Obiang y su clan de aduladores persisten en su política de huida hacia adelante haciendo oídos sordos a los llamados de una abrumadora mayoría de la población para que de una vez por todas se abra un proceso de recuperación de los valores intrínsecos que han caracterizado a nuestro Pueblo a lo largo de su historia cuales son su aspiración a la libertad y a la convivencia armónica. Esos valores fueron conculcados a nuestro pueblo con la instauración en el país de dos regímenes totalitarios tras su accesión a la soberanía nacional el 12 de Octubre de 1968, es decir hace 43 años.

Si hacemos una retrospección de nuestra reciente historia muy triste en todos los aspectos, nos daremos cuenta que los dos regímenes que hemos tenido y tenemos que seguir aguantando tienen un denominador común: la imposición al pueblo por las armas de unas leyes que consagran la irracionalidad, la brutalidad y la incapacidad. Un fuero o la Reforma de la actual vigente Ley Fundamental que Obiang pretende imponer al Pueblo a punta de pistola es el botón de muestra de la irracionalidad, brutalidad e incapacidad de su régimen.

Una mirada retrospectiva de la historia del constitucionalismo guineo-ecuatoriano nos revela la existencia de dos constituciones: La Constitución de 1973, consagra como Presidente Vitalicio a Macías Nguema en su Artículo 49. La Constitución de 1982, se establece en su Disposición Adicional lo que sigue: “El Presidente de la República es Teodoro Obiang…autor y ejecutor de la acción del glorioso día 3 de agosto de 1979…transcurridos 7 años de la adopción de esta Ley Fundamental, se aplicará el Artículo 89 de la misma”. Esto era que la segunda Constitución conocida como la Carta de Akonibe suprimía total y absolutamente las elecciones presidenciales y por consiguiente, el proceso de democratización del país.
Precisamente, el 3 de agosto de 1981, en el segundo aniversario del golpe de Palacio Teodoro Obiang Nguema promete presentar un Texto Constitucional al país y en efecto, el día 2 de agosto de 1982, Teodoro Obiang Nguema previa presentación del llamado Texto Constitucional que se sometió posteriormente a “Referéndum”, se autoproclamó Presidente de Guinea Ecuatorial por el entonces misterioso Consejo Militar Supremo (CMS).

Evidentemente no fue nada sorprendente para nadie el hecho de que Obiang se autoproclamase Presidente “vitalicio” por 7 años a los 3 años del golpe de Palacio prohibiendo todas las actividades políticas asumiendo y concentrando en sí todos los poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. A la luz de estos hechos, pudo llegarse a una comparación de las dos etapas de la dictadura. De la misma manera que Macías Nguema se autoproclamó presidente vitalicio en el tercer año de su poder absoluto, apoyándose en el fantasmal Partido Único Nacional (PUN), Obiang Nguema siguiendo las huellas de su tío y con el mismo aparato clánico se autoproclamó presidente vitalicio también en el tercer año de su poder también absolutista que sigue ostentando hasta la fecha.

Al margen de las contradicciones sustanciales que presentaba el texto constitucional manifiestamente visibles en el desarrollo de su articulado, se quiso demostrar que dicho texto había sido elaborado por todas las fuerzas políticas, económicas y culturales del país asistidos por dos expertos enviados de las Naciones Unidas. A este respecto se preguntaba sobre las fuerzas políticas a las que se hacía referencia siempre que Obiang había prohibido la existencia de los partidos políticos en el país. Por otra parte, la redacción de la llamada Constitución tuvo lugar en la ciudad de Akonibe durante los meses de abril y mayo de 1982. La pretendida participación y supervisión de dicha Constitución por dos expertos de la ONU fue totalmente contradictoria siempre y cuando que dichos expertos llegaron a Guinea Ecuatorial el día 14 de julio de 1982, después de la redacción definitiva del articulado de esa Ley Fundamental sin que hubiera podido sugerir nada en su redacción.

En efecto, la estrategia de Obiang con la anunciada nueva reforma constitucional sigue siendo la misma: imponer al pueblo mediante engaños y a punta de pistola una nueva Constitución que a todas luces aguarda más sorpresas de esas a que nos tiene acostumbrado razón por la que su texto sigue siendo hasta la fecha uno de los secretos más guardados por el régimen.

Dicho esto, la seudo-institucionalización del país encuentra su punto de partida en la aprobación por referéndum popular de la Ley Fundamental o CARTA DE AKONIBE el 15 de agosto de 1992. Como bien lo describen los compatriotas Fermín NGUEMA ESONO y Juan BALBOA BONEKE en su libro “LA TRANSICIÓN DE GUINEA ECUATORIAL, HISTORIA DE UN FRACASO”, la relación de los Derechos Fundamentales que recogiera la Constitución del año 1982 en su artículo 20, hoy el 13 de la Reforma de 1991, es admirable y digna de todo elogio en su enunciado y proclamación; pero la evidencia actual lleva a la convicción de que se trata de una Constitución simplemente formal, en tanto cuanto la realidad social no coincide en absoluto con los postulados y las afirmaciones constitucionales. La violación sistemática de los Derechos Humanos es un hecho constatado en Guinea Ecuatorial. “Así pues, esa Constitución carece de fuerza para imponerse”(1).

