Foto: Obiang, demacrado, en una imagen actual. www.guinea-ecuatorial.org

Madrid.- 25 de septiembre de 2006. La salud del dictador Obiang Nguema ha empeorado ostensiblemente en las últimas semanas. Fuentes cercanas al dictador transmiten la agonía de un asesino al que cada vez le queda menos tiempo a través de un informe médico al que ha tenido acceso el Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio.

El Ministro de Sanidad del Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio, Doctor don Amalio Buaky, médico en el sistema sanitario español, analiza estos datos y ofrece un pesimista diagnóstico que despeja las dudas acerca de la salud del dictador, pese a que la propaganda oficial del régimen desmienta cada información que aparece en este sentido. Obiang se muere. Los días de la dictadura están contados. El pronóstico que arroja este informe es de extrema gravedad, pudiendo producirse el desenlace en cualquier momento.

Según este informe médico El Dictador sufre de inapetencia extrema, astenia, gran pérdida de masa corporal aproximándose su peso a los 40 Kg. Mentón prominente y cráneo engrandecido en relación a la masa corporal. Según este informe Obiang sufre además de anemia, con algo más de 2.250.000 hematíes y de 9- 10 g de hemoglobina y un hematocrito de 23. Esto provoca que Obiang tenga que recibir continuas transfusiones de sangre.

El informe médico describe unas constantes vitales propias de un agonizante, presentando una bradicardia de 58 latidos por minuto, una tensión arterial de 100/60 m/m de Hg. Según este informe la respiración del dictador es fatigada y larga -11 a 13 movimientos respiratorios por minuto- ; esta respiración se convierte en jadeante a la menor actividad, por lo que el Dictador de Guinea Ecuatorial, realiza sus movimientos lentamente. Su pulso es lento y filiforme con algunos extrasístoles.

El diagnóstico final que cita el informe médico es de caquexia tumoral y anemia severa, consecuencia de la larga enfermedad que padece. El pronóstico es de extrema gracedad o terminal-

La salud del dictador es una vez más la salud de un régimen que agoniza, al igual que el tirano que lo dirige. La polémica está servida. Comienza ahora la lucha por la sucesión ante la cercana muerte del dictador.




Fuente: Gobierno en el exilio

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