Por Dr. Samuel Mbá Mombé, médico

De un tiempo a esta parte, un individuo cuya identidad sigue sin desvelarse intenta manchar descaradamente mi imagen con descalificaciones y acusaciones infundadas. Si son ciertas las cosas que escribe sobre mi persona ¿por qué no presenta pruebas fehacientes para que la opinión pueda encargarse de hacer sus apreciaciones? Es puro descaro inventar historietas sobre mi persona con el único propósito de hacerme daño. La verdad es que no me asustan las chorradas que un individuo encapuchado pueda decir sobre mí porque al final están vaciadas no sólo de fondo sino y de forma.

No me explico cómo unas propuestas o unas reflexiones entorno a la situación política de Guinea Ecuatorial pueden causar tanta animosidad hasta el extremo de acusarme de pertenecer a un supuesto “pacto diabólico” cuya existencia desconozco totalmente. Sería redundante recordar que llevo décadas militando en las filas de la oposición tanto como militante que como dirigente de alguna que otra formación política. Durante todo este tiempo he visto desaparecer partidos o movimientos políticos cuyos dirigentes están hoy comiendo en la “cosina” de Obiang. He visto a muchos que se precipitaron a regresar a Malabo para participar en el proceso bautizado de democratización y muchos de ellos han regresado de nuevo al exilio mientras otros han sucumbido a la tentación de comer en la “cosina” de Obiang. Si no me fui a Guinea en esos tiempos turbulentos y eufóricos ¿cuánto sería ahora que nada está claro sobre el futuro político de Guinea Ecuatorial? ANRD, movimiento en que había militado durante décadas siempre abogó por la apertura de un proceso de reconciliación nacional en el que todos los que tenían que opinar sobre el futuro del país debían participar sin condicionamientos de ninguna clase. Esta fue siempre la posición inamovible de ANRD que comparto y defiendo resueltamente.

Los que no participamos en el espectáculo circense de democratización nos tildaron de todo pero la historia nos está dando hoy la razón. ANRD rechazó categóricamente el simulacro proceso de democratización orquestado por Obiang que muchos apoyaron sin exigir contrapartidas políticas. Los que veían muy cerca la caída de Obiang se quedaron con el sabor en la boca. Aparte de que no me consta la existencia de un supuesto “pacto” que se está gestando a favor de un eventual contubernio con la dictadura, tampoco tengo algún plan sea personal o colectivo para negociar a espaldas del pueblo con la dictadura. El que me acusa de esto debería presentar pruebas de la existencia de tal plan y mi participación en el mismo de lo contrario se ridiculiza ante propios y extraños. Es más, si este fuera el caso ¿quién es Gema o como se llame para cuestionar mis decisiones políticas? Soy libre de tomar la decisión que me da gana y de opinar como me lo dicta mi conciencia y al que no le gusta que vaya a tomar por saco. Algunos han aplaudido las intervenciones del tal Gema pero curiosamente ninguno se esfuerza a preguntarle o a exigirle que aporte pruebas sobre las acusaciones que desde un principio está vertiendo en contra de mi persona y que califico de muy serias y graves. Yo me pregunto con ¿qué fin lo estará haciendo? ¿No vaya ser que soy un obstáculo para sus planes o intereses? Si su partido, el PCP (Partido de la Confrontación Patriótica) es incapaz de aceptar que mi “partido” el PDR (Partido del Diálogo y de la Reconciliación) promueva sus propias ideas, en ¿qué se diferencia entonces del PDG de Obiang? Para mí la democracia significa respetar las ideas y las opiniones de los demás y antes de desaprobarlas presentar argumentos que convencen y no los que vencen. El insulto y la descalificación sólo demuestran la incapacidad de los que lo utilizan para denigrar al adversario o para manchar descaradamente su imagen. Lo que me anima a responder a las chorradas del tal Gema es porque algunos amigos me están llamando para saber si es cierto lo que se escribe sobre mi persona. Claro que les he dicho que estoy totalmente sorprendido por esos escritos y que nada de eso tiene una mínima dosis de credibilidad.

