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… DE LAS INFRAESTRUCTURAS, LOS MONUMENTOS FARAONICOS Y LOS ELEFANTES BLANCOS… publicado por: Fernando ABAGA EDJANG el 19/12/2010 9:15:39 CET
En mis dos últimos artículos comenté, pero sin entrar en detalles, que la abrumadora mayoría de las llamadas infraestructuras en Guinea Ecuatorial son en realidad unos Monumentos Faraónicos y unos Elefantes Blancos. El Gobierno de Guinea Ecuatorial se ha embarcado en un alocado vuelo ciego inspirado en un modelo de desarrollo que pone mayor acento en las cosas que en las personas, un modelo de desarrollo anclado en la construcción de “las infraestructuras”. “Estamos construyendo las infraestructuras” es el nuevo slogan, un mantra que se esgrime ante cualquier atisbo de crítica sobre la desastrosa gestión de los recursos generados por el petróleo y del país en general. Efectivamente, hay mucha construcción en el país, muchísima. Se habla de un portfolio de unos 1.300 proyectos de infraestructuras. ¿Pero, son todos proyectos de infraestructuras? ¿Es infraestructura toda obra de construcción?
Primero, veamos qué es eso de infraestructura. Es necesario aclarar este aspecto porque los hombres del poder, en su carencia de rigor en todos los aspectos, utilizan los conceptos de una forma elástica e irresponsable. La infraestructura consiste en estructuras que sirven de apoyo y facilitan la actividad económica. No es una actividad económica en sí misma. A partir de aquí se puede ver que no toda construcción o estructura de hormigón es infraestructura. Una estructura tiene que cumplir ciertas condiciones para que se considere infraestructura, a saber: a) sirve de apoyo o facilita la actividad económica y b) tiene que haber una actividad económica a la que apoya o facilita. Toda estructura que no reúna estas dos condiciones no es infraestructura, es puro consumo, no tiene fines productivos. A falta de datos suficientes y de tiempo para encarar un análisis más detallado, voy a utilizar métodos indirectos para determinar si las infraestructuras que se construyen lo son realmente.
Antes de continuar, merece también la pena definir y explicar otro concepto que he utilizado en artículos anteriores, concretamente el de Elefante Blanco. Debo señalar que no se trata aquí de un concepto cargado de connotaciones raciales. En realidad el término viene de un mito existente en Birmania y Tailandia. En términos simples, Elefante Blanco se refiere a una propiedad de la que uno no puede desprenderse y cuyo coste, particularmente de mantenimiento, es desproporcional a su utilidad o valor. Cuando digo que muchas de las infraestructuras que se construyen en Guinea Ecuatorial son puros Elefantes Blancos estoy diciendo que se trata de estructuras cuyo coste es muy superior a su valor o utilidad. Y como muchas de esas estructuras son muy grandes, pues, tenemos unos Monumentos Faraónicos, que son perfectos Elefantes Blancos. Aclarados estos extremos, paso a examinar el tema en cuestión.
Guinea Ecuatorial produce petróleo desde 1992. La producción en dicho año fue de 3.108 barriles por día. Para 2008, ya había alcanzado 488,000 barriles por día. Por habitante, Guinea Ecuatorial produce incluso más petróleo Arabia Saudita, primer productor mundial de petróleo. Durante este periodo (1992 – 2008), la economía nacional en términos del PIB, pasó de 41.791 millones de F. CFA a 5.771.200 millones F. CFA en 2009, o sea multiplicado por 138. Los gastos de capital, a través del Programa de Inversiones Públicas (PIP) pasaron de 10.033 millones a 2.482.267 millones en 2008, o sea multiplicados por 248. Por su parte, la renta per cápita pasó de 300 dólares a más de más 12,000 dólares (hay que señalar que algunas fuentes, como el Informe de Desarrollo Humano de 2010 lo sitúan en 28103 dólares), es decir multiplicado por 40. No hay ninguna duda: la economía nacional ha experimentado una transformación profunda, al menos superficialmente.
