EL Alcázar, Madrid, martes 7 de noviembre 1967.
Cauces políticos para Guinea Ecuatorial
EL PELIGRO DE LOS SEPARATISMOS GUINEANOS
Por LUIS CLIMENT
Dos matices parecen haber marcado hasta ahora los trabajos de la Conferencia Constitucional de la Guinea Ecuatorial, que se celebra estos días en el Ministerio español de Asuntos Exteriores. El primero, la concentración de todos los esfuerzos en el aspecto político del problema. El segundo, y a juzgar por el reciente comunicado que se dió sobre el desarrollo de las sesiones, la aparición de algunos brotes secesionistas. Con referencia a la politización de la Conferencia diremos que era casi de prever, tanto por la importancia del tema como por la significación de los cuarenta y dos delegados guineanos que acudieron a la convocatoria española, casi todos ellos hombres políticos por encima de cualquier otra calificación. En realidad, más que una estructuración detallada de lo que habrá de ser la vida del país en todos los aspectos, interesa a esos delegados perfilar una idea empírica e inmediata, de acuerdo con España, de las etapas que habrán de cumplirse para alcanzar la independencia, meta que parece ser el denominador común de los delegados guineanos.
EQULíBRIO
Esta evolución del problema entra de lleno dentro de las previsiones de nuestro Gobierno, y así lo confirmó Castiella al anunciar que esta Conferencia tenía como finalidad poner en manos de los guineanos el destino de su país. Resultaría, pues, desplazada cualquier precipitación, cuando ya se han establecido por parte española las bases de un programa que habrá que cumplirse inexorablemente. También Castiella las fijó con claridad al decir a los delegados guineanos que los resultados y conclusiones a que se lleguen en la actual Conferencia, « un avez estudiados por el Gobierno, habrá de ser sometidos por medio del sufragio universal, al referendo del pueblo guineano ». De la unanimidad de las peticiones guineanas,de la cohesión de sus deseos y aspiraciones, habrá de nutrirse, pues, el informe que se eleve al Gobierno español, quien traducirá en soluciones prácticas las fórmulas futuras sobre las que decidirá en última instancia el pueblo de Guinea. Creemos sinceramente que cualquier impaciencia en éste momento crucial podría ser perjudicial para ambas partes.
SEPARATISMO
Hay un segundo matiz, el de los brotes secesionistas, que hizo su aparicición en la Conferencia. El separatismo guineano está localizado en Fernando Poo, y tiene como principales animadores a los miembros de la tribu bubi. Digamos en seguida que no todos los bubis son separatistas, ni mucho menos. Probablemente, los que forman un grupo minoritario, aunque activo dentro de la tribu. Este sector preconiza la escisión en dos partes de la actual Guinea Ecuatorial : una de ellas la continental, de Río Muni, y otra la isleña, de Fernando Poo. Si bien algunos de los argumentos esgrimidos pueden ser dignos de consideración, aunque no decisivos, visto el problema guineano en su conjunto resulta incongruente pensar en la fragmentación de un pueblo que cuenta con poco más de cuarto de millón de habitantes en su totalidad. El peligro del separatismo fue denunciado ya por el ministro español de Asuntos Exteriores en el discurso inaugural de la Conferencia. « Los factores que nos unen-dijo Castiella-han de predominar, sin anularlos, sobre los marcan singuaridades diganas de respeto ; las dificultades que puedieran derivarse de la desunión se veran agravadas ademaás por el hecho de las reducidas dimensiones de vuestro territorio ».
FUTURO
La evolución guineana hacia la independencia tiene su razón de ser si se admite el principio de su unidad actual ya que de otra forma se vería el país expuesto a todos los peligros derivados de sus minúsculas posibilidades. Como entidad política independiente puede, si así lo desea, establecer sólidos vínculos de todas las clases de España, a fin de asegurar su evolución futura. Pero los separatistas isleños deberían comprender claramente que cualquier escisión, además de repugnar a los compromisos que España ha contraido, crearía una situación impracticable en todos los sentidos. Los españoles podemos aceptar cualquier sacrificio para ayudar el día de mañana a la nación guineana en su conjunto, pero sería muy difícil convencernos de la necesidad de sacrificarnos por un grupo determinado que por razones poco sólidas se situase al margen de la evolución política del país. Máxime cuando todos los recelos de los bubis, en cuanto a su futuro, pueden quedar disipados con fórmulas constitucionales de convivencia que ampararía España, refrendaría la Guinea entera y registraría solemnemente la O .N .U.
Fuente: EL ALCAZAR