Misión Imposible: G.E. del Poblado tradicional a la estructuración del Estado (1):
Es un difícil tránsito que en África generalmente ha fracasado o, mejor dicho, lo han hecho fracasar los intereses Occidentales de siempre, guerra fría de por medio incluida. En muchos casos, utilizando las diferencias étnicas o tribales como mejor aliado en hacer fracasar el intento.
Recientemente se ha manifestado por un jerarca estadounidense la imposibilidad de imponer la democracia. Al parecer, es más fácil imponer la dictadura y, por supuesto, nunca se han propuesto soluciones realistas ya que esas soluciones realistas, señalarían los mismos problemas de que adolecen las enfermas democracias Occidentales. El problema es que lo que es simple enfermedad en Europa y los EEUU – la falta de representatividad y participación libre y efectiva en/del sistema político -, se convierte exponencialmente en una severa tragedia en África, por sus peculiares condiciones de desarrollo económico y social. Además de que esas soluciones de democracia con lógicas salvaguardias y seguras garantías de estabilidad para nuestro caso, entrarían en conflicto con los intereses neo-imperialistas de Occidente en África, entrarían en conflicto con lo que es ya claramente un sistema en recolonización donde, como en la Guinea Ecuatorial de Teodoro Obiang o como en el Zaire de Mobutu, la guardia colonial de la metrópoli, se ha sustituido por una criminal guardia neo-colonial autóctona que protege los intereses de siempre. Recordemos y constatemos que en África, la toma de decisiones a adoptado en la mayoría de los casos – en Guinea Ecuatorial siempre – la forma de una dictadura personalista muy al margen de la voluntad popular.
Y se trata de algo tan sencillo como satisfacer necesidades colectivas a distintos niveles de decisión posible (Seguridad, Justicia, Representatividad, Sanidad, Educación, Defensa, Relaciones exteriores, ... y a otros niveles: eliminación de residuos, agua corriente, alcantarillado, iluminación,...) pero mucho más complejas que las muy simples de los poblados tradicionales de antes del colonialismo y de la mercantilización. El problema es que para satisfacer esas necesidades colectivas más o menos consensuadas, hay que usar recursos escasos susceptibles de usos alternativos, es decir, hay que elegir e incluso adoptar decisiones en cuanto a su gestión.
La adopción de decisiones para satisfacer necesidades colectivas, en una democracia, es objeto de elección entre alternativas, entre opciones y equipos que puedan garantizar una gestión mínima de las mismas. En otro caso, se elige a otra opción cuando la anterior no ha funcionado o sencillamente no resultan de nuestro agrado las soluciones aportadas. Ello requiere renovación, participación plural, transparencia, Estado de Derecho y división de poderes, seguridad jurídica, verdadera libertad de expresión en medios también plurales y siempre, ausencia de cualquier fundamentalismo adopte este la forma que adopte, persona, idea, religión, doctrina, .... En otro caso, se falsea esa toma de decisiones.
En ese sentido, algunas consideraciones adicionales:
1) La adopción de decisiones, debe estar enmarcada en un cuadro de adopción de decisiones descentralizadas más general, con una asignación de funciones
propias de los Ayuntamientos, de las cabezas de distrito, de las grandes poblaciones, de los poblados menores.
Esa descentralización de decisiones, para que no cause conflicto, debe ser objetiva y basarse en una asignación de ingresos (propios y derivados del Estado) tal que pueda hacer frente a esas necesidades propias descentralizadas de una manera objetiva, dentro de lo que sería un sistema de financiación propia de esas entidades locales, distritales o poblados menores, adicional a la financiación que puedan recibir cada una de esas unidades del estado.
A su vez, este problema de asignación de competencias, puede tener dos problemas añadidos:
1.1.) Que la descentralización no esté definida, es decir, no estén asignadas competencias a estas entidades menores y estas se utilicen como mera representación del poder central sin posibilidad ni de gestión autónoma, ni de financiación autónoma, ni de posibilidad de toma de decisiones autónomas a un determinado nivel descentralizado. Es decir, que no exista legislación sobre competencias ni tampoco exista legislación sobre financiación de entidades locales, distritales, de poblados menores... Estas sean una mera “prolongación” o de la omnipresente “Presidencia” o/y del Ministerio del Interior.
En este caso, por poner un ejemplo, de Guinea Ecuatorial, las entidades menores son utilizadas por el régimen de Obiang para ejercer un control político al nivel correspondiente “descentralizado”, no para una toma de decisiones descentralizada. Incluso se utiliza así a los consejos de mayores de los poblados. Recordemos como el Consejo de Mayores de Mbini reconvino a Plácido Micó por estar en la oposición, incluso por ser del CPDS, movidos siempre por la presión del régimen en corte.