A nivel sectorial, el sector petrolífero pasó de 7.2% del PIB en 1992 a 57.7 % del PIB en 2009, habiendo alcanzado un valor máximo de más de un 73% en 2006. Por su parte, el sector no petrolífero pasó de 49% del PIB a 42.3 % del PIB en 2009, habiendo llegado a alcanzar un nivel bajo de 27% del PIB en 2006. El sector agrícola casi ha desaparecido, ya que su contribución a la economía nacional hoy en día no alcanza ni el 3%. En 2009 solo aportó un 2.2% al PIB, habiendo crecido escasamente a una tasa anual de 5%. Por su parte, la industria manufacturera también exhibe el mismo estancamiento, al contribuir solo un 13.4% al PIB, consistente casi exclusivamente en productos derivados del petróleo. Excluidos estos, este sector no aportó más que un 0.2% al PIB en 2009. Dado su insignificante presencia en la economía nacional, su tasa de crecimiento al igual que la de la agricultura no tiene ninguna importancia. Aparte del petróleo, el único sector que muestra indicios de dinamismo es la construcción, precisamente por la desenfrenada construcción de las infraestructuras. Dicho sector está creciendo rápidamente, pasando de una tasa de crecimiento anual de 30% en 2007 a una tasa anual de 60% en 2009. Estos datos demuestran fehacientemente que la economía guineana está en una crisis profunda que está camuflada por el petróleo y la construcción. Tenemos aquí el primer indicio de que algo va mal con las celebradas infraestructuras. ¿Cómo es posible que tanta inversión en la construcción de las infraestructuras no haya tenido un impacto visible en la economía real?
Con una renta per cápita de más de 12,000 resulta paradójico que un 77% de la población todavía viva en la pobreza absoluta, con una esperanza de vida al hacer de 50 años. Cuando nuestra renta per cápita era solo de 300 dólares antes del petróleo, un 60% de la población vivía en la pobreza absoluta, pero cuando nuestra renta per cápita ha subido exponencialmente para situarse en más de 12.000 dólares, en vez de bajar, la población que vive en la pobreza absoluta ha subido a 77%. Nuestro país es como el cuento de “Alicia en el País de las Maravillas”, donde nada ocurre como debería ocurrir u ocurre al revés, como en el espejo. Según datos oficiales que aparecen en el famoso “Diagnostico”, la tasa de mortalidad materna es de 352 por 100 mil nacimientos vivos, la mortalidad infantil es de 93 por 1000 nacidos vivos. Además, la tasa de cobertura de vacunación de niños menores de un año es de 34%, existe un predominio moderado de desnutrición en los niños menores de 5 años, de un 40%, mientras que el paludismo sigue causando estragos, con una tasa de morbilidad de 61% y de mortalidad de 37,5% en los niños menores de 5 años. La población con acceso a agua potable es de 45% mientras que la población con acceso a saneamiento es de 51%. Estos datos suenan más a Haití, país con una renta per cápita baja y que conoce frecuentes desastres naturales, que a un país que tiene una renta per cápita de más de 12.000 dólares. Tenemos aquí otro indicio de que algo no encaja con las masivas inversiones en la construcción de las infraestructuras. Se vuelve a colgar aquí el “Diagnostico” para referencia fácil: http:/ɛgjustice.org/files/Plan%20Nacional%20de%20Desarollo%20Economico%202007.pdf.
Cabe, pues, hacerse la siguiente pregunta: Si las infraestructuras que se construyen en Guinea Ecuatorial no tienen ningún impacto en la economía nacional ni en las vidas de las personas, ¿de qué clase de infraestructuras se trata? ¿Se trata realmente de infraestructuras? Como se ha dicho arriba, no toda construcción es infraestructura. Esto ya apunta sobre los verdaderos objetivos de estas infraestructuras que, como ya lo dije en un artículo anterior, consisten en: a) la búsqueda de legitimidad política, interna y externa, b) la proyección del poder, así como c) un intento por dar la impresión de que los recursos del petróleo se utilizan a favor del país y esquivar las presiones internacionales. También hay que incluir el afán de ostentación, de fardar. Ciertos individuos se contentan con las alabanzas que reciben, concretamente el comentario escuchado con frecuencia en muchos países francófonos en el sentido de que “La Guinée Equatoriale c’est un pays en chantier”. Se sienten “grandes”, se les hincha el pecho. Y ahí termina todo, es la vanidad.
