GUINÉE ECUATORIALE |
LIBERTÉ DE LA PRESSE-LIBERTÉ D’EXPRESSION
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ASOCIACIÓN PARA LIBERTAD DE PRENSA
Y DE EXPRESIÓN EN GUINEA ECUATORIAL
ASOLPEGE_Libre
La policía asalta la sede de CPDS para incautar una ‘misteriosa’ emisora de radio
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La policía guineana irrumpió el sábado 13, en la sede del partido opositor Convergencia para la Democracia Social, CPDS [con un escaño en el Parlamento], para confiscar una emisora de radio supuestamente introducida por esta formación política en el país durante los últimos días. Sin embargo, no apareció ni la emisora ni sus instalaciones, y la policía sólo pudo hacerse con el material de propaganda electoral, según denuncia CPDS en un comunicado fechado el 13 de septiembre.
Hasta el momento de redactar esta nota, nadie había visto la emisora ni localizada sus instalaciones. La “ONDA LIBRE”, que la formación opositora afirma haber puesto en marcha con una emisión de prueba que sólo transmitía música, no aparece en ninguna parte de Malabo. No obstante, la reacción del régimen contra un acto que dice “atentar contra el clima de paz reinante en el país” está más que servida. En Guinea Ecuatorial, cualquier intento de hacer uso de la libertad de expresión al margen de las consignas y doctrinas oficiales se repela con mucha dureza.
En otro comunicado, fechado el martes 16, todavía más opaco, CPDS se limita a dar cuenta de haber adquirido una emisora en el extranjero, pero en ningún momento se refiere que haya sido confiscada ni sus emisiones han sido suspendidas por el régimen. Algunos responsables de la formación política niegan la existencia de una emisora de su propiedad en el país, mientras otros hablan de la tramitación del expediente de su legalización ante las autoridades.
En un comentario extraoficial, coincidente con el comunicado del 13 de septiembre, Marcos Manuel Ndong, miembro de la Ejecutiva Nacional de CPDS, mantiene que CPDS “ha comprado e introducido al país una emisora, pasando por la aduana y, ha informado a las autoridades de la tenencia de la misma y solicitada la autorización de emisión”. Añade que ya habían realizado las prospecciones técnicas de funcionamiento con sólo música.
Es más que probable, se desglosa de los comentarios de Marcos Manuel, que los servicios de aduanas de Malabo no habrían declarado la introducción de la emisora al país”: “CPDS compra una emisora y lo trae al país – pasando por la aduana de Malabo, con todos los de “seguridad” mirándonos hasta los “wongs” y sin darnos ningún papel ni indicarnos que como se trata de una emisora hay que hacer tal o cual patatín”.
El viernes 12, CPDS habría depositado en el ministerio de Información la solicitud de autorización, “amparándose en el derecho a la libertad de expresión, a la información y a los acuerdos entre el Gobierno y los Partidos Políticos por los que éste se comprometía a simplificar los trámites burocráticos para facilitar el establecimiento de medios audiovisuales”, se lee en el comunicado del 13 de septiembre, firmado por la Comisión Ejecutiva Nacional.
Mientras, sigue sin aparecer la emisora, el supuesto cuerpo de delito que obligó al régimen ‘decretar’ el asalto de la sede de CPDS, y emprender una campaña mediática a través de sus medios oficiales para denunciar planes de desestabilización por parte de su más rancio socio de la oposición interna, el partido que hace creíble ante la opinión pública internacional la “farsa democracia doméstica y auténticamente a la ecuatoguineana” del autócrata Teodoro Obiang.
Con o sin emisora, ha quedado más que patente la violencia con la que el régimen carga contra cualquier intento ciudadano de hacer suyas los derechos y libertades fundamentales, en especial, los de expresión, opinión, información y formación a la opinión pública. Si en el país centroafricano no se tolera ni por error la libertad de expresión en la medida que cuestiona la continuidad de la dictadura, hay que presuponer lo que significa poner en marcha una emisora de radio que se escapa del control gubernamental.
La Ley, que aquí se aplica únicamente en la medida que beneficia los intereses del régimen, dice poco o nada sobre la creación de medios audiovisuales independientes ni menos partidistas. La Constitución de 1991, que consagra la democracia y el pluralismo político, ya dejó claro en su artículo 28 que el “Estado se reserva los servicios del sector público”, entre ellos, la “radio difusión y la televisión”, si bien, “puede delegar, conceder o asociarse en la iniciativa privada para el desarrollo de cualquiera de las actividades o servicios mencionados, en la forma y casos que la Ley establece” [los otros servicios y recursos reservados al sector público, según el artículo 28 de la Constitución, son: los minerales e hidrocarburos; el suministro de agua potable y electricidad; correos, telecomunicaciones y transportes].
