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Editorial

El capitalismo familiar de Guinea Ecuatorial: un modelo no sostenible. Parte I


publicado por: Celestino Okenve el 13/06/2006 4:02:09 CET

El capitalismo familiar de Guinea Ecuatorial. Parte I
Madrid 12 junio 2006.-

Por la historia occidental en cuyo nucleo tuvo lugar el nacimiento del estado moderno, hemos aprendido que conjuntamente con ese estado se desarrolló la nueva clase social, la burguesía, valedora y beneficiaria del nuevo modelo de sociedad que sustituyó al feudalismo.

La burguesía llevó a cabo las transformaciones políticas necesarias para que pudiera desarrollarse su pujanza económica en el nuevo modelo de producción, el capitalismo.

Esa burguesía a su vez tuvo su nacimiento gracias al descubrimiento de América, pues las nuevas actividades que tienen lugar en las colonias, entre ellas la trata de negros, la esclavitud, la extracciones de metales preciosos y el comercio lejano triangular, benefician a un nuevo tipo de personas que no son ni la plebe campesina ni los señores feudales. Esta nueva clase social se desarrolla por tanto al socaire de la nueva economía mercantilista, que amasa enormes fortunas con la acumulación de capital en sus variadas formas.

Para desarrollarse, esa nueva clase social tiene que enfrentarse contra el viejo sistema feudal, contra los reyes y sus señores vasallos, los cuales habían vivido hasta entonces gracias a los impuestos sobre la economía medieval basada en exclusiva en la agricultura medieval. Una agricultura que no garantizaba un desarrollo económico porque era escaso el excedente. En aquellos años en los que el excedente era apreciable, éste se trasformaba en impuestos reales que se dilapidaba en gastos improductivos como las catedrales y los castillos.

Entre el excedente transformado en catedral o el acumulado en manos de la burguesía, triunfó esta última opción gracias a la pujanza de la burguesía enriquecida en las américas .

Esa burguesía fue la que hizo posible ”el discurso del método” de Descartes y la revolución francesa, dos hitos que son dos iconos en el panorama histórico moderno. En esa burguesía se confundía el poder -económico- con el conocimiento. De modo que aquellos que acumulaban capital, a veces de forma primitiva como la trata de negros, imponían al mismo tiempo el enciclopedismo y financiaban expediciones científicas. La burguesía era ilustrada y racionalista.

El sistema político que al fin se instala en Europa y que garantizaba la continuidad del capitalismo con su proceso continuo de acumulación de capital, estaba gestionada por los políticos.

El tándem capitalismo-democracia burguesa funcionaba con una separación entre el poder económico y el poder político. Esa separación podría en ocasiones no ser muy clara. De hecho el poder político era consciente de que el sistema económico cuya continuidad garantizan era el capitalismo. A veces los capitalistas usaban métodos para ganarse a los políticos, pero los políticos eran los políticos y los empresarios capitalistas eran los empresarios.

En la literatura marxista el hecho se describía diciendo que la infraestructura -el sistema económico- estaba garantizada por la superestructura -el sistema político- formando una unidad.

Así ha sido en el centro del sistema capitalista.

Cuando se analiza la situación en la periferia capitalista que es el mundo subdesarrollado donde no existe la burguesía nacional -o nativa-que necesite al estado moderno que proteja su acumulación de capital a escala nacional, parecía coherente que no pudiera darse el capitalismo nacional ni la acumulación nacional. No hay capitalismo si no hay capitalistas.

De modo que muchos economistas estábamos expectantes ante la situación de los países subdesarrollados. El excedente económico no estaba siendo apropiado por ninguna clase capitalista nacional sino por los capitalistas metropolitanos que repatriaban el excedente para provecho del capitalismo del centro del sistema y por esa vía quedaba explicado el subdesarrollo.