Ya se tendría que haber solucionado el problema pero, el problema no puede solucionarse. Y es que estamos en presencia NO ante un estado totalitario, al estilo del estado español bajo la dictadura Franquista. Estamos, en Guinea Ecuatorial, como en la Alemania de 1.941, es decir, ante una Corte. Esto nos lo aclara Hugh Trevor-Roper (“Los últimos días de Hitler” Alba Editores, Barcelona, 2000). Comenta el autor en ese ensayo cómo el 1.941 marcó un cambio apreciable dentro de la gobernación del país: la transformación del gobierno en una Corte imbuida, en este caso, de los demoníacos ideales personales del líder, con un poder absoluto capaz de una corrupción también absoluta. Corrupción y poder absolutos que continuaron incluso hasta los últimos días, cuando ya se había desvanecido toda esperanza de premio o recompensa; cuando estaba ya en ruinas toda la maquinaria coercitiva central de tal Corte, maquinaria central que obligase a cumplir sus instrucciones; cuando ya había desaparecido toda ilusión de triunfo o permanencia, ... incluso entonces, aquél carácter demoníaco, ya por su propia personalidad y acaso por la costumbre impuesta de tantos y tantos años, reinaba sin discusión sobre sus seguidores. Algo parecido a lo que hemos dado en llamar el “Síndrome de Mikomiseng” por ser en Mikomiseng uno de tantos lugares donde, después de días de la caída del dictador Macías, seguía operándose como si todavía este estuviera en el poder. Sencillamente la gente no daba crédito a esa caída, pensaban que era imposible después de tantos y tantos años y de tal poder ejercido de una forma tan absoluta y personalista, al margen de cualquier vertebración mínima de una toma de decisiones en un Estado inexistente y, por supuesto, no descentralizado ni mínimamente.
1.2.) Que existiendo esta descentralización nominal y esa asignación descentralizada de funciones y cometidos, NO exista asignación de presupuesto de ingresos suficiente para hacerlas frente, para hacer frente a ese presupuesto de gastos de esas entidades descentralizadas. Y eso, no ya por inexistencia o insuficiencia de recursos e ingresos propios sino, más bien, por la voluntad de que tales ingresos sean o puedan ser empleados arbitrariamente por la Corte, incluso como arma de castigo a los distritos, poblados, poblaciones, que no hayan correspondido a las expectativas “electorales” de la Corte en unas elecciones siempre fraudulentas, condicionadas y bajo terror.
Ya se tendría que haber abordado este problema y haber aportado soluciones de alguna manera, no es difícil abordarlo para cada nivel concreto pero NO se quiere solucionar el problema: Requiere la Corte poder absoluto para decidir Y para asignar recursos arbitrariamente en función de sus propios intereses de clientelismo, control, castigo, ...recompensa.
1.3.) Que, existiendo un cuadro de competencias y asignaciones de las necesidades colectivas a cubrir, y existiendo un presupuesto suficiente de ingresos para cubrir estos gastos en esas necesidades, por motivos de mala gestión o nula capacidad de gestión o por una corrupción rampante imagen fiel de la corrupción general del Estado general de saqueo a nivel central o superior, no se lleven a efecto los gastos, o no estén ni siquiera presupuestados. Entonces, se debería tener la posibilidad de criticar al equipo de gobierno municipal:
a) Por una la oposición plural SUFICIENTE (no inexistente o marginal), criticado el equipo de gobierno municipal o local en general, por los medios de comunicación y, ... en última instancia, si hay efectivamente democracia, elegir otra opción diferente y castigar a la que no a sabido acometer y realizar su función correctamente, dentro de una pluralidad de opciones que deberían existir, que sería bueno que existieran pues, pueden ayudar también a captar las diferentes concepciones e intereses en la conformación de una ciudad, poblado, ...Y para eso, hay que votar en LIBERTAD. Lo que no es de recibo es que, un equipo municipal de un determinado partido, que no ha
cumplido, repita otra vez en la siguiente elección con mayorías aplastantes, dejando al margen o en la marginalidad a la oposición. En este último caso, solo hay dos opciones posibles:
a1) O a la población le gusta la falta de servicios, la suciedad, la falta de iluminación pública, limpieza de calles, agua, aceras, urbanización mínima, que no es el caso
a2) O no se quiere o no se pueden pagar unos tributos municipales o unas tasas por los servicios municipales o unas contribuciones especiales cuando las obras de mejora afecten a un barrio determinado o a una determinada zona y tengan que ser los beneficiarios los que soporten parte de los gastos.
