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Editorial

WENCESLAO MONSOGO ALO, LA DESAPARICION DE UN GIGANTE


publicado por: REDACCION guinea.net el 03/05/2022 0:09:55 CET


El lunes pasado día 25 de abril 2022, moría en un hospital de Saint-Etienne (Francia) el Dr. Wenceslao Monsogo, a los 67 años de edad.

El programa tras su muerte era trasladarle a su ciudad de Kogo en Guinea, saliendo el viernes de Saint-Etienne a Lyon y de ahí a Paris, de donde saldría el domingo por la mañana.
El domingo 1 de Mayo, llegada del cuerpo al aeropuerto de Malabo, saliendo para Bata con la compañía Ceiba en el último vuelo de la noche.
 
El domingo por la noche, el cuerpo descansará en la Clínica Espoir, para los actos de velatorio en Bata. El lunes por la mañana celebración de una misa solemne , seguida de actos de reconocimiento de la población y del partido.

El lunes 2 de mayo sobre las 4 de la tarde salida para Kogo con velatorio.  El martes 3 de mayo celebración de una misa solemne en Río Muni, con actos de reconocimiento por parte de la población. Entierro el martes en el cementerio de Kogo sobre las 3 de la tarde.



HOMENAJE AL DOCTOR WENCESLAO  MANSOGO ALÓ,  FALLECIDO  EN LA MADRUGADA DEL LUNES 25 DE  ABRIL 2022

Guinea Ecuatorial pierde otra vez unos de sus insignes HIJOS, DOCTOR WENCESLAO MANSOGO ALÓ. 

BIOGRAFÍA 

Qué tristeza, qué pérdida irrecuperable. 
El pueblo de Guinea  Ecuatorial  acaba de perder un insigne HIJO, Dr. Wenceslao Mansogo Aló, nacido en  Kogo Litoral, Región continental de Guinea Ecuatorial, el 27 de noviembre de 1955, médico, activista de los derechos humanos y político ecuatoguineano. Hijo del político de la zona Miguel Alo Mansogo (Padre de la Independencia), que fue segundo alcalde del distrito de Kogo después de la independencia de Guinea Ecuatorial, en 1968.

El doctor Mansogo, es un médico que acumula numerosos títulos académicos en el campo de la Medicina, obtenidos en universidades francesas. Entre otros, tiene los de Doctor de Estado en Medicina, especializado en Ginecología, Obstetricia y Medicina de la Reproducción por la Universidad Jean Monnet de Saint-Etienne; Diplomado en Mecánica y Técnicas Obstétricas (Universidad de Besançon); Diplomado universitario en Medicina e Higiene Tropicales (Universidad de Lyon I), y Máster en Ciencias Biológicas y Médicas en Estadística, Informática y Epidemiología (Universidad Claude Bernard, Lyon I). Practicó la medicina en Francia durante muchos años antes de decidirse regresar a su país natal para ayudar a mejorar la mala atención de la salud. A petición del gobierno de Guinea Ecuatorial bajo cooperación francesa, dirigió una unidad especial en el Hospital Regional "Dr. Damián Roku Epitie Monanga" en Bata entre 1994-1998. Según Human Rights Watch, fue despedido de la posición cuando propuso que los médicos deberían estar obligados a presentar pruebas de sus aptitudes para ejercer la medicina antes de que se les permita ejercer. A continuación, pasó a la práctica privada y abrió su propia clínica, Centro Médico Espoir Litoral en Bata, considerada una de las clínicas más importantes del país.

PERSONALIDAD POLÍTICA 

Además de su trabajo como médico, el Dr. Mansogo  fue líder y cofundador de Convergencia para la Democracia Social (CPDS), Segundo vicesecretario general y responsable de Relaciones Internacionales y Derechos Humanos de CPDS, el principal partido político de la oposición en Guinea Ecuatorial . Fue también concejal del ayuntamiento de la ciudad de Bata entre 2008 y 2012. En las elecciones municipales de 2017 se postuló al cargo de alcalde de Bata. En el año 2020, el Doctor Wenceslao Mansogo Alo recibió la Medalla de plata del Gran Premio Humanitario de Francia, una Asociación fundada en Paris en 1892, declarada en 1902 cuyo objetivo es honorar y recompensar a aquellas personas que por su coraje, su abnegación, su trabajo, sus consejos o su tiempo, han contribuido a salvar o a aliviar a su prójimo, así como a aportar su apoyo a las víctimas de catástrofes y asociaciones humanitarias. Por la pandemia,  este premio se postergo a 2021.

