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Editorial

”Pongo al pueblo por testigo”. Artículo de Severo Moto con motivo del XXIII aniversario del Partido del Progreso


publicado por: ae hjk el 26/02/2006 17:53:34 CET


Madrid.- 25 de febrero de 2006.
Por Severo M. MOTO NSA Veintitrés años, ya, desde que el día 25 de Febrero de l.983, dos guineanos y dos españoles decidimos poner los cimientos de un partido político y proclamar, con indiscutible valentía, su presencia y actividad pública desde España, hacia Guinea Ecuatorial y el mundo en general. “Has puesto precio a tu cabeza” - me dijo, con cariño, pero con tono muy severo, mi compañero de trabajo, Paco Güemes, de la Agencia Efe. Y añadió: “Has desafiado a un tirano”. A renglón seguido, dándome una palmada en el hombro me dijo: “Ánimo, a ver si ayudas a tu pueblo a liberarse de la opresión y la esclavitud.”

Hace veintitrés años, recuerdo que después de la presentación pública del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial, en el Club Internacional de Prensa de Madrid, iba por las tardes a la Agencia Efe; y, cargado de miedo, miraba constantemente hacia atrás por si venía alguien a agredirme en nombre del tirano de Guinea Ecuatorial a quien acababa de desafiar con el lanzamiento de un “primer partido de oposición” a su régimen.



Día tras día, y a medida que la actividad política del Partido del Progreso en el exilio se hacía más consistente, palmaria y convincente, en esa misma medida nos rodeábamos de más amigos, guineanos hoy próceres directivos, y de simpatizantes españoles; muchos de ellos no dudaron en volcarse en el apoyo económico, institucional y moral que evidentemente necesitaba ese proyecto político que como un gigantesco trasatlántico se preparaba a cruzar el proceloso mar de las batallas de la libertad contra la tiranía que asolaba (asola) Guinea Ecuatorial.

Dos españoles y dos guineanos fuimos los cimientos humanos sobre los que se asentaba inicialmente el gran proyecto del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial. Era como todo un reconocimiento de la corresponsabilidad que a los guineanos y españoles nos tocaba ejercer a la hora de encarar la reconducción del desastre y el caos al que nos había conducido la pésima descolonización de Guinea Ecuatorial. Desde entonces, la respuesta española, bañando de especial cariño, atención, interés y apoyo de toda clase y nivel al proyecto del Partido del Progreso, ha estado siempre a la altura de la respuesta multitudinaria que el pueblo guineo ecuatoriano ha dado con su incorporación masiva a las filas del Partido del Progreso; o su calor de simpatía y expectación por el proyecto político de recuperación de los derechos humanos, respecto de las libertades y la democratización de Guinea Ecuatorial que encarna el Partido del Progreso.

Asentado con carácter inamovible en las bases ideológicas del Humanismo Cristiano y conectado con la amplia cadena de partidos que en el mundo se mueven en el espectro político del centro liberal; bañándose en las serenas aguas de la Internacional Demócrata de Centro (IDC) como miembro de pleno derecho, el Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial llegó a Guinea Ecuatorial como un sonoro reclamo social, como una respuesta adecuada y casi exacta a las apetencias de libertad, democracia y respiro político que Guinea Ecuatorial vivía (vive), atenazada en los garfios de una tiranía, fruto de una desastrosa descolonización.

Con las manos limpias de todo resquicio de violencia, y abiertos a un diálogo constructivo, y en un primero y muy arriesgado viaje, acompañados de testigos tan señalados como el Secretario General Adjunto de la IDC, André Louis (que en paz descanse), medios de prensa españoles y la curiosidad de la comunidad internacional, nos presentamos el 21 de Junio de l.988 ante la tiranía para solicitar el reconocimiento y la inscripción de nuestro partido en algún registro... que evidentemente ni existía ni cabía pensarse en Guinea Ecuatorial. La respuesta a esta propuesta pacífica de reconocimiento de nuestro partido fue, ni más ni menos que el violento enfado de la tiranía, acusándonos de intento de golpe de estado y condenándonos a muerte a media decena de personas absolutamente inocentes y pacíficos. Tuvo que intervenir el Vaticano para que no se ejecutaran nuestras penas de muerte.

Convencidos de que valía la pena seguir exigiendo la libertad y los derechos humanos secuestrados por la tiranía o por la falsa descolonización de Guinea Ecuatorial, proponiendo la apertura de un proceso de democratización del país por la vía institucional y pacífica, volvimos a emprender un nuevo viaje, el 2 de Mayo de l.992, al encuentro pacífico de la tiranía, y en busca de la legalización del Partido del Progreso. Pioneros indiscutibles de la ruptura de las cadenas que tenían atadas las libertades políticas de nuestro país, el Partido del Progreso fue una fuerza moral y social indiscutible y casi imprescindible para que quedara claro que a nuestro país le faltaba la libertad, y sobre todo para que desde entonces hasta ahora todos nos pusiéramos a luchar contra la tiranía y por nuestras libertades. Voces, naturalmente, amigas nos han cubierto de felicitaciones y de aplausos por haber sido nosotros los que rompimos y abrimos las barreras que la tiranía tenía plantadas contra las libertades políticas de nuestro país. Incluso, ( y esto es todavía más importante y les dignifica) partidos políticos y voces rivales y enemigas, reconocen que el Partido del Progreso fue la primera formación política que desde fuera golpeó a las puertas de la tiranía, a pecho descubierto, en un titánico y arriesgado propósito de recuperar las libertades secuestradas por la tiranía.

