Ante todo vaya por delante la solidaridad de Periodistas Independientes, con sede en Ginebra, hacia los compañeros de la RTVGE, despedidos el pasado 19 de enero, por métodos que dan la medida de cómo actúa el régimen de Guinea Ecuatorial y que vienen siendo denunciados desde hace al menos dieciocho años. Siempre, eso sí, desde fuera, porque en el interior no existe tal posibilidad. Este caso así lo prueba y se une a una larga lista de violaciones a la libertad de expresión perpetradas por un régimen que mantiene a raya, totalmente reprimido, a todo un país ávido de saber y de opinar.
En la denuncia del caso de los cuatro despedidos, Reporteros sin Fronteras, (RSF) presenta una realidad incuestionable, persistente:: en Guinea se reprime, se castiga, es causa de graves represalias ejercer el derecho a la libre expresión y a la libre información, puesto que cualquier ciudadano puede ser objeto de represión o arbitrariedad gubernamental si es cogido in fraganti leyendo, viendo u oyendo, una publicación o emisión que no cuente con el visto bueno de “la superioridad” . Los guineanos son conscientes y víctimas de ello. Recordar, para el flaco de memoria dentro de la órbita del PDGE, la persecución e incluso encarcelamiento al que se sometía a los ciudadanos cuando escuchaban la Emisión de Radio Exterior de España, en determinados momentos de los casi once años que estuvo en antena.
La nota de RSF, es bien elocuente de cómo funciona la máquina represora de la dictadura guineana. Leámosla.
Despedidos cuatro periodistas por “falta de celo” . Reporteros sin Fronteras denuncia los absurdos métodos de un régimen despótico
Reporteros sin Fronteras se siente consternada por la arbitraria decisión de la Viceministra de Información, Purita Opo Barila, que el 19 de enero de 2009 comunicó el despido de cuatro periodistas de la radiotelevisión estatal RTVGE, por “insubordinación” y “falta de celo”.
“Guinea Ecuatorial es uno de esos países africanos de los que no se sabe nada, o casi nada, porque las autoridades hacen de todo para ocultar su triste realidad. Desde hace años, el presidente Teodoro Obiang Nguema se comporta como un déspota mientras su gobierno, despreciando a la población, sofoca cualquier intento de expresión independiente, sin que la comunidad internacional se conmueva por ello. El incidente de RTVGE es un ejemplo de lo absurdo de ese régimen, donde los medios están absolutamente controlados por el Ministerio de Información”, ha declarado la organización.
El 19 de enero, por orden de la Viceministra de Información, Turismo y Cultura, Purita Opo Barila, fueron despedidos de la RTVGE los técnicos David Ndong, Miguel Eson y Cirilo Nsue, así como el camarógrafo Casiano Ndong. La ministra ha invocado los motivos de “insubordinación” y “falta de celo”, sin precisar de qué se acusa a los cuatro periodistas.
Según las informaciones conseguidas por Reporteros sin Fronteras de fuentes locales, a los cuatro periodistas les han castigado por no elogiar los “méritos” del régimen. El director general de la RTVGE, Virgilio Seriché Riloha, no ha querido hacer comentarios.
En Guinea Ecuatorial no existe prácticamente prensa privada. Los periodistas de los medios estatales están obligados a reproducir la propaganda oficial. Como tienen estatuto de funcionarios, les pueden despedir de un día para otro, sin preaviso ni explicaciones. En el país no existe ningún sindicato ni asociación de defensa de los periodistas. El Ministerio de Información, constituido por personalidades, todas ellas miembros del Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE) en el poder, hace las veces de órgano regulador de los medios.
Hasta aquí la denuncia de RSF, en su totalidad recogida de su propia web y, que aparte de hacer un relato de cómo sucedieron los hechos, refleja con una fidelidad extraordinaria el desolador panorama que se registra, cómo funciona la libertad de expresión en Guinea, así como los mecanismos empleados por el régimen para secuestrarla, añadiendo que todo esto sucede “sin que la comunidad internacional se conmueva por ello”.
Y lo que es más de lamentar es que todo esto se sabe, se conoce, no es nada nuevo para los despachos de gobernantes, organizaciones e instituciones internacionales. Se lleva denunciando hasta la extenuación por guineanos y no guineanos. Y no pasa nada. Se sigue permitiendo y con el silencio e inacción de la comunidad internacional, se contribuye a otro nudo más en la mordaza impuesta a los guineanos.
Para un profesional de la información que ejerce en un país como Guinea Ecuatorial, el ser despedido sin acusación concreta, definida, con los argumentos falaces de “insubordinación y falta de celo” debe representar una condecoración a la honestidad y una prueba para los demás de ética y compromiso en el ejercicio de la profesión.
Me ratifico en lo expresado en mi anterior artículo o comentario en el que me refería a que sobran las palabras y es tiempo de hechos. Los que se han producido demuestran fehacientemente que las palabras que quieren conocer, saber, los guineanos no circularan por el país en libertad, ni tan siquiera bajo fianza. El depredador de la información que dirige Guinea se ocupará de silenciarlas. Entonces ¿de qué palabras estamos hablando y a quién irán dirigidas? Al pueblo guineano, no, desde luego. Los aberrantes despidos de los cuatro compañeros, lo confirman.
Y casi concluyendo, una matización: la arbitraria decisión de despedir a los cuatro trabajadores de la RTVGE, a muchos les queda la duda (duda total) de que haya partido de, Purita Opo Barila. Sí que figura como ejecutante de otro flagelo a los derechos humanos y las leyes laborales cuestión que no la exime de la responsabilidad de haber tomado parte en tal acto. Pero, se advierte la omnipresente “orden de la superioridad”, la que no repara en nada con tal de demostrar quién ostenta el mando.
Y no quisiera poner fin a esta reflexión o como quieran llamar sin hacer otra observación muy a tener en cuenta a la hora de valorar quiénes padecen los rigores del régimen, en cuanto a grupos étnicos se refiere. En esta nueva afrenta a los derechos de las personas se encuentran dos ejecutantes bien marcados de origen bubi. A saber, Virgilio Seriché Riloha, que no sabe no contesta al respecto y Purita Opo Barila, de la que ya conocemos el papelón desempeñado. Está claro que la situación de Guinea Ecuatorial nada tiene que ver -en lo fundamental- con agravios o problemas étnicos hacia una determinada comunidad. Todos, todos, los guineanos han sido, son y serán víctimas de un sistema cuyas acciones violatorias se califican por sí mismas. Lo que no se registra y pone en marcha son soluciones para evitar atropellos como el que ahora nos ocupa.
Lo que sí se advierte y está probado es que el que incurre en falta de celo en el respeto de los DDHH de los ciudadanos es el Gobierno de Guinea Ecuatorial, así como su total insubordinación al cumplimiento de las leyes nacionales e internacionales.
Fuente: RSF y propia.