OBIANG NGUEMA NO ES PRESIDENTE LEGITIMO, NI SUS VICEPRESIDENTES. PARTE I

20 de Septiembre de 2012.-

Cuando Plácido Miko tiene una entrevista con el dictador Obiang Nguema Mbasogo, se entiende que va a verle porque le reconoce como una autoridad, en nuestro caso, Plácido le reconoce como presidente de Guinea Ecuatorial. Y va a verle para dialogar.

Cuando se dialoga con alguien, es porque se le reconoce una autoridad. ¿Qué autoridad le reconoce Plácido Miko a Obiang Nguema? ¿Por qué y para qué negocia con Obiang?

Muchos de nosotros, incluida la mayoría del pueblo que no puede hablar, EXIGIMOS que Obiang Nguema ABANDONE EL PODER y Guinea sea por fin un Estado Libre y Democrático.

Por tanto NO RECONOCEMOS A OBIANG COMO PRESIDENTE. Y eso lo hacemos por coherencia: no se puede exigir la salida de alguien del poder y al mismo tiempo reconocer la legitimidad del poder que ocupa ese alguien.

Hay casos en los que en democracias verdaderas, la oposición pide en el parlamento la dimisión del jefe del ejecutivo. Pero en esos casos, el sistema político funciona con normalidad democrática, es decir, existe un parlamento que ejerce su verdadera función de control al ejecutivo y existe un poder judicial verdadero e independiente, que se encuentra en condiciones de ejercer su control jurisdiccional en última instancia, para juzgar y fallar si las acciones de los agentes políticos son conformes o no a la LEY.

¿Alguien ha visto a Obiang delante de los ”parlamentarios” dandoles explicaciones de lo que le piden que explique?, nadie

¿Alguien ha visto a unos jueces tomando resoluciones que no satisfacen los deseos del dictador y han seguido ejerciendo como jueces tras tomar esas resoluciones?, nadie

Esa situación que aludimos de normalidad democrática, en el que hay diálogos y se reconoce la legitimidad del poder, aun cuando se le critica, no se da en Guinea. Por tanto no se puede pretender dialogar con una persona que no se cree ni está está sometida a ninguna regla de juego (ni siquiera a sus propias leyes) ni se puede pretender cumplir con una lealtad institucional, cuando ésa persona, el autonombrado jefe de Estado, no las cumple. Actuar bajo la pretensión de una normalidad democrática, como hace Placido Miko y sus compañeros de CPDS, donde gobernantes y opositores dialogan en interés nacional y estatal, no habiendo tal normalidad en Guinea, es un ENGAÑO CRUEL.

Si Obiang cumpliera con la lealtad institucional que se espera de él, no atacaría a los partidos políticos disconformes, como ha hecho con UP y CPDS, llevándolos al borde del aniquilamiento. Los partidos constituyen una pieza clave en un Estado moderno y sin embargo en Guinea son destruidos por el dictador, lo que deja claro que ésta persona no puede ser calificada jamás como jefe de Estado, como pretende. Por tanto, OBIANG NO TIENE LEGITIMIDAD para ejercer como Jefe de Estado.

En consecuencia no se puede jurar ni tener ninguna lealtad a un supuesto jefe de Estado que no es leal al propio Estado, al que ha destruido. Y tras destruirlo, Obiang Nguema ha ocupado el lugar que le corresponde al Estado.
El propio dictador y su familia son incapaces de distinguir entre el Estado y él. Eso que pudo achacarse a ignorancia en el pasado, al paso del tiempo se ha revelado como un signo grave de mala fe que acompaña a la constelación de otras desvirtudes del déspota que padecemos.

El tirano, al subvertir con su conducta al propio Estado, se autodeslegitima ante el pueblo y el mundo internacional. Una persona que no cumple la Ley, que destruye las instituciones del Estado poniendolas al servicio de sus ambiciones personales y clánicos, no merece llevar las riendas del pais. Es la propia acción del déspota la que de forma palpable nos lo presenta como un SUBVERSIVO del Estado. Y no se puede subvertir algo para al mismo tiempo erigirse como su representación sacrosanta.

Nuestros compañeros de CPDS debieran entender esta lógica aplastante.

Reconocer al tirano su condicion de Jefe de un Estado que ya no existe al haber sido digerido por éste, es un juego circense lleno de despropósitos. El primer despropósito es legitimar a alguien que ha perdido legitimidad y que debe ser echado del poder. Eso no tiene perdón.

Si se actúa con lealtad al dictador, eso se llama COLABORAR con el dictador. Legitimar con actos de sumisión a un déspota es acompañarle en su ejercicio de despotismo. El pueblo preso de miedo muestra sumisión al déspota y colabora de forma PASIVA con él. Pero CPDS, cuyos dirigentes estan formados y debieran saber posicionarse acorde a las circunstancias e incluso, ser orientadores del camino correcto a seguir en estos momentos, asumen una colaboración ACTIVA que tiene al menos el mismo peso negativo que la colaboración de los más allegados a la dictadura.

Entre los que reconocen a Obiang como presidente y colaboran con él como Plácido Miko y los que no le reconocemos como presidente y exigimos su salida inmediata del poder, queda un conflicto claro casi del mismo tenor que el que existe entre el régimen déspota y los verdaderos demócratas.

En los próximos capítulos matizaré mis últimas aseveraciones, al mismo tiempo que presentaré la aproximación a la solución del enigma. Esta solución debiera ser obra de todos los hijos de Guinea, incluso de aquellos que por razones muy difíciles de explicar, juegan un macabro juego político.


Nvo e´ Zang Okenve Mituy


Fuente: propia

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