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Editorial

Ramón N’nar y la libertad de prensa:


publicado por: Association de la Presse Equatoriale Guinea el 12/10/2005 14:39:44 CET

Ramón N’nar y la libertad de prensa:
“Quisiera hablar escribiendo”


EL MUNI | ASOLPEGE_Libre
Ramón N’nar, mayo de 1999
Hace bien poco, el 3 de mayo de 1990, se instituyó por iniciativa de Reporteros Sin Fronteras, la Jornada Internacional de la Liberta de Prensa y que fue reconocido por la ONU en 1994. En esa fecha, cada año, la organización aprovecha la ocasión para condenar y denunciar las violaciones contra la libertad de expresión en todo el mundo, y de manera general y contundente recuerda a los Gobiernos que dediquen esfuerzos en renovar sus compromisos para garantizar la libertad de prensa en sus sociedades. Pero por lo visto, esta es una asignatura pendiente para muchos países.
Precisamente, a esa vocación de Reporteros Sin Fronteras, me solidarizo enteramente para exhalar un deseo: “quisiera hablar escribiendo”; una necesidad inexorablemente asumida por mi conciencia profesional como una exigencia a la libertad del periodista guineoecuatoriano, que hoy está condenado a vivir y a enfrentarse con un entorno políticamente hostil a la tribu de los medios de comunicación social.
En Guinea Ecuatorial no solamente es notable el menosprecio a los informadores, sino que la violación sistemática de las libertades y derechos elementales de las personas es una burda e incontestable realidad. Aquí no hay derecho, ni tolerancia. Nadie tiene derecho a opinar y a exponer sus ideas libremente; se impone a todo el mundo al conformismo social y se trabaja para que la ciudadanía, rendida en la desesperación y en el infortunio, se refugie en el silencio y en la mera contemplación del delirante comportar del sistema político imperante.
Ante tal espectro, el tiempo exige que la voz de los periodistas se haga escuchar, no para exasperar ánimos, sino para exigir y reclamar el derecho a la información usurpado a la población y condenar la política de sometimiento o de subordinar juicios de los ciudadanos. Desde esta óptica, los periodistas guineoecuatorianos debemos proyectar nuestras reivindicaciones con la convicción de que la libertad no se otorga, sino que se conquista. Y con esta expresión compartida, manifestar un total afición a esta profesión del periodismo cuyo significado e importancia en la vida de los pueblos evocamos cada 3 de mayo como Día Mundial de la Libertad de Prensa, pero, lamentablemente, menos en Guinea Ecuatorial, un país que en el umbral del siglo XXI se halla en la incapacidad de recuperar su periodo de prestigio como Estado y devolver el orgullo a sus habitantes. En el barómetro de clasificaciones del 1 de enero de 1999, elaborado por Reporteros Sin Fronteras, Guinea Ecuatorial se encuentra en el grupo de los 164 países, miembros de Naciones Unidas, donde la situación de la prensa es muy grave y donde los periodistas son amenazados o agredidos.
En un mundo totalmente comprometido con la democracia y la globalización de la información, y en un día como este, Guinea Ecuatorial se encuentra todavía hundida en la ignorancia de la importancia que tiene la prensa en el proceso de desarrollo de un país. Cuando se abren puertas de cara a que la prensa y los periodistas asuman sus responsabilidades en la práctica de un periodismo preventivo de conflictos, defensor de los derechos humanos y de la paz mundial para el siglo XXI, mi país se afana en considerar al periodista como un elemento perturbador de la convivencia social y conspirador de la realidad visual, aun cuando todo resulta lo contrario.
Pues, de esta posición no se puede sacar elogios, sino un panorama desolador de la prensa nacional que funciona con una obsoleta maquinaria propagandística, que solo beneficia al gobernante de turno mientras el pueblo es deliberadamente privado del derecho a la información.
La falta de la libertad de expresión en Guinea Ecuatorial se hace ostensible sobre todo por la ausencia de una prensa independiente y plural, como resultado del silencio administrativo del Gobierno a dar respuesta a las solicitudes de creación de empresas periodísticas en el país. También se hace evidente por las constantes amenazas, intimidaciones y desprecio que son objeto los profesionales de los medios de comunicación social y todo aquel que hace suya la profesión del periodismo.
