DICTADURA y EXPOLIO

Desde Bata, región continental, Guinea Ecuatorial

Una explosión de sonidos de Tam-tam me ha despertado esta mañana, domingo 7 de agosto de 2011. Proviene de la iglesia que está enfrente de nuestra casa, en el barrio Newton de Bata.

La iglesia es una de las infinitas iglesias cristianas que recientemente se han ido instalando en Guinea. La música que ejecutan es malísima, son cantos litúrgicos acompañados por tambores que hacen daño al oído. Me imagino que lo de los tambores es para imprimir un sello de africanidad a la liturgia monótona y ruidosa, porque los cantos no son nada africanos.

La llegada a Guinea de tantas iglesias y sectas ha ido a la par que el caos se iba adueñando del país. Las sectas han crecido como hongos.

Llevo aquí desde el día 22 de julio. Son dos semanas pero el tiempo transcurrido para mi cuerpo y alma ha sido de varios años. Tanto ha sido lo visto y oído que tengo el estómago lleno de historias surrealistas de opresión y locura.
Bata es un pueblo grande que ha ido creciendo sin orden ni concierto. Sus de madera de una planta se han ido colocando de forma anárquica en cualquier espacio posible, hasta en barrancos peligrosos. Al lado de cada casa hay un agujero en la tierra como pozo para extraer agua y otro agujero en la tierra, no lejos del primero, que da a un pozo negro para arrojar las aguas sucias de heces. El pozo para extraer agua no es muy profundo, la capa freática se halla a menos de veinte metros. El de vertido de aguas es menos profundo. Las aguas del pozo de agua sirven para lavar y lavarse, no para beber. Ya es de dominio público que el pozo de aguas fecales contamina las aguas del pozo de extracción, pero ese descubrimiento no es cosas del Estado, que aquí no se preocupa del ciudadano (por cierto, la radio llama a los guineanos súbditos, en lugar de ciudadanos, expresión clara de la idea que tienen los mandamases sobre el papel que corresponde a los residentes de este país).

Las fiebres tifoideas, tan abundantes aquí desde que se instaló el caos, tienen quizá su explicación en la contaminación provocada por las aguas de los pozos negros que invaden los pozos de aguas. Ningún ministerio ha hecho un estudio epidemiológico sobre las tifoideas ni a nadie de los muchos ministros y viceministros le ha llamado la atención el aumento de una enfermedad inexistente en el pasado. A nadie le preocupa que el pozo para el agua que se extrae esté al lado del pozo del agua que se vierte. Aquí hay muchos médicos que se formaron en Rusia como el famoso Salomón, que con todo nunca se les ha ocurrido llamar la atención sobre la gravedad que esta situación representa para la salud de los guineanos. Bata, y me imagino que Malabo también, es una de las ciudades más perforadas del mundo por habitante, a razón de dos perforaciones por casa. Suponemos que en el año 2020 todo se habrá solucionado, porque las casas, a este ritmo de perforaciones sin cimentar, se hundirán en los pozos negros. Por cierto que no hay ni siquiera una inspección sanitaria sobre los pozos negros por la posible existencia de gases contaminantes provenientes de ellos y que afectan a los moradores de Bata y Malabo.

El agua que se bebe en toda Guinea es agua embotellada, fundamentalmente de dos fabricantes nacionales, cuyas marcas principales, Ceiba y Emana (Niefang) han hecho euromillonarios a sus propietarios. El día que en Guinea haya agua potable este negocio no será tan rentable. Adivinen ahora por qué no hay prisa por tener agua como en cualquier parte del mundo, a pesar de los numerosos proyectos habidos sobre potabilización de agua en la isla y en el continente. El dictador y su claque dice que hay que tener paciencia hasta el 2020, mientras ellos se enriquecen desaforadamente. En el 2020 habrá todo para todos, justo cuando se espera que no haya petróleo ni gas ni madera, tras el frenético expolio. En el 2020 el dictador ya no estará y no le podremos reclamar tanta promesa incumplida.

Aquí en Bata a veces hay energía eléctrica durante 24 horas. Cuando desaparece no sigue una pauta ni se avisa. He observado que suele desaparecer más frecuentemente por las noches. No se puede confiar en la energía eléctrica para nada. Los industriales tienen que instalar generadores eléctricos para desarrollar sus actividades. Cuando en la noche desaparece la energía eléctrica, a la media hora Bata se convierte en un recital clamoroso de grillos, al ponerse en marcha las decenas de miles de motores de dos tiempos que mueven los generadores eléctricos y que suenan como grillos monocordes. En Malabo hay más grillos que en Bata.

Ante el caos de la circulación no aparece la autoridad de la que hacen gala los esbirros del dictador cuando se trata de poner en evidencia la autoridad del dictador. No hay autoridad de tráfico circulatorio, no hay autoridad sanitaria, no hay autoridad en la construcción de las viviendas en las ciudades, no hay planes de urbanismo. A la dictadura esto no le preocupa porque no afecta a sus expolios. No entienden que el gobierno debe preocuparse de la población en lugar de acosarla como hacen.

La dictadura nos dice que los la que criticamos desde el exterior debemos venir aquí para comprobar que hay democracia y hay desarrollo. Llevo dos semanas y lo que hay aquí a varios niveles es mucho peor de lo que me había imaginado. Este país está destrozado y no sé cuánto tiempo será necesario para regenerarlo el día que se consiga echar a la familia Obiang, dueños absolutos del país.