No bastaba con romper las cadenas, había que continuar con el esfuerzo de convencer con la presencia y la acción política dentro del país; asentar, con dimensión de permanencia y vocación de profundización en el tejido social, las bases del proceso de democratización iniciado. El Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial puso, o continuó poniendo su parte: Aceptamos que como vía institucional y pacífica, el proceso tuviera por inductor y conductor el propio líder y factotum del desastre y caos nacional que vivía (vive) el país. Consecuentes con esa decisión ( y aunque teníamos pleno derecho y legitimidad para apostar por la ruptura en vez de la vía institucional y pacífica), nos sometimos al largo y despiadado holocausto (hasta hoy inconcluso) al que la tiranía decidió someternos a los partidos políticos, precisamente en los meses siguientes a la ceremonia de legalización de 13 partidos; hecho que debía considerarse como un éxito común de la tiranía que cedía... y de los partidos de oposición recompensada por su aguante y paciencia. Pero no. Tras la legalización hubo que ofrecer, involuntariamente, victimas. Y el Partido del Progreso sintió en sus carnes los latigazos de las persecuciones, detenciones, los encarcelamientos, sacrificios humanos, exilio y ostracismo...

Y entre las victimas, vaya como cálido incienso de recuerdo: Manuel Beca Edu Mbengono, Primo José Essono Mica. José Luis Jones Dougan, Martín Esono, Domingo Alo Nguere,...y tantos otros detenidos, encarcelados y asesinados por pertenecer al Partido del Progreso. Vaya asimismo nuestra encendida llama de aliento y esperanza para los directivos y militantes que se ven atrapados en las cárceles del país o se han visto obligados a buscar seguridad para sus vidas en el exilio.

El Partido del Progreso, así lo reconocen incluso los rivales y enemigos, ha sido y es prolijo en generosidad. Hemos sido decisivos y determinantes a la hora de ayudar a otros partidos a ser legalizados ofreciéndoles (prestándoles) las firmas de nuestros militantes para completar el cupo necesario de “cofundadores” para ser legalizados. Los hemos tenido en nuestro regazo político para que fueran tenidos en cuenta aun siendo de corte o ideología opuesta... Los hemos, generosa y patrióticamente encumbrado y promocionado a puestos de liderazgo de la oposición. Sí. Son algunos de esos partidos que han comido de la mano del Partido del Progreso, y cuyos líderes, cada vez que aterrizan en España piden al Gobierno español que no permita ni facilite la vuelta a Guinea Ecuatorial de los dirigentes y militantes del Partido del Progreso obligados al exilio en España. ( “Si vuelven, no tenemos nada que hacer. Se llevan a toda la población”- es la cobarde explicación que exhiben ante sus protectores españoles)

¿ Miedo al Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial ?

- Llegados al país, al abandonar el exilio de España en Mayo de l.992, el Partido del Progreso, en escasos cuatro años (1.992-1.996) acumuló en sus libros de afiliaciones más de 60.000 afiliados fijos, activos, ilusionados y dinámicos. (primero y decisivo motivo del encendido enfado de la tiranía)

- Con esos 60.000 afiliados fijos (en un total de escasos 150.000 votantes )y la amplia aureola de simpatizantes (militantes desde el escondite del corazón) el Partido del Progreso desafió a la tiranía en el primer ensayo de elecciones legislativas (1.993) dentro del proceso de democratización iniciado, proponiendo a la población un enérgico boicot electoral con el resultado de un 80% de abstención popular.

- En las elecciones municipales del 17 de Septiembre de l.995, el Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial, convertido en la gran maquinaria popularmente engrasada para potenciar la participación efectiva de la Plataforma de Oposición Conjunta (POC) invitó a la población guineo ecuatoriana a tomar parte en las urnas municipales; aprovechando que a la tiranía se le había escapado el control fraudulento y la manipulación habitual de las listas electorales. El resultado fue clamoroso. La victoria de la oposición, rotunda y de mayoría absoluta. La victoria del Partido del Progreso, aun con el reparto de resultados a los demás grupos de oposición fue arrolladora. La población calificó el triunfo electoral del Partido del Progreso como un “bofetón propinado al mentón de la tiranía”

“ Habéis ganado las elecciones municipales” – dijo, jadeante y hundido, el tirano guineano - “Pero ¿ quién os va a entregar los Ayuntamientos ganados?”.

