No a las elecciones del 4 de mayo. PARTE I
Pucherazo electoral en Guinea Ecuatorial. La ASOLPEGE_Libre invita al boicot y a la abstención. Este amplio dossier consta de tres partes:
- La primera, que publicamos hoy, aborda cuestiones preliminares.
- La segunda parte, sobre sexenio terrorífico en el país (2002-2006).
- La tercera parte, el viernes, jornada de reflexión, describe los móviles económicos y no políticos que obligan a la oposición participar en las elecciones y consentir el fraude.
GUINÉE EQUATORIALE | LIBERTADES PÚBLICAS
ASOCIACIÓN PARA LA LIBERTAD DE PRENSA
Y DE EXPRESIÓN EN GUINEA ECUATORIAL
ASOLPEGE_Libre
PERSPECTIVAS ELECTORALES
PREGUNTAS Y RESPUESTAS DE CARA A LAS ELECCIONES LEGISLATIVAS Y MUNICIPALES DEL 4 DE MAYO DE 2008 EN GUINEA ECUATORIAL
INTRODUCCIÓN
Por cuarta vez consecutiva, el régimen monocultivo y tiránico de Guinea Ecuatorial va a celebrar elecciones legislativas y municipales desde que en 1991 proclamó oficialmente el multipartidismo. En diecisiete años el país de Teodoro Obiang ha sido de todo, excepto una democracia plural, su ejercicio se ha reducido a una Constitución archivada e ignorada por quién la firmó. La voluntad del déspota es la Ley y el ordenamiento jurídico que rige los destinos de Guinea Ecuatorial.
Los comicios, siete en total, entre municipales, legislativas y presidenciales han sido un fiasco, atenazado por impensables irregularidades en un país que se precia de democrático. En ningún caso se ha respetado la Ley ni menos la voluntad ciudadana. Nada que asemeje a un país pluralista y democrático se percibe en el escenario sociopolítico guineano. Los partidos políticos han sido reducidos a siglas y su participación en el debate político, a caso virtual. No existe prensa regular ni menos independiente. La radiotelevisión pública es mero instrumento de propaganda ideológica y triunfalista del régimen y su partido. El uso de las libertades de expresión, opinión, asociación y manifestación son castigados con la cárcel, tortura, asesinato y exclusión social.
Cada proceso electoral parte de un fraude a ojos vistos. El censo y cartografía electoral no son fiables. El voto es coactivo y público a favor del partido oficial. Se impide la presencia de interventores de la oposición en mesas electorales, muchas de ellas en cuarteles militares. Hay regiones prohibidas a la oposición, como Mongomo. La Junta Electoral Nacional (JEN) depende del ministro del Interior, gobernadores provinciales, delegados de gobierno, presidentes de las comunidades de vecinos y de consejos de poblados, todos militantes y fieles colaboradores del régimen y del partido oficial, que controlan las elecciones junto a militares y agentes de la policía política armados hasta los dientes. En el clímax del asunto, el régimen no permite el proselitismo político ni una campaña electoral libre de obstáculos a la oposición. Las zonas rurales, con cerca de la mitad del electorado, son inaccesibles para la oposición. No hay consejo de poblado o comunidad de vecino donde ondea la bandera de la oposición. Si todo esto se sabe de antemano, ¿qué se puede esperar del escrutinio?
Los trece partidos legalizados en 1992 están prácticamente desaparecidos, proclama el propio déspota: “me alegra enormemente que todos los partidos que fueron legalizados en 1992 ya son apéndices del PDGE”. El multipartidismo constitucional ha quedado reducido a un espectáculo folklórico, que el régimen exhibe a la comunidad internacional, porque en el plano interno, hasta sus propios colaboradores reconocen la vuelta a la era de partido único. Los dos partidos que intentaron hacer cierta oposición tras el fracaso de la transición, 1995, han sido diezmados, obligados a la bicefalia y a claudicarse. Estos son:
Unión Popular (UP), sufrió duro revés en 2000, obligado a la bicefalia por el régimen, que usa para su folklore [democrático] la facción domesticada. En octubre de 2007, UP intentó emergerse de esta crisis, pero el presidente electo Faustino ONDÓ EBANG, ha sido ‘cesado’ por el régimen, que ha llamado a la facción domesticada a acudir a las elecciones del 4 de mayo.
Convergencia para la Democracia Social (CPDS), antaño oposición radical hasta 2002, se vio obligado a doblegarse tras la puesta en libertad de su Secretario General, Plácido MIKO ABOGO, condenado a seis años de prisión en la farsa macro-juicio de 2002 contra dirigentes y militantes de FDR, acusados de supuesto intento de “golpe de Estado y homicidio al presidente”. MIKO fue puesto en libertad un año después y desde entonces la CPDS no volvió el mismo partido de antes.
Los próximos comicios se celebran en un país con cerca de 500 presos políticos. Los que no han sido detenidos están en el exilio. En definitiva no se puede hablar de un ambiente sociopolítico en Guinea Ecuatorial, susceptible de albergar elecciones democráticas, libres y transparentes.
Las cuestiones que siguen, analizan desde una perspectiva independiente e imparcial, los próximos comicios generales y municipales previstos el 4 de mayo, 2008. Unas elecciones que no reflejan, en lo más mínimo, el carácter democrático y plural de la Constitución de 1991 ni se ajustan a los principios universales en materia de democracia y libertades públicas . El derecho a elegir y ser elegido es un privilegio consagrado al déspota y su entorno, que reparten cuotas de poder al margen de cualquier voluntad popular o ciudadana. Llegado a estos niveles y después de tantos procesos electorales, siempre más de lo mismo, los guineanos pasan ya por alto los ‘enredos’ electoralistas, conscientes de que no hay cambio democrático posible con Obiang y su régimen.
