Uno de los conceptos más confusos hoy, es el concepto de ”dignidad”, ya que desde diversos ámbitos se le invoca, y en todos ellos tiene distinto significado, sobre todo entre los llamados sociedades democráticas, donde la ética y la moral brillan por su ausencia. Sin embargo, el artículo primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice textualmente que:
”Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”
Lo cierto es que ese concepto abarca tantas significaciones según se utilice, que parece imposible señalar un denominador común, y sin embargo ese denominador existe.
Existe también en la lengua de Cervantes, términos y definicones, que no son capitales, no por su importancia, que lo son, sino porque su concesión no entiende del actual mercantilismo, ni de la subida y bajada del petróleo. Por eso otorgarle a uno el rango de digno, no implica poseerlo, sino debe mercerlo.
Gandhi, afirmaba que: ”perder la propia individualidad y convertirse en un mero engranaje de una maquina, está por debajo de la dignidad humana”.
La noción de dignidad tiene su origen en la antigua Roma. La dignistas es, un concepto romano de forma de vida ligado, ante todo, a la vida política, e impregnado por un fuerte carácter moral. La dignidad romana se basaba en su sistema de competencias otorgadas por unas cualidades, unas capacidades, y una intachable conducta moral que llevaba asociado un reconocimiento público, y por supuesto unos honores.
Existe en términos politicos dos palabras clave que hacen referencia a la dignidad: el nepotismo y la meritocracia. El nepotismo, hace alusión a la práctica de la responsabilidad política para beneficiar a personas cercanas al gobernante. La meritocracia, es cuando el ejercicio del poder y la responsabilidad recaen en aquellos que más han trabajado y más han demostrado sus méritos, los que se lo merecen.
Y es que la dignidad, al ser un valor subjetivo, se otorga y se quita según cada caso. Como dijo el presidente Lincoln: ”es difícil hacer a un hombre miserable mientras sienta que es digno de sí mismo”. Eso es algo que determinados personajes en nuestro país no llegan a comprender que para ser dignos se debe trabajar en la buena dirección. Y es que ganar unas elecciones y tener poder, no es ostentar la dignidad, más aún cuando los procesos democráticos por las cuales se ha ganado están cuestionados.
Evidentemente que la democracia no sirve para hacer más felices a los ciudadanos, ni para obtener más poder, ni para ser más ricos. La democracia sirve para hacer más dignos a los ciudadanos ssometidos a ella. La democracia hace a las mujeres y los hombres, merecedores de sus destinos y les otorga la posibilidad de decidir sobre ellos mismos.
Un político digno jamás estará tranquilo porque en su persona recae la responsabilidad de ayudar a los demás, (el bien común). Y desde luego, siempre habrá alguien que necesite ayuda. Cuando se trabaja por y para la colectividad, la individualidad debe quedar al margen.
Lo anterior, es una idea que muchos de los políticos llamados demócratas en los países occidentales no han llegado a poner en práctica en sus actuaciones en asuntos relacionados con el tercer mundo. Estos han sido concebidos políticamente, en el auge del mercado, y solo en estos términos mercantiles es como entienden y comprenden cómo se mueve nuestro planeta. Sin embargo recae sobre ellos, esa gran responsabilidad histórica de cambiar la forma en que el actual sistema mundial funciona desde Adam Smith, para llevar a cabo los ideales de la revolución francesa de: libertad, igualdad y fraternidad.
Este materialismo individual, esa ansiedad por poseer, que recuerda más a la baja nobleza en la época absolutista (más títulos, más cargos, más prestigio, más riqueza, etc...) no tiene en el mundo global de hoy ningún sentido, vista la situación mundial después de los acontecimientos del 11-S.
Afortunamente, es una enfermedad no heriditaria, aunque las consecuencias de esta mala praxis de los políticos perjudican y ponen en riesgo el futuro de las generaciones venideras.
Para nuestro país, Guinea Ecuatorial, esta década ha sido la peor desde los acontecimientos del cinco de marzo de 1969. Esta década ha sido la de los peores recuerdos para los ciudadanos de Guinea Ecuatrial, con el comportamiento indigno de muchos políticos occidentales y no occidentales, (franceses, españoles, americanos, ingleses, chinos, alemanes, noruegos, etc...) al apoyar y hacerse fotos en diferentes foros, con el sátrapa de Guinea Ecuatoria, Teodoro Obiang. Un asesino que se ha sentido halagado por tantos ilustres políticos, inició una vil cruzada contra el pueblo guineano, con secuestros, torturas, asesinatos. Dejando en cada rincón del país, el olor a muerte, cadáveres, viudas, huérfanos y muchos desaparecidos.
