En el exilio, 9 de septiembre de 2006

Otoño


El caliente verano se fue atronador, tras agotar su ciclo vital. El otoño llega cansino pero despiadado, anunciando un triste invierno.
Las espectativas del verano se han evaporado con el nombramiento de Ricardo corazón de leon, abogado del tirano, como nuevo primer ministro.
Otra vez las espectativas se evaporan, como mil veces atrás en el tiempo.
Llevamos esperando el cambio desde el alba de la tiranía del primer tirano. Siempre esperando el milagro.

Ahora con el otoño se anuncia el viaje del tirano al corazón del imperio, donde deberá explicar su deriva respecto a la ruta trazada. Se habla de hojas de rutas y de pactos donde el imperio habría exigido el fin del holocausto guineano al tirano del Golfo de Guinea. Pero nadie, aparte del mensajero oculto, ha visto tales pactos de rutas. El mensajero es el hombre ubicado en la cumbre que parece verlo todo. Dice que el imperio está molesto con el tirano-esclavo porque no ha iniciado el cambio. Pero los demás vemos que imperio y esclavo se están repartiendo el oro liquido azabache y que nuestros llantos y dolores son pura nadería para sus cuerpos de reptil.
Dicen que el imperio volverá a recordar al tirano que la ruta iba hacia un pais llamado libertad, donde las riquezas donadas por la naturaleza serían repartidas con la norma de la justicia y donde la dignidad del hombre es del máximo respeto de los poderes públicos. Eso dice el hombre en la cumbre, natural de la tierra de Engón y de la tribu de Ekán. Con sus catalejos dice que ve lejos en el tiempo y en el espacio.

Será todo eso verdad, pero la verdad es cruel para los guineanos. Siempre que corremos tras un vergel en el desierto, al poco descubrimos que es un espejismo en el camino ondulante que nos retorna de nuevo a la próxima estación, desde donde recorreremos el calvario que nos tiene sometido el anticristo tirano. El hombre de Ekán es otro espejismo atrapado en la arena sofocante del calvario desierto.

El tirano ha vencido a la razón y a la vida, antes incluso que atronara el verano que se aleja. El tirano no tiene hojas de rutas, ni rutas deshojadas. El tirano reparte oro a raudales para blindar su reinado cruel. El blindaje brilla con una luz llamada impunidad. El tirano se sabe poseedor de atributos diabólicos como la impunidad y la inmunidad. Ha matado al Hombre y ha esclavizado a niños, ancianos y mujeres. Tiene mil hijos de mil mujeres que arrastró a su cama. Tiene mil estrellas que valen un millon de dolares y que iluminan su paso cuando camina entre reyes. Tiene mil muertes que nos matan a los que no nos ciega su luz maligna.

Este otoño no será otra esperanza que se marchite, será quizá el otoño que anuncie el frio invierno y nada más.



Fuente: propia

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