Hoy he emitido una réplica en la sección, Anuncios, destinada a quien se hace llamar, amigo. Tras una pequeña adaptación, sin cambios sustanciales, la traslado a ésta.

En torno a la causa de Guinea surgen a menudo comentarios muy generosos a la hora de adjudicar liderazgos nacionales de oposición que no responden a los procedimientos que suelen utilizarse para llegar a estas conclusiones.

El liderazgo en política no es cosa que se deba dilucidar en despachos o que responda a deseos de los interesados en merecer semejante calificativo. El auténtico liderazgo se consigue a través del apoyo popular manifestado a las personas y opciones políticas en comparecencias públicas (medios de comunicación incluídos) o en la votación obtenida en los procesos electorales. El liderazgo en política, lo concede en exclusiva el pueblo.

Desgraciadamente para los guineanos estas condiciones no las ha permitido el régimen. Por tanto, hasta que al pueblo no emita su opinión libre, sin coacciones y represalias, tendremos que esperar para utilizar con total propiedad ese adjetivo y poner nombre a las personas que lo representan.

Por el momento hemos de referirnos a los líderes de partidos. Creo que es muy importante tener en cuenta lo antes señalado para no dejarnos llevar por estrategias planeadas a espaldas de la voluntad de los guineanos y favorables a quien impide que estos se expresen.

Leemos con excesiva frecuencia referirse ”a los principales partidos de Guinea”. Yo, y supongo algunos más, nos preguntamos, ¿quién ha determinado esa lista, responde ésta a las opciones verdaderas existentes en el país? ¿Contempla la lista que están todos los que son y son todos los que están? ¿No ha habido una selección-preparación previa y nada justa en dejar que unos ejerzan ( con limitaciones) la política en el interior ilegalizando o encarcelando a líderes de otras opciones? ¿Esto no lleva a una democracia simulada impuesta a su manera por quien dice arbitra el proceso?

Esa y otras actuaciones no llevan el distintivo democrático y de Derecho. Quien quiera, que se acoja a esta especie de ”cosa” y se pliegue a sus dictados. Lo que no pueden pretender es que todos comulguen con sus decisiones y tomar las opiniones que disientan de sus planteamientos, como ataques personales.

Desarrollar una actividad política en Guinea no solo representa dificultad sino un peligro latente para quienes la ejercen, eso es indiscutible y tiene el mérito al que otros no pueden optar porque no se les deja ni tan siquiera entrar en el país ni legalizar su partido. Con todo esto que apunto (muy poco ante la cantidad de ”omisiones” que se observan en el panorama actual guineano, ¿ es conveniente- yo diría - ajustado a la realidad, hablar de elecciones justas, limpias y transparentes? ¿Es eso lo que espera el pueblo? ¿Más de lo mismo, pero con diferente envoltura?

Y voy a añadir algo más que en cierto modo viene a colación. Para algunos países, a la cabeza España, en la oposición guineana se encontraban y encuentran, personas no muy de su agrado por su pertenencia a las dos dictaduras, y por carecer-según ellos- de suficiente conviccióhn democrática. Esto no ha beneficiado en nada a la causa de Guinea.

Se tendría que haber puesto más enfásis en que se respetaran y ofrecieran unas condiciones electorales y de participación afines a las reglas democráticas que en ”impedir”, demonizar y casi someter a la prueba del polígrafo, en cierto modo, a los que legalmente les corresponde concurrir a las mismas en iguald de condiciones. Dejar que las urnas hablen por sí mismas. Tener confianza en la ciudadanía que al fin y al cabo es la única que por medio de su voto libre y secreto tiene el derecho de elección de partidos y candidatos. Si se respetara más la opinión, deseos y capacidad de los pueblos se evitarían conflictos e injusticias.

España y quizá otros paises, ha presionado más a un porcentaje de los integrantes de la oposición, en comparación a las exigencias poco firmes e irrevocables hechas al régimen con el que ahora se da el agua con la boca. Esto sí que es incoherencia de la buena.

Por un lado no quiere relacionarse con deteminados individuos pertenecientes a la oposición por ser antiguos colaboradores de las dictaduras y por otro, se somete a las exigencias o posicionamientos del dictador. Vaya, vaya...¿Es que acaso tienen una bola del futuro para saber cómo responderían los que margina en función de su procedencia asignándoles supuestas intenciones malignas? A estos políticos todavía les queda por demostrar (en caso de asumir el poder) su comportamiento hacia el respeto de las leyes y el pueblo. Sin embargo, Obiang, ha dejado bien claro las intenciones y comportamientos con su pueblo, la legalidad y el cumplimiento de leyes y compromisos, ha sido NULA. Y aun así, se le tiene como interlocutor válido y respetado por aquello de que es el presidente de un pais cuya elección no emana de la voluntad del pueblo al que acosa, persigue y hurta en todo tipo de aspectos.

De probado comportamiento dictatorial, Obiang, es invitado a visitar España con todo tipo de honores. Algunas aberraciones como que firmara en el libro de honor del Congreso de los Diputados, fueron evitadas gracias a las manifestaciones en contra protagonizadas por un gran número de gentes con la cabeza y convicciones bien asentadas.

Para finalizar, ignoro a qué periodistas se refiere, (el tal amigo) que hablan en contra de Micó y al parecer le resulta extraño y presupone al servicio de...no sé quien. Si usted y otros me incluyen en ese supuesto grupo, he de decirle que no me he referido de forma insultante y mucho menos he atacado a Plácido Micó y su partido, simplemente he expresado lo que en mi opinión representa una política errónea aceptando dos escaños ante 98 del PDGE, y que no representaba, para nada, la elección del pueblo que de nuevo se vió inmerso en unas elecciones cargadas de irregularidades y carentes de transparencia democrática. Y como, me temo -vamos a dejarlo en supuesto- pueden ser las dos próximas a celebrar.

No respondo a clientelismos de ninguna clase, Más bien procuro ajustarme al análisis objetivo de los datos que conozco, ajeno a afectos y fidelidades de carácter personal, o intereses de otro tipo. Es una norma que sigo desde siempre incluso cuando se trata de mí o de personas de mi entorno. En una palabra: no me caso con nadie.


Fuente: Rafi de la Torre

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