Se sigue preguntando el motivo del viaje de José Bono, Presidente del Congreso de los Diputados a Guinea Ecuatorial. A la par van por un lado, la moribunda vida de la oposición y por otro la enérgica dictadura de Malabo. En el mismo instante que nos llegaba la muerte de Jacinto Edu Alogo, el presidente guineano descendía los peldaños de su Boeing 737 con una mano rozando el posamanos y la otra, en alto, saludando a sus incondicionales condicionados.
En la vida de la dictadura y la muerte de la oposición está directamente el Gobierno Español, a través de una política que aplica la desproporcionalidad del que tiene se le dará más y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene, al más puro estilo mateano. Sin grandes elucubraciones para saber que el gobierno español mira, y no quiere ver; oye, pero no quiere escuchar. ¡Que barbaridad con eso de la voluntad! A través de rutas de las que debemos preguntarnos acerca de sus extremos más contradictorios.
El presidente del Congreso de los Diputados asegura que su viaje está motivada para defender los intereses de España. Pero, curiosamente, las declaraciones, discursos, peroratas, soflamas y alegatos de la dictadura, no dicen que hayan intereses españoles en Guinea Ecuatorial que merezcan tal visita: algún bloquecito de reserva de petróleo y algo más, alguna docena de empresas españolas de muy poca monta y mal tratadas por los mandamases del gobierno; a la postre de unos discursos de la dictadura que desde el último 12 de octubre están rayando la xenofobia contra el colono.
El razonamiento es muy simple: ¿Qué une a un gobierno democrático con una dictadura feroz? ¿Cuál es la afinidad o la empatía que existe o siente una dictadura que vomita exabrupto e insulta abiertamente a España y un gobierno Democrático? ¿Por qué la oposición que buscó su exilio en su antigua metrópoli encuentra rechazo, mientras la dictadura antiespañol encuentra ternura, compasión y humanidad del gobierno Español?
La respuesta es demasiada clara, que la vida de la dictadura si no es bien acogido en España, pone en peligro el provecho económico del Gobierno Español en Guinea, que utiliza discretamente su autoridad moral y política no tanto por el dictador de turno y el pueblo que sufre su mal gobierno, sino por el interés económico que está detrás. Al mezquino, sea quien fuera, hay que salvarle de sí mismo, aunque haya manifestado que su misión es soterrar a la democracia y a todos cuantos luchan por implantarla en éste país africano.
Dos barras de medir en mismo caso, el Estado Español no atiende los lloriqueos de la oposición, al parecer justos y sujetos a la legalidad internacional; ni les permite satisfacer su infausto deseo de ser escuchados y ser tenido en cuenta sus aspiraciones políticas, al contrario, el gobierno español opta por mirar para otro lado.
No soy capaz de levantar el dedo acusador, ni pueda culpar al Gobierno de España en su política exterior. Sí señalo el poco valor que supone para España la vida de los guineanos. Me da igual que el gesto dadivoso de las autoridades españolas espere un resarcimiento evidentemente lucrativo para los intereses de España o particulares de los políticos por parte de sus aliados, lo que hace falta recordar a España y a su Gobierno, eso sí me interesa es que, éstos otros hijos, aunque pobres, también son guineanos. Sabemos que el azar de la vida desafortunadamente, ha querido que, tanto los ricos del petróleo guineano como los pobres de esta guinea opulenta, coincidamos en el tiempo y en el espacio y que sea para España, un examen de imparcialidad en el ejercicio de la igualdad y el respeto de la dignidad de la persona.
De esgrimir una justificación sensata, el presidente de congreso de los diputados, para hacer comprensible el viaje a Guinea Ecuatorial hubiese causado menos dolor y sufrimiento a los guineanos y españoles que no comulgan con la dictadura.
Es muy mala táctica, utilizar argumentos no creíbles para explicar estrategias de espurios intereses políticos, sobre todo cuando hace seis meses asistimos con estupor y zozobra la condena a muerte de cuatro opositores guineanos previamente secuestrados en Benín. Ya sabemos el guión. Llegarán a Malabo el miércoles, serán recibidos con todos los honores por los mandamases del gobierno guineano, luego cubrirán con un manto de color púrpura una reunión con CPDS del ministro Bacale y el Diputado Mico, para darle tinte de humanidad, se verán con unos cuantos empresarios corruptos españoles que amasan la fortuna en complicidades con la dictadura, hablarán con el servil embajador y cuerpo diplomático español en Malabo, regresarán a España con corbatas ajustadas y grandes regalos de invitados de honor. Mientras los guineanos seguiremos en la miseria y en la muerte. Seguiré reflexionando
Fuente: oponión