GUINÉE EQUATORIALE | LIBERTÉ DE PRESSE – LIBERTÉ D’EXPRESSION

ASOCIACIÓN PARA LA LIBERTAD DE PRENSA
Y DE EXPRESIÓN EN GUINEA ECUATORIAL
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RAPPORT PRESSE | octubre de 2006
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Vago gabinete ministerial: cuatro miembros de gobierno en el sombrío ministerio de información

La prensa gubernamental funciona anquilosadamente y la independiente a penas existe, mientras la rtv pública, agonizada por una obsoleta tecnología y la mediocridad profesional, se limita al narcisismo político y a corear la tiranía del régimen. Lejos de financiar la prensa y los medios audiovisuales, la dictadura prefiere inflar el sector con vagos ministros y altos cargos que cobran supersalarios y despilfarran los fondos públicos.



INTRODUCCIÓN
Gobierno bananero en una república bananera, minado por un régimen étnico-tiránico que hace alarde igualmente de una democracia bananera a imagen y semejanza de su déspota y la oligarquía dominante. Guinea Ecuatorial, minúsculo país hispanohablante dominado por uno de los regímenes monocultivos más salvajes y longevos de África subsahariana es, sin embargo, un trascendental socio económico de los países democráticos occidentales y sus gigantescas multinacionales, que pugnan y rivalizan el saqueo de grandiosos yacimientos petrolíferos en las costas del océano atlántico del Golfo de Guinea.

El general Teodoro Obiang, en el poder desde 1979, ha tapizado últimamente su dictadura con un revuelco institucional que ha eliminado del centro de nepotismo a la figura simbólica de primer ministro [cuasi-jefe de gobierno], tradicionalmente reservada a la etnia bubi, la segunda más importante del país, después de la mayoría fang, que en la actualidad monopoliza, a mano armada, todos los poderes del pequeño país centroafricano.

Los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial [que en el caso de Guinea Ecuatorial solo existen en teoría] descansan ya únicamente en la mayoría étnica. Las principales instituciones, como los ministerios de Interior, Defensa, Economía, Minas e Hidrocarburos, están acopiados por la etnia de quien dirige el país. Los bubis y otros grupos étnicos, como los annobonses, bujebas, ndowes y fernandinos, a penas ostentan en la actualidad sino cargos de consolación en el ejecutivo surgido de la reforma de mediados del mes de agosto. El dictador había forjado la dimisión del último gobierno teóricamente presidido por un bubi tras acusarlo de corrupto. Una acusación falacia, si no demagogia triunfalista en un país en que el propio jefe de Estado, la oligarquía y los caciques se quedan individualmente con el 95 por ciento de la renta nacional.

El nombramiento de Ricardo Mangué Obama Nfubea, abogado de la familia presidencial y uno de los principales halcones de la dictadura, convierte a la dictadura guineana en un auténtico régimen étnico, atesorado por la mayoría fang. Obiang intenta así ‘etnitizar’ su dictadura personalista y garantizar el post-nguemismo en estos tiempos en que acentúan rumores sobre su posible desenlace biológica, como consecuencia de una larga enfermedad. Pero en la Guinea Ecuatorial de Teodoro Obiang, la figura de primer ministro-jefe de gobierno, no es sino teórica: nada se mueve sin con el consentimiento y la aprobación del propio dictador y su oligarquía familiar, muchos de sus miembros están colocados al frente de los ministerios de Defensa y de la Seguridad Nacional.

Sin estado de derecho ni garantías de las libertades públicas, ignorando los elementales derechos a la vida de los ciudadanos, la milicia y la policía política del régimen son los que en la práctica controlan el poder y de quienes depende la suerte diaria reservada a los ciudadanos, es decir, la cárcel o la libertad, la vida o la muerte.

El actual primer ministro es conocido popularmente en el país como “Ricky el pistolero”, por su ostentación a la pistola que le entregó en su día su mejor amigo y hermano del dictador, Armengol Ondó Nguema, como agente de la policía política. Gran testaferro y empresario con importantes negocios en el país, Ricardo Mangué es igualmente notorio por sus prácticas de expropiación de terrenos privados en la capital del país. Es asesor jurídico y preside en varios consejos de administración de las empresas para-estatales.

