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Editorial

Crímenes en Mongomo. El Consejo de ancianos toma la palabra y responsabiliza al dictador


publicado por: Association de la Presse Equatoriale Guinea el 29/11/2005 0:08:43 CET

GUINEA ECUATORIAL | POLITICA
CRÓNICA
Crímenes en Mongomo. El Consejo de ancianos toma la palabra y responsabiliza al dictador

EL MUNI. 28|11|05
SÁNCHEZ MEMBA, YAOUNDÉ
En lo que va de los últimos cinco años, al menos, desde 2000, se calcula que una treintena de ciudadanos de Mongomo, región natal del dictador guineano, el general Teodoro Obiang Nguema, han sido hallados cadáveres, con cuerpos degollados y mutilados y, en el peor de los casos, la lengua y los órganos genitales extirpados o amputados, como si tratase de asesinos que se divierte con la caza de sus víctimas. Este distrito de Río Muni es, sino menos, considerado el feudo político si no ‘coto privado’ del déspota y los sobresaltos políticos que desde allí se reproducen tienen poca o nula relevancia ante la opinión pública. Exento de cualquier escrutinio público, raras son las veces que la zona ha recibido visitas de relatores de derechos humanos, cuando el país los tenía en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
En el entorno político de la oposición democrática, prevale un silencio sepulcral cuando desde allí se registran crímenes de lesa humanidad, por lo demás, comparablemente superiores a otras regiones del interior del país. Se trata de simples ‘ajustes’ de cuentas entre el dictador y los suyos, reitera una y otra vez las fuerzas de la oposición democrática y algunos círculos de la comunidad internacional como la antigua metrópoli, España, aun cuando la mayoría de los presos políticos que languidecen en las prisiones del país desde 2002 son ciudadanos de este distrito.
En estos primeros años del milenio, Mongomo ha dejado de ser considerado principal feudo político del dictador [cuya población venía utilizando como ‘guardianes’ para controlar y mantener el poder] y se ha convertido en el centro de atención de las reivindicaciones que claman por la retirada de Obiang y la apertura de una transición democrática.
La creación, en 1995, de la hoy una de las principales formaciones políticas de la oposición, Fuerza Demócrata Republicana, FDR, por veteranos políticos ‘mongomistas’ contrarió enormemente la influencia política del dictador en la zona, que tiene los nervios a flor de piel y busca con todos los recursos represivos a su alcance recuperar los privilegios perdidos, recurriendo a cualquier medio a su alcance.

Resentimiento
La dictadura, o, en el mejor de los casos, el propio déspota, niega el derecho de ‘arrepentimiento a los suyos’, se ironiza en círculos políticos. Los asesinatos en serie con cuerpos mutilados y los órganos genitales amputados, desapariciones y muertes misteriosas son el precio a pagar. Mongomo se ha convertido en un teatro de crímenes al más alto nivel en Guinea Ecuatorial, mientras las voces críticas se han ido en aumento en favor del cambio de rumbo político.
El régimen no actúa por pura ira, producto del rencor político e ideológico. Cultiva la rivalidad que las demás regiones reservan a esta zona, considerada como la cuna de las dictaduras guineanas. El poder central perpetra allí los más renombrados abusos de violación de derechos humanos y de las libertades públicas. Altos cargos civiles, como el actual alcalde Martín Nsue Eló, o mandos militares, como el reciente caso del coronel Cayo Ondó Mbá Angué, jefe militar de Wele Nzás hasta finales de octubre, son los principales sospechosos.
Cayo es considerado como uno de los hombres del régimen con más delitos de sangre después del mismo Obiang y sus primos. El más firme colaborador militar en delitos represivos y de hostigamiento contra la población se le imputa tan sólo siete asesinatos en un año, coincidiendo con su destino en Mongomo. Un suboficial jubilado, Ignacio Monsuy Asumu, desapareció en el mes de junio después de que fue visto por última vez acompañado del hombre más temible del país, en cuyas espaldas nadie duda que pesan decanas de asesinatos a sangre fría, supuestamente cometidos cuando era mando militar en las ciudades de Malabo, Bata y finalmente Mongomo.
El consejo de ancianos ha tenido que alfar la voz. En su última sentada con el jefe de Estado, en el mes de octubre, le ha responsabilizado de los crímenes registrados en los últimos cinco años, donde se contabiliza que una treintena de personas están asesinadas o desaparecidas. El consejo reprochó al déspota de destinar en Mongomo a temibles jefes militares con antecedentes de asesinatos y muertes de ciudadanos indefensos en otros destinos. “¿Por qué siempre los destinas aquí?, increparon.
Esta es, si no menos, la razón que ha obligado al déspota abrir una investigación sobre los últimos casos, que terminó con la inculpación de Cayo como principal sospechoso de los siete casos registrados, y en la actualidad está ingresado en prisión ‘¿preventiva?’. Sin orden judicial y sin haber sido acusado ni juzgado por los tribunales competentes del país, el mismo dictador y comandante en jefe de los Ejércitos, ordenó su ingreso en la cárcel modelo de Evinayong, que alberga también a principales dirigentes políticos de la oposición, como Felipe Ondó Obiang y Weja Chicampo.
La medida está siendo duramente criticada en círculos políticos, por su carácter irregular en un país cuya constitución contempla el Estado de derecho, si bien los tribunales no gozan de la más mínima independencia judicial.
Los políticos no se lo creen después de tantos años. Mas bien, han expresado su temor por la suerte de los presos políticos recluidos en el centro penitenciario de Evinayong. Creen que podría tratarse de una estrategia destinada a eliminarles, ya que, dicen, “Cayo es un reputado asesino a sueldo del déspota que nunca ha sido castigado judicialmente por los delitos cometidos”.
En 1995 fue acusado y sentenciado a dos años de prisión por un asesinato cometido en Malabo, pero no tardó ni una semana en arresto domiciliario y sería ascendido a teniente coronel de la gendarmería y destinado en la ciudad de Bata, donde se sospecha que ha cometido otra serie de asesinatos.
Círculos del Ejército creen de hecho que sí. El coronel ha amenazado que “abrirá la boca” ante cualquier intento de humillación y mantiene que “no mata por matar”. Rumores cada vez más persistentes del entorno presidencial vaticinan que los órganos vitales que se extraen de las víctimas son utilizados con finalidades hechizas y brujeriles para garantizar la continuidad de Obiang en el poder.
Entre 2000-2003, numerosos asesinatos se registraron en Mongomo en idénticas condiciones. Se acusó al entonces jefe militar Francisco Mba Mendaman, otro de los hombres más temibles del régimen [ahora caído en desgracia por un supuesto intento de golpe de Estado denunciado en octubre de 2004]. Mba Mendaman, al igual que Cayo, también fue acusado y condenado en 1997, por el asesinato del ex embajador en Francia, Julián Esono Abaga, registrado en Mikomeseng cuando era delegado de Gobierno. No cumplió condena, salvo un arresto domiciliario de pocos días, que le valió el ascenso a Coronel del Ejército y destinado, primero en Malabo y después en Mongomo.
Tampoco está a salvo el ‘eterno’ alcalde de la ciudad, Martín Nsue Eló, considerado como el padrastro de la primera dama guineana y a quien se acusa de varios asesinatos de esta clase, registrados desde mediados de los noventa.
Mongomo, es desde hace tiempo zona de terror, donde se han registrado los más crueles asesinatos en los últimos años, si bien esta situación no ha levantado la mínima atención ante la opinión pública nacional e internacional.

