Mi gran amigo murciano
MIGUEL ÁNGEL MORATINOS/

La verdad. Murcia


Joaquín Pérez Gómez fue mi primer superior, como Subdirector General de Europa Oriental, cuando comencé mi carrera como diplomático en el viejo Palacio de Santa Cruz en los años setenta. Desde entonces siempre he tenido hacia Joaquín un enorme respeto y admiración profesional. Hemos compartido mucho durante mucho tiempo, pero sobre todo amistad. Me refiero a un gran cariño y afecto mutuo.

Durante este último año, nuestra relación ha sido todavía más intensa, al ser uno de mis asesores más cercanos. Su presencia en el despacho de la sede del Ministerio, en la plaza del Marqués de Salamanca, nos infundía sosiego, la tranquilidad de tener muy a mano un gran diplomático y una gran persona, con criterio claro y fundado. Joaquín era incapaz de engañar o de engañarse; no podía fingir lo que no sentía, pero mostraba su parecer con prudencia y calma.

El 14 de julio, un día de mucho calor en Madrid, y también en Méjico, donde me encontraba en una reunión binacional, súbitamente, me dijeron que acababa de morirse mi amigo Joaquín. La noticia me sobrecogió, envolviendo mi pensamiento en miles de pequeñas anécdotas y momentos inolvidables que hemos compartido. Joaquín ha fallecido sin llegar siquiera al umbral de la vejez, en el que se van dejando poco a poco las responsabilidades profesionales para simplificar la vida. Porque nunca dio la espalda a la vida, ha sido joven hasta el final, mostrando siempre una gran entrega e ilusión en todo lo que hacía.

Fue un diplomático de vocación, alguien que amaba su trabajo, al que se entregaba con denuedo; su vida soñada era su vida vivida. En las últimas semanas de su vida, desde el hospital, pedía a sus compañeros del Gabinete que le contaran las decisiones más recientes, las novedades, los resultados de la celebración de tal o cual reunión. Y al contárselo, su semblante emergía y recobraba sus fuerzas huidizas.

Cuando despachábamos me hablaba a menudo de Murcia; y he sentido que debía ser aquí, en la páginas de este periódico de tu tierra, donde tenía que decirte lo mucho que te he apreciado y lo mucho que ya te echo de menos. Fuiste para mí alguien muy importante, y ahora que no estás con nosotros tu recuerdo me embriaga de emoción, pero también me anima; quiero que sepas que sigo contando con tu apoyo. Que descanses en paz, Embajador, mi gran amigo murciano.



Miguel Ángel Moratinos es ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación

* Hoy se ha celebrado la misa por Joaquin Pérez Gómez, que fué Embajador Especial para la Transición Democrática en Guinea durante el último gobierno de Felipe González. Había sido embajador en Gabón, Representante Permanente de España en la OSCE, Embajador en Yugoslavia. A su merte se le concedió a título póstumo la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica.


Fuente: La verdad de Murcia

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