Veamos algunos ejemplos también bien reflejados en el mencionado libro: El anterior texto constitucional (la Ley Fundamental de 1982) configuraba un Alto Órgano de Estado: el Consejo de la República, que ha desaparecido tras la Reforma de 1991, al igual que el Consejo para el Desarrollo Económico y Social. Parece que Obiang y su camarilla sufren de amnesia crónica cuando esta vez nos presentan como algo nuevo la configuración de los dos órganos citados en la nueva Reforma que piensa imponer mediante “Referéndum Popular” el 13 de Noviembre de 2011.

En lo que se refiere al Consejo de la República, cabe observar que “nunca llegó a existir en la práctica, siendo un caso insólito e inexplicable. En cuanto al Consejo para el Desarrollo Económico y Social, después de expirado su primer mandato, no volvió a renovarse y desapareció con la reforma de 1991. Hay que buscar la causa en el carácter netamente crítico de sus informes hacia el poder ejecutivo, que tuvo como consecuencia, primero, el recelo de éste y, posteriormente, sus iras…Al parecer, un informe sobre la situación de la corrupción en las altas esferas de la Administración fue la gota de agua que colmó la actitud furibunda del ejecutivo…

En lo que a la Constitución se refiere, las leyes no tienen que ser letras muertas sobre el papel. A los textos constitucionales les es de aplicación aquella afirmación de que el problema de las leyes está en la buena disposición y voluntad existente para su correcto y puntual cumplimiento. En Guinea impera la total falta de una buena voluntad política y ese detalle es el que caracteriza el devenir político de este país. En el año 1991, so pretexto de introducir el pluralismo político, se procedió a la modificación de la Carta de Akonibe. Un análisis más realista de esa acción conduce a la convicción plena de que el íter o proceso escogido no es precisamente el más ortodoxo…”(2)

Para garantizar una Constitución más estable y duradera, el proceso más práctico hubiera sido el siguiente:

1.“Al amparo de la Carta de Akonibe, era factible la adopción de una Ley introduciendo el pluralismo político. Dicha Ley, contrariamente al pensar de los ideólogos y estrategas del sistema, no hubiera sido anticonstitucional; pues la Ley Fundamental de 1982, antes de la reforma, no prohibía en absoluto el pluripartidismo, lo que a su sensu contrario debía entenderse como permisividad por aquello de que, “lo que no está prohibido, está permitido”.

2.Después de la Ley, se hubiera procedido a la legalización de las distintas formaciones políticas con criterios de mayor flexibilidad y transigencia.

3.Por último, proceder a la creación de una Asamblea Constituyente compuesta por las distintas formaciones políticas o partidos legalizados, así como por otras fuerzas vivas del país, que se encargarían de elaborar una nueva Constitución consensuada y pactada, garantizando así la gobernabilidad del país, cualquiera que fuese la filosofía política del partido en el poder.

La transición así descrita hubiera sido más lógica y más diáfana. Sin embargo, se escogió la fórmula contraria, con la única y exclusiva intención de salvaguardar la hegemonía y preponderancia del partido oficialista en el poder. Lo único que se logró con esta fórmula es complicar las cosas aún más, con la amenaza latente de convertir la Carta Magna, así redactada, en un instrumento débil, o en “letra muerta sobre el papel…” (3).

“En la reforma, tantas veces aludida, se vuelve a cometer una gran pifia, una más de las tantas, constituyendo ésta motivo sobrado de chunga en la historia del constitucionalismo moderno y universal. La tristemente célebre y vergonzosa Declaración Institucional por la que la Cámara de Representantes del Pueblo o Parlamento monocolor proclamó que Teodoro Obiang no podrá ser juzgado por sus actuaciones constituye una evidente vulneración del Estado de Derecho. Esa Declaración es insólita e inaudita y constituye el colofón de una cadena de despropósitos; medidas arbitrarias e injustificadas de ese tipo conforman los pilares quebradizos de la obra de reconstrucción del país; todo ello arropado por el manto tantas veces manoseado de la “idiosincrasia” guineoecuatoriana. Esta Declaración, que fue rechazada en los trabajos llevados a cabo por la Comisión designada para la reforma de la Ley Fundamental, apareció sin embargo cuando el Proyecto fue adoptado por el Consejo de Ministros y, posteriormente por la Cámara legislativa. Y así, a bombo y platillo, fue aprobada en Referéndum.