Siendo ministro de Educación, politizó y popularizó la corrupción en el sector educativo, y como ministro de Trabajo y Seguridad Nacional, personalizó las agencias de contratación laboral para la familia del presidente. En diciembre de 1996, siendo ministro de Educación, llevó a las cárceles durante tres meses al entonces reportero de radiotelevisión y hoy actual director de la prensa presidencial, Cosme Nguema Bibang, por haber difundido que los ‘profesores están preparando una huelga para protestar contra el impago de sus salarios de fin de año’.

De carácter fogoso, arrogante y prepotente, Mangué Obama es considerado como uno de los cerebros ideológicos del dictador. Mantiene en España un gabinete de abogados a sueldo de la dictadura, desde donde elaboran estrategias políticas, asesoran y diseñan propagandas de lavado de imagen de la dictadura ante la comunidad internacional. “El fin lo justifica los medios”, tituló Ricardo Mangué y su gabinete de abogados españoles a principios de los 90 a un extenso informe elaborado para el gobernante Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE) sobre las estrategias de fraude electoral. El documento se ha convertido en un código de actuación del PDGE y del régimen en tiempos electorales.

MACRO-EJECUTIVO
El número de miembros de gobierno del nuevo gabinete dictatorial es relativamente superior al anterior, 51 frente a los 49, entre ministros, viceministros y secretarios de Estado. Demasiados cargos para un país cuya administración es considerada como una de las más lentas, desastrosas y burocráticas del mundo, desgajada de las competencias constitucionales. Los funcionarios son agraciados por su lealtad y obediencia ciega al déspota y su familia para ostentar cargos públicos. Están más que bien adoctrinados sobre la orientación política e ideológica del sistema, la corrupción y el enriquecimiento ilícito; el control férreo de los funcionarios y de la población para mantener su lealtad y obediencia al sistema y liquidar cualquier atisbo de reivindicación de los derechos de ciudadanía.

En este equipo gubernamental como en los anteriores, muchos ministros simplemente lo son por su nombramiento sin que en realidad ejercen como tales y ni tienen competencias definidas sobre el ejercicio de sus funciones, como puede verse claramente en el caso del ministerio de Información, donde cuatro ministros comparten un sector que tiene poco o nada que ofrecer tanto a la propia administración como a la sociedad. Se trata, mas bien, de un vago departamento, donde la función fantasmagórica de quienes lo presiden se reduce a luchas intestinales para merecer aún más de la confianza del déspota y conservar el puesto y, en última instancia, competir por el despilfarro de las arcas del Estado, en un país en que la carrera por el enriquecimiento fácil e ilícito se ha convertido en la principal tarea de los miembros de gobierno y altos cargos de la administración.

Los testaferros participan en negocios fraudulentos mediante empresas fantasmas en un mercado igualmente fraudulento, caracterizado por la evasión de impuestos y el desvío de presupuestos estatales a los bolsillos privados. Guinea Ecuatorial es uno de los países subsaharianos más saqueados y dilapidados tanto por el propio régimen que sus socios extranjeros, que ostentan la práctica totalidad de los principales negocios, muchos de ellos tan grises como las propias instituciones oficiales, que en realidad no representan sino intereses particulares.

El ministerio de Información es un ejemplo práctico de lo que se registra en muchos departamentos, que funcionan al ritmo de los intereses de los responsables de turno. ¿Qué funciones desempeñan o van a desempeñar los cuatro miembros de gobierno al frente de este departamento, en un país en que la propia prensa gubernamental y los medios audiovisuales funcionan a cuenta gotas?

La radiotelevisión pública a penas ha renovado su parrilla desde que fue ignorada por la cooperación española a principios de los noventa y su función profesional se limita a reproducir mítines propagandísticos y cantar la demagogia. No tienen acceso a la tecnología moderna, a pesar del petróleo, mientras sus técnicos y profesionales carecen de los elementales conocimientos en materia periodística y audiovisual. La redacción de radiotelevisión a penas ha incorporado equipos informáticos para la elaboración de textos y siguen recurriendo a máquinas de escribir y en ocasiones a bolígrafos, ocasionando mala calidad de lectura y de locución, que oyentes y televidentes califican como ‘tortura audiovisual’.

