He publicado unas observaciones en relación con una opinión por mí emitida en la Casa de la Palabra en referencia a uno de los contertulios, parte de las cuales quiero compartir en esta prestigiosa página, que a pesar de los numerosos intentos de algunos en destruirla o desprestigiarla, no cabe duda que se trata de uno de los referentes urilizados por la amplia comunidad guineana en el exilio para evaluar y tomar el pulso de lo que acontece en su país.

Siempre he mostrado mi rechazo al insulto y a la amenaza. En primer lugar por convicción, y en segundo lugar, por haber sido testigo y víctima de ambas formas violatorias de los DDHH de las personas.

Nada justifica las amenazas ya sean de muerte o de otra índole. Nada justifica el insulto al que ni en mi vida personal o profesional he recurrido ni permitido recurrir a los que en mis programas han intervenido. Insisto en que los hechos por sí mismos califican o descalifican al individuo o individuos que intervienen en una acción.

En cuanto a la reacción que puedan suscitar determinadas decisiones o acciones de los políticos, en una ciudadanía como la guineana tan privada de todo y que en su mayoría ha sido obligada al exilio, tampoco justifico ni las amenazas ni el insulto. Considero mucho más efectiva la acción de todos contra el poder que los oprime. Y es al ciudadano al que le corresponde ese privilegio y obligación; tiene que decidir por sí mismo la opción más convenienre e idónea para llegar al fin deseado. En el caso de Guinea, la democracia, el Estado de Derecho, como garantía para vivir con dignidad.

La participación ciudadana en un país es imprescindible para que funcione la justicia y la verdad. No debe contentarse el ciudadano con acudir periódicamente a emitir su voto y a esperar hasta la próxima. Hay que ejercer un seguimiento desde la sociedad para que los políticos, como humanos que son, no tomen este voto como un cheque en blanco y actúen en contra de lo que desea y espera la sociedad o los votantes que les llevaron a ostentar el poder o la reperesentació n en el Parlamento e instituciones nacionales.

Los políticos no deben exigir que siempre se esté de acuerdo con sus planteamientos y decisiones. Deben, y eso va ímplicito en su actividad, tener en cuenta y respetar las críticas o el disentimiento de la ciudadanía en determinadas cuestiones, siempre que éstas críticas estén fundamentadas en la verdad de los hechos o decisiones tomadas.

La oposición guineana en el interior, una oposición mutilada ya que no representa realmente las distintas opciones que en la sociedad guineana se dan, decidió en su momento aceptar los resultados de unas elecciones legislativas fraudulentas, eso es así. Nadie puede poner en duda que antes, durante y después de dichos comicios el régimen actuó de la mismísima forma a como había procedido en anteriores eventos electorales. El CPDS consideró oportuno dar por válidos los dos escaños que se le adjudicaron tras las últimas elecciones legislativas. Sus motivos tendrá.

Pero, he aquí la cuestión: esas motivaciones no ha sabido o podido trasladarlas a un numeroso porcentaje de guineanos, que siguen desprovistos de datos, objetivos y lo que es más importante: su derecho a la información. Desconozco la opinión global al respecto en el interior que seguro hubiera contrastado de seguir el programa de REE. Pero lo que puede tener por seguro el CPDS, (Convergencia para la Democracia Social), es que su decisión no es compartida por un número indeterminado, pero numeroso, de ciudadanos de dentro y fuera de Guinea. ¿Por qué estar a la defensiva y no entrar a la explicación de su postura? ¿Acaso los que no comparten estrategia, si es que de ello se trata, ya son tenidos como enemigos? Llegar a esa conclusión, aparte de un error mayúsculo sería como aceptar una política un tanto totalitaria, cuando se dice que se combate esa forma de hacer política.

El CPDS, debe cambiar de rumbo si quiere llegar y convencer al núcleo de la sociedad guineana. No se puede atacar y no respetar a políticos que en otro tiempo fueron compañeros de viaje y objetivos.Deben trabajar y a fondo, para que todas las opciones estén representadas en las próximas citas electorales. No son ellos, sino el pueblo quien debe poner a cada uno en su sitio. Lo suyo,es que el CPDS, como partido representado en el Parlamento, aunque de dudosa representació n e independencia, propicie antes de las elecciones, (mucho antes, ya) la promulgación de una Amnistia General, para el regreso de los dirigentes y militancia de la oposición y en su defecto una Conferencia Nacional de Reconciliació n ( con luz y taquígrafos) donde ésta y otras cuestiones estén sobre la mesa.

El malestar que de forma ortoxa o no se manifiesta en esta y otras páginas de internet proviene de una especie de ”clandestinidad” observada en el regreso de algunos que han actuado como políticos de la oposición y ahora se sabe están en Guinea ¿en función de qué?, se preguntan algunos guineanos. ¿Por qué se está intentando que algunos guineanos destacados, ya sean militantes o no de un partido vuelvan a Guinea sin que trascienda públicamente y que declaren a qué van?

Y es que la política conlleva ese compromiso de lo público. O sea, que no se debe ni puede escorar uno hacia un lugar sin dar explicaciones. Hay que darlas, para no crear confusión y especulación. Para silencios ya tienen los guineanos al régimen, siempre interesado en que no se sepa lo que ocurre. Porque lo que ocurre no sería del agrado de sus socios internacionales, que aun sabiéndolo y constarle que Guinea no va mejor sino de peor a pésimo, prefieren que se quede en la duda...Pero hoy en día es muy difícil cerrar puertas y ventanas a la verdad, siempre hay alguna rendija que nos acerca a la realidad de las cosas que están ocurriendo.

¿Qué no se ha dicho y escrito sobre Guinea? Todo está dicho y escrito. Lo único que falta es la solución. Una solución incruenta, beneficiosa y duradera.¿Hay alguien que pueda decir desconocer lo que ocurre en Guinea? NADIE. Y...¿ por qué persiste esa situación? Ah, eso sí que se sabe aunque no se quiera admitir. Para qué insistir en ello.

Pero en este punto sí que quiero incidir en cuanto a la responsabilidad de guineanos y no guineanos (comunidad internacional, España, por supuesto) y otros actores a tener en cuenta. Pero eso será en otro momento.

Nadie es tonto ni se lo puede hacer en cuanto a Guinea se refiere.Todo se sabe y se sabrá, más pronto que tarde.

Rafi de la Torre.


Fuente: Rafi de la Torre

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