Si es cierto que la construcción de las infraestructuras tiene escaso impacto en la economía nacional y en las vidas de las personas se puede deducir que la rentabilidad de las inversiones que se realiza en la construcción de dichas infraestructuras es bajísima. Muchas razones pueden explicar este fenómeno, a saber: a) las deficiencias en la identificación y selección de proyectos, de tal forma que los proyectos ejecutados son de una baja prioridad, b) los problemas en la adjudicación de las obras – sin licitación, c) la mala ejecución de los proyectos y la mala calidad de las obras, d) las deficiencias en la conceptualización y definición de los proyectos, e) la corrupción generalizada, f) los métodos de financiación (crédito chino), g) las debilidades en el seguimiento de los proyectos por parte del aparato estatal, entre otros. Todos estos factores inciden en el sombrío programa que se observa en Guinea Ecuatorial, con diferentes niveles de ponderación a nivel de cada proyecto.
Con las masivas inversiones en la construcción de las infraestructuras, la formación bruta de capital ha crecido de 24.2% del PIB en 1992 cuando se inicia la producción de petróleo, a 47% del PIB en 2008. Ya para 2010 se proyecta una caída en la formación bruta de capital, que baja drásticamente a 29.2% del PIB, con una tasa de crecimiento del PIB que sería de 0.9%. Con estos datos se puede calcular el valor incremental de la relación capital-producto (ICOR, en su anagrama anglófono), que es una medida de la ineficiencia de las inversiones. Haciendo los cálculos correspondientes se obtiene un valor de 32. Para la mayor parte de los países de este mundo, este indicador se sitúa en torno a 3. Cuanto más alto es el ICOR, menor es la eficiencia de las inversiones y vice versa. Por lo que el valor de 32 obtenido para Guinea Ecuatorial es una clara indicación de que las inversiones que se realizan son altamente ineficientes. A partir de este indicador se puede calcular la tasa de rendimiento de las inversiones, que no es más que el valor inverso del ICOR. Haciendo los cálculos correspondientes se obtiene una tasa de rendimiento de 3.1%. Comparado con las tasas de interés internacionales, que son bajísimas en estos últimos tiempos, se ve claramente que la tasa de rendimiento de las inversiones en Guinea Ecuatorial es tan baja que dichas inversiones en realidad constituyen un desperdicio de los recursos.
Se puede argumentar que el análisis presentado arriba es demasiado macro. Bueno, lamentablemente no estoy en condiciones de realizar un análisis pormenorizado tanto por falta de tiempo y como de datos detallados. Habiendo datos y tiempo, podría extraer una muestra de los 1.300 proyectos para estudiarlos y ver qué es lo que pasa. El mismo gobierno debería hacerlo ante la situación que se ha presentado para una re priorización de los proyectos que podría resultar en: a) postergación en el inicio de muchos proyectos, b) eliminación de otros, y aun c) redimensionamiento de otros tantos. Este ejercicio se impone ante el inicio de la contracción en la producción de petróleo en nuestra caída hacia el “Fin de la Historia” (prestado de Francis Fukuyama, politólogo y sociólogo americano de origen japonés). Voy a tomar dos emblemáticos mega proyectos para un análisis un poco micro, a saber: a) la expansión del puerto de Malabo y b) la central hidroeléctrica Djibloo.
1. El Puerto de Malabo – Se trata de una impresionante obra de ingeniería consistente en la expansión del puerto de Malabo. En principio, tiene sentido en vista de los enormes volúmenes de comercio internacional, exportaciones y las importaciones, gran parte del cual se realiza a través del puerto de Malabo. En 2009 Guinea Ecuatorial exporto bienes valorados en 8.494.600.000 de dólares e importo bienes valorados en 5.257.000.000 de dólares. Se trata aquí de cifras impresionantes, pero, hay que mirar bien para no perder de vista ciertos detalles importantes: Las exportaciones de Guinea Ecuatorial consisten fundamentalmente en petróleo bruto y este no pasa por nuestros puertos, sino desde donde están los yacimientos, en alta mar. Y si solo exportamos petróleo y esta actividad no pasa por los puertos, resulta que nuestros puertos sirven casi exclusivamente para la importación de mercancías. Es así que los barcos llegan llenos de mercancías fundamentalmente, y regresan vacios en un país que exporta todo lo que produce e importa todo lo que consume, lo que constituye una división internacional del trabajo que nos recuerda el periodo colonial. Y podemos permitirnos este lujo gracias al petróleo que, como queda dicho, se produce en alta mar principalmente por extranjeros, con capital extranjero y tecnología extranjera mientras que el país (los privilegiados) viven cómodamente de las rentas generadas por esta actividad sin ninguna preocupación sobre el futuro. Pero, con el agotamiento anunciado del petróleo, las importaciones se reducirán bruscamente, con una reducción también brusca en el número de barcos que atracarán en el puerto de Malabo. Tendremos un puerto grande, pero al que atracaran pocos barcos, un puerto subutilizado. Este resultado no debería sorprender: no habrá nada que exportar (ahora solo se exporta el petróleo) y como consecuencia se importara bien poco, en comparación con lo que se importa actualmente gracias al petróleo.