La prensa gubernamental, representada por el imperceptible periódico Ebano, de la herencia colonial, no tiene una periodicidad regular y cuya edición a penas alcanza 2000 ejemplares. Se imprime manualmente con multicopistas y el presupuesto no ronda 500.000 francos CFA (762.24 €). Los profesionales del periódico denuncian que ‘una larga mano’ se queda con más de un millón y medio de los 2 millones de francos FCA que oficialmente contempla el presupuesto, lo cual mortifica el interés de los profesionales que en los últimos meses luchan para que el periódico mantenga una periodicidad semanal. En ocasiones tienen que ofrecer sus modestos medios para editar el periódico, pero hartos de la corrupción que se registra en el departamento, uno de ellos tuvo que incautar los equipos informáticos, porque le debían dinero, que sacó de sus propios ahorros para hacer frente a los gastos de edición. El material permanece en su poder porque ni el ministerio ni el propio periódico han sido capaces de reintegrarle la modesta deuda.

En opinión de los profesionales de la prensa gubernamental, “éste periódico tiende a desaparecer debido a una manifiesta voluntad del gobierno y del régimen que teme que la modernización y la profesionalización de la prensa y los medios audiovisuales pueden revolucionar a corto y mediano plazo la libertad de prensa y de opinión en el país”.

El concepto de prensa independiente sigue siendo tabú en Guinea Ecuatorial. Treinta y ocho años después de la independencia de 1968, no existe prensa independiente en el país de los ‘nguema’. En su propaganda demagógica y de lavado de imagen, un ministro aseguró ante la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra de 2003 que ‘el gobierno destinará 200 millones de francos CFA para financiar la prensa independiente’. Tres años después, sólo se han limitado a disolver la única Asociación de la Prensa (ASOPGE) e institucionalizarlo como órgano de propaganda del ministerio de Información.

CUATRO VAGOS MINISTROS
Los cuatro miembros de gobierno colocados al frente del ministerio de Información lo son por mera nominación y cuyas funciones no están determinadas. ¿A que se dedicarán? Cien días después de su nombramiento, la situación de los medios permanece en el mismo trance de desventura.

“La estructura ministerial debería limitarse en el cargo de Secretaría de Estado. Quizás sería más efectivo y competente”, opinan los profesionales de radiotelevisión y añaden que “una macro-estructura reservada para un ministerio fantasma ahonda los conflictos de competencia y de atribución” propias de una administración cada vez más obsoleta, burocrática e inviable”, sentencian. “El ministerio de Información, Cultura y Turismo, dice poco o nada” en esta república bananera. Tres departamentos claves en la vida sociopolítica, económica y cultural de los países emergentes y en vías de desarrollo, brillan por su ausencia en el régimen monocultivo de Teodoro Obiang. El mismo dictador mantiene que ‘la comunidad internacional exige más de lo que no puede dar su régimen’.

En este país la cultura se traduce en los coros folklóricos y en apócrifas manifestaciones que habitualmente se dan en eventos de exaltación al régimen y de su figura omnipresente, Teodoro Obiang, considerado como el ‘dios’ de Guinea Ecuatorial por la radiotelevisión.

En el país no existe zonas turísticas y las autoridades son cada vez más alérgico y hostil contra quienes pretenden visitar ciertos lugares que, por su belleza natural, despiertan curiosidad en los visitantes nacionales y extranjeros. Fotografiar sin autorización del ministerio de Defensa atenta contra la seguridad nacional y puede costar la cárcel o expulsión del país, en el caso de los visitantes extranjeros, mientras la policía política acostumbra brutalizar y requisar cámaras fotográficas a periodistas, turistas y curiosos.

Con este panorama, los cuatro ministros no tienen que rendir cuenta a nadie sobre su gestión pública. Saben que liberalizar el sector de Información, Cultura y Turismo, atenta contra la política y la ‘idiosincrasia’ de un régimen catalogado como uno de los más represivos del continente negro. Sin embargo, su paso por el ministerio se hará notar en las arcas públicas, que gracias al petróleo soportan con creces la competitividad hacia el enriquecimiento ilícito de los acólitos del régimen. Este es el perfil de las autoridades del ministerio de Información, Cultura y Turismo:


Alfonso NSUE MOKUY, ministro de la presidencia encargado de la Información, Cultura y Turismo. Considerado por la oposición como el ‘parlanchín que no dice nada’, es miembro de Gobierno desde hace más de cinco años y en el anterior ejecutivo era portavoz de Gobierno. No dio síntomas en pro de la promoción de la prensa gubernamental y los medios audiovisuales, ni menos de la prensa independiente. Su verbosidad contra la prensa internacional enrareció aún más el acceso a la información y el libre ejercicio del periodismo.

