REFLEXIONES DESDE BATA II

En Bata a 16 de agosto de 2011.-

Tras hacer algunas averiguaciones sobre los problemas de la energía eléctrica en Bata, nadie puede darme una explicación clara. Parece no obstante que todavía no se ha enganchado la red que transporta la energía eléctrica de Djibloo y la razón, que me convence, es que como aquí se celebran hasta las promesas de que se va a hacer algo, el día que se enganche la central hidroeléctrica de Djibloo a la red de alta tensión y ésta a la de distribución de Bata, se celebrará una gran fiesta nacional y Obiang será beatificado, cosa que todavía no ha sucedido. En todo caso yo tenía la información de que los generadores de Djibloo no estarán disponibles hasta Octubre.

Lo que sí es cierto es que desde el día siguiente de la “Conferencia sobre la Electricidad en Guinea”, la electricidad de Bata muestra con crudeza que el suministro de energía eléctrica en Guinea es una de las innumerables asignaturas pendientes de la dictadura.

Y es que parece que aunque en este país hubiese todo el dinero de Alemania, seguiría sin funcionar. El transporte público terrestre no existe, el transporte aéreo funciona mal, el transporte marítimo no existe, el tráfico de vehículos no tiene control, el agua potable no existe, no hay viviendas, las empresas públicas no dan servicio público, el gas doméstico no llega al continente, la electricidad es una broma de mal gusto, etc. Me gustaría abordar una a una cada uno de los temas mencionados, en una crónica basada en un estudio más completo, pero creo que no voy a tener tiempo ni hay forma de hacer “estudios” de nada porque la transparencia no existe: no son públicos los repartos de capital de las empresas, las licitaciones no se publican en el BOE (que no existe), nadie cree que debe dar información a nadie y, lo peor, en este país NO HAY ESTADISTICAS.

Mis afirmaciones tienen su fundamento. Si digo por ejemplo que el transporte público terrestre no existe es porque el Estado no ha entendido que el transporte de viajeros es un servicio que debe abordarse desde la gestión pública, otorgando concesiones a empresas públicas o privadas de transporte de viajeros, concesiones que contendrían las condiciones que debería reunir la empresa y los servicios que esta prestara a los usuarios y que el Estado, a través de la inspección de Tráfico y de Industria, estaría vigilando su cumplimiento. El Transporte de viajeros está dejado de la mano de Dios y solo éste evita que no haya tragedias todos los días sobre los pobres guineanos, que con la dictadura ya arrastran una mayor.

El transporte marítimo de viajeros no existe, algo increíble en un país que tiene más mar que tierra. En ocasiones, un carguero ligero militar, el Djibloo, realiza sin control el transporte de personas, que duermen en la cubierta toda la noche que dura la travesía, aunque llueva. El embarque, según relatos de los valientes que han osado tomar ese carguero, es una pesadilla freudiana. El Ferry que hubo aquí desapareció al ser apartado Esono Edjoo de la cartera de Economía, aunque sus precios eran de infarto. El ministerio de Transportes no ha dicho nada sobre este problema. Entiendo que eso no va con ellos.

En estos momentos hay una gran demanda de transporte de viajeros, los oriundos de cada demarcación que viven en Malabo, tendrán que trasladarse en las fechas previstas –permitirme esa licencia- a cada cabecera cuando vaya el Fundador a dar la alocución sobre la reforma constitucional; y los que ya estuvieron aplaudiendo en Kogo, Mbini y Bata que viven en Malabo deberán volver. El gobierno se trasladó al continente para los fastos del 3 de agosto y algunos funcionarios están volviendo a Malabo.
Y así podría seguir hablando sobre las enormes deficiencias que existen aquí y que afectan negativamente a la calidad de vida, en realidad al funcionamiento de todo un país. Es muy difícil vivir así.
Este país tiene recursos económicos y humanos para que funcione bien. El problema está muy arriba. Así me lo indican y así lo he comprobado.

En realidad todos aquí se quejan de que las cosas no funcionan, incluyendo el mismo Obiang Nguema. Eso no lo entiendo, aunque voy averiguando algo.
Los problemas que hay con el transporte aéreo, con getesa, con cegesa, etc. Etc. Se podrían resolver en una semana si la gestión de la cosa pública se hiciera con parámetros racionales.

Ocurre que personas situadas muy arriba (Obiang y sus hermanos incluyendo a Demetrio Eló) colocan en los ministerios y empresas públicas a todos sus parientes hasta la tercera línea de parentesco, muchos de ellos sin reunir las condiciones para el puesto. Están ahí como un premio al pariente y al mismo tiempo actúan como comisarios políticos vigilando hasta al propio ministro o al director gerente en el caso de las empresas. Si el ministro o director gerente actúa con eficiencia, puede ser acusado por esos “comisarios políticos” de usar su eficiencia para ganarse a la gente y hacer propaganda a su favor en lugar de hacerlo para el Fundador. Es decir, la eficiencia es un peligro para la seguridad del Estado, según la lógica demoníaca de esos “señores”. Un buen colaborador no es aquel que hace bien su trabajo, sino aquel que muestra su fidelidad y aplaude con pasión desenfrenada al dictador. Nadie está autorizado a recibir las felicitaciones por su buena obra. El único que debe ser felicitado es Obiang Nguema y si hay algún mérito, hay que atribuirselo a él.