Caza de brujas
Mongomo se ha convertido en una de las regiones más castigadas por la dictadura. Excluyente de cualquier atisbo reivindicativo sobre la oposición política, el régimen está tomando medidas drásticas contra cualquier ciudadano, oriundo de la zona, que intenta tomar parte en las exigencias políticas reconocidas y autorizadas en todo el país después de 1991, cuando se decretó oficialmente el pluripartidismo político. El caso de los fundadores, dirigentes y seguidores de FDR, es más que ejemplar. Si no obligados al exilio, están confinados o en prisión con largas condenadas, de entre 6 y 20 años.
Los sospechosos de militar en la oposición o pertenecer a FDR, o simplemente mostrarse descontento con el régimen terminan en la cárcel en absoluto estado de incomunicación. Se calcula que en la actualidad, más de 200 ciudadanos naturales de Mongomo languidecen en las cárceles del país como presos políticos, sospechosos de militar en la oposición o de simpatizar con Fuerza Demócrata Republicana del anciano Felipe Ondó Obiang Alogo[secuestrado de Gabón en 1997, condenado a dos años de prisión entre 1998-2000 y después de marzo de 2002, está condenado a 20 de años de cárcel junto a toda la cúpula interna de su partido y decenas de seguidores, acusados de una supuesta tentativa de golpe de Estado].
Obiang golpea así a los ‘suyos’ con el objetivo de asegurar su tradicional lealtad política e ideológica en la zona y mantener vivo su ideario de ‘único hombre capaz’ en Mongomo, donde no quiere la más mínima sombra que contrarresta su liderazgo tribal y étnico.

“Libertad a los presos”
Los abusos de violación de derechos humanos que se registran en Mongomo han sido son calificados por algunos como puro genocidio. El régimen mantiene en cuarentena a cerca de 25.000 habitantes, cohibidos a participar en las reivindicaciones políticas y obligados a votar en lista única del gobernante Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE) en tiempos electorales. Guinea Ecuatorial es un Estado dictatorial y en Mongomo hay más que esto. Allí, donde el régimen se muestra prácticamente desnaturalizado con la población, las autoridades civiles y militares mantienen el control y deciden a su parecer sobre el destino de los hombres y de sus bienes, animados por el silencio sepulcral que mantiene la opinión pública sobre sus escándalos, excesos de poder y comportamientos amorales.
Sin embargo, en medio de todo esto, el Consejo de ancianos parece el único guardián y esperanza. “Libertad para los presos políticos, libertad para los hijos de Mongomo que están en las cárceles”, exigieron del déspota en el mes de octubre.
El dictador teme del poder de los ancianos, considerados en el país como los baluartes de las costumbres y tradiciones ancestrales. Sin embargo, sus exigencias se vieron ensombrecidas por un Obiang cada vez más astuto. En contrapartida, comisionó un comité para negociar con el líder de FDR Felipe Ondó desde su prisión de Evinayong, bajo la condición de que firmara un documento ante el poder judicial renunciando su actividad política contra el régimen.
Pero, el líder opositor es si no menos, uno de los más radicales del país en la actualidad y su respuesta no pudo ser otra que una rotunda negativa:‘decirle que creo que está loco”. Es la enésima vez que el anciano Ondó Obiang rechaza cualquier oferta de su puesta en libertad bajo la condición de renunciar al ejercicio político, del que lleva desde los tiempos de la preindependencia junto a Francisco Macías Nguema, presidente electo en 1968 y convertido en un nefasto dictador a pocos meses de la independencia.





Fuente: EL MUNI | POLITICA

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