Teodoro Obniang, presidente de Guinea Ecuatorial, visita esta España semana

El amigo peligroso [visita el reino de España]. Obiang ejerce un implacable autoritarismo sobre su desventurado pueblo

Revista de Prensa.

VICTORIA MARTÍN. TIEMPO , 13| 11| O6
El ministro Miguel Ángel Moratinos quiere normalizar las relaciones con Guinea Ecuatorial. “Normalizar” es el término diplomático elegido por el ministro y que repiten los portavoces del Ministerio [Asuntos Exteriores] para explicar por qué Madrid recibe a un dictador cuya represión condenan todos los organismos internacionales, empezando por la ONU. Uno de los principales obstáculos era, hasta hace unos meses, Severo Moto, un dirigente opositor exiliado en España acusado de un golpe de Estado fallido contra el presidente ecuato-guineano, Teodoro Obiang. A finales de 2005 le retiró el derecho de asilo y ahora Obiang espera que España lo devuelva a Guinea Ecuatorial.

Pero los más molestos con el Gobierno de Rodríguez Zapatero son los miembros de la oposición en Guinea Ecuatorial [...].

La semana pasada la ONG Transparencia Internacional dio a conocer su informe anual, y Guinea Ecuatorial aparece como el décimo país más corrupto del mundo. Ya en 1993 ésta fue la razón por la que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional cortaron sus programas de ayuda. Desde que se descubrieron yacimientos de petróleo, el país es demasiado rico como para beneficiarse de los programas financieros que existen para los más pobres [...]

GUINEA, EL MILAGRO INÚTIL

ALFONSO S. PALOMARES. TIEMPO, 13 |11 |06
Antes de entrar en una breve radiografía sobre la situación de Guinea Ecuatorial quiero explicar lo de “milagro inútil” que domina el título. El milagro llegó con la aparición del petróleo a comienzos de los noventa.

La palabra milagro se pronunció en alocuciones públicas por algunos dirigentes y resonó como un eco en los marginados y desamparados sectores populares. Aquellos días los condenados de la tierra, más del 80 por ciento de los guineanos, miraban al futuro con los ojos enfebrecidos de la esperanza. Parecía que, al fin, un dios benévolo se había acordado de ellos. Incluso acudieron a los santuarios coloniales a dar las gracias a la Virgen y a los santos. También se hicieron ritos animistas.

Fue un milagro la aparición del petróleo, pero un milagro inútil para el pueblo, porque hoy, casi quince años después, la pobreza atenaza a la mayoría de la población, a pesar de haberse multiplicado los ingresos por la exportación de los recursos energéticos, tanto por el volumen de la producción como por el aumento de los precios en los mercados mundiales.

Ha mejorado la balanza de pagos y las macrocifras económicas. Guinea Ecuatorial es un país rico, casi podíamos decir que muy rico, pero esta riqueza solo aprovecha a la pequeña minoría que forma parte del entramado del Estado. Y sobre todo a la familia del presidente Teodoro Obiang Nguema, que ejerce un implacable autoritarismo sobre su desventurado pueblo. Lleva 27 años en el poder, ejerciéndolo con mano dura siempre y a veces con violencia. De la democracia solo mantiene algunos ritos.

Las relaciones con España siempre fueron difíciles, a pesar de que antes de la aparición del petróleo y durante muchos años el presupuesto se confeccionaba, en buena parte, sobre la ayuda española.

El malestar de España hacia Guinea tenía razón clara: la distribución de esa ayuda se hacía como ahora se hace con las rentas del petróleo, se quedaba en las redes de los allegados al poder. Por eso, los paisajes de la sanidad, la educación y asistencias sociales presentaban y presentan un rostro dramático.

Las tensiones aumentaron en los 90 cuando el Gobierno español empezó a condicionar la ayuda a las reformas políticas e institucionales. En una palabra, presionaban para que el régimen de Obiang diera unos pasos creíbles hacia la democracia. No los dio y sigue sin darlos.

Visita a González
En una visita de Obiang a España tuvo lugar a las puertas de Moncloa una tensa escena que no pasó a más por la intervención personal de Felipe González. Los escoltas de Obiang, parece que en su mayoría marroquíes, querían acompañar armados a su jefe hasta el interior del Palacio mientras mantenía una reunión con el presidente español. Los servicios de seguridad españoles se negaron, y para frenar a los del guineano, Felipe les manifestó que la protección de Obiang estaba bien asegurada.

El gran recorte de la ayuda española se produjo cuando el Gobierno de Malabo expulsó al cónsul español en Bata. Fue la tensión caliente. Para entonces apareció el petróleo para salvar a Obiang, que pudo elaborar sus cuentas con los dineros que dejaba el petróleo. Las cosas siguen así: País rico, pueblo pobre.










Fuente: TIEMPO

¡Nota importante!
El contenido de los artículos publicados no refleja necesariamente la opinión de la redacción de guinea-ecuatorial.net
Véase también la declaración sobre el uso de seudónimos