”Condiciones para la democracia”

18 de febrero de 2008


por Humberto Riochí, portavoz del MAIB

Basta una mirada retrospectiva para tener la impresión de que en Guinea Ecuatorial el tiempo se ha estancado, especialmente en el universo político. Cualquier observador advertido encontrará retrocesos importantes en la historia de la Guinea independiente en lo que hace a los derechos de los pueblos que la integran. La primera dictadura (la de Macías) se dedicó de manera sistemática a cercenar esos derechos. La segunda (la de Obiang) ha fijado en leyes ese proceso de privación.

Desde los orígenes de la historia política de Guinea Ecuatorial, el nuestro ha sido el único pueblo que se ha pronunciado políticamente con una sola voz. De hecho, siempre hemos utilizado siglas que evocan nuestra realidad identitaria. Así el nombre de nuestras formaciones políticas han llevado siempre un localismo: Fernando Poo, Eri o Bioko; o en otros casos, simplemente la palabra “bubi”. El resto de pueblos han creado sus grupos políticos aferrándose a la realidad superior que nos define a todos.

Nuestros presupuestos políticos han estado chocando constantemente con los patrones de la uniformización generalizada, utilizada como método para la absorción, nos hemos ido encontrando sobre la marcha, con iniciativas legislativas que proscriben nuestra participación en todos los órdenes de la vida pública y política de Guinea Ecuatorial. Este proyecto de negación, que arranca en su segunda fase con Obiang en el poder, cristaliza con la reforma que hace de su llamada Carta de Akonibe y se continúa en la Ley de Partidos Políticos, la Ley Electoral y otras disposiciones legislativas del Ordenamiento jurídico nacional.

Todo este preámbulo viene a cuento cuando las elecciones municipales y legislativas se vislumbran en un horizonte inmediato. En esta contienda electoral solo podrán participar las formaciones políticas originarias de una región: la continental; es decir, Río Muni. La otra región con sus pueblos -utilizando la división administrativa y política tradicional-, tendrá que esperar a verlas venir, merced a las políticas de consagración de un pluripartidismo asimétrico y étnico convertido en ley. Es decir, los annoboneses y los bubis tendremos que conformarnos con ir a remolque de los partidos políticos fang; eso sí, con derecho al sufragio activo y coactivo; oír los resultados, acatarlos y callar.

Pero desde el MAIB tenemos claro, y no estamos descubriendo América, que esta convocatoria, como otras tantas habidas, será otra puesta en escena del mangoneo y una nueva justificación para el giga-titiritero nacional que ganará por goleada; o mejor, se auto adjudicará la victoria por Decreto Ley número “X”/2008. Los grupos de la “oposición democrática” serán meras comparsas en el satírico y carnavalesco escenario electoral. No importarán los medios utilizados: leyes antidemocráticas; ni las fórmulas: censos amañados; ni los escenarios de la contienda: geografía nacional con diferentes pueblos y culturas.

Lo recurrente, trascendental e importante es que uno y otros habrán dado cumplimiento a la ceremonia de ocupación, con los cánones al uso, para que en Malabo y otras localidades de Bioko sean entronizados/as elementos continentales como alcaldes o alcaldesas. Exactamente lo mismo ocurrirá en Annobón si no se encuentran elementos de aquel pueblo sintonizados con el obianguemismo, capaces de dar un toque de originalidad a la “moda nacional”. Idem en cuanto a los escaños a ocupar en el Parlamento. Se hará un reparto étnico en el que parte de los escaños de Bioko y Annobón, para no variar, serán adjudicados a continentales, al tiempo que estos se quedarán con todos los de Río Muni, porque les pertenecen. Esta es la democracia que nos venden.

Ante el montaje de esta farsa con un guión más antiguo que la humedad, Obiang y los que le acompañan deberían tener en cuenta una premisa muy simple: Los bubis, no pensamos seguir siendo parte de Guinea Ecuatorial solo para el cumplimiento puntual de las obligaciones que derivan de nuestra condición como una de las nacionalidades del Estado, (a fecha de hoy, Bioko está poniendo casi el 90% de los recursos con los que se jactan). Queremos y debemos participar con los mismos derechos que tienen el resto de fuerzas políticas del “gran pueblo” en las convocatorias electorales que se llevan a cabo. La defensa de nuestra singularidad, que hemos venido haciendo desde la noche de los tiempos y que ha pivotado entorno a cuestiones como: el rescate y la revitalización de nuestras instituciones prostituidas, la redención de nuestra cultura mancillada, la recuperación de la gestión de nuestro territorio pauperizado dentro del conjunto nacional, etc. no deberían asustar a nadie, ni ser motivo para excluirnos. Porque estas cuestiones no entran en contradicción con ninguna de las tesis democráticas existentes en el universo mundo. Al contrario, deberían ser vistas como posibilidades para un mayor enriquecimiento de todos, porque el progreso y el bienestar de Bioko, por extensión, impregnaría, seguro, al resto de nacionalidades del país.