Habría que ver que pasa en el Estado, si hay presupuestos de Ingresos y Gastos y hay también posibilidad real de elección.
a3) O no hay libertad de opción, ni posibilidad de elegir efectivamente, y hay violencia en la elección y se fuerza la elección de equipos y opciones fraudulentamente, se corrompe la elección y se imponen unas mayorías aplastantes de un partido que es incapaz y que, además, se les dota de esas mayorías aplastantes que hace no operativa cualquier oposición, evitando la crítica, el debate, las propuestas alternativas de una –en la práctica inexistente - oposición y de que esta pueda existir. Es decir, se elimina el pluralismo.
b) La crítica por unos medios de comunicación e información plurales que, en el caso de Guinea Ecuatorial, no son tales, sobre todo, a partir del silenciamiento de Rafi de la Torre en sus emisiones de REE para Guinea Ecuatorial.
c) Anulado el pluralismo, se anula también las posibilidades de crítica y debate sobre las asignaciones presupuestarias –si las hubiera – más o menos objetivas e incluso acudir a algún tribunal o institución cuando la discriminación fuera claramente desfavorable a determinado distrito, es decir, la posibilidad legal de denunciar la arbitrariedad manifiesta y abusiva, tal vez punitiva contra una determinada circunscripción.
En la Liga Espartaco pensamos que en el caso africano y de Guinea Ecuatorial en particular, debe existir oposición plural y debe descentralizarse objetivamente la toma de decisiones y sus correspondientes recursos ya estatales ya propios de cada nivel de descentralización acordados o consensuados. Y para eso, debe de forzarse la existencia de oposición, de pluralismo. Es nuestra segunda base de nuestra propuesta de compromiso. Así existirá la posibilidad de la crítica, del relevo efectivo si no se cumple, del debate en la elección de alternativas de gestión y configuración de ciudad, poblado o distrito, ...Por eso, en nuestra propuesta de Compromiso Histórico, hemos hecho hincapié en ese sistema de mayorías limitadas que garantice la pervivencia de las minorías de alguna manera.
Si no es así, veremos las consecuencias de inmediato: no existirán o serán deficientes, los servicios de alcantarillado, de recogida de basuras, de reciclar de residuos, de gestión de aguas en garantías, de iluminación de calles, de sanidad y educación, de seguridad, de servicios de Justicia independientes, ... Es nuestra triste realidad que culmina con esta epidemia de cólera que ya se ha llevado muchas vidas de guineanos humildes. Un centralismo basado en el poder de una persona que decide en camarilla cerrada al margen y en contra de cualquier consideración de participación democrática, crítica, debatida, transparente, ...libre.
Es un problema de democracia, de construcción de un cuadro de competencias, de construcción de un cuadro de asignaciones de ingresos, de satisfacción de necesidades colectivas por grupos diferentes que se ofrezcan en competencia para esa gestión en competencia, en una pluralidad de opciones. Y hay que hacerlo bien para evitar problemas futuros, consensuando entre todos con garantías y salvaguardias adicionales, mas de las que pudieran necesitar las ya enfermas democracias occidentales.
Se trata también, de libertad en los medios de comunicación para que puedan hacer su labor de crítica y de seguimiento de debates sobre estas cuestiones.
Se trata de garantizar una vida democrática en la que esos problemas se resuelvan entre todos, democráticamente, y si es posible, redistribuyendo riqueza de los más a los menos, es decir, con un sistema progresivo de impuestos y tributos en general.
Todo eso es imposible en Kalunga. Hay que cambiarlo todo. Con Obiang es imposible la democracia y la Libertad necesarias para la buena gestión, para su control, para elegir entre alternativas Y TENER LA POSIBILIDAD DE SEGUIR ELIGIENDO entre una pluralidad de equipos y partidos, sin mayorías aplastantes, con gente, a su vez, renovada para que no se enquiste y se convierta en problema permanente, a su vez.
La vía de introducción en las instituciones kalungas no es una vía a la democracia apropiada en el caso de la criminal Corte Kalunga de Obiang y sus esbirros deɛn Occidente.
Con Obiang nada es posible y en sus instituciones, nada que no sea la de legitimar su terror, su criminal dictadura, su Corte criminal.
Carlos Jorge de Moganda
Liga Espartaco.
Fuente: Propia