Con independencia de lo inusual de un planteamiento tan personalista y demencial en el moderno constitucionalismo, lo cierto es que los estrategas del sistema obianguemista le hicieron un flaco favor a su patrón con esa inmunidad tan desafortunada. Pues esa medida ha logrado, por efecto bumerán, las consecuencias contrarias a las que perseguían. A no ser que fuera precisamente eso, la destrucción y descrédito de su jefe, el objetivo deseado.
Hoy, el pueblo llano, el hombre sencillo de a pie se plantea preguntas: ¿por qué atar tanto si realmente no se ha hecho nada? ¿Qué se pretende esconder con esa medida? En este sentido, todo el mundo recuerda aquello de que “el que teme, debe” (4).

El hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces la misma piedra. Los compañeros nos sitúan con su análisis en el año 1991, pero parece que nos están hablando de cosas que estamos viviendo actualmente. Lo malo de la historia es que ésta siempre tiende a repetirse y es esa repetición que estamos viviendo actualmente con el nuevo anuncio de Obiang de reformar su Constitución ya reformada valga la redundancia en 1991 con todas las contradicciones que encierra dicho proceso. Obiang está repitiendo su propia historia reciente sin darse cuenta pero debe saber que ya no puede engañar a nadie. Ya lo hemos dicho hasta saciar que nadie puede dar lo que no tiene y es el caso del mandatario guineano que por mucho que se empeñe, su régimen está abocado al fracaso. Ni las reformas desesperadas, apresuradas, ni la destrucción de la oposición democrática utilizando como arma la corrupción política, podrán frenar el rechazo contundente del pueblo de seguir viviendo bajo el yugo de un régimen criminal, corrupto, deshumanizado, inmoral e impresentable. Mientras asistimos a las transformaciones sociológicas que políticamente se conocen por transiciones democráticas, en Guinea Ecuatorial “un hombre” escribe una insólita novela de horror y de pesadilla, cuyas entregas hace anacrónicamente y a las que bautiza de “ensayo democrático a la ecuato-r-guineana”.

Obiang como siempre falta a la verdad cuando en sus arengas públicas no hace que repetir que los que se oponen a sus reformas no presentan propuestas. Lejos de toda verdad, la oposición siempre ha tendido la mano al régimen para la apertura de un proceso de democratización serio, transparente y participativo para todos con propuestas que pudieron servir de referencia para el éxito de dicho proceso. Sin embargo, el régimen del General prefiere la manipulación, el engaño, la mentira, la brutalidad, la compra de voluntades, el clientelismo, el favoritismo, el nepotismo, la imposición y todas las demás artimañas para mantenerse a todo precio en el poder. Tanto los partidos de la oposición en el exilio como en el interior emitieron sus reservas así como sus propuestas cuando el General Presidente anunció la supuesta Reforma Constitucional. Decir lo contrario es faltar como hemos dicho a la verdad y un intento de manipular a la opinión pública nacional vetada de informarse de forma veraz y objetiva sobre la situación real del país.

Tras el contundente rechazo de CPDS, UP, APGE amén de la oposición en el exilio a participar en el nuevo espectáculo montado por el General Presidente, éste se encontró en una situación embarazosa y lejos de abrir un debate amplio para asentar las bases de un proceso de reformas acorde a las exigencias del pueblo, prefirió la huida hacia adelante dinamitando a los partidos arriba mencionados para conseguir mayorías. El reconocimiento inmediato a los desertores de esos partidos políticos legalizados es el botón de muestra de esas maniobras furibundas que han caracterizado el régimen desde que a bombo y platillo anunciara una apertura democrática estancada y sin seguimiento. Aquí cabe preguntarse, ¿qué pasaría si un grupo de militantes del PDGE decidiera abandonar por las razones que fueran el partido y que algún o algunos partidos de la oposición los reconociera como representantes legítimos del PDGE incluso cuando éstos hayan sido expulsados del mismo? ¿Qué pretende tanto el régimen como el PDGE con esta actitud? ¿Acaso no es una estrategia perenne y premeditada de acabar con la oposición y volver prácticamente al partido único? ¿Cómo se puede pretender llevar a cabo unas reformas nada menos que constitucionales en esta situación crónica de incertidumbre política?

A modo de conclusión, me gustaría citar algunas reflexiones del compatriota Djongele Bokoko Boko todas acertantes sobre la situación actual de nuestro país.
“Lo que está pasando en Guinea Ecuatorial rebasa el hecho de ser una dictadura; es la lógica consecuencia de la falta de moralidad cívica y racionalidad humana por parte de quienes componen un aparato de poder corrupto y corrompido…”(a).”Con una parte de la oposición domesticada por el dictador, mediante todo tipo de astucias puestas en marcha por viejos barones del régimen anterior y los nuevos del actual, ¿cómo se puede llegar a unas elecciones libres y transparentes, diferentes a las farsas tradicionales…”(b).