En cuanto a nuestra formación, el MAIB, a pesar de ser considerada una marca política trasversal, no deja de ser al mismo tiempo una realidad política de la nación como la de otros tantos grupos que se manejan en el pugilato político guineano; porque Bioko sigue formando parte de Guinea Ecuatorial y los militantes de nuestra organización no son los tobriandeses estudiados por Malinowsky ni marcianos venidos de los espacios siderales, sino bubis con nombres y rostros, con una cultura, con una larga historia, con una lengua y un espacio geográfico diferente y distante de los demás. En suma, los bubis también somos guineanos o guineo ecuatorianos como los que más. Y, ¡de qué manera cuando se trata de aportar y pagar!

No descubrimos nada si decimos que el PNV, CiU, BNG o CC además de tener un sustrato nacionalista, son formaciones políticas españolas. Nadie se rasga las vestiduras cuando estos grupos salen a la palestra y defienden sus tesis políticas desde el escenario democrático de este país, y dentro del Ordenamiento jurídico español. La politerritorialidad guineana y su multiculturalidad exigen que en nombre del futuro Estado de Derecho que se vaya a instaurar en el país, se contemplen las necesidades y la participación de los pueblos del conjunto. Soslayar debates, minimizarlos para enfatizar aspectos tangenciales, no son más que huidas hacia adelante.

Guinea Ecuatorial habrá sido desde su nacimiento, utilizando terminología orteguiana, una aberración histórica universalmente reconocida, pero ello no es óbice para que el sentido común pueda ser utilizado para combatir el primitivismo político en el que muchos se han instalado. Empezando por Obiang, al que hay que atribuir la paternidad del catastrófico desgobierno de los últimos treinta años de vida del país; de la creación de grandes barreras a los derechos de los demás pueblos, incluido el suyo; y especialmente, aquellas zonas donde se habla distinto a lo que él oye y entiende, para terminar en la llamada oposición democrática. Uno por comisión y otros por omisión, están cerrando a cal y canto las posibilidades de una democratización real y efectiva del país en nombre de egoísmos absurdos y sin fundamento.

Hasta el último segundo del minuto en que termino de escribir estas líneas, seguro que estamos todos de acuerdo en una cuestión: Obiang no es demócrata. Salvo que por arte de birlibirloque se haya convertido repentinamente en defensor de derechos ajenos. Tan es así que, además de otros exabruptos mayúsculos, nos hemos acostumbrado a ver con normalidad que nos niegue a los demás pueblos la participación que por derecho nos asiste. No esperamos milagros, conociendo al personaje; pero sí que interesaría que, así como es capaz de montar sentadas con grupos políticos continentales, se avenga a escuchar en primera persona, la tabla de propuestas que hemos elaborado para sacar al país del impase en el que se encuentra.

En cuanto a la oposición democrática de Guinea Ecuatorial, debería saber esta que, el exclusivismo militante fang en el que están instalados, además de suponer una gran merma para la democracia que predican, habilita a muchos a enrocarse en lo propio, en singularidades que son totalmente innegables y que en algunos casos empiezan a ir más allá de una defensa de la parte frente al todo. Les convendría tomar buena nota sobre estos aspectos para abrir el abanico de posibilidades de encuentro con el resto de formaciones no legalizadas. Sería una medida profiláctica de calado que a corto o medio plazo supondría grandes ventajas para todos. Crear debates en profundidad con el resto de formaciones, conocer su ideario y caminar en la dirección de ir formando un corpus teórico que posibilite una salida que garantice un Estado de Derecho después del tsunami nguemista sería una inversión importante.

Pero en la idea de que cada quien puede hacer lo que le plazca dentro de este macabro juego de las divisiones y los desencuentros, del aprovechamiento de las rentas de situación, la oposición democrática está en su derecho a negarse a participar en procesos de apertura y diálogo. Está en su derecho a colocar la mirada hacia otras latitudes, defender el statu quo y regatear salidas que no tendrán otra utilidad que la de prolongar una agonía que sufrimos todos. Incluidos en la palabra “todos”, muchos que hoy vencen, pero no convencen, ni están convencidos ellos mismos de las supuestas conquistas que han conseguido a machamartillo.

Adelantamos para los que hasta ahora no se quieren enterar que, para esta empresa de hacer de Guinea Ecuatorial un PAIS, los bubis estamos dispuestos a arrimar el hombro, siempre y cuando no se posterguen los temas de nuestras justas reivindicaciones a un segundo plano bajo lacónicas excusas como que: “después de Obiang, o cuando haya democracia, ya hablaremos”. El debate territorial y la redefinición política de Guinea Ecuatorial, con Obiang, si quiere, aunque ello suponga un metafísico imposible, con la oposición guineana, o con ambos, es un tema de hoy, aquí y ahora. Y para este viaje no hacen falta grandes alforjas, sino simplemente la voluntad de construir para las generaciones futuras un país en el que todos puedan vivir en paz y armonía.

Aviso a navegantes: los pueblos oprimidos, antes o después, suelen terminar rebelándose. Estoy terminando de escribir estas líneas y curiosamente Serbia está llorando en este preciso instante la pérdida de Kosovo, -acabo de oír por la radio la proclamación de su independencia- gracias a los apoyos de todo Occidente, menos Rusia, Serbia y España. Y estamos hablando de Europa. Las uniones refuerzan cuando son consensuadas y participativas. No hay verdades intangibles que duren siempre, sobre todo si están edificadas sobre las movedizas arenas de la opresión y el ninguneo. Todo muta, todo cambia. “Mañana” puede ser muy tarde para empezar.


Fuente: bosila

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