Por otra parte, el “Diagnóstico”, preparado por consultores internacionales, manifiesta en su página 50, que “…importantes proyectos esencialmente concebidos para responder al aumento del flujo de mercancías (contenedores)…”, agregando que “… no hay orientación hacia puertos que ofrecen servicios diversificados a los buques…” y que “…no hay orientación de las infraestructuras portuarias para llevar instalaciones industriales de otros sectores (zonas de almacenamiento de productos derivados del petróleo, producción de utilidades energéticas… “, recomendando que “…más que el tamaño, las infraestructuras portuarias deberán poner el acento y mejorar el acceso y los servicios a los buques…” Esto significa que el proyecto está mal concebido y no responde a las prioridades reales del país. Un proyecto mal concebido es un proyecto destinado al fracaso.
Si sumamos las consecuencias del anunciado agotamiento del petróleo, al menos en cuanto a la reducción del número de barcos que estarían atracando en el ensanchado puerto de Malabo al hecho de que se trata de un proyecto mal concebido se llega fácilmente a la conclusión de que se trata de un Monumento Faraónico por su grandeza y un Elefante Blanco por su esperada subutilizacion.
2. La central hidroeléctrica de Djibloo - Es el mega proyecto por antonomasia. Se trata de la construcción de una central hidroeléctrica en pleno bosque. Se estima que dicha central tendrá una capacidad de 120 MW y se dice que cubrirá toda la Región Continental y se exportará parte a Camerún y a Gabón. Todo suena bien, incluyendo la electrificación rural, pero el problema de electricidad en Guinea Ecuatorial no es solo de producción, sino fundamentalmente de gestión. Se construye pero tiene que haber una estructura de gestión. Un país que no puede llevar una gestión racional de las pequeñas centrales terminas e hidroeléctricas que existen actualmente es una locura pensar que pueda hacerlo con una mega estructura como la que se proyecta en Djibloo, que abastecerá a toda la región continental y los países vecinos. Y no es que no haya guineanos que puedan hacerlo. El problema es el cáncer de siempre: hay que ser miembro activo del PDGE o pariente de alguien vinculado al centro del poder. Y no puede ser de otra manera en un régimen como el que se ha implantado en el país. Por supuesto que habrá chinos ahí para toda la vida pero se ocuparían de la parte técnica.
El problema de gestión es tan grave que por más centrales que se construyan el problema de electricidad permanece. En efecto, en los últimos años se ha ido agregando capacidad pero los apagones siguen. El “Diagnostico” explica, en su página 49, que “las sociedades públicas entregan un servicio de baja calidad con resultados económicos escasos…” agregando que “…una escasa organización institucional del sector que no permite dar un marco claramente que organiza los distintos participantes y usuarios en el sector…” y concluye que “A pesar de estos proyectos, la gestión del sector adolece de una falta de organización institucional clara con una definición precisa de los papeles y responsabilidades (organización de la asociación pública - privada sobre la gestión de las empresas públicas, mantenimiento de las infraestructuras, reglamento del sector…” Pensar en la construcción de una central hidroeléctrica como el Djibloo en un contexto institucional como este y esperar con ello resolver de una vez por todas, el problema de electricidad en Guinea Ecuatorial es pensar con los pies. Y estoy seguro que alternativas técnicas a este absurdo no faltarían.