Aquí hay una dictadura. El país es pequeño pero la dictadura que aquí se vive es enorme, colosal, pesada como la Tierra misma.

El miedo está por todas partes, es el aire que respira todo el mundo, inunda todo lo que existe en Guinea Ecuatorial.
Desde que he llegado no he tenido ningún problema todavía, pero el miedo está por todas partes. Podría ser que el miedo se haya quedado a vivir eternamente entre los guineanos después de dos dictaduras o su sombra se alargue en demasía desde el infierno, su morada perpetua.

El miedo se ha creado con el acoso a la población, con los controles militares en calles y carreteras, con el pdge (el pdge es exactamente igual que las SS alemanas) y con la presencia perenne del icono del dictador que vigila a los guineanos en sus propias casas particulares, el hermano militante es el gran hermano de 1984 de Orwell en su versión africana y surrealista.

Ahora ha disminuido la presencia militar pero en una rotonda a la salida de Bata, hay un blindado que se ha quedado anclado al suelo, apuntando su cañón en dirección de la calle que viene del mar, el lugar de donde provienen las ideas importadas, el pavor del dictador. Para evitar el sol, al blindado se le ha puesto un techo…de zinc, para acomodarse a los deseos del delfín.

Las calles de Bata en la zona periférica son pura anarquía. El tráfico ha aumentado pero las calles permanecen estancadas en sus dimensiones, especialmente en la periferia de Bata. No hay policías de tráfico que regulen el caótico ir y venir de los coches, hasta se ve a taxistas que por no esperar invaden el carril contrario obligando a los coches que vienen en su correcto sentido a sortear al suicida. Pero no aparece ningún policía de tráfico. Es puro estress, hay mucha agresividad en el aire que nadie conoce las causas.

Un jefe de tráfico que hubo aquí y que han nombrado alcalde de Sipopo, un día llevaba a sus hijos al colegio en su coche todoterreno militar y se encontró con un atasco en una de las rotondas de la salida de Bata hacia Niefang. Invadió la calzada contraria, puso las sirenas y fue adelantando a los atascados hasta encontrarse con el que coche que estaba esperando en la rotonda, un taxi con clientes al que pitó en varias ocasiones y que no podía moverse. El jefe de tráfico embistió por atrás al taxi, dio marcha atrás y volvió a embestir al taxi y así varias veces hasta arrojar a la acera al taxi, cuyos pasajeros estaban inmovilizados presos de pánico. Su nombramiento como alcalde de Sipopo debe ser en premio a su labor de terrorista de los conductores de Bata. Como alcalde ha debido de cobrar por cada obra que se ha hecho en la ciudad fantasma, según es costumbre aquí. Obiang premia la violencia contra el pueblo.

Las consultas médicas son caras y los medicamentos son más caros todavía. La gente no tiene medios para pagar ni una cosa ni otra. La alternativa es esperar la muerte o ir al curandero o mago, lo que significa también la muerte porque los curanderos verdaderos han desaparecido y aqui ha llegado el marabú.

Tiene que recurrir al familiar que trabaja en el gobierno (aquí solo hay gobierno, no hay administración) cuyo sueldo no llega para todo pero tiene que recurrir a otros ingresos de origen dudoso. Ese sobresueldo es la corrupción o la mordida. El que muerde y el que resulta mordido están sometidos al estress. Hay una agresividad que se masca al respirar y que sabe a dolor.

Detrás de este escenario dantesco se ha instalado el miedo, que ahoga a cada bocanada que se aspira.

El colmo del acoso y el expolio son los peajes que se han instalado recientemente. En Bata hay un peaje a la llegada al aeropuerto de Bata. Son 100 francos cada vez que se va y otros 100 francos cada vez que se viene del aeropuerto. Nadie dice por qué y para qué han instalado este peaje, sospechamos que sus ingresos no van a las arcas del Estado y es ilegal porque no se ha aprobado en la Ley de presupuestos ni en la Ley general tributaria. Dicen que hacen las obras con los dineros del petróleo pero después instalan un peaje en cada ruta obligada. Un expolio insoportable, una bofetada en toda nuestra cara que hace el hermano militante, que es un hermano cruel e insoportable. A la salida de Bata, antes de llegar a Niefang hay dos peajes también. No existían antes. A Obiang o a su hijo varón mayor le han debido aparecer hijos por ahí, a los que ha colocado con los sueldos obtenidos con los dineros de los peajes. Son tres peajes que rayan lo insoportable. Y a pesar de tanta injusticia, Obiang habla de paz.

Y de democracia. En Mikomeseng, mi pueblo, Obiang se ha atrevido decir que Guinea es una democracia. Por si le quedara alguna duda, con lo que he visto y sigo viendo, puedo afirmar que Guinea es una monstruosa Dictadura, a la que se suma el expolio brutal de las riquezas públicas y privadas de los guineanos por parte de los miembros de la dictadura. Nada nuevo a lo que yo ya sabia desde Madrid, por desgracia.

Nvo Zang Okenve Mituy (Celestino Nvo Okenve Ndo), entristecido y encolerizado por tanto abuso a nuestro pueblo.
7 de Agosto de 2011


Fuente: propia

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