En estas fechas, previas a la Navidad y Año Nuevo, se cruzan miles de mensajes deseando que estos días vengan cargados de solidaridad, afecto y un sin fin de buenos deseos. El mío se centra en que se hagan realidad dichos deseos en toda su extensión, comenzando por el cambio o en todo caso el abandono del poder de aquellos que hacen imposible una convivencia en paz y libertad a miles de ciudadanos del mundo. Que se imponga la verdad y la justicia para tantos y tantos seres humanos que no saben, no han experimentado, lo que es vivir en un Estado libre de coacción y represión. ¡Hágase la luz de la palabra y entendimiento! Nada hay que felicitar a los pueblos que viven bajo la represión más absoluta, pero, sí una y mil veces más, invitarles a que no se dejen influir por el desánimo y la aceptación de un modo de vida bajo el yugo de cualquier tipo de esclavitud. Hemos de conseguir las libertades del ser humano en toda su PLENITUD. Ese debe ser el objetivo de aquellos que se consideran ser mujeres y hombres de buena voluntad. Para mi siempre querida, Guinea Ecuatorial, el máximo deseo de, ¡PAZ Y LIBERTAD!.

Fuente: Propia

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