Ya hemos celebrado el 43 aniversario de la independencia de nuestro país, Guinea Ecuatorial. La crítica al colonialismo español y occidental vuelve a ser el referente, el eje, sobre el que gira toda la cólera y el furor del gobierno guineano y de algunos paisanos de pro. Otra vez la pesadez. Quizás sea yo, el guineano raro que sin haber vivido ni aprovechado de la colonia y de sus efectos, ve que la cosa no fue para tanto. Sinceramente, me parece descomunal, si no subterfugio, que 43 años después sigamos con incendiarios discursos sobre la colonia, los colonizadores, sus efectos y a las enjutas madres que parieron a semejantes valientes.

Ahora hemos vuelto a la normalidad cotidiana, para hacer y deshacer las maniobras nacionales como nos gusta; de las persecuciones políticas encubiertas, de las rondas de corrupción, de los pactos sucesorios, del clientelismo, del nepotismo, de los debates nominalistas, de la violación de los derechos elementales de las personas. Siempre con esa excusa de que, lo hacemos a nuestros ciudadanos porque los españoles así nos lo enseñaron.

Los guineanos como yo, deben engrasar el entendimiento cada 12 de octubre, día de la independencia, para asimilar de nuevo los bombardeos al pueblo español: se volverá el hecho consabido, que la colonia duró 200 años, y siempre nos dirán que de esos 200 años hubo opresión al pueblo, hubo intimidación, hubo engaño, hubo explotación del hombre por el hombre, no había derecho de nada, se marginaba. Hasta utilizan terminos tan deplorable como el “apartheid” utilizado por el régimen racista surafricano; también nos hablan de trabajo forzoso sin remuneración y todo aquello que afrenta la dignidad humana. Aciertan mucho en recordarnos que aquello no ha acabado, porque según parece, si eso fuera verdad, ellos están en pos de seguir y recorrer el mismo camino de sus predecesores.

A nuestro “genial” gobierno que culpa todo y a todos los españoles y colonos universales, no le interesa movilizar y desvelar la verdad que sitúa al gobierno guineano como uno de los gobiernos más opresivos del mundo con sus ciudadanos. que también es la que más intimida, uno de los más corruptos, y donde todavía los derechos más elementales de las personas siguen brillando por su ausencia; que guinea tiene uno de los niveles más bajo de la educación, que el sistema sanitario de guinea ha empeorado a niveles impensables durante los 43 años. Es paradójico que el tiempo que se describe con tanto horror no conoció expatriación y exilios forzados, mientras que el que se nos vende de quietud tiene a la mitad de los guineanos forzado a huir del país ¿Por qué será? Allí esta la conciencia de cada uno para dirimir la verdad.

Francamente la política de España de ayer y hoy, no es santo de mi devoción, las razones las ahorro al lector. Pero lo que ocurre hoy en Guinea Ecuatorial, después de 43 años desligada de España, no es culpa ni de la colonia ni de los españoles, ni de España. Esto tiene otro nombre que todos conocemos “dictadura y sus efectos”. Sólo ella es la que inquieta a todos: nativos y no nativos. La conjunción de esta evidencia, envalentona, de tal manera que Guinea Ecuatorial sólo puede ir a peor.

Ni Guinea, ni África fueron los únicos lugares donde hubo colonia y colonizadores, también fueron colonizados los Estados Unidos de América, la primera potencia mundial; lo fueron también la India, Brasil, Méjico, Suráfrica (con una historial reciente de racismo). Vivir sempiternamente culpando a los españoles y a la colonia es una estrategia relativista, que alisa el mal que cometemos a nuestros propios hermanos.

Lo siento por España, sus ciudadanos, sus embajadores y cónsules honoríficos acreditados en Guinea Ecuatorial que les toca aguantar el permanente reproche del gobierno guineano sobre la colonización. Y vivir con la hipocresía que tensa una cuerda y afloja la otra, que jode siempre desde el primer minuto y que no se les ocurra otro planteamiento que tirar la piedra y esconder la mano, o simple y llanamente ver la viga en el ojo ajeno, mientras se niega a ver en el propio. Ya sabemos que el gobierno guineano les gusta las nueces y no piensa renunciarlas, entre otras cosas porque siempre habrá alguien dispuesto a agitar los arboles.

Ya es cansino ese panorama y esas arengas que sólo ven lo malo que cometieron los colonos y nunca quieren saber que también pudo ser un momento oportuno para integrar las culturas, como lo han sabido entender otros países que no viven del rencor. Esos gritos y reproches ya me suenan cansinos, además de irreales. No podemos seguir justificando muertes de hoy por las estrategias de ayer.

Seamos serios, por favor; ¿qué tiene que ver la colonia y los españoles, con que hoy el hijo del presidente de Guinea Ecuatorial tenga 11 coches de alta gama en Francia, otros tantos en Malibú, otros tantos en Suráfrica, mientras que el sistema sanitario de nuestro país sea el peor del mundo? Las estadísticas tampoco revelan menos muertes por represión ahora que en la colonia, todo lo contrario. Sólo por citar algún ejemplo. Entretanto, gente como yo, que nos sentamos de oyentes en este paraninfo, para aguantar la mentira, la hipocresía y la pesadez de siempre, sólo podemos decir que ése no es el camino. Hablar mal de España, de la colonia, además de ocultar la verdad, nos lleva a la autodestrucción como nación. Es momento de apaciguar ese arrebato contra los españoles y esa pesadez de discursos incendiarios de ira y furor año tras año.



Fuente: PROPIA

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