Siendo la Ley, aquí, la voluntad expresa del déspota, hay que imaginar cuándo el Estado [lo que es lo mismo Teodoro Obiang] permitirá que un ciudadano, al margen de los dogmas del régimen, sea titular de un medio audiovisual. Es, quizás, el gran debate que surge con la adquisición por parte de un partido opositor de una emisora de radio, cuya aparente puesta en marcha ha provocado la cólera del régimen.
La reforma de la Ley de Prensa e Imprenta de 1996 para añadir preceptos sobre medios audiovisuales, excluyó los artículos poco flexibles, hasta en materia de prensa e imprenta. Poco o nada dice sobre los medios audiovisuales independientes. Se trata más bien de una retahíla gramatical hecha a propósito de las presiones de la Comisión Europea y de la vieja metrópoli, Reino de España, que entonces amenazaban con suspender la cooperación con Malabo si no había avances en el proceso de democratización y el respeto de los derechos humanos. Entonces el régimen se inventó un discurso sobre la “buena gobernabilidad”, desaparecido tan pronto como emergió el boom petrolífero en la hoy Kuwait africano.
En la actualidad, al menos desde 1998, hay depositadas en el ministerio de Información diversas solicitudes de autorización de medios audiovisuales independientes. El régimen nunca se ha pronunciado al respecto. Si embargo, el hijo mayor del dictador, Teodoro Nguema Obiang, no acudió a ninguna instancia oficial para poner en marcha sus canales de radiotelevisión ASONGA, que emiten desde Bata y Malabo. Algo más que normal en un sistema unipersonalista encarnado en la figura del mandamás, familia y oligarquía. La línea de difusión de la radiotelevisión ASONGA difiere en poco o nada con la de los medios de comunicación de titularidad gubernamental, consagrados al narcisismo político y a cantar la demagogia al régimen, gobierno y partido oficial.
Queda por ver si aparece la emisora y las instalaciones de “ONDA LIBRE”, y si el régimen permitirá su puesta en funcionamiento en un país donde el canto a la demagogia de los medios de comunicación social sólo está reservado al poder imperante. No obstante, no deja de ser un tema más que curioso y, si cabe, un ‘fenómeno’, que CPDS quiere poseer una emisora de radio ¿propagandístico e ideológico?, cuando no ha sido capaz de mantener a flote y con periodicidad su pequeño periódico “LA VERDAD”, que goza de la preceptiva autorización, subsidiariamente obtenida con la legalización del partido.
Los medios audiovisuales, la radio y la televisión, siguen siendo los principales instrumentos de información y formación a la opinión pública en sociedades africanas marcadas por altos índices de analfabetismo. Los regímenes cuasi-democráticos si no autocráticos como el de Guinea Ecuatorial preservan su monopolio para manipular la conciencia pública y tener a los súbditos al margen de cualquier debate sobre los temas que les afectan.
Guinea Ecuatorial, dominado por uno de los regímenes más tiránicos y salvajes que subsisten en África negra, es muy reacio a la cultura audiovisual, como ya dejó claro en el año 2000 al Gobierno español, condicionando su cooperación con el cierre de las emisiones de Radio Exterior de España hacia Guinea Ecuatorial, que se habían caracterizado por las denuncias de la violación sistemática de los derechos humanos, escándalos de poder y comportamientos amorales de los gobernantes del país africano.
Diecisiete años tras la proclamación oficial del pluralismo político, Guinea Ecuatorial sigue siendo un país sin prensa independiente, libre e pluralista, y el uso de las libertades como las de expresión y opinión son los delitos más perseguidos y castigados, que sólo se toleran en momentos bien calculados [campañas electorales] o en la medida que suponen una amenaza para la continuidad de la dictadura.
La ASOLPEGE_Libre condena cualquier intento de violación de la libertad de prensa, de opinión y de expresión en el país, así como el silencio y la complicidad de partidos políticos internos, que en ningún momento se han pronunciado, con exigencias claras y contundentes, sobre la apertura de una prensa independiente, libre y pluralista. Y de ese silencio y complicidad, no se escapa la víctima de turno, CPDS, al que esta asociación ha denunciado en otras ocasiones por sus maniobras y bloqueos para la puesta en marcha de algunas iniciativas privadas que cristalizan el nacimiento de una auténtica prensa libre e independiente en el país.
Una prensa partidista e ideológica, controlada por el poder o los partidos políticos no supone ninguna garantía de libertad de información y de expresión para los ciudadanos, menos en un país dictatorial. Precisamente, en vez de luchar por la creación de medios ideológicos, partidos como CPDS deberían estar más interesados en iniciativas privadas e independientes al respecto, y hacer que el régimen, en el cual participan desde el poder ‘Legislativo’, respete, garantice y favorezca, con los recursos del Estado, el fomento de una prensa y de unos medios audiovisuales realmente independientes y autónomos, ha declarado desde el exilio el Presidente de la ASOLPEGE-Libre, Pedro Nolasko.
Fuente: ASOLPEGE_libre
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