En ese escenario, intentar hacer que las cosas funcionen bien no tiene sentido porque no solo no se premia eso sino que se castiga. En realidad el tema es más complejo, se podría ser eficiente y ser fiel al dictador al mismo tiempo, pero la doctrina de que un buen gestor es un peligro procede del grupo de ignorantes que pululan por las empresas y centros de la Administración. Como ellos son incapaces de hacer las cosas bien, mejor dicho, de hacerlas, han creado la doctrina –que Obiang aplaude- de que un buen gestor es un peligro para la seguridad del Estado. De alguna forma el propio Obiang no permite que nadie más exista, es la doctrina del “rey abajo ninguno”. Por debajo de Obiang nadie más existe y si existe se lo debe al único que existe por sí mismo. Hacer bien un trabajo es crear prestigio y reconocimiento y eso no está permitido en la dictadura de Obiang.

Hay recursos humanos dentro y fuera de Guinea (y los que falten se traen de fuera)para que el país pueda funcionar y si no lo hace es por estas causas políticas que acabamos de mencionar. Algunos de los que dirijen empresas como getesa, cegesa, ceiba, gepetrol, etc, etc. pueden incluso ser buenos gestores pero no tienen en general autoridad para decidir sobre el personal más adecuado para cada misión ni sobre las sanciones que puede someter al trabajador que hace mal su trabajo. Algunos de los ignorantes a su cargo pueden ser la causa de su destitución. En vista de ello, esos gestores se dedican a echar balones fuera a ver si con el sueldazo que tienen consiguen ahorrar rápidamente para hacerse la casa señorial o asegurarse una actividad autónoma cuando les despidan por cualquier motivo estúpido. O sea, mientras Obiang y sus parientes sigan en el poder, aquí pocas cosas van a funcionar. Recurrir a un extranjero para que sea el gestor y no haga caso de las presiones tribales, como algunos apuntan, puede ser una solución, pero no es un seguro a prueba de todo, como lo prueban los casos del francés que era gestor de getesa que tuvo que abandonar la empresa y el país o el caso de General Works, ahora con problemas o tantos otros que abandonaron Guinea. Por supuesto, los gestores de las empresas nacionales son responsables en primera instancia y si no pueden gestionar, por ignorancia o por falta de autoridad, deben presentar su dimisión. Algunos de ellos ocupan el puesto sin reunir más mérito que ser pariente de los Obiang o acérrimo miltante del partido único.

Las empresas públicas no se crean en principio con la intención de suministrar un servicio necesario para la población. Se han hecho para dar empleo a los parientes y fieles políticos, los cuales, mientras muestren apoyo al dictador se creerán con el derecho de robar al Estado o a las personas (caso de los policías y militares) en premio a su apoyo o a su parentesco. Es posible, solo posible, que Obiang esté opuesto ahora a esta conducta depredadora. Pero muchos de sus parientes le muestran todos los días que su fidelidad estará mientras ellos pueden robar o expoliar. El caso más llamativo es Ondo Nkumu el torturador. Dicen que dijo públicamente que hizo cosas muy malas que nadie se atrevía para defender a Obiang y ahora incomprensiblemente le estaban deteniendo. Ondo Nkumu debía varios millones a todos los bancos de Guinea y no pensaba devolverlos “porque estaba en su derecho por su espaldarazo al dictador”. El dictador, como es obvio, suele despedir fulminantemente no por incapacidad sino por falta de fidelidad política.

El clientelismo político o tribal es un elemento importante para entender el fracaso del servicio público en Guinea o más, el fracaso del país como unidad de producción o unidad organizativa. Me atrevería decir que el clientelismo político-tribal, necesario por la ausencia de la legitimidad democrática, es una de las causas de fondo de la ausencia de un verdadero Estado en Guinea Ecuatorial. Y todo porque Obiang no tiene la legitimidad política para gobernar y debe extraerlo de los clientes políticos y de los actos de acoso a la población, una de cuyas formas es el mal servicio impune.

La especial forma que tiene esta dictadura de articularse, es la explicación de las “anomalías” que este país sufre desde el golpe de Estado de 1979. Las anomalías actúan como depredadoras de la calidad de vida o más formalmente del desarrollo humano, que permanece estancado mientras el Estado ingresa cada año una media de seis mil millones de dólares por el petróleo y el gas.

ESTO ES INSOPORTABLE

Nvo Zang Okenve Mituy


Fuente: propia interna

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