Túnez echa al dictador mientras una delegación suya es recibida en Malabo.

Malabo 18 enero 2011.-

La dictadura de Guinea cada día nos asombra. Lo que para todos es normal, para ella es atípico y al revés.

Resulta que desde el dia 11 se encuentra en Guinea una delegación tunecina encabezaba por el Secretario de Estado de Asuntos magrebíes, árabes y africanos, Abdelhafidh Harguem. Y resulta que el régimen de Tunez ha caido. Es decir que el que encabeza la delegación tunecina al menos, ya no representa a su gobierno, porque ese gobierno se está formando y desahaciendo cada día.

Los acuerdos a que lleguen también serán papel mojado. La revolución de Tunez producirá bastantes cambios y posiblemente muchos empresarios, que estaban vinculados al dictador como una mafia, perderán su condición de tal y serán llevados a la justicia por corrupción. Quizá alguno de ellos se encuentra en Malabo y no tienen ganas de volver pronto a Tunez.

A pesar de todo lo que esta sucediendo en Tunez, Victoriana sigue con el calendario con los tunecinos, cuando deberia pedirles que vuelvan dentro de 6 meses cuando todo esté aclarado, porque ahora ellos ya no representan lo que eran cuando salieron de Tunez. Salieron siendo una delegación tunecina y cuando llegaron a Malabo ya eran uns prófugos de la justicia tunecina.

En fin. Como los acuerdos con Guinea apenas se cumplen, que hagan sus actos, discursos y ágapes... y dentro de un año se habrá olvidado todo, como casi siempre...

En Túnez no hay nada claro sobre el nuevo gobierno ni a dónde se dirige el país. Mohamed Ghannouchi, primer ministro bajo el ex presidente Zine al-Abidine Ben Ali, fue el primero en asumir el poder después de que las protestas masivas provocasen el viernes la huída del presidente Ben Ali del país. Al presentarse a sí mismo como ”presidente interino”, Ghannouchi, sin embargo, carecía de apoyo popular.

A medida que continuaron las protestas dirigidas hacia el autoproclamado presidente interino, Ghannouchi tuvo que dar un paso atrás para ceñirse a lo establecido en la Constitución de Túnez, de modo que el presidente del Parlamento, Fouad Mebazaa, ha sido nombrado nuevo presidente interino. Y Fouad ha vuelto a nombrar a Ghannouchi primer ministro y se le ha pedido ayer lunes que formara un amplio gobierno de coalición en el que se incluyan a las fuerzas de la oposición.

Pero también el presidente provisional Mebazaa es un viejo aliado próximo del ex presidente huido Ben Ali. Ayer lunes se organizaron nuevas marchas de protesta en Túnez, exigiendo la renuncia de toda la cúpula del partido gubernamental, RDC. Los manifestantes exigen que el nuevo gobierno sólo debe estar compuesto por representantes de la oposición, con el objetivo de organizar unas elecciones libres y justas tan pronto como sea posible.

Pero ¿Hay oposición en Túnez? Después de más de 50 años de dictadura de partido único, no se ha permitido que la oposición cuente con unos líderes verdaderos. Unos de los pocos partidos de la oposición reconocida, que fueron capaces de convivir con el régimen de Ben Ali, están participando en las negociaciones de coalición con el primer ministro Ghannouchi.

El dirigente de la oposición parece ser Ahmed Najib Chebbi, líder del Partido Democrático Progresista, legalizado pero con una representación marginal desde 1988, al menos según los resultados oficiales. A Chebbi se le prohibió postularse como candidato presidencial en 2009 y ha sido capaz de mantener una distancia suficiente con el régimen de Ben Ali como para mantener la credibilidad necesaria. Pero dado que a la prensa nacional se le obligó a silenciar a la oposición, Chebbi no es un político conocido entre la opinión pública.

Los islamistas, como fuerza emergente de la oposición en los países vecinos del norte de África, fueron prohibidos en Túnez. El movimiento islamista, que podrían convertirse en una fuerza democrática en Túnez, no ha podido por tanto estar bien organizado y no ha sido invitado a las negociaciones para formar la coalición. También el Partido Comunista es ilegal y ha quedado excluido.

Entre la gran comunidad de exiliados de Túnez, la esperanza está creciendo ante la posibilidad de una verdadera revolución democrática. En París, el líder exiliado de la oposición de centro-izquierda, Moncef Marzouki, dijo ayer a la prensa francesa que se presentará como candidato en las próximas elecciones presidenciales.

Marzouki anunció que regresaría hoy martes a Túnez para participar en los preparativos de las elecciones. El líder del proscrito y exiliado partido Congreso de la República se hizo famoso como activista de derechos humanos, fue encarcelado varias veces y huyó a Francia en 2002. La mayor parte de la opinión pública en Túnez, sin embargo, nunca ha oído hablar de Marzouki.

Mientras tanto, en Túnez, las violentas protestas continúan, así como los saqueos generalizados. En varias ciudades de Túnez, la situación se califica como ”peligrosa”.

Pero la mayoría de los tunecinos están buscando ahora una normalización de la situación. La mayoría de las tiendas han estado cerradas desde ayer por la noche y la gente está acabando sus bienes de consumo diario. Muchos no se han atrevido a abandonar sus hogares durante días, por temor a quedar atrapados en los enfrentamientos o ser atacados por delincuentes. A lo largo del día de hoy, algunas tiendas han vuelto a abrir sus puertas en las zonas urbanas controladas por las fuerzas armadas.

En medio de esta situación, por lo tanto, un hombre fuerte, tal vez de las fuerzas armadas, puede surgir y conseguir cierta simpatía si es capaz de restablecer la ley y el orden. Mientras que los manifestantes han atacado a las fuerzas policiales - hay un extendido odio hacia la policía por sus abusos y brutalidad durante la dictadura de Ben Ali - las fuerzas militares gozan de mayor respeto.

Las fuerzas armadas ya están viendo como aumenta su popularidad a medida que están logrando asegurar las propiedades y bienes de la población en muchos centros urbanos bajo control y ayudan a los ciudadanos a volver a la normalidad. Además, los militares no ha participado en los enfrentamientos entre manifestantes, policía y guardia presidencial.

Según los crecientes rumores en Túnez, el general jefe del ejército Rachid Ammar jugó un papel fundamental en el derrocamiento del presidente Ben Ali, que supuestamente no contaba ya con el apoyo de las fuerzas armadas. El general se menciona con frecuencia como un posible hombre fuerte y popular que podría hacerse con el poder si el gobierno civil no consigue controlar la situación.

Mientras tanto, el primer ministro Ghannouchi nombró ayer tarde un gobierno interino, donde el antiguo partido gubernamental RDC (el equivalente al PDGE) sigue manteniendo todos los puestos ministeriales clave, incluyendo el presidente interino, el primer ministro y los ministros del Interior, Hacienda, Defensa y Asuntos Exteriores.

Pocos observadores creen que este nuevo gobierno Ghannouchi vaya a ser capaz de sobrevivir los próximos días.

Y mientras tanto, una delegación fantasma es recibida en Malabo por la hermanísima de Constancia, devenida en Ministra de Cooperación...con fantasmas y proscritos.



Fuente: Interna

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