Actualmente Guinea Ecuatorial produce 27.000.000 kw/h, lo que sitúa a nuestro país en el lugar 205 de un total de 214 países y territorios. Ello equivale a una producción de 52,438 kw/h por habitante, situándose en el lugar 198, incluso por debajo de Haití, que está en el lugar 194. A nivel de consumo se observa el mismo panorama, con los siguientes datos: un consumo total de 25.110.000 kw/h, lo que da un consumo por habitante de 48.768 kw/h, ocupando el puesto 208 y 199, respectivamente, también entre los más bajos del mundo. Según estos datos, Guinea Ecuatorial consume menos electricidad de la que produce, tanto a nivel total como por habitante. Los bajos niveles de consumo reflejan el bajo nivel de industrialización del país, que por esta vía se puede ver que está también entre los más bajos del mundo. A estos niveles de consumo, que están fuertemente vinculados a los bajos niveles de industrialización, agregar una capacidad de 120 MW que aportará la central de Djibloo y solo para alumbrar las casas en una región de poco más de 300.000 habitantes, es una monumental estupidez. Nos dicen que parte de la producción se exportara a Camerún y a Gabón. ¿Se han hecho estudios de mercado? Seguro que no. Por que dichos países ya producen y consumen enormes cantidades de electricidad. Por ejemplo, Camerún produce 3.903.000.000 kw/h y consume 3.323.000.000 kw/h, lo que equivale a una producción de 233.954 kw/h por habitante y un consumo de 199.188 kw/h por habitante. Por su parte, Gabón produce 1.671.000.000 kw/h y consume 1.365.000.000 kw/h, lo que equivale a una producción de 1.188.675 kw/h por habitante y un consumo de 971.000 kw/h por habitante. Por lo que según estos datos los dos países tienen suficiente electricidad. No hay necesidad de que lo importen sobre todo de un país caótico e impredecible como lo es Guinea Ecuatorial. Los datos sobre la producción y consumo de electricidad se pueden ver aquí: http://www.nationmaster.com/graphɛne_ele_pro-energy-electricity-production.
Según los datos arriba presentados, está claro que el Djibloo se enfrentara rápidamente a problemas de economías de escala: al ser un proyecto sobredimensionado con una capacidad que superará con creces las necesidades reales, dados el bajísimo nivel de industrialización del país y por lo tanto, la baja demande de electricidad. Se trata aquí de otro Monumento Faraónico por su tamaño y un Elefante Blanco por su subutilización. Evidentemente, al construir este Monumento Faraónico y Elefante Blanco, se ha puesto el carro por delante del caballo, exactamente el mundo al revés. Y a saber si alguien ha pensado en el impacto que dicha locura tendrá sobre el medio ambiente.
Como se ha visto, existe un grave problema con la enloquecida construcción de las infraestructuras. Ni siquiera se trata de infraestructuras propiamente dichas en el sentido estricto del término, sino de Monumentos Faraónicos y Elefantes Blancos en su mayoría. Todo ello encaja perfectamente en el modelo de desarrollo que se ha adoptado, que pone énfasis en las cosas por encima de las personas. En condiciones normales cabria replantearse dicho modelo a favor de uno que pone énfasis en las personales por encima de las cosas. Es de lideres sólidos el darse cuenta de los errores y desandar los errados pasos. Y es precisamente liderazgo lo que falta en la República de Guinea Ecuatorial en estos momentos. Se trataría en definitiva de un liderazgo con una visión incluyente y dotado de la credibilidad y carisma suficiente para movilizar y galvanizar a la población, canalizando sus energías hacia la realización de la visión. Con la cantidad de petróleo que todavía se produce se puede fácilmente reconstituir las reservas, frenar el endeudamiento y empezar a sentar las bases para la diversificación de la economía en previsión del agotamiento del petróleo. Ello pasa por un parón en la locura de la construcción de las infraestructuras sin sentido, a favor de las que sí vendrían dictadas por los requerimientos de la visión incluyente. En ausencia de este tipo de liderazgo, se puede prever la continuación del status quo: la enloquecida construcción de las llamadas infraestructuras sin una orientación clara aun cuando los recursos necesarios para financiar dichas locuras se están esfumando rápidamente como consecuencia del ya iniciado agotamiento del petróleo. Y así se llena el país de inservibles Monumentos Faraónicos, puros Elefantes Blancos, cuyo máximo exponente no es otro que el Gbadolite II, destruyendo nuestros preciosos bosques y creando monumentales problemas medioambientales.
Agradecería comentarios a través de mi correo privado: FAbaga@msn.com
!!!!FELICES FIESTAS!!!!
Fernando ABAGA EDJANG (Simple Ciudadano de Pie, expresándose estrictamente a nivel personal)
Fuente: Propia
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