Su principal tarea se redujo a controlar el personal de los medios y a emitir ridículas declaraciones para salir al paso de ciertas acusaciones de la oposición y de las organizaciones pro derechos humanos internacionales. ‘Esquizofrénico’ y muy adicto al consumo de la droga local, Nsue Mokuy, dirigente de un partido de siglas, Convención Liberal Democrática (CLD), es uno de los opositores ‘domesticados’ que pronto se unió al partido oficial para sobrevivir en el incierto proceso de transición democrática guineana.

Santiago NSUE BEYA EFUMA, ministro de Información, Turismo y Cultura. Ex ministro de Asuntos Exteriores y embajador de Guinea Ecuatorial en España, es igualmente definido por la oposición como un ‘charlatán’ en la demagogia de la dictadura. Es uno de los epitafios de la dictadura, discípulo cómo no, de la primera dictadura ‘nguemista’ y se atrevió a decir públicamente que ‘nada ni nadie me hará cambiar y he comprado un colchón y una almohada para descansar cómodo en el infierno cuando me muera’.

Muy alérgico como el resto de los fanáticos de la dictadura a la libertad de prensa, de expresión y de opinión, protagonizó algunos enfrentamientos con la prensa española durante su tiempo de embajador y en Asuntos Exteriores ordenó a las misiones diplomáticas denegar visas de entrada al país a los periodistas extranjeros.

Purificación OPO BARRILA, Vice-ministra de Información, Cultura y Turismo. ‘Flamante’ locutora y presentadora de noticieros en radiotelevisión, empezó a adquirir méritos cuando a finales de los noventa fue destinada en el gabinete de la prensa presidencial, donde adquirió dotes de ‘ama’ de palacio, muy cautivada por los regordetes del gabinete y por el propio dictador.

En el gobierno anterior, era Secretaria de Estado y protagonizó diversos enfrentamientos con sus ex compañeros, muchos de ellos apartó de la plantilla y suspendió de sueldo y empleo hasta nueva orden. Sus compañeros le han caricaturizada como ‘dama de hierro’ y le acusan de maniática, por su carácter desconfiado. Sus buenas ‘relaciones personales’ con el entorno presidencial le convierten en la principal responsable de la prensa, radio y televisión gubernamentales. “Los demás tendrán que conformar con sus decisiones sobre la política informativa”, vaticinan fuentes próximas a la radiotelevisión estatal.

Federico ABAGA ONDÓ, Secretario de Estado de Información, Cultura y Turismo. Es, sin embargo, el más inoportuno de este vago gabinete ministerial. Hace años fue cesado fulminantemente del cargo de director general de radiotelevisión.

Fue periodista de la extinta emisora África 2000,propiedad de la cooperación española y sería encargado de la ‘abandonada’ oficina de corresponsalía de la agencia EFE durante varios años, hasta cuando ésta deja definitivamente su sede en Malabo y, entre otras razones, porque Federico metió mano en sus arcas y se hizo con algo más de 4 millones de pesetas, 24.000 €, que se vio obligado a reponer para poder conseguir visados de entrada en los países de la Unión Europea.

Fue apodado ‘Estados Unidos’ cuando dirigió la radiotelevisión, debido a su carácter autoritario, muy proclive a la censura, la descalificación de los profesionales y sobre todo, por acaparar los programas con más audiencia, fundamentalmente aquellos que exaltan las bravuconadas del régimen. Se granjeó del apoyo y consideración del propio déspota y al parecer una acusación de fraude y de corrupción minó su efímera carrera política. A él y el entonces ministro de Información, Lucas Nguema Esono, se les tilda de haber desviado alrededor de 1.000 millones de francos CFA que, al parecer, el régimen liberó para la compra de material de alta tecnología para renovar los obsoletos y destartalados equipos de radio televisión guineana, hasta la fecha carente de la tecnología moderna.