Obiang, que llegó al poder el 3 de agosto de 1979, con su famoso ”Golpe de la Libertad”, su libertad, sin embargo, tras asesinar a su tío Macías, se ha convertido junto con su familia y su clan, en la peor pesadilla para Guinea Ecuatorial. Sin embargo, goza de gran reputación entre los llamados demócratas occidentales, financia campañas electorales en el exterior, compra voluntades, obtiene el favor de jueces y políticos etc...
Esta generación de polïticos y ciudadanos a los que hacemos referencia, aunque no todos, evidentemente, se ha convertido en un engranaje más de la maquinaria de la hipocrecia mundial, con occidente a la cabeza, haciendo realidad la famosa frase de Charles de Gaule: ”Francia no tiene amigos, sino tiene intereses”.
De esta forma, para mantener este estado de cosas favorables a los intereses de esos países llamados democráticos, se mantienen fuerzas militares colaboracionista con dictadores y fascistas como el que componen el club de Dictadores de la Francofocía, donde está incluido también Teodoro Obiang, se crean lobbys, conspiran en contra de la oposición en el exterior, realizan citas clandestinas con Obiang etc...
Siempre ha sido así, y es que, a través de poderososas empresas multinacionales, gobiernos de los llamados demcráticos, amparan , tutelan, protegen, sostienen y hasta bendicen las acciones del dictador. Se dice con razón que, detrás de cada dictador africano, siempre se halla un buen ”democráta” occidental. Estas superpontencias mercantiles proponen, deponen, reponen, componen, descomponen, imponene los gobiernos a lo largo del continente africano, siempre contra los intereses y el desarrollo de los pueblos. Por eso gran parte de la corrupción existente en Guinea Ecuatorial, es el resultado de la presencia de poderosos corruptores que exigen un impuesto revolucionario al dictador, a cambio de mantenerse en el poder.
Este utilitarismo como diría un filósofo, es el que ha movido y removido el mundo africano hasta hoy; mi abuelo que no tenía estudios, pero sí era inteligente y culto, decía que cuando el camino se acaba, el tonto sigue, y por eso termina undiéndose en el fango. Eso parece ocurrirle a Obiang y su hijo Teodorín, que no acaban de darse cuenta que ya no resulta suficiente con ganar unas elecciones, no ostentar el poder, sino se debe hacer las cosas de otra manera, es decir, hacerlas bien, de una vez por todas.
Solo haciendo las cosas bien se es digno. Digno no solo para ser persona, sino, además, para poder representar mejor a los ciudadanos. Y por eso, ni Obiang, ni Teodorín, pueden obtener el calificativo de dignos.
El derecho a la dignidad humana se concibe como un trinfo sobre la bajeza, debilidad y fallas humnas. La dignidad humana guarda relación directa con Dios, con independencia de la condición política y social del hombre y de la mujer, su origen etc...
Los guineanos queremos que la madre patria, España, dé una señal inequivoca de cambio hacia unas políticas más coherentes no abdicatorias, que devuelva la esperanza al pueblo guineano de ue aún podmos confiar juntos de la mano como pueblos hermanos unidos por la historia y por la lengua.
Pedimos al gobierno y al pueblo español, que promueva para Guinea Ecuatorial, unas políticas más efectivas destinadas a solucionar los verdaderos problemas del pueblo. Consideramos que es necesario promover para Guinea Ecuatorial, políticas que no se limiten a cuestiones técnicas si no que estas impliquen la elbaoración de una posición y un marco coherente en todos los aspectos de la política exterior sin reducir el compromiso. Una coherencia clara en los objetivos políticos como la protección de las libertades, el respteo a los derechos humanos, así como el apoyo a la promoción de los partidos políticos de oposición democrática y la democratización de Guinea Ecuatorial.
Este año 2011, nos proponemos como objetivos, la lucha por los derechos políticos y la dignidad en Guinea Ecuatorial.
Gregorio F.F. OYE.
PROFESOR DE INSTITUTO
Fuente: USL. GE