TESTIMONIO ESPIRITUAL 

Doctor Wenceslao,  hombre de ciencia y de fe.  Ha tenido siempre su devoción a la Virgen de LOURDES, a quien dos días antes de su fallecimiento visitó para despedirse de su VIRGEN. Después de su visita a Lourdes,  pidió la asistencia de un sacerdote para recibir los últimos sacramentos y su última confesión. Celebraba su Onomástica el 28 de septiembre. Palabras textuales de Wenceslao:" en mi Onomástica siempre me felicitan dos personas: el Padre Pedro Ncogo Eyi, su antiguo profesor, desde Guinea y mi primo hermano, el Padre Andrés desde Murcia". Según el testimonio de su mujer MARISOL,  a quien amaba tanto,  Doctor Wenceslao Mansogo Aló termina el decurso de su vida llamando a su difunto padre que en paz descansa, para que le abra la puerta: " PAPÁ ÁBREME LA PUERTA ". Con estas palabras expiró.

APRECIACIÓN PERSONAL

En línea familiar El Doctor Wenceslao Mansogo Aló ha sido mi primo a quien apreciaba mucho, no solo por ser familiar, sino por su personalidad. Un  hombre honesto de una familia honesta. Un hombre equilibrado incapaz de vender su vida y honor por un plato de lentejas. Incapaz de vender su alma al diablo. hombre que sabía diferenciar,  en el ámbito político,  la rivalidad  de la enemistad, la profesionalidad de la política. Un hombre culto, sabio en lo científico,  en lo cultural y  en lo tradicional. El Doctor Mansogo , en lo profesional,  ha sabido incluso,  tratar al rival. Un político de élite que ha sabido decir a tiempo a destiempo y en cara la verdad de las cosas. Un hombre respetado por los enemigos,  hasta incluso. Un gran amigo,  casi amigo de todos.  Un gran médico al que todos teníamos acceso,  hasta incluso cuando está recreando con los amigos,  para su tiempo de ocio. Un gran esposo,  un gran padre  y un gran defensor de su familia. 

El Doctor Mansogo, después de su formación,  trabajó en Francia ejerciendo su profesión,  país que le acogió.  Este país le brinda una oportunidad de adquirir la nacionalidad,  la cual rechazó, tomando la decisión de retornar a su país, como buen Patriota,  para colaborar para su desarrollo. Pero quiero pensar en cuatro palabras  que sus compatriotas: " NO LE HAN ENTENDIDO ". O así son los  guineanos que no entienden o que no quieren entender. Pero nunca se rindió frente al desafío.  Ha llamado las cosas por su nombre,  hasta ante el verdugo. Nunca ha ocultado su ideología política,  siempre manifestaba que es del CPDS, al que consideraba su segunda familia, una formación de izquierdas,  pero me manifestó algún día que España le ha decepcionado.

Guinea ha perdido un insigne HIJO. Un boncorista presumido y asumido de serlo. Personalmente he aprendido de ti que el honor y la dignidad de la persona no se puede vender ni comprar.  No solo has sido valiente y caballero, sino que has sido consciente con una moral alta que te permitía levantar siempre la cabeza. Has desafiado la corrupción,  la hipocresía, la envidia,  el odio y la maldad.  Con tu pluma has enseñado que solo con ella se puede vencer al enemigo. Tú has razonado tu vida.  Has vivido como has querido con dignidad y libertad.  Has entendido que el patrón de tu vida eres tú. Primo te echaré de menos , creo que toda Guinea también. Tu has curado a las personas aqui en la tierra,  creo que esperas tu recompensa en el cielo. Pero desde el cielo di a la Santísima Trinidad  que tu lucha por la democracia, por la libertad, por los derechos humanos en Guinea Ecuatorial, se hagan realidad ya. Tus ojos no han tenido la dicha de verlo, pero que tus hijos lo vean.  Pero sé que te has ido con muchas ganas de verlo. Que Dios no tenga en cuenta tus faltas y debilidades,  sino la fe que tenías en Él.  DESCANSE EN PAZ. 

Firma:
Padre Andrés Pedro Sima Miaga,
Párroco de Era Alta y Arcipreste del Arciprestazgo N° 7 de Murcia y Tesorero de la Asociación de Católicos Guineoecuatorianos en  España.

                                  _____________________________________

Wenceslao Mansogo, in memoriam.

Antonio MBILE AKENG

PARTIDO PESIMISTA

 

“El fallecimiento de Wenceslao Mansogo representa, quizá, la mayor pérdida de Guinea Ecuatorial en los últimos 45 años." —Alfredo Okenve.

 Supe de Wenceslao Mansogo en noviembre de 2013, escuchando el programa Hora 25 de la Cadena Ser, entonces dirigido por Àngels Barceló. En su intervención criticó que la Selección Española de Fútbol disputase un partido amistoso en Guinea Ecuatorial frente al Nzalang Nacional, arguyendo que dicho evento concedía carta de naturaleza al régimen en plaza, mediante blanqueo y legitimación. Años después le conocí personalmente. Fue de casualidad, a la salida de una estación de metro en Madrid; me acerqué a saludar, le agradecí por su lucha y le conté que le había escuchado hablar años atrás en la radio. Sin conocerme de nada, tuvo el detalle de conversar conmigo un rato sobre la situación del país y esas cosas. Tiempo después, también en Madrid, con motivo del 50º aniversario de la Independencia, coincidimos en un evento organizado por la UNED; y un año más tarde asistí a una ponencia suya, en Barcelona, sobre los DDHH en Guinea. No puedo decir, por tanto, que le conocía bien. No fue el caso. Pero algunas personas que destacan por su ejemplo trascienden su círculo familiar para convertirse en patrimonio de la sociedad.