El nuevo Secretario de Estado fue durante cierto periodo, cuando representaba la agencia EFE, una de las plumas prometedoras del periodismo guineano, pero pronto, cuando se vio envuelto en las denuncias de corrupción, cambió de estilo y se adhirió al propagandismo político. Ayudado por el entorno oligárquico, fue recibido por el dictador y meses más tarde sería nombrado director general de radiotelevisión. Una vez ahí y en contra de su vieja tesis sobre el mal funcionamiento de los medios estatales y de su nula profesionalidad en el tratamiento de la información, contribuiría al fomento del ‘taquiperiodismo’.

CAOS DEPARTAMENTAL, FONDO PERDIDO Y CORRUPCIÓN
La colocación de cuatro hombres al frente del ministerio de Información convierte a este departamento en uno de los más caóticos y cuyas consecuencias contribuirán aún más en la violación de la libertad de prensa y la censura informativa en los medios de titularidad estatal, coinciden en denunciar los propios profesionales.

Conscientes del hostigamiento dictatorial contra la libertad de información, los cuatro hombres lidiarán por mantenerse fieles al régimen y merecer aún más de su confianza, lo que derivará en ‘contra-consignas’ de la línea informativa de los medios y en conflictos de atribuciones. ¿Quién es quién entre ellos y a qué se dedicarán como gestores de un departamento que por otra parte no desempeña ninguna función pública ni social digna de consideración? Intentarán acaparar la atención del déspota con su peculiar manera de controlar la línea informativa y de eclipsar ciertos brotes de rebeldía profesional que en ocasiones se dan en algunos profesionales hartos de ‘taquiperiodismo’ y del narcisismo político.

La corrupción es una larga lacra bien asentada en el régimen guineano. Es el segundo vicio del sistema, después de la violación sistemática de los derechos humanos y de las libertades públicas. El reparto de las prebendas por lealtad al régimen y si figura todopoderosa parece el sistema que guía al presidente para cesar y nombrar a sus colaboradores, mientras se castiga la meritocracia que, para el régimen, es un signo de rebelión.

Se desperdicia los fondos del Estado para mantener vagamente a un mar de miembros de gobierno y altos cargos de la administración pública. El caso del ministerio de Información, que por otra parte, aglutina a decenas de altos cargos, es un ejemplo más que suficiente de lo que se registra en el resto de los departamentos ministeriales. “Mientras los medios estatales adolecen de fondos para producir programas propios, renovar la obsoleta tecnología o simplemente incentivar a los profesionales con mejores salarios, los ministros y altos cargos engrosan supersalarios y están inmersos en varios casos de corrupción”.

“El presupuesto oficial asigna un monto considerable para la radiotelevisión, pero a penas recibe la quinta parte. El periódico gubernamental tiene una financiación de 2 millones por edición, pero solo le llegan alrededor de 200.000 y el resto lo reparten los ministros y altos cargos”, denuncian los profesionales.

El caso más escandaloso se registra en los terrenos del pico de Basilé. Estos terrenos propiedad del ministerio de Información alquilan parcelas a diversas empresas privadas y paraestatales que tienen allí instalados sus antenas de comunicación. Las cuantías que pagan al Estado a través del ministerio de Información, calculados en alrededor de 18 millones mensuales, no entran en las arcas del Estado ni están reflejados en los gastos del departamento.

“En la ciudad de Bata, por ejemplo, donde por falta de luz eléctrica, se destina anualmente millones de francos CFA para el suministro de combustible al regenerador eléctrico, las autoridades se quedan con más de la mitad y los servicios de emisión de radiotelevisión permanecen paralizados durante semanas, a veces meses, simplemente por falta de combustible en el grupo electrógeno”, denuncian.

En resumen, el caos, la corrupción y la desolación profesional martirizan a la prensa oficial y a los medios audiovisuales estatales guineanos. La dictadura mantiene en la miseria material, técnica y profesional, a sus propios profesionales, temeroso de que su dinamismo se transforma en la apertura de la libertad de prensa.





NOTA:
Este informe ha sido elaborado en el exilio por la ASOLPEGE-Libre con la colaboración de algunos profesionales de la radiotelevisión pública y la prensa oficial de Guinea Ecuatorial. Se mantiene su anonimato por temor a represalias.





Fuente: ASOLPEGE_Libre

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