GUINEA ECUATORIAL | EEUU
ECONOMÍA
Estados Unidos ha desbloqueado los fondos de Guinea Ecuatorial embargados tras el escándalo Riggs Bank

EL MUNI. 23|11|05
Los 700 millones de dólares, equivalentes a 5.000 billones de Francos CFA, embargados por el senado norteamericano tras el escándalo de Riggs Bank de Washington, en julio de 2004, han sido desbloqueados, a petición del régimen de Malabo, que fue asesorado al respecto por el lobby de las petroleras que operan en el país, según supo EL MUNI de fuentes próximas al Gobierno de Malabo.
El desbloqueo se llevó a cabo en el mes de septiembre, coincidiendo con la visita del déspota centroafricano en la cumbre de las Naciones Unidas, pero esta información no ha transcendido sino hasta hace poco y podría tratarse de uno de los secretos mejor guardados para no escandalizar a la opinión pública y a las organizaciones internacionales en materia de transparencia económica.
En el primer cuatrimestre de este año, el ‘taimado’ régimen de Malabo, se valió de la gran epidemia de cólera que se declaró en la población isleña de Bioko para dirigirse al Gobierno de Washington y presentarse como víctima, que no podía hacer frente a la epidemia por falta de fondos públicos, y pedía el desbloqueo de los millones del escandaloso affaire Riggs Bank.
El Vice-primer ministro, Ricardo Mangué Obama, el Fiscal general del Estado, José Oló Obono y el propio déspota, Teodoro Obiang Nguema, apoyados por el parlamento que controla el partido gobernante con 98 escaños de los 100 diputados, remitieron sendos informes al senado norteamericano y al propio Gobierno en este sentido, que provocaron su sensibilidad para acceder a su petición.
Concretamente, el régimen de Teodoro Obiang, considerado como uno de los más corruptos del planeta, se apoyó en la epidemia de cólera que en estas fechas se convirtió en la principal causa de defunciones en la isla de Bioko (con cerca de 300 víctimas mortales durante el primer cuatrimestre de 2005), para lanzar una ofensiva diplomática encaminada a conseguir, aunque de manera hipócrita, como lo hizo, el retorno de los fondos desviados para su uso personal.
Los documentos remitidos a Estados Unidos hacían hincapié, sobre todo, a la incapacidad económica del régimen para luchar contra la epidemia, atender a los moribundos, dotar a la población y a los hospitales de los medios idóneo para controlar la epidemia, uno de los más mortales registrados en el país después de mediados de los noventa. Para ello, apunta el documento, “estos fondos son del Estado y se depositaron en Washington por falta de garantías en los bancos de Guinea Ecuatorial y de África Central”. Malabo pedía de esta forma su desbloqueo inmediato para mejorar los servicios de salud en el país y hacer frente a la carestía científica y tecnológica de los centros hospitalarios nacionales.
Nada más lejos de la verdad. La situación sanitaria sigue siendo tan caótica como en 1979 y el régimen de Teodoro Obiang nunca ha mostrado el mínimo interés por mejorarlos, si bien ha obstaculizado incluso toda iniciativa privada tendente a mejorar el primitivo sistema de salud que reina desde que el país accedió a la independencia en octubre de 1968. Los cuantiosos ingresos que se obtienen de la producción petrolera (alrededor de 600 mil barriles diarios) tampoco han contribuido para mejorar las infraestructuras sanitarias ni menos atender sus deficiencias científicas y tecnológicas, tal como esgrimen en la petición de la descongelación de los fondos.
A su regreso de Estados Unidos, Obiang brindó con su equipo de Gobierno en el aeropuerto de Malabo y se ensoberbeció de su ofensiva diplomática para convencer a los americanos. “Los americanos no se quedan con los dineros ajenos y ahora donde están los que iban diciendo que ese dinero jamás se devolverá al país. El dinero era del Estado y nunca lo utilicé con fines personales sino para mantenerlo a buen recaudo y donde más como en Estados Unidos”, dijo un Obiang eufórico a sus correligionarios.
Sin embargo, tan si quiera la ínfima parte de los fondos desbloqueados llegó al país ni se ha utilizado para los usos justificados. El ‘comité’ de los tres, es decir, el Fiscal general del Estado, el Vice-primer ministro y el propio déspota, decretaron desde allí la transferencia de los fondos a varios destinos desde el BEAC, Banco de los Estados de África Central.
Siempre según la fuente, una primera parte de ellos se depositó en los bancos de China, Ángola, Marruecos y Sudáfrica. Unos 20 millones fueron transferidos a Zimbabwe, en la cuenta personal de Robert Mugabe, en recompensa a su ‘decidida’ contribución en el desmantelamiento de la supuesta trama de invasión mercenaria que terminó con la detención de 67 presuntos mercenarios en aquel país mientras se disponían a viajar a Guinea Ecuatorial para instalar en el poder al líder opositor Severo Matías Motó Nsá, según denunciaron en marzo de 2003 los Gobiernos de Malabo, Pretoria y Harare.
El desbloqueo de los fondos de Riggs Bank, incluye así mismo los fondos desviados por la dictadura al banco español Banco Santander Central Hispano (BSCH), también embargados por la subcomisión de investigación del senado estadounidense.
En julio de 2004, un informe de esta comisión determinó de manera clara y contundente que el régimen de Malabo, apoyado por las multinacionales petroleras norteamericanas que operan en el país y recurriendo a prácticas pandilleras, habían desviado hasta el 60 por ciento de la renta nacional a una sesentona de cuentas abiertas por el dictador, familiares y colaboradores más próximos en el banco Riggs Bank de Washington, obligado a cerrar tras dicho escándalo, que involucró así mismo al ex dictador de Chile, Augusto Pinochet.
El caso de Riggs Bank, considerado como el escándalo de corrupción histórica jamás perpetrado por un régimen tan mediocre y abominable como el de Guinea Ecuatorial en tierras norteamericanas se presentó como el fin de los tiempos de verbena para Teodoro Obiang Nguema, en el poder desde 1979, pero, como se producen con los crímenes de lesa humanidad y violaciones sistemáticas de los derechos humanos en este recóndito país de la selva tropical centroafricana, también terminado fortificando mas bien los tentáculos de un régimen cada vez más opresor y al que parece que tiene puesto a sus pies a la comunidad internacional y sus gigantescas multinacionales que rivalizan el saqueo de los recursos petrolíferos y mineros del país.
La renta nacional guineana, controlada personalmente por el mismo déspota, está ahora fuera de cualquier control de las instituciones monetarias internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional y, por tanto, Malabo ya no tiene nada que justificar ante nadie y campa a sus anchas para seguir empobreciendo el país y dilapidando las expectativas del nivel de vida de la población.


Fuente: EL MUNI | ECONOMÍA

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