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Editorial

”En Guinea Ecuatorial se tortura hasta niños y niñas”


publicado por: Association de la Presse Equatoriale Guinea el 05/04/2005 20:18:28 CET

Guinea Ecuatorial
Política | Derechos Humanos

Teodoro Sintes Rodrigo es un empresario español que ha sufrido en carne y hueso la represión dictatorial del régimen de Teodoro Obiang Nguema. Regresó a España con lo puesto, tras cinco semanas en una prisión de Bata, donde fue sometido a maltratos físicos y psicológicos. No murió o, al menos, la dictadura no logró acabar con él como lo ha hecho con otros españoles y hoy es un testigo impertinente de la barbarie del país centroafricano.


AFROL NEWS EL MUNI, 5.04.05.- Víctima de una falsa acusación de “colaborar con disidentes” del régimen en Guinea Ecuatorial, el empresario español Teodoro Sintes Rodrigo fue puesto en libertad a finales de diciembre de 2004 y obligado a abandonar inmediatamente el país. Ahora forma parte de la delegación de guineoecuatorianos, concretamente de Fuerza Demócrata Republicana, FDR, que participan en Ginebra en la 61 Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Su relato, en opinión de los observadores, puede ser fundamental para que la Comisión se retracte de la simpatía que mantiene sobre el despótico régimen guineano, al menos, desde 2002, cuando el lobby de Obiang aniquiló la figura del Representante Especial de derechos humanos para Guinea Ecuatorial.
En Ginebra, más de un medio de comunicación se ha puesto en órbita para seguir lo que se espera sea el testimonio crucial, espeluznante y demoledor contra la dictadura, no sólo porque se trata de lo mismo, es decir, violación persistente y sistemática de los derechos humanos en Guinea, sino porque es la primera vez que la Comisión escucha a una victima occidental de la brutalidad de las autoridades guineanas. La solidaridad puede ser sin igual y quizás la Comisión tenga que pensarlo dos veces antes de adoptar decisiones sobre el país catalogado como cuna de la represión política en el continente negro.
Los recortes de prensa que trae consigo Teodoro Sintes han despertado mucho interés, si no curiosidad en delegaciones occidentales, que no acaban de creer lo que han leído y comentado con el propio protagonista y son partidarios de que intervenga para contar ante la Comisión la cruda experiencia vivida. En una entrevista con el diario “Menorca”, el 6 de febrero, Sintes detalla el limbo que pasó Guinea:
Fue detenido por una denuncia en la que me acusaban de ser intermediario en la introducción de armas para desestabilizar el país y por la que me hicieron un registro domiciliario. En su opinión, el trato de los militares allí fue bueno, pero los que le trasladaron “desde donde hacen los interrogatorios hasta la prisión fue malísimo”.
“Fui interrogado cada día. Muchas noches me tenían esposado con las manos atrás. La primera noche, estando en la comisaría me esposaron a otra persona que estaba también detenida. Dormimos juntos sin poder mover y, además tenía los pies y las manos rotas porque le zurraron. Esta situación la vio el asesor de la Embajada en Malabo a través de una pequeña ventana. También me registraron todo, hasta los techos de la casa. Me acusaban de tener material de guerra”, relata Sintes.
La detención de Sintes también provocó la de otras 20 personas que estaban relacionadas con él. El empresario, que defiende que no se encontraba en posesión del supuesto armamento, opina que el responsable de haber levantado ese falso bulo fue Eric Mercader Costa, hermano del ministro de Trabajo y Seguridad Social guineano.
“Estuvo un tiempo acogido en mi casa, pero cuando se tuvo que marchar porque necesité la habitación para un familiar se enfadó conmigo”, recuerda.
No veía el sol durante su detención, en una habitación de dos metros veinte por uno sesenta donde convivían cinco personas sin baño.
“Las necesidades las hacía dentro de botellas y a penas teníamos qué comer. Tuve paludismo cerebral y estuve siete días a punto de morir: poco después, cuando vino el cónsul a verme le pedí unas pastillas. No tuve ningún tipo de atención y a pesar de la fiebre tan alta solo me dejaron lavarme dos veces en las 5 semanas que estuve y, eso, porque lo pidieron los compañeros de celda. No podíamos aguantar más”, lamenta Teodoro Sintes.
La mediación de la embajada de España fue fundamental para que el trato no fuera peor. “Tengo que agradecer el trabajo del nuevo cónsul en Bata, Jorge Peralta, que me visitó las veces que pudo, ya que en muchas ocasiones se lo prohibían. Él comprobaba mi estado de salud y se preocupaba de que me llevaran cada día comida de un restaurante, porque en la cárcel no daban comida. Me la traían con un guardia para que no pusieran veneno, porque se esperaba cualquier cosa”.
Sin embargo, el caso de Teodoro Sintes Rodrigo no es aislado y se han dado casos similares de ciudadanos españoles que han pasado por la misma situación. Sintes recuerda el de “un maderero español, valenciano, que llevó un contenedor a Guinea Ecuatorial con algunas botas militares y ropa para trabajar en el bosque por ser más. De todas formas, apenas hay extranjeros, cada día hay menos. No queda ni el 10 por ciento de los que había hace tres años”.
Sintes puntualiza que “ahora se oferta Guinea turisticamente, pero no hay ninguna clase de infraestructura y sí inseguridad. Una veintena de personas que estaban juntas en la playa se tuvieron que ir antes de que caducara el visado, sólo porque estaban juntos en la playa. Además, también están prohibidos hacer fotos de cualquier cosa… En cambio, a los americanos solo con su pasaporte y sin visado no les dicen nada. Pero también están los libaneses que llevan el 95 por ciento del comercio…”
Tras la experiencia vivida, su opinión es tajante: el régimen de Guinea Ecuatorial no respeta en ninguna manera los derechos humanos. Opina que España tiene algún deber con este país, pero “ lo único que hace esta relacionado con la cultura, en lo económico no hace nada. En vez de crear fabricas enseña bailes folclóricos”.
“He visto maltratar y torturar a la gente delante de mí, incluso hasta niños y niñas. Hay chicos de 10 y de 12 años que tienen penas de 30 años e incluso uno de perpetua. Tienen miedo de ellos mismos, del pueblo de donde es el presidente. Los están exterminando. Hay un pueblo en el que sólo quedan los niños de 8 anos para abajo y las abuelas de 70 para arriba, los de en medio no existen”.
Por el momento, Teodoro Sintes no piensa en volver a Guinea Ecuatorial. Ha perdido cinco millones de las antiguas pesetas y de su casa sólo quedaron las paredes. Él llegó allí prosperar profesionalmente y crear una empresa, pero en su opinión “algunas personas no quieren hacer evolucionar y desarrollar el país. Mantienen al pueblo en la pobreza y la ignorancia para que no se rebele. Tampoco quieren saber nada de los extranjeros”.

© afrol News / El Muni

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Fuente: EL MUNI/AFROL NEWS

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