- A lo largo de los cuatro años (1.992-1.996) que duró el frustrante y destartalado proceso llamado de “ensayo democrático a la equatorguineana” fueron numerosos y sonoros, los plantes y despectivos rechazos de ofertas de cargos-corrupción que el Partido del Progreso, a través de nuestro liderazgo, propinó a la tiranía. La última oferta envenenada fue la que nos hizo la tiranía, en 1.996; cuando, a propósito de las elecciones presidenciales del 25 de Febrero, y tras recibir la recomendación de nuestros militantes y votantes de no participar en tales elecciones cargadas de fraude, falsedad y violencia, la tiranía nos ofreció el cargo de Primer Ministro. Lo que rechazamos de cuajo y con especial desprecio.

Algo, evidentemente, había (hay) en ese frontal rechazo de los cargos y prebendas corruptas que me hacía la tiranía que asola mi país. Al margen de la permanente atención y obediencia a lo que la sociedad en su gran conjunto nos exigía a los políticos de la oposición, latía en lo profundo el compromiso de no parecernos, en lo más mínimo, a la tiranía establecida.

Aceptar un cargo, después de unas elecciones fraudulentas, mentirosas y cargadas de violencia, era claudicar, sumarse al terror, y traicionar. Nos falta ese “espíritu” y esa “facilidad” que advertimos en otros compañeros; pero no somos de la madera de ayudar al tirano y sus destructores apoyos internos y externos a destrozar a nuestro país.

Eso es, entre otros detalles, lo que ha dejado impoluta nuestra trayectoria política en medio de nuestro pueblo y frente a la tiranía terrorista que nos asola. Eso es, evidentemente, lo que nos ha acarreado las iras, rencores, odios y envidias no solo de la tiranía sino, especialmente, de sus apoyos, sobre todo externos. Lo que nos pasa al Partido del Progreso en Guinea Ecuatorial y (muy especialmente ) en España... no es más que el imperdonable “pecado” de no casarnos con la tiranía y sus corruptelas. Lo que nos dignifica y diferencia de la tiranía y sus corruptelas es precisamente lo que nos condena. Nos hemos negado a estar del lado de los que hacen de Guinea Ecuatorial una pocilga de corruptelas.

No queda más remedio que, en este momento en que se multiplican las “pinzas” de dentro y fuera de Guinea Ecuatorial contra el Partido del Progreso, para castigarlo por falta de sumisión a designios ajenos a la libertad y democracia de Guinea Ecuatorial, retomar y aferrarnos al gran lema: ¡¡Abandonar, nunca!! ¡¡Retroceder, jamás!!

¡¡Mucha atención !! Ni el Presidente del Partido del Progreso, ni sus directivos leales, ni mucho menos los militantes y simpatizantes fieles podrían permitir y aceptar que quien se confiesa del Partido del Progreso traicione al pueblo guineano al que tenemos que servir, y se pase tranquilamente a otras filas que no dejen muy claro que van a respetar el imperio de la ley como voluntad popular libremente expresada en las urnas.

El mejor servicio que hoy espera de nosotros nuestro pueblo es que las elecciones libres, transparentes y justas se produzcan, ya, en nuestro país, como signo indiscutible del fin de la tiranía.

Solo aquellos que tienen miedo a que el pueblo guineano se pronuncie libremente en las urnas, se refugian en “planes atajo”, democratizaciones a la carta, reuniones secretas, “pinzas” al Partido del Progreso y falsas y cobardes denuncias sin pruebas intentos de golpes de estado, pretendiendo prohibir al pueblo guineano que se rebele (como tantos otros) contra la tiranía y sea protagonista activo y libre de su propio destino.

Los tiempos que se avecinan son propicios a que incluso quienes nunca han querido ni querrán ver libre a nuestro pueblo se presenten como intermediarios, gestores y organizadores de nuestro futuro democrático.

El Partido del Progreso tiene la obligación de ser un vigilante insobornable de estas patrañas. Es vieja y conocida la cobarde manía de nutrirse algunos partidos llamados “carcasa” con la sana y múltiple militancia del Partido del Progreso (reconocido como pieza fundamental en el proceso de democratización de Guinea Ecuatorial); aprovechando el estado de ostracismo político y el hambre al que nos tiene reducidos la tiranía.

Si la tiranía y sus partidos de apoyo internos y externos (españoles) nos tienen separados de la actividad política, no podemos dejar que, sin embargo, se valgan de nuestros votos para justificar elecciones fraudulentas; usen a nuestra militancia para llenar salas de congresos de partidos “carcasa” financiados por la tiranía y sus soportes externos; echen mano de la debilidad económica de nuestra militancia para justificar la globalización nacional de la corrupción; o se ceben en nuestra ignorancia para vendernos procesos de democratización minados de corrupción e intereses espurios y ajenos a Guinea Ecuatorial.

Me complace repetir, aquí y ahora, las palabras con que nos despedimos de las fraudulentas elecciones presidenciales de l.996, en las que me aconsejó mi partido no traicionarle participando en dicho juego de mentiras: “Los votos que me han reservado mis militantes y votantes, no se los regalo a nadie”

Termino este artículo con nuestro más que nunca necesario e imprescindible grito de combate:

Abandonar, ¡¡nunca!!. Retroceder, ¡¡jamás!!



Fuente: Gobierno en el exilio

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Véase también la declaración sobre el uso de seudónimos

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