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LOS PUEBLOS NECESITAN HECHOS, NO PALABRAS. publicado por: rafi de la torre el 27/02/2011 13:47:05 CET
Es increíble que ante la imparable revolución popular que se vive en Libia contra el dictador Gadafi, se den declaraciones tan paradógicas como las expresadas por los responsables de dos gobiernos que pretenden encabezar el liderazgo del mundo. ” Merkel y Obama coinciden en que Gadafi ha perdido toda legitimidad”. ¡Señores, ahora nos salen con esas! Gadafi y como él todos los dictadores a los que ustedes han dado, (CONTINÚAN DANDO) cobijo, ayuda, representatividad, etc. carecen de legitimidad, de legalidad. ¿Es que ignoran que se mantienen en el poder ejerciendo una represión terrible y a base de farsas electorales que para colmo legalizan la observación de ojeadores internacionales mandados por ustedes mismos? Pero ¿a qué juegan, mandamases? ¿A quien quieren confundir, engañar?
Si realmente consideran que Gadafi ha perdido toda legitimidad, fijen su atención en tantos y tantos dictadores que como él torturan y mantienen en las peores condiciones a la población de sus países.
No den lugar con su silencio = a complicidad, a que se produzcan situaciones como las que se viven en Libia en la actualidad. Digan, exijan, alto y claro, a esos que a ustedes les consta responden al mismo perfil de Gadafi, que a partir de ahora se les cierra el grifo de la permisividad, de cobertura, de legitimidad y legalidad que ustedes - a pesar de las acciones de estos sátrapas contra todo derecho - les han prestado hasta el momento. Eso es coherencia. Eso es ganar credibilidad y no dar pávulo a confusiones del personal con retóricas al uso (practicadas por ustedes). Acompañen las declaraciones, con hechos. Pasen a la acción de condena, de sanciones, de aislamiento internacional de este club de torturadores, criminales, usurpadores de la voluntad popular, ladrones del bienestar de sus pueblos en todos conceptos. Concedan la legitimidad-legalidad a los pueblos que se debaten entre el terror-impunidad de los que durante décadas no temen ni respetan a sabiendas de que la comunidad internacional seguirá con la política ”de no sabe, no contesta”, ante sus tropelías.
El próximo lunes, 28 de febrero, se inician las sesiones del Consejo de DDHH de la ONU, en Ginebra y ¿qué? responderán muchos de los excépticos que por haber sido testigos de la inoperancia de esta organización, no creen en un mínimo de resultados en la resolución de conflictos y maneras sustentados por los régimenes totalitarios. Una vez más se gastará papel en abundancia; idas y venidas de delegaciones, de organizaciones no gubernamentales y ¿qué? Todo volverá a quedar en papel mojado, nunca mejor dicho. Como diría un paisano mío, el alcalde Pacheco, ¡un cachondeo!.
Desde conocí en el terreno, los debates y demás, desarrollados en esa organización, créanme, me inundó una gran pesadumbre/preocupación. Tras varios días de asistir a las sesiones y observar el comportamiento de la mayoría de las delegaciones gubernamentales se me asemejó a un mercado donde se vendía, compraba, pujaba, pactaba (se traficaba, en una palabra) con lo que se debería considerar lo más importante inherente al ser humano: sus derechos. Mercadeo puro y duro. Esa impresión mía era compartida por otros asistentes que, como yo, esperaban otra cosa. Resoluciones firmes a comportamientos radicales e inhumanos. Diálogo, sí; no rendición- aceptación. Exigencia, no tibieza como respuesta ante el cúmulo de violaciones que allí se denunciaban.
¿De qué nos vale esta tribuna si solo nos conduce a un ligero tirón de orejas a los que infringen todas las leyes en sus países? El Consejo, antes Comisión de DDHH, no tiene poder ejecutivo. ¡Ahí le han dado! Pues suprimanlo. De que vale tanto trajín si luego los transgresores utilizan el papel para otros menesteres más en el plano escatológico que en el de la puesta en marcha de las resoluciones que emanan de ese ”Consejito”. ¡Cuanto tiempo perdido en un bla, bla, bla, sin resultados resolutorios reales!
En mis experiencias de tres ediciones de asistencia a este ”tinglado” puedo decir con toda objetividad y le duela a quien le duela o (pese a quien pese) que ”muchos eran los presentes y pocos los que realmente actuaban de corazón y con los debidos preceptos y compromiso que requiere tan grave e importante cita, en referencia a lo que allí se estaba ventilando”. Lo que no cabe duda es que una mayoría estaba allí por aquello de subir escaños en el conocimiento y captación de influencias. Todos muy puestos, trajeados pero con contenido nada solidario como rezaba en las organizaciones a las que representaban.
Es muy duro decirlo y comprendo que quien esto lea, pueda pensar que exagero. Yo no miento, me quedo corta. Es más, una mayoría - y digo mayoría ateniéndome a una realidad incustionable y fácil de comprobar - aprovechaban esta ocasión para hacer turismo por Suiza o amoroso, dejémoslo de ”ligue”, postponiendo o relegando las obligaciones que allí le habían llevado. Total, como diría un adolescente ¡de alucine!.
En función de la objetividad que quiero presidan mis opniones he decir que otros muchos habían llegado hasta el Palacio de la Naciones Unidas con el propósito de desenmascar a los autores de tantas violaciones perpetradas contra sus pueblos. Pero estos dificilmente eran escuchados, marcados los tiempos para desarrollar su tarea, ¡3 minutos!. En ese tiempo record teníamos, algunos con cierta dificultad de dicción, desarrollar un relato-denuncia de una situación que requería, por su gravedad, mucho más tiempo.
Comprobé que para aguantar el ”tirón” de permanecer allí había que ser ”profesional del aguante y tira pa´ lante”, si no, era imposible permanecer en silencio. Un silencio obligado por lar normas establecidas por la propia organización que, de no aceptarlas, eran motivo de expulsión.
En fin, mi experiencia daría para un libro, pero, ¿quién lo editaría? Ahí está el tema-como diría un castizo-. Simplemente quiero resaltar que ”quien cambia la historia de un país y le asiste ese derecho es al pueblo”. Nadie mejor que él para defender sus derechos. Eso si, sin permitir que otros, con la excusa de ayudar, se asienten en sus territorios y les impongan (vuelta a empezar) dirigentes que no desean el bien para la población que tanto ha arriesgado en buscar la libertad secuestrada por los ”dirigentes” ahora derrocados o por derrocar en fechas próximas.
Pongo fin a este relato-comentario, con una frase que utilizaba diariamente en la emisión que tuve el honor como persona y profesional, mantener a pesar de todas las presiones, en REE, dirigida a Guinea Ecuatorial, en particular y Africa en general:
CONTRA LA OSCURIDAD Y EL SILENCIO, LA LUZ DE LA PALABRA. Y añado: ¡ Y LA ACCIÓN!
Fuente: Propia
¡Nota importante! El contenido de los artículos publicados no refleja necesariamente la opinión de la redacción de guinea-ecuatorial.net Véase también la declaración sobre el uso de seudónimos
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