El Gobierno español se “arrodilla” frente al régimen dictatorial de Malabo para normalizar sus relaciones de cooperación y, para ello, pretende satirizar a la oposición de Guinea Ecuatorial en el exilio, que ve como un escollo para lograr sus objetivos. Malabo condiciona el restablecimiento de las relaciones siempre que España se comprometa a poner en cuarentena a la oposición del exilio, de la que teme se organice para derribarlo mediante las armas con el apoyo español, como ocurrió en 1969 y 1979.
AFROL NEWS / EL MUNI, 29 de Marzo - Los políticos guineanos exiliados en el reino de España están más que “asustados” ante la evidencia, cada vez más patente, de que el Gobierno socialista les mantendrá controlados ante cualquier indicio susceptible de de acabar con la dictadura por vías “antidemocráticas” que, al parecer, es la única estrategia que les queda a los guineanos para poner fin a los 26 años de poder omnímodo del régimen del general Teodoro Obiang Nguema.
El ministro español de Asuntos exteriores, Miguel Ángel Moratinos, lo hizo público durante su visita oficial a Malabo el 7 de febrero y recientemente, el Subdirector para África Subsahariana, Sánchez de Benedicto, ha sido tajante al respecto, cuando el pasado día 13 de marzo convocó en su despacho al catedrático Justo Bolekia Boleka, Coordinador de la plataforma opositora del exilio, Demócratas por el Cambio, DECAM, que aglutina a trece formaciones políticas y organizaciones sociales guineanas. Sánchez de Benedicto, encolerizado por la manifestación de repulsa y condena contra la dictadura que organizó la oposición el 12 de marzo en Madrid, se reunió al día siguiente cara a cara con Bolekia, para expresarle el malestar de su Gobierno y reconoció, aunque de forma implícita, el impacto que dicha movilización causó en los círculos gubernamentales tanto de Madrid que de Malabo.
Fuentes del DECAM contactadas por El Muni, informaron que el funcionario español no tuvo pelos en la lengua al referirse al sorprendente auge que está cobrando en los últimos meses la oposición guineana exiliada en España y creen que se esconde detrás de un proyecto tendente a desestabilizar el régimen de Teodoro Obiang Nguema.
La plataforma informó que, especialmente duro, se mostró Sánchez de Benedicto al referirse a las relaciones entre DECAM y el autonombrado gobierno de Guinea Ecuatorial del exilio, del que dijo, “cualquier organización o individuo que se atreva a relacionarse con él no encontrará cabida en las instituciones oficiales de España”.
El funcionario español dice, agregan las fuentes, que tanto el Gobierno del exilio de Severo Moto Nsa como Fuerza Demócrata Republicana, FDR, son dos organizaciones substancialmente recriminadas por el Gobierno socialista de José Luís Rodríguez Zapatero, el primero porque está dirigido por un político que ha sido presuntamente involucrado en varios intentos de golpes de Estado y el segundo porque esta gestado por veteranos colaboradores del régimen de Guinea Ecuatorial.
Según Benedicto, “el Gobierno español en nada le gustó que los políticos guineanos estuvieran insultando públicamente al presidente Obiang en las calles de Madrid”, informan fuentes del DECAM.
Por el contrario, añaden, el Subdirector para África Subsahariana, apostó por una colaboración estrecha entre los partidos del exilio y Convergencia Para la Democracia Social, CPDS, partido interna considerada por sus compañeros de la oposición como apéndice del gobernante Partido Socialista Obrero Español, PSOE.
La postura del Gobierno español ha caído como una auténtica jarra de agua fría en los círculos de la oposición del exilio, que han lanzado duras críticas al respecto. El DECAM, aunque por el momento no se ha pronunciado públicamente, sin embargo, en una reunión interna celebrada en los últimos días, se comprometió en desafiar al Gobierno español mediante actos de protesta y de reprocha contra el Ejecutivo madrileño que, en su opinión, “trata la cuestión de Guinea con visión adversa a los deseos de ambos pueblos, mientras el país se desangra por una cruel dictadura, al que no se atreven a condenar, simplemente por intereses económicos y neocolonialistas”.
En 1993, el Gobierno socialista de Felipe González redujo hasta la mitad la ayuda de cooperación que ofrecía a Guinea Ecuatorial y condicionó el restablecimiento de las relaciones con avances en el proceso de democratización y del respeto de los derechos humanos. La medida fue interpretada por Obiang como “ingerencia” en asuntos internos y se distanció diametralmente de la antigua potencia colonial hasta la llegada al poder de los populares de José Maria Aznar, que tendieron la mano al déspota para recuperar su credibilidad ante los países occidentales.
En principio, el triunfo del PSOE en las elecciones de 2004, fue interpretado por la oposición guineana como el comienzo de una nueva era de presiones diplomáticas cerca del régimen de Malabo, pero en poco menos de un año, la oposición hace balance y se siente decepcionado e incluso traicionado por el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero, al que acusan que “busca a trancas y barrancas”, la normalización de las relaciones de cooperación con su antigua colonia de África Central.
Sin embargo, no parece que Guinea [que se vanaglorie de un país económicamente fuerte], esté tan interesado en el tema como España, que hasta incluso ha llegado a condonarle la deuda externa. El “precavido” hombre fuerte de Malabo es consciente de los antagonismos políticos con España, partiendo del frustrado golpe del ministro de Asuntos Exteriores Atanasio Ndong Miyone, urdido desde Madrid en marzo de 1969 y que cambió el rumbo político del país.
El propio Teodoro Obiang Nguema ha reconocido en numerosas ocasiones que el apoyo de España fue “decisivo” para derrocar la dictadura de su tío Francisco Macias Nguema, en agosto de 1979 y desde entonces no ha bajado la guardia para protegerse de los movimientos opositores afincados en la península ibérica, de los que opina están apoyados oficialmente por España.
Para los observadores, ésta es, precisamente, la duda que pretende zanjar el actual Gobierno que, por otra parte, está interesado en participar en el botín petrolífero mediante sus multinacionales y cree que la oposición del exilio no hace más que poner en tela de juicio los “supremos” intereses de España en Guinea y el sano entendimiento diplomático entre Malabo y Madrid.
Por Pedro Nolasco
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