En contraste con las protestas en el exterior, la retirada de la oposición de los comicios presidenciales apenas ha tenido eco dentro de Guinea Ecuatorial
ALFONSO ROJO. Enviado especial
MALABO.- Dicen que a la gente se la conoce en el juego y en la mesa, pero nada refleja tan fielmente la idiosincrasia de un pueblo como la forma en que los padres se comportan con sus hijos.En pocos lugares del planeta están las familias más unidas que en Guinea Ecuatorial, aunque raro será el sitio en que la autoridad del cabeza de familia se imponga de manera tan estricta.
Aquí, cuando un muchacho se porta mal y su progenitor entiende que hay que meterlo en vereda, no se andan por las ramas. Agarran al chaval por una oreja, lo llevan a tirones hasta la comisaría del barrio y lo entregan al policía de servicio, para que le dé un escarmiento. Lo normal es que los guardias sacudan una buena tunda de gomazos al tunante y lo devuelvan a casa, pero en los casos de reincidencia, además de los dolorosos y urticantes porrazos en las nalgas, se suele incluir una o dos noches de calabozo.
La costumbre, arraigada en la antigua colonia española, es más una pálida manifestación de la mentalidad de una sociedad que atribuye al jefe un poder supremo, considera delictiva la disensión y es partidaria a ultranza de la mano dura.
Nadie, excepto los escasos periodistas internacionales destacados estos días en Malabo, los diplomáticos extranjeros, algunos de los europeos que trabajan o enseñan en Guinea Ecuatorial y los propios militantes de la oposición, habla de la retirada de Celestino Bacalé y de los otros tres candidatos que el domingo intentaban disputar la Presidencia al todopoderoso Teodoro Obiang.
En la BBC, agencias como Efe o France Presse y en los periódicos españoles, la espantada opositora ha merecido titulares de portada.Aquí, da la impresión de que no ha ocurrido nada.
«No me parece que haya sido una actitud muy patriótica o muy democrática», argumenta Agustín Nze Nzumu, secretario general del Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE). «Pero en cualquier caso, la retirada de la oposición en mitad de la consulta es insignificante, porque la oposición no representa casi nada y a casi nadie».
Agustín Nze Nzumu, varias veces ministro en el Gobierno de Obiang y uno de los personajes más hábiles e informados del régimen, insiste en que Bacalé y los otros tres tenían planeada de antemano la «jugada».
«No han ido a las elecciones para ganarlas, sino para hacer este numerito destinado al exterior», subraya el secretario general del PDGE. «Podían no haber concurrido o contestar las elecciones una vez concluidas, pero no es de recibo que se retiren a las dos horas alegando que todo está mal».
Se resiste a adelantar porcentajes o resultados, alegando que hay que esperar el recuento oficial, pero a través de Radio Malabo, que emite en español, van desgranando conteos parciales y la tendencia esta clara: Obiang renovará otro mandato presidencial de siete años y lo hará con el 99% de los votos. Rara es la mesa en que el actual presidente no acapara tantos votos como electores había en la lista. Incluso, saca más en algunos sitios. Los opositores, indefectiblemente, obtienen un rotundo cero. No hay abstención, ni votos nulos y la participación parece apabullante.
«Hay ideas preconcebidas en Europa sobre cómo debe ser Guinea Ecuatorial, pero somos un país independiente», repite Agustín Nze Nzumu. «Y lo que hagamos y quién nos gobierne debe ser determinado por los ecuatoguineanos».
La prensa extranjera, y sobre todo la española, nunca ha gozado de excesivas simpatías entre los jerarcas del régimen y es evidente el disgusto de algunos personajes con lo publicado en las últimas horas, pero no hemos sufrido la menor presión ni se nos ha impuesto limitación alguna. A última hora de la mañana me acerqué a la sede de Convergencia por la Democracia Social (CPDS) para ver a Celestino Bacalé y fueron otros miembros de su partido quienes, en taxi y sin disimulo alguno, me condujeron hasta una casa del barrio de Nguema, donde el líder opositor se reunía en esos momentos con los tres candidatos que también se retiraron de la elección.
La impresión, viendo allí juntos a los cuatro opositores, es que aguardan acontecimientos. No descartan todavía que Obiang les haga algún tipo de oferta. En su comunicado del domingo, además de declarar «no válidos» los resultados de los comicios, solicitaban la convocatoria de nuevas elecciones, pero no hay la menor probabilidad de que Obiang acceda a ello.
«Pretenderán ahora que no ha pasado nada», comentaba Buenaventura Mosul, cabeza de la Coalición Social Demócrata (CSD). «Pero saben que están en vacío y que han quedado con los pies en el aire».
Jeremías Ondo, representante de Unión Popular, dio a entender que ha recibido repetidas llamadas de las alturas del Gobierno y Secundino Oyono, máximo dirigente de Convergencia Social Demócrata y Popular (CSDP), recalcó que están dispuestos al dialogo con el PDGE y el presidente.
«Dicen que la retirada no es válida, porque debía haber sido notificada al menos 48 horas antes», afirmó Bacalé. «Pero 48 horas antes todavía creíamos en sus promesas y no sabíamos que iban a imponer el voto público, por eso no nos retiramos antes».
Fuente: EL MUNDO (17.12..02)