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Editorial

DE LA DICTADURA A LA DEMOCRACIA. 1


publicado por: Celestino Okenve el 01/03/2011 3:35:03 CET

DE LA DICTADURA A LA DEMOCRACIA
Como liberar una nación de la dictadura.

UNO
Hacer Frente a la Realidad de las Dictaduras.-

En años recientes, diversas dictaduras -de origen tanto interno como externo- han caido o se han tambaleado cuando se les ha enfrentado una población desafiante y movilizada. Aunque a menudo se las ve como firmemente afianzadas e inexpugnables, algunas de estas dictaduras demostraron ser incapaces de soportar el desafio concertado del pueblo en lo político, lo económico y lo social.

Muchos países se hallan hoy en un estado de cambio rápido en lo económico, político y social. Aunque el número de paises ”libres” ha aumentado en los últimos diez años, existe un gran riesgo de que muchas naciones, al enfrentar cambios fundamentales tan rapidamente, se desplazarán en dirección opuesta, y acabarán experimentando nuevas formas de dictadura. Las camarillas militares, los individuos más ambiciosas, los funcionarios electos y los partidos políiticos doctrinales, repetidamente buscarán cómo imponerse. Los golpes de Estado seguirán estando a la orden del día. Los derechos humanos y políticos básicos les serán negados a un gran número de personas.

Desafortunadamente, el pasado aún está con nosotros. El problema de las dictaduras es profundo. En muchos países el pueblo ha vivido experiencias de décadas y hasta de siglos de opresión, ora doméstica, ora de origen extranjero. Con frecuencia se le ha inculcado (al pueblo) insistentemente la sumisión incondicional a las figuras y gobernantes que detentan la autoridad. En casos extremos, las instituciones sociales, económicas, políticas y hasta religiosas de la sociedad -aquellas fuera del control estatal- han sido deliberadamente debilitadas, subordinadas o aun reemplazadas por otras nuevas y regimentadas (como ocurre con el clan en Guinea Ecuatorial, que ha sido prostituido). El Estado o el partido dominante las usa para dominar a la sociedad. A menudo, la población ha sido atomizada (convertida en una masa de individuos aislados), incapaces de trabajar juntos para conseguir la libertad, de confiar los unos en los otros y hasta de hacer algo por su propia iniciativa.

(En esa situación) el resultado es predecible: la población se ha vuelto débil, carece de confianza en sí misma y es incapaz de ofrecer resistencia alguna. Las personas por lo general estan demasiado asustadas para COMPARTIR SU ODIO CONTRA LA DICTADURA y su hambre de libertad ni aún con su familia y amigos. Están, con frecuencia, demasiado aterrorizadas para pensar en serio en la resistencia popular, ¿de qué iba a servir?. En vez de esto, asumen el sufrimiento sin objetivo y un futuro sin esperanza.

Las condiciones bajo las dictaduras contemporáneas pueden ser peores que antes. En el pasado, algunas personas pueden haber tratado de resistir. Quizá hubo breves manifestaciones y protestas masivas. Quizá los ánimos se levantaron temporalmente. En otras ocasiones, individuos y pequeños grupos pueden haber hecho valientes pero impotentes demostraciones, afirmando algún principio o simplemente su desafio. Por muy nobles que hayan sido los motivos, estos actos de resistencia pasados frecuentemente han sido insuficientes PARA VENCER EL MIEDO DE LA GENTE y su habitual obediencia, condición esencial para DESTRUIR LA DICTADURA.

Esas acciones, lamentablemente, pueden en cambio haber causado solamente más sufrimiento y muerte, no una victoria, ni aun una esperanza.

¿Hacia la libertad con la violencia?

Un golpe militar contra una dictadura puede parecer, relativamente hablando, una de las maneras más rápidas y fáciles de quitarse de encima un régimen particularmente repugnante. Sin embargo, existen serios problemas con respecto a esta técnica. El más importante es que deja intacta la distribución negativa del poder entre la población y la élite de control del gobierno y sus fuerzas armadas. Lo más probable es que la supresión de personas o camarillas de las posiciones del gobierno, dé pie a que otro grupo semejante ocupe su lugar. Teoricamente este grupo puede ser menos duro en su comportamiento, y más dispuesto a abrirse de manera limitada a las reformas democráticas. Sin embargo, el caso opuesto es lo más probable.

Después de consolidar su posición, la nueva camarilla puede resultar más despiadada y mas ambiciosa que la anterior. Por lo tanto, la nueva camarilla -sobre la que quizá se habían depositado las esperanzas- podrá hacer lo que quiera sin preocuparse de la democracia o los derechos humanos. (Obviamente) esta no es una respuesta satisfactoria al problema de la dictadura.

BAJO UNA DICTADURA, LAS ELECIONES NO SE PUEDEN USAR COMO INSTRUMENTO PARA UN CAMBIO POLITICO SIGNIIFICATIVO. Algunos regímenes dictatoriales, (tales como los de varios paises africanos como Guinea Ecuatorial), simulan elecciones solo con el propósito de aparentar ser democráticos. Pero estas elecciones son simples blesbicitos rigurosamente controlados, para obtener la aprobación pública de los candidatos escogidos por los dictadores. Éstos, de cuando en cuando, debido a la presión a que estan sometidos, podrían tal vez aceptar nuevas elecciones, pero éstas estarán manipuladas para colocar marionetas civiles en los puestos del gobierno. Si a los candidatos de la oposición se les hubiera permitido concurrir a las elecciones y hubieran sido electos como ocurrió en Birmanis en 1990, o en Nigeria en 1993, los elegidos habrían estado sujetos a intimidación, arrestados o hasta ejecutados. Los dictadores no estan interesados en unas elecciones que puedan apartarlos del trono. (El caso de Guinea Ecuatorial es paradigmatico).

Muchas personas que actualmente están padeciendo bajo una dictadura, o que han tenido que exiliarse para escapar de las garras de esa dictadura, no creen que los oprimidos puedan liberarse por sí mismos. Ellos no esperan que su pueblo pueda ser liberado si no es por la acción de otros. Ponen su confianza en las fuerzas extranjeras. Creen que solo una ayuda internacional puede ser lo bastante fuerte como para derribar a los dictadores.

Esta visión de que los oprimidos son incapaces de actuar eficazmente es algunas veces correcta durante un tiempo limitado. Como hemos apuntado, con frecuencia la población sometida no quiere la lucha, y está temporalmente incapacitada para ella, porque no tiene confianza en su propia capacidad de enfrentar la dictadura feroz, y no ve una manera razonable de salvarse por su propio esfuerzo. En consecuencia, no es extraño que confie sus esperanzas de liberación a la acción de otros. Las fuerzas externas aqui pueden ser la ”opinión pública”, las Naciones Unidas, un país en particular o sanciones internacionales económicas y políticas.



Fuente: Gene Sharp

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Véase también la declaración sobre el uso de seudónimos

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