Me gustaría saber lo que pasa por la cabeza de un hombre que dice ser político, o un partido político que dice ser opositora, que dice luchar por los derechos humanos, que sale a predicar su ideología, que convoca a las masas, que critica a sus oponentes, que se presenta en las elecciones, que pronuncia impropios vituperios a los rivales, que habla de convicciones, que explica sus principios, cuando resulta que es una persona o partido político calculadora y alevosa, tremendamente oportunista, engatusadora.
Desconozco también qué tipo de ética manejan, qué educación familiar tuvieron que les hicieron tan frívolos y qué tipo de formación han adquirido en las universidades que les dejan ser tan trepas, y sobre todo qué sienten cuando han pasado un cuarto de siglo traicionando a una población que sufre. Sinceramente desconozco lo que experimentan ese mismo hombre o un partido político cuando dos días después de defender lo primero, contrariamente defiende lo segundo y ante las mismísimas caras que han adulterado durante años y años, sin ruborizarse. Me gustaría saber qué sienten, qué esperan, qué no esperan, cuando hablan de qué hablan, qué reflexionan. Sólo puedo saber qué calificativo hay que dar a un partido político o líderes que han engañado, traicionado y vendido a un pueblo, sólo puedo anticiparme la anormalidad de una mente, que un día sí y otro también engaña, engatusa, traiciona. También puedo pronosticar, que estas mentes imbéciles ya no tendrán confianza de nadie estén donde estén.
Lo conozco y lo sé buenamente, por que he visto a enjutas madres vestidas de negro, derramando lágrimas de desesperación sobre los asesinatos de sus hijos. He visto a familias enteras que lo perdieron todo con esperanza de demócratas que ni lo fueron ni lo son, ni lo serán en sus vidas. He visto miradas extraviadas de jóvenes que apostaron por el cambio, alineándose en estos partidos traidores que, con zozobra y desesperación ven como los que les predicaron la radicalidad, ocupan hoy el parlamento, la hacienda y otros juramentos del régimen que criticaron. He visto la desesperación de huérfanos aturdidos por haber perdido a sus padres como consecuencia de sobrecargas de balas asesinas de unos y de otros, en sus cuerpos. Lo he visto en la Guinea Ecuatorial del siglo XXI, de la Isla al Continente, de Ebebiyín a Evinayong, de Mongomo a Bata, de Bioko a Annobón y de Corisco a Punta Mbonda. He visto y he vivido cómo una generación con ideologías imprecisas, de principios ambiguos, hacen renquear a un país, amputando las esperanzas de su gente, rompiendo cualquier criterio de seriedad y cortando a secas las expectativas de futuro de la vida de los guineanos. ¡Se acabó el secreto, por si quedaba alguna duda! Lo he visto.
Que nadie piense ahora que los muertos, ya sin ninguna fuerza real, ni a sus vivos, o los guineanos comprometidos que sigan creyendo que matar, traicionar, robar no son criterios para gobernar a un país, ni tampoco para hacer oposición, les venga ahora un pronto vengativo, ni gestos amenazantes, en un arranque irracional para justar las cuentas con estos que traicionan y matan. No. Aguantaremos hasta que se aclare las aguas del río revuelto para cuando sea posible, se pueda confiar al Estado de Derecho esas traiciones y asesinatos para que tome la iniciativa de justicia y sometiera a los culpables al castigo merecido de los crímenes que hoy impunemente comenten.
Quiero afirmar que no es decente, ni es moral, ni hay derecho, que unos asesinos y matones, algunos muy serviles, partidarios del aplauso fácil, despachen risueños gratuitamente los sufrimientos de otros, reciban visitas de “demócratas” al menos esos que nos adulteran con atuendos y miradas de democracia. Aunque sea por solidaridad humana, por favor no lo hagan que no vayan a Guinea Ecuatorial, aunque les importa un bledo la insoportable losa de la vergüenza que caerán sobre ellos, no vayan a oxigenar y avivar las brasas del dolor. No somos tan ingenuos para saber que la Realpolitik puede obligar a un gobierno hacer cosas que, en teoría, le repugnan, con tal de ganar prebendas por ellas. Sería la única razón para entenderse de la actitud timorata y blandengue de España hacía Guinea Ecuatorial. Para los que entienden menos, de eso de la realpolitik, es la primacía del interés práctico sobre la ética. La primacía de los hechos sobre la ideología, es como, una cosa es lo que digo y otra es lo que hago, ¡vamos doble cara y doble moral! Sólo cabria preguntarse qué ha cambiado en cinco años desde que el parlamento español cerró las puertas al presidente guineano en 2006 hasta hoy que el mismísimo parlamento sale a su encuentro. Ha debido cambiar muchas cosas.