 

Estos días, tras la noticia de su fallecimiento, se han sucedido testimonios de gente que sí tuvo el privilegio de conocerle. Todos destacan sus logros académicos y su solvencia intelectual; su trabajo como profesor universitario; el desempeño del dirigente y activista político que no entendía la política separada de la ética, que asumió como propia la defensa de los DDHH en el país, presentando informes que denunciaban su violación sistemática ante la ONU durante casi una década. Destacan al luchador que resistió con heroico coraje lustros enteros de torturas, persecución y vejaciones; al compañero que, sabedor de lo que supone ser preso político, acudía a la cárcel cuando otro compañero de lucha caía en desgracia, sin preguntar por carnés de partido y haciendo gala del raro talento de ayudar por encima de discrepancias ideológicas o filiaciones políticas. Pero, sobre todo, los testimonios vertidos durante estos días destacan la calidad humana de un hombre para quien su profesión, la medicina, fue una herramienta para servir a su pueblo, principalmente en ginecología y obstetricia, incluso cuando ese pueblo le correspondía, como acostumbra, con desprecio y marginación... Dicen los que saben, que se cuentan por cientos los niños que el Dr. Mansogo ayudó a traer al mundo. Y esta semana, dos o tres personas cercanas a él, me han manifestado que, a su juicio, su muerte supone la mayor pérdida de nuestra sociedad desde el golpe del ‘79. En todo caso, es claro que los que le conocieron bien son quienes mejor pueden calibrar la pérdida, pero tengo la impresión de que incluso los que no le conocimos tanto alojamos cierta sensación de vacío, de vulnerabilidad, de haber perdido a uno de los nuestros.

 

Este país ha perdido a demasiada gente válida, que después de tanta lucha han muerto sin apenas ver los frutos de aquello por lo que lucharon. Ha ocurrido demasiadas veces, con varias generaciones. A mi edad, quizá lo único que me queda es transmitir algo de esperanza. Por eso a los más jóvenes les digo que, si pueden, participen en la lucha, pero que no olviden que su primera obligación es sobrevivir, porque tendrán que reconstruir este país algún día. Y si se derrama más sangre, que sea, al menos, sobre tierra fértil..."

 Estas palabras se las he escuchado muchas veces al maestro Jose Luis Nvumba (algunos le llamamos maestro cuando no nos oye). Estos días pienso en la reflexión que encierran esas palabras; albergando, quizá, en algún rincón de mi interior, la secreta esperanza de que la muerte de alguien tan querido y admirado como Wenceslao Mansogo podría operar como detonante de una reacción popular en el país. No se trata, claro está, de un pensamiento racional, sino una ilusión fugaz, un deseo que linda más con la fe que con la ciencia, producto de la rabia y la tristeza. La realidad es tozuda, y por enésima vez, todo quedará en nada. Nuestro país tiene una larga tradición de no abrigar –mientras viven– y de olvidar –cuando fallecen– a sus mejores hombres. Es casi una constante histórica.

 

Quienes le conocieron subrayan su personalidad aguerrida, la firmeza de sus convicciones y la solidez de sus principios; hablan de la generosidad de quien cambió la certidumbre de un puesto de trabajo en una sociedad burguesa –ejerció varios años como médico en Francia– por la vocación de servir, contribuir y realizarse en la tierra que le era propia, a pesar la incertidumbre. Quienes le conocieron dicen que pese al sufrimiento al que fue sometido tantas veces nunca perdió la sonrisa, ni una forma de ser que permitía que otros se sintieran reconfortados a su lado. Quizá por eso los que seguimos en este mundo debamos seguir trabajando para que la Guinea por la que tantos hombres buenos arriesgaron la hacienda y la vida sea un día una realidad. Quizá un día, cuando otras generaciones de guineanos vuelvan la mirada al pasado en busca de explicaciones para su presente, encuentren, entre otros, a un hombre que, a pesar de sus contradicciones como humano, tuvo un sueño, peleó por una esperanza y trató de transmitir algo a los le sucedieron. Quizá quede algo de él en nosotros... un pálido recuerdo que vale más que un monumento. Quizá alguien escriba un libro, o un himno, o una poesía. Tal vez quede la esperanza humana realizándose en nuevas generaciones. Quizá quede la secreta esperanza de que la sangre del Dr. Wenceslao Mansogo, esta vez sí, caiga en tierra fértil.

 

Que la tierra le sea leve.




Fuente: Varios

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