Yo trabajo como médico aquí en Camerún y estoy muy contento y satisfecho con lo que hago. Claro que me gustaría hacer lo mismo en Guinea pero no a todo precio. Mis escritos sólo son propuestas y nada más! El que los interpreta como preludio de un posible pacto con la dictadura es porque alguna neurona ya no lo tiene en el sitio. ¿Desde cuándo una propuesta ha supuesto un pacto si es que ésta no se ha discutido? Sin vanagloriarme, tengo una solvencia moral irreprochable que me incapacita pactar cualquier cosa con la dictadura a espaldas de mi pueblo. Soy incapaz de traicionar a mi pueblo y a mis amigos políticos porque siempre he sido honesto, convicto de la lucha por la libertad de Guinea Ecuatorial. Tengo unas convicciones y unos principios que no me permiten asociarme a un régimen que encarcela, tortura, mata a mis compatriotas y que despilfarra las riquezas de nuestro pueblo. Si este hubiera sido mi intención o deseo no esperaría 30 años que malvivo fuera para hacerlo. El día que yo decida irme a Guinea lo haré sin ruidos y lo haré en la convicción de que ya ha llegado el momento de hacerlo. Mi padre murió en verano de 2002 y no sólo que no pude asistir a su entierro sino que ni conozco dónde está enterrado si no es por lo que me cuenta mi familia por teléfono o cuando vienen a visitarme. Llevo años sufriendo interiormente esta situación para que alguien me salga vomitando estupideces como si estoy negociando con el régimen para irme a Guinea. ¿Acaso la muerte de mi padre no pudo ser pretexto para irme a Guinea y si no lo hice cómo se puede creer que lo haría por ciertas ambiciones políticas que de verdad no tengo? Por favor ¡seamos serios! Soy médico y me bastaría trabajar como tal en Guinea de mañana lo demás sólo puede venir de añadidura.

Ya lo dije en el otro mensaje. Lo que todos queremos es aterrizarnos bien en Guinea y no importa el avión o el piloto que nos lleve. Que cada uno haga lo que nos puede hacer vivir en paz y en libertad en nuestro país. La guerra de palabras sólo demuestra nuestra impotencia ante el mal que nos amarga la vida. Los que apoyan el camino de la confrontación con la dictadura deben demostrar que son capaces de iniciarla pero sin ningunear a los que prefieren la negociación como salida a la crisis política de Guinea Ecuatorial. Esto es no tener tacto ni político ni moral porque al final cada uno de nosotros es libre de opinar lo que quiere.

Yo prefiero el diálogo y la negociación porque quiero evitar más dramas a nuestro sufrido pueblo. Obiang quiere la guerra porque no quiere a Guinea y le gustaría que alguien le eche mano para seguir destruyendo como lo viene haciendo hace décadas. Todo el mundo sabe que en la guerra todos pierden aunque a veces algunos se proclaman vencedores y otros vencidos sin darse cuenta de las secuelas físicas y materiales que éstas suelen provocar. El diálogo también puede ser una confrontación pero sin armas siempre que éste no es impuesto ni se hace para lavar la imagen del régimen que es lo que ha sucedido hasta ahora. En mi opinión personal, hasta ahora no ha habido diálogo ni negociaciones entre el régimen y la oposición razón por la que propongo que la oposición se reorganice para que tenga las cosas bien claras y asentadas para poder exigir un diálogo. El diálogo debe empezar entre los diferentes grupos que se dicen oposición para llegar a acuerdos mínimos para poder afrontar el reto de reconducir el destartalado y estancado proceso de democratización. Este es el diálogo que propongo y no el que algunos piensan que Samuel se levantará una buena mañana coge el coche o el avión y se va a Malabo para dialogar con el régimen. Los que piensan así están cachondeando y están mostrando falta de seriedad.


Fuente: LD

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