Si el pueblo no asume de una vez por todas su responsabilidad, esa situación se mantendrá durante mucho tiempo. “Hay que tener en cuenta que el pueblo, desde 1969, se ha mantenido al margen de lo que ocurría en el mundo, gracias a las maniobras nguemistas; es decir, en la ignorancia de que el bienestar, la paz y la fraternidad nacionales son posibles. En Guinea Ecuatorial, quienes dicen ser periodistas, en lugar de luchar por la defensa de la verdad y las libertades, de todas las libertades, son simples sicarios y comisarios plumíferos de un poder fascistoïde y dictatorial…Uno de los grandes triunfos de Obiang ha sido evitar, en todo momento, el establecimiento de una oposición en el país. Con esto ha logrado, obviamente, que el pueblo no tenga otra fuente de oposición que la suya propia…Guinea Ecuatorial es un muro que necesita ser derribado; es decir que hace falta llevar una transformación de tal envergadura, que ya no bastan los buenos discursos y peleas gallineras”…”Guinea Ecuatorial necesita un profundo cambio”(c). Pero, desde 1979-o más bien desde 1969- nada ha cambiado.

Maquiavelo dejó escrito que “no se puede considerar un hombre bueno a quien se dedica a una profesión que exige, para serle consecuentemente útil, la rapiña, el fraude, la violencia y muchas otras condiciones que necesariamente lo hacen malo”. Esta es la radiografía que presenta el hombre que hoy mal-rige los destinos de Guinea Ecuatorial. Sin embargo, sería erróneo confundir Guinea Ecuatorial con Obiang. Guinea Ecuatorial no es Obiang, ni siquiera su propiedad; Guinea Ecuatorial es una tierra y unos hombres, un pueblo, que les ha tocado la mala suerte y la desgracia de tener su libertad secuestrada por un hombre y su clan que padecen de una confusión mental. Guinea Ecuatorial es, en definitiva, un país que tiene su población interna viviendo secuestrada por la dictadura despótica que la tiene sometida a la más dura prueba de deshumanización.

El gran pensador español Ortega y Gasset, dejó escrito que cuando un loco o un imbécil se convencen de algo, no se da por convencido él sólo, sino que al mismo tiempo cree que están convencidos todos los demás mortales. Esto extrapolado al escenario de la realidad de Guinea Ecuatorial, se observa cómo el régimen del dictador Obiang intenta hacer creer a todo el mundo de la verdad de su política.

“Pues con todas las leyes, reformas y demás cantinelas, nada ha cambiado bajo el sol de un sistema más policial que político, que se mantiene sobre la base de la corrupción, la represión, la tortura, etc. Derivando en definitiva en una guerra psicológica contra la población (d).

Ha llegado el momento en que el pueblo de Guinea Ecuatorial debe hacer frente a su propia realidad, confiando la gestión de los asuntos públicos a los representantes que garantizarán los derechos democráticos reales y las libertades fundamentales. Sólo un pueblo que tiene coraje de reaccionar democráticamente merece instituciones y un gobierno democrático.

Para que el cambio triunfe, “lo que realmente necesita Guinea Ecuatorial es un cambio tan profundo que no sólo afecte a sus obsoletas estructuras, sino que incluya a las personas llamadas a llevar a cabo dicho cambio; es decir que debe haber un cambio de mentalidad; pasar de los métodos autoritarios y dictatoriales y oscuros a otros democráticos y transparentes, abiertos y sanos” (e).
Si el pueblo guineoecuatoriano realiza este esfuerzo, la dictadura no será más que un mal recuerdo.

Dr. Samuel MBA MOMBE, Médico
Opositor Independiente por la Democracia Real en Guinea Ecuatorial

Fuentes:
1.Fermín Nguema Esono y Juan Balboa Boneke. “LA TRANSICIÓN DE GUINEA ECUATORIAL, HISTORIA DE UN FRACASO”. Edita LABRYS 54 S.L. Madrid, Febrero 1996. (1, 2, 3, 4.)
2.Djongele Bokoko Boko,
a) ”Guinea Ecuatorial: dolor y muerte”. Las Provincias. Valencia. 5 de octubre de 1993.
b) “Guinea Ecuatorial: negro sobre negro”. Las Provincias. Valencia, 6 enero 1993, pág. 29.
c) “Guinea Ecuatorial: un muro a derribar”. Las Provincias. Valencia, 9 de mayo 1990. Pág. 30
d) “Guinea Ecuatorial: ¿Guerra psicológica? Las Provincias. Valencia, 11 marzo 1995. Pág. 43
e) “Guinea Ecuatorial: ¿Cuál futuro? Las Provincias. Valencia, 17 septiembre 1992, Pág. 35


Fuente: LD

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