V DOMINGO DEL TIEMPO DEL ORDINARIO
DIOS LLAMA Y SIGUE LLAMANDO

IDEAS PRINCIPALES DE LAS LECTURAS DE ESTE DOMINGO
- 1ª Lectura: Isaías 6,1-2ª.3-8: La vocación de Isaías. El profeta, estando en el templo, contempla la gloria de Dios y experimenta la necesidad de ser purificado, y Dios le envía a comunicar su palabra al pueblo.
- 2ª Lectura: I Corintios 15,1-11: Pablo tiene interés especial en que se sepa que su enseñanza proviene de una tradición que ha recibido. Anuncia que la fe se funda en los tres grandes acontecimientos: muerte, sepultura y resurrección de Jesús, pero que no solo son historia, sino misterio y germen de vida nueva.
- Evangelio: Lucas 5,1-11: Pedro y sus compañeros estaban fascinados por la persona de Jesús y por sus milagros. Jesús les ordena echar las redes en el mar. El milagro fue signo y profecía de su misión. La Iglesia necesita de hombres que, dejándolo todo, se consagren de lleno a ser pescadores de hombres.

1. Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Las tres lecturas de este V Domingo del Tiempo Ordinario nos relatan tres de las llamadas que Dios ha hecho a tres hombres para realizar la misión de anunciar la obra redentora que el Señor va a realizar. Los tres se manifiestan “indignos” para llevar a término esa labor. Sin embargo, Dios les acompaña y les prepara para que la misión encomendada pueda llevarse adelante. Así, a Isaías le purifica los labios para que transmita lúcidamente su mensaje profético; a Pablo le convierte radicalmente su vida haciéndole de perseguidor a apóstol; a Pedro le cambia la profesión confiándole ser “pescador de hombres”.
2. La lectura del evangelista San Lucas, en sí, nos ofrece la llamada que Jesús hace a sus apóstoles. San Lucas narra esta llamada a los primeros discípulos después de su actuación en la sinagoga de Nazaret, que leíamos el domingo pasado, y de sus primeros signos. Por eso no sorprende la pronta respuesta que aquellos hombres dan a la llamada de Jesús. Después de la pesca milagrosa que nos relata el Evangelio de hoy, los discípulos “dejan todo y siguen a Jesús”. No siempre estamos dispuestos a abrir incondicionalmente las puertas de nuestra confianza a Dios. Por eso luchamos para lograr nuestras metas, como si todo dependiera de nuestras fuerzas.
3. Hoy, el Evangelio del Señor, nos va a decir que es necesario y conveniente dejarle intervenir a él en nuestros esfuerzos. Nosotros debemos poner en sus manos lo poco que tenemos y él se encargará de hacer el milagro de ofrecer los frutos correspondientes. Aquel lago en el que los apóstoles con su esfuerzo no pescaron nada, ofreció una gran cantidad de peces cuando lanzaron las redes en nombre del Señor. El lago, que parecía vacío, estaba lleno de fruto. Esto es, el Señor se sirve de las personas sencillas, débiles, pecadoras, de las que “parece que no “pueden”, ni “tienen” ni “saben” nada, para que el fruto de la Buena Noticia llegue a muchos hombres y mujeres.
4. El apóstol Pedro se “sintió pecador” ante Jesús, al igual que sus compañeros. Pero Jesús les llamó para ser pescadores de hombres y ellos, dejando todo, aceptaron la invitación.
5. Hermanos y hermanas, la llamada es cosa de Dios y él conoce nuestras limitaciones y pecados, pero también cuenta con nuestra generosidad y buena voluntad. El resto lo hará él mismo. Todos estamos llamados a dar testimonio del Evangelio de Jesús. Con una actitud de humildad y generosidad, nuestra reacción tendría que ser:
 como la de Isaías: “aquí estoy, Señor, mándame”,
 como la de Pablo: “qué quieres que haga, Señor”,
 como la de Pedro: “apártate de mí, soy un pecador”,
 como la de otros discípulos: dejándolo todo, le siguieron”.
6. Todos debemos “echar las redes” en nuestro mundo, en nuestro mar, aunque parezca que está vacío, y recogeremos una buena cosecha si lo hacemos en el nombre del Señor. Amén.


Fuente: Jesús Rafael Edu Eyama Achama

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