Las dictaduras que acompañaban este subdesarrollo se explicaban también: a falta de una burguesía nacional racionalista, el poder político no tendría nada que le modulara orientándole hacia la racionalidad económica o hacia cualquier racionalidad, de modo que se darían casos de crueldad política que, al no resolver las contradicciones del subdesarrollo, llevarían al país en cuestión a situaciones explosivas. Como ha ocurrido y está ocurriendo en Africa.

Pero además de esa situación generalizada en Africa, ha surgido un nuevo fenómeno. Por primera vez, no una clase sino una familia toma el poder político y al mismo tiempo ejercen en monopolio como empresarios, y lo más llamativo es que ese poder se confunde no con el conocimiento como ocurría con la burguesía sino, al contrario, con la ignorancia o con la irracionalidad.
El poder político se ejerce usando la antirazón mediante prácticas hechiceras y negando a la ciencia y al conocimiento su virtualidad. Al mismo tiempo se reclama un sistema político, el Estado, que sirve como coartada para el dominio político y la legitimidad internacional. Pero a su vez se niega a ese mismo Estado cuando se rechaza el atributo de ESTADO DE DERECHO. Obiang es jefe de estado de un estado que él mismo rechaza porque le trasciende y puede configurarse de forma autónoma con un logos, una racionalidad, unas reglas.
Este es el fenómeno nuevo que la dictadura de Obiang representa en la historia. Duvallier en Haiti fue el ensayo pero Obiang es la praxis con aparente éxito.

En la historia se han dado casos en los que surge una clase burguesa a partir de la violencia. De hecho el capitalismo surgió en la violencia al utilizar la trata y la esclavitud como formas originarias de acumulación de capital. Pero con el tiempo los mafiosos o los negreros o los corsarios, -en suma los delincuentes- se hacen honestos, se educan y piden el establecimiento de la ley como la referencia máxima para la convivencia. Porque el capitalismo moderno necesita de la ley para su desenvolvimiento. Sin reglas de juego no es posible la actividad económica del libre mercado.

La situación del dictador Obiang es muy interesante porque además de las singularidades apuntadas, desde el punto de vista de la racionalidad capitalista o de la simple racionalidad, no se ha observado ninguna tendencia del sistema Obiang hacia el establecimiento del imperio de la Ley. Y eso puede significar solo dos cosas:

O bien Obiang todavía no es empresario (capital +logos = beneficio) sino que sigue siendo un ejecutor de ilícitos (expolio),

O bien Obiang es incapaz de convertirse en empresario porque el modelo que practica el dictador inhabilita para evolucionar hacia la racionalidad y el imperio de la ley. También podría ser que Obiang no tiene el más mínimo interés en ser un empresario que practica el capitalismo con su tasa de ganancia normal, porque por su carácter personal prefiere los ilícitos o porque la racionalidad le expulsaría del poder político y económico.

Los años que lleva Obiang en el poder y las rentas acumuladas por su familia, detraidas de las riquezas nacionales en una proporción exagerada e hiriente, ya deberían ser suficientes para que se vieran signos de orientación hacia una cierta racionalidad que va más allá del expolio y la hechicería. Mas en vano. Nada funciona todavía aparte del caos. El poder, al no estar acompañado por el conocimiento, solo puede crear caos. (Puede que el caos sea un nuevo mecanismo de supervivencia política o un nuevo arquetipo de poder político y económico).

Ni siquiera los millones son capaces de hacer girar las ruedas de la organización de un Estado mínimo. Ni hay política energética, ni de aguas ni de transporte ni de educación ni sanitaria. El círculo del caos se cierra año tras año, de forma fatídica, sobre el mismo caos, sin punto de ruptura. Obiang cada dia se parece más a él mismo. Pero el país no acaba de funcionar -no puede funcionar sin logos- y los millones se quedan en el exterior para pagar a los occidentales el coste para blindar al dictador-empresario-militar contra las sombras de su propia alma.


Nvo e´ Zang Okenve Mituy
Economista
Profesor Universidad Politécnica de Madrid


Fuente: propia

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