea Ecuatorial espera ansiosamente ahora más que nunca a su oposición.


Fuente: LD

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