GUINEA ECUATORIAL | ANGOLA
POLÍTICA Y COOPERACIÓN
Obiang negocia con Angola el envió de tropas para garantizar la ‘sucesión’ en favor de su hijo
EL MUNI. 09|11|05
El presidente de Guinea Ecuatorial, el general Teodoro Obiang, emprendió en el medio día de este jueves una visita ‘oficial’ a Angola con una agenda nada categórica, si bien se sabe que se entrevistará con su homólogo José Eduardo Dos Santos y, sobre todo, con la cúpula militar de este país, según informó una importante fuente de la delegación, que pidió el máximo anonimato.
Según la fuente, el déspota guineano solicitará oficialmente, aun por el momento se mantiene en secreto, el envió de tropas angoleñas a Guinea Ecuatorial entre finales de este año y principios de 2006, “para mantener la seguridad en el país” ante un previsible relevo anticonstitucional en la presidencia de la República.
La previsible dimisión del déspota como Jefe de Estado ya no es ningún secreto en sus círculos familiares y más próximos, pero un Obiang cada vez más preocupado por el impacto que dicha decisión podría causar en el seno de la población y del ejército, más que de las presiones internacionales, está trabajando para dejarlo todo bien atado, satisfaciendo de esta forma el deseo de su familia, que teme de las represalias en caso de que el poder fuese ocupado por ciudadanos ‘intrusos y desconocidos’.
El presidente guineano está en una agonía ‘discreta’. Por incapacidad física, Obiang, quien padece de cáncer de próstata y de otras enfermedades hasta ahora no filtradas a la prensa -aunque algunos hablan de Sida-, plantea abandonar el poder para ‘luchar contra la muerte’ y vivir con cierta tranquilidad en lo que le resta de la vida.
En contra de la Constitución de 1991 -que contempla la sucesión democrática en caso de dimisión, muerte, incapacidad física o mental del presidente de la República-, el dirigente centroafricano lucha contra viento y mareo para entronizar a su primogénito, Teodoro Nguema Obiang, como su sucesor ‘legítimo’.
Desconfiado hasta su propia sombra, el déspota está recurriendo en los últimos tiempos al apoyo militar de terceros países, entre ellos Israel, que en estos momentos está entrenando a la futura guardia pretoriana del próximo presidente. En el plano continental, Sudáfrica, Ghana, Marruecos y Angola, figuran como los principales baluartes de la sucesión anticonstitucional en Guinea Ecuatorial y algunos de cuyos miembros de seguridad ya ejercen como elementos de la guardia personal del presidente, a excepción de Marruecos que tiene un importante despegue militar en el país desde 1979, cuando Teodoro Obiang subió al poder tras derrocar a su tío Francisco Macías Nguema en una revuelta palaciega. Hace más de tres meses que un cuerpo especial de la guardia pretoriana del próximo presidente está siendo entrenado por fuerzas israelíes y angolanas en la ciudad de Mongomo, de donde es natural el presidente.
La República Popular de Angola es, si no menos, uno de los países que más han demostrado su predisposición a la oferta del déspota guineano. Cerca de 200 militares de éste país, algunos de ellos procedentes de las filas del antiguo movimiento guerrillero Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA) -convertido en partido político en 2003-, integran el actual ejército presidencial del mandatario guineano, como guardia de elite, dispuestos a ensangrentar el país si fracasa la previsible sucesión.
Con su precipitada visita a Angola, Obiang quiere dejar las cosas en su sitio, proteger a su familia y eliminar a los descontentos. En este sentido, tiene previsto firmar con su homólogo José Eduardo Dos Santos un ‘importante’ acuerdo en materia de defensa y de la seguridad, que podría entrar en vigor en el primer trimestre de 2006, cuando está previsto que Obiang abandone el poder en favor de su hijo Teodoro Nguema Obiang. Una operación que, por cierto no le cuesta nada, dado su condición del hombre más rico de África subsahariana.
En julio, fuentes cercanas al presidente denunciaron que éste había manifestado en secreto que reformará la Constitución para introducir la figura de vicepresidente de la República, que recaería en su primogénito, como única figura constitucional para sucederle en caso de dimisión, muerte o incapacidad física y mental.
Más sorprendente aún, el pasado fin de semana el Consejo Nacional del gubernamental PDGE fue convocado en la ciudad de Bata con carácter ‘urgente y obligatorio’, según el escrito leído por la radio televisión pública, cuyo orden del día nunca se dio a conocer, ni mucho menos los temas abordados durante el mismo. No obstante, fuentes contactadas por este periódico han confirmado que Obiang convocó al máximo órgano de su partido para plantearles el tema de la sucesión, pero que a última hora sus consejeros le convencieron de que fuese más ‘cauto y discreto’ antes de viajar a Angola.
Las pugnas familiares del entorno de Obiang por la sucesión mantienen en vilo a los más directos parientes del mandatario después de 1999, cuando se supo que padece cáncer de próstata que, si bien no ha logrado terminar con su vida, pero le ha puesto en un verdadero aprieto ante la estabilidad moral y psíquica que debe tener como jefe de Estado y Comandante en Jefe de los Ejércitos. Obligado a viajar al extranjero más de dos veces al mes para hacer revisiones médicas o someterse a tratamientos quirúrgicos, el presidente guineano ve incompatible, ahora más que nunca, su alta responsabilidad pública con los problemas de salud que le asedian (pesa ya menos de 50 kilos, según las últimas consultas que hizo en una prestigiosa clínica internacional de Ginebra).
De confirmarse la dimisión del presidente, el pequeño Estado petrolífero de África Central camina a la deriva y podría desembocar en una larga y cruenta guerra civil de consecuencias indefinidas. Ni el entorno más próximo del propio déspota vería con buenos ojos la sucesión de su hijo, considerado por muchos como un ‘muchacho’ extravagante, si no psicosomático, que no está en contacto con la realidad. Una opinión, si no menos, compartida por su propia familia. El hermano menor del déspota, el general Armengol Ondó Nguema, figura de los que se oponen a su sobrino como futuro presidente. Y, con una oposición cada vez más decrépita y una sociedad rendida en el infortunio y en la desesperación, la vía podría estar libre para la toma de las armas, a menos que intervenga la denominada comunidad internacional.
Fuente: EL MUNI | POLÍTICA