LA ESCLAVITUD MENTAL

Por: Samuel Mba Mombe, Médico en activo

Me imagino el grito que algunos darán al leer este artículo. Me gustaría que así sea y que se abra el debate. Soy tradicionalista y a pesar de los cruces que he tenido con otras culturas y tradiciones, siempre seré defensor de las mías y respetando a las demás. Si ser tradicionalista es sinónimo de primitivo, inculto, salvaje, etc., pues asumo estos calificativos. Prefiero ser primitivo, inculto, salvaje que abrazarme a ciertas cosas tan extrañas como ajenas a mis tradiciones, costumbres e incluso a nuestras culturas.

La homosexualidad, la pedofilia, las sectas satánicas (llamadas sectas religiosas) son costumbres que por mucho que los “civilizados” nos las quieran atribuir como si siempre han existido en nuestra sociedad, yo les digo que es una manipulación descarada de nuestra historia. Los que nos impusieron su Dios son los primeros en cuestionar hoy su existencia. El africano o al menos lo que conozco de mi etnia, siempre tuvimos la creencia de la existencia de un ser Supremo o nos limitamos a adorar a nuestros ancestros a los que siempre acudíamos para solicitar nuestras necesidades o a pedirles perdón por nuestros actos cuando la naturaleza nos castigaba. Esta fe en nuestros dioses fue dinamizada con la llamada evangelización que no fue otra cosa que el arma para oprimir a los nativos.

Hay que observar cuando vives en Europa cómo las iglesias están vacías en los domingos o simplemente sus visitantes potenciales no son que unos ancianos de a partir de los 70 años. Este fenómeno me llamó la atención porque en África gracias a la Evangelización, los domingos y días festivos todo el mundo se viste de gala y las iglesias están abarrotadas de gente de todas las edades. La primera tarea de un africano en un domingo es prepararse a ir a la iglesia o culto. En Europa es todo lo contrario: el domingo o festivo es un día de descanso, de ocuparse de la familia. Con esto se puede concluir sin temor a equivocarnos que nos hemos abrazado de costumbres que nos son ajenas y extrañas y cuando queremos rebelarnos ya nos tildan de todo. Lo más curioso es que los propios africanos y en este caso los guineanos se han vuelto tan “civilizados y modernos” que son los primeros en repudiarte cuando tratas de cuestionar ciertas costumbres que nunca se conocieron en nuestras sociedades.

Yo nací de una humilde familia cristiana que me educaron y me guiaron con la Biblia en la mano. Traté siempre de respetar y cumplir esas enseñanzas y hasta cierto modo creo que me he comportado y me comporto en mi vida cotidiana según esas enseñanzas. Lo que pasa es que cuando analizas todo lo que pasa en este mundo de los vivos y muertos uno empieza a dudarse de la existencia de ese Dios que nos dicen creó al hombre en su imagen y semejanza.

Que nadie me venga con teorías prefabricadas en un afán de lucir su nivel de “civilización” adquirida, queriendo justificar ciertos comportamientos que nunca existieron en nuestras sociedades como es el caso de la homosexualidad, pedofilia y ahora las mil religiones que hoy se dan en África importadas por los de siempre. Las sectas religiosas son una lacra que está teniendo un impacto muy negativo en los africanos. Estamos ahora siendo de nuevo víctimas de una evangelización que ya tuvo su impacto también negativo durante la colonización y cuando nos demos cuenta ya será demasiado tarde. Yo vivo en África y puedo hablar con autoridad de esa lacra que no sólo es un lavabo de cerebro a los jóvenes africanos sino que es utilizada para explotar a los más profanos de nuestra sociedad. Esos falsos Pastores están haciendo un buen negocio con sus religiones y buscan victimas donde el nivel cultural es bajo. Hay casos en los que algunos se han hecho con los terrenos, casas, bienes, cuentas bancarias de sus pelegrinos y han desaparecido sin dejar huellas.

No vaya a ser ahora que nos digan que en África siempre han existido esas sectas. A los africanos nos han ido y nos están yendo mal las cosas porque siempre nos gusta copiar lo que nos es ajeno por mucho nocivo que fuera. A mí nadie me enseñó que un hombre podía amar al otro hombre. No lo vi ni me lo enseñaron y por consiguiente, no es ahora que lo voy aceptar porque soy doctor por la universidad de Oxford o que he leído en no sé qué libro donde se dice que la homosexualidad es un fenómeno natural y si este fuera el caso todos los humanos y el mundo animal en general debían ser bisexuales. Yo respeto a los homosexuales como seres humanos pero no comparto su comportamiento sexual que es diferente a lo que algunos pretenden. Lo mismo ocurre con la pedofilia de la que tengo conocimiento sólo hace poco. Otra perversidad que no tiene nombre que ni respeto ni comparto. Cuando era chaval, acostarse con una menor era una violación que se castigaba severamente pero no era una práctica habitual que yo sepa. La prostitución de menores en mis tiempos no se daba y hoy en día el poder de los que tienen dinero lo han desarrollado hasta el extremo de convertirlo en un “fenómeno natural”.

En conclusión, los africanos debemos hacer el esfuerzo de no abrazar costumbres que nunca se conocieron en África. Debemos saber integrarnos como parte de la “civilización moderna” pero cuidando de no caer en el error que todo lo que nos traen de fuera es lo mejor. Nosotros consumimos todo lo que nos traen del occidente y no nos preguntamos si los mismos occidentales consumen lo mismo. Los pollos congelados, pescado congelado y otros productos ya caducados hace décadas los compras normalmente en los supermercados aquí y nadie se pregunta cuántos años llevan esos productos conservándose. Los chinos ahora nos llenan los mercados con sus artículos que no pasan ningún control de calidad. Toda la basura que no pueden vender en Occidente o donde se les puede exigir que muestren la calidad de sus productos, es traído en África porque aquí a nadie le importa la calidad sino lo más barato que como se sabe, puede costar muy caro después.

Se ha podido escuchar de la boca de un “demócrata” europeo declarar que la DEMOCRACIA es”un lujo para los africanos”. Lejos de toda verdad, la sociedad africana siempre fue caracterizada por la SOLIDARIDAD, HERMANDAD Y EL ESPÍRITU DE REPARTO. Estos valores que no son otra cosa que los valores de la democracia fueron catapultados por los colonos. Ahora el egoísmo de nuestros dirigentes es el resultado de lo que aprendieron de la colonización borrando así de un plumazo esos valores intrínsecos que nos caracterizaron. A mí me enseñaron compartir con mis hermanos por eso comíamos en un mismo plato no porque faltaban platos sino porque comiendo juntos uno aprende a compartir. Los mayores dejábamos a los más pequeños terminar de vaciar el plato ya que comían más lento. Así que si hoy no somos solidarios o no compartimos con los demás no es que esto no existiera antes sino porque copiamos siempre lo peor de los blancos como diría mi amigo Inongo-vi Makomé.

Ahora algunos blancos se muestran satisfechos cuando ven que los africanos empezamos ya a defender sus nuevos “productos” de importación como la homosexualidad, la pedofilia y las sectas satánicas. África siempre copiando pero no lo bueno sino siempre lo peor y algunos se quejan de que seguimos dependiendo de los que nos esclavizaron cuando nosotros mismos no queremos librarnos de las cadenas que tenemos atadas ya no en los pies, las manos y cuello, sino en nuestras mentes.

Fuente: LD

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