Ya no extraña a nadie, a excepción de los ensoñadores de democracia en el exilio, que la capa abierta por Nixon cuando visitó China de Mao, enterró definitivamente la poca andadura de la declaración universal de los derechos humanos. Hoy no hay país, ni estado que les importe la violación de los derechos humanos o la represión política cuando hay petróleo por medio, quién diga lo contrario miente y que lo demuestre. La carrera política se ha vuelto a ser una cueva de bandido y así están las cosas. Para esta profesión, no es bueno ser honrado, nada de ética, nada de moral, nada de criterios ni de principios, un día eres de izquierdas y dos semanas después eres de la extrema derecha, el hombre ha llegado a la degeneración del propio hombre.
Vayamos por las comparaciones que son muy odiosas. Los países árabes con sus ideologías y principios religiosos son muy consecuentes de sus acciones, África que está debajo del Sahara, es otra cosa, y nadie se engañe de querer dirimir una resistencia social en Guinea Ecuatorial desde Madrid, Zaragoza, Barcelona o París, esto es regar fuera del tiesto. ¿Qué les ha costado a la oposición en el exilio salir con pancartas y manifiestos y plantarse día y noche en los portones del parlamento español para hacer ruido y hacerse notar? Para luego pidan al moribundo pueblo guineano a salir a la calle de Malabo y Bata para manifestarse en contra de la dictadura, en un escenario brillantemente de altísimo riesgo. Así nadie puede tomar en serio esos requerimientos. Guinea no es Egipto, que se olviden de estas alucinaciones.
La actualidad política guineana también nos ha dejado joyas del ministerio de información del gobierno de guineana en su actitud irreal anticolonialista. Desconozco el contexto en que se escriben estos manifiestos del gobierno y las personas que los escriben, pero me extraña sobradamente que de la boca de estos hombres que son pedigüeños de Occidente salgan exabruptos como esos discursos anticolonialistas sin que hayan pasado antes por un inevitable ceremonial de la Cervera fría, Whisky escocés o hierbas alucinógenas. Si fuera cierto todo lo que dicen, “ya que el obrar de estos tíos ya no sigue al ser”, cabría preguntarse, por qué la primera visita del comandante en jefe como presidente de la UA fuese primero en los Estados Unidos de America en lugar de su hermana república de Chad . Al ser gente que viven de la incoherencia y la mentira, todo se explica desde ese paradigma. No reconozco en esos discursos al espíritu nacionalista que predican, ni la genuina hospitalidad africana, sino más bien aventureros de la mentira que dicen siempre lo que nunca van hacer.
Quiero traer a coladero el funeral definitivo de la oposición. Lloro las gracias de una oposición política que cuando tuvieron dos ideas sobre la mesa, no supieron manejarlas. Me cuesta pensar que ahora nuestro comandante en jefe esté estructurando una promoción gratuita de su hijo Teodoro Nguema Mangué, un puntiagudo provocador, original y brillante derrochador, extravagante y desconcertante personaje. La imagen que tengo de él y siempre en la televisión es el de un tipo estrafalario, fuera de sí, ilógico, que hace de la anormalidad su seña de identidad. Y, en cambio, según todos los pronósticos será en breve el futuro presidente de Guinea Ecuatorial, sin ninguna necesidad de que su padre muera. Me cuesta pensar que todavía exista una “oposición” que piense que un ruido en Internet o un abigarrado manifiesto a una ventosidad mediática le vaya a proporcionar beneficios políticos. Esa poderosa burbuja que está sumida la política guineana desde la que es imposible vislumbrar signos de cambios y superación del régimen totalitario tiene cada día menos signos de vida y una desaparición total.
Seguiré Reflexionando.
Fuente: opinion
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