Esta afirmación queda aún más refrendada precisamente hoy cuando nos vemos imposibilitados por la dictadura en no poder conmemorar el Día Mundial de la Libertad de Prensa en Guinea Ecuatorial, como muestra de nuestra solidaridad y apoyo a los periodistas del mundo. Las últimas amenazas y acoso a la Asociación de Prensa de Guinea Ecuatorial, ASOPGE y sus miembros, ha constituido la prueba de la animadversión que el régimen de Malabo guarda a la recién creada organización de los profesionales de los medios de comunicación guineoecuatorianos en su incipiente acción de propiciar la libertad de expresión en el país.
Esta actitud conminatoria del sistema hacia la libertad de prensa y de los periodistas se ha confirmado recientemente con el cese ilegal del presidente de ASOPGE; un proceder completamente antirreglamentario derivado del ministerio del Interior en convivencia con el ministerio de Información. Un cese fuera de lugar por la condición independiente de la asociación y con el que el Gobierno pretende acallar las exigencias de los periodistas y mantener la sociedad en la sombra de la falta de información y de la ignorancia del acontecer diario de su propia realidad.
Por otro lado, esta frenética acción de las autoridades guineanas contra los informadores se ha saldado con los despidos fulminantes de un total de once destacados técnicos y profesionales de RTV, entre ellos, Pedro Nolasco, portavoz y Jefe del departamento de comunicaciones de ASOPGE, acusados por el actual ministro de Información, Lucas Nguema Esono, de trabajar en contra del Gobierno y de mostrar indiferencia al sistema.
Esto significa miedo a la libertad de prensa, que no es novedoso en el raquítico modo de pensar y de comportar del actual Gobierno de Guinea Ecuatorial. Bastaría mencionar y recordar aquí el cierre ilegal de la radio “África 2000” y de la agencia EFE en Malabo; los casos y las constantes amenazas a los responsables y colaboradores de los periódicos EL SOL y LA VERDAD, etc. Son hechos que acusan por sí solos el amenazante estado que atraviesa la prensa y los profesionales del periodismo en Guinea Ecuatorial en un momento en que el Gobierno de este país hace alarde de su actitud tolerante y aperturista en la constitución de un Estado de derecho, pura paradoja.
Por la Jornada Internacional de la libertad de prensa, en que se valora al informador, quiero apelar a la conciencia de todo periodista guineoecuatoriano defensor del honor profesional, de la verdad y de la justicia social, para que no nos refugiemos detrás de los placeres mundanos y pasajeros con el pretexto de “hacer política” y defender realidades absurdas e indefendibles. Si queremos construir una sociedad de libertades, basada en el respeto mutuo, pues, este es el desafío que nos aguarda en el horizonte incógnito de nuestro país.
Es, por tanto, una obligación de ética profesional rechazar estos placeres y trabajar para que nuestro país entre en el siglo XXI con un periodismo objetivo que contribuye activamente en la tarea común de enaltecer nuestra sociedad a través de una prensa libre y transparente, que difunda una información veraz y plural con el concurso de opiniones contrastadas. Pero también debemos forjarla para que sea una prensa contra la mentira, la intolerancia, las presiones y las injusticias que los poderes públicos gustan ejercer sobre los medios de comunicación de masas. En definitiva, ha de ser un periodismo riguroso y exigente consigo mismo a la hora de hacer la profesión; vigilante para denunciar y destapar los grandes vicios de los políticos: la corrupción, los abusos de poder, la impunidad y la miopía política como causas que hacen que los principales temas de Estado no encuentren soluciones ponderables.
A la autoridad nacional me toca decirle que es suyo el obligado deber de sacudir de sus espaldas la mochila de las impertinencias, que tanto duelo le presenta en la tarea de democratizar el país y recordar que el derecho a la libertad de prensa es un derecho fundamental para los pueblos y que sin éste no hay libertad, no hay democracia.



NOTA
Este articulo forma parte de la serie de publicaciones que el periódico EL MUNI y la ASOLPEGE_libre han preparado sobre la obra periodística de Ramón N’NAR NSIE para conmemorar el primer aniversario de su fallecimiento, el 12 de octubre de 2005.




Fuente: EL MUNI|ASOLPEGE_Libre

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El contenido de los artículos publicados no refleja necesariamente la opinión de la redacción de guinea-ecuatorial.net
Véase también la declaración sobre el uso de seudónimos

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