DOCE CUESTIONES, DOCE RESPUESTAS:
I. Cuál es el objetivo de estas elecciones para el régimen y su partido, el PDGE?
También hemos visto a países sin democracia constitucional como Cuba, Myanmar o Corea del Norte, organizar elecciones para elegir a representantes de sus instituciones. Hasta Sadam Hussein de Irak se apresuró en organizar elecciones poco antes de la invasión norteamericana.
En Guinea Ecuatorial, el régimen cumple con su calendario electoral y nada más. Trata de hacer ver a la comunidad internacional su apariencia democrática. Como le viene bien de cara a la galería, adjudicará escaños en el parlamento y concejales en los ayuntamientos a la denominada oposición democrática, simplemente para huir de las críticas internacionales, sobre todo de la vieja metrópoli, Reino de España, cuyos partidos mayoritarios, el PSOE (en el poder) y el PP, apadrinan dos partidos de la oposición. España, únicamente le interesa, en opinión de sus congresistas y del ministro de exteriores, cierto ascenso en escaños y en concejalías de los partidos apadrinados desde Madrid: CPDS por POSE y la facción interna de Acción Popular (APGE) por el PP.
En el plano interno, los próximos comicios dicen poco o nada. No reflejan la pluralidad y la libertad democrática tipificada en la Constitución de 1991. No son representativos ni plurales, por la ausencia de libertades públicas y fundamentales y el número cada vez mayor de exiliados, presos políticos y de conciencia, cuyos partidos están vetados por el régimen.
Lo más llamativo del pucherazo del 4 de mayo es el ambiente en que se organiza y la predeterminación de los partidos en acudir sin más motivos que las ventajas socioeconómicas que aquello conlleva. Desde diciembre del año pasado, el país está militarizado. El déspota ha recortado las raquíticas posibilidades de movimiento que tenían los ciudadanos. Un estado de sitio oficioso impera en el país.
La oposición no está al corriente del censo ni de la cartografía electorales. El fraude es más que anticipado a ojos vistos. Denunciarlo después no será sino un simple ruido, un lloriqueo de una oposición que facilita el nepotismo a un régimen minado por la ilegalidad jamás visto en ningún otro país con una Constitución democrática. Los partidos que participan lo hacen con la esperanza de que el régimen les otorgue escaños en el parlamento o concejales en los ayuntamientos, con las ventajas socioeconómicas que aquello supone en un país sumido en la miseria, cuando el régimen no sabe en qué invertir los cuantiosos fondos que obtiene de la explotación, venta y comercialización de petróleo, gas, metanol, madera y pesca, entre otros recursos naturales.
Resumiendo, el objetivo de estas elecciones es una clara huida hacia delante del régimen, que trata de distraer a la opinión pública y escaparse de las críticas, mientras el país se desangra de un impasse político sin salida.
II. ¿Cuál es la estrategia del partido del dictador, el PDGE, para mantener su superioridad política?
Las elecciones del 4 de mayo constituyen el séptimo proceso electoral, tras las legislativas de 1993, que organiza el régimen en lo que va de su eterno “ensayo democrático”. Todos han sido más de lo mismo: fraudulentos. El régimen recurre a sutiles y variados métodos de corrupción electoral.
Partiendo de experiencias anteriores y dado el permanente clima de hostigamiento político-militar reinante, es fácil concluir que su estrategia no ha variado ni va a variar con esos comicios. Tampoco se trata de una estrategia sofisticada ni con visos legales. Simplemente, la voluntad del régimen presidirá los comicios y se reflejará en el escrutinio final, que depende del ministerio del Interior a través de la Junta Electoral Nacional, JEN.
La JEN, órgano gubernamental, está presidida por el ministro del Interior, gobernadores, delegados de Gobierno y presidentes de las comunidades de vecinos y de los consejos de poblados. Todos son miembros activos del PDGE. Las mesas electorales son controladas por funcionarios seleccionados por el régimen, siempre leales a sus dictámenes. En el campo y en las zonas rurales, la oposición no tiene representación digna de renombre, y así en gran parte de la geografía nacional. No se sabe cuántas mesas electorales hay en el país, pero en más de la mitad la oposición no cuenta con interventores. En regiones como Mongomo y casi toda la provincia de Wele Nzás, de donde procede el presidente, no suelen aparecer papeletas ni listas de los candidatos de la oposición. No existe ningún partido en el interior del país con una representación nacional:
La CPDS, con cierto arraigo en comparación de los otros, sin embargo, tiene poca o nula influencia en zonas como Wele Nzás, Kie Ntem, Centro Sur, Bioko Sur y Annobón.
La Unión Popular, con fuerte influencia en regiones como Kie Ntem, está diezmado por el régimen desde el año 2000. El presidente electo en la convención que intentó poner fin a dicha crisis, Faustino ONDÓ EBANG, ha sido “cesado” por orden del ministro del Interior.
Con éste panorama, la estrategia del PDGE para mantener su superioridad política es más que sencilla. Asegurar el control electoral por todo el ámbito nacional y garantizar el voto coactivo para sus listas. Solo en Malabo y Bata, la oposición puede tener cierto control electoral, que le servirá de poco o nada en un país en que la gente ya no cree en la democracia y prefieren abstenerse o votar al PDGE para garantizar su supervivencia, obviar la represión y la exclusión social postelectoral.
III. El Gobierno ha puesto en marcha un programa sociopolítico para asegurar la victoria del PDGE?
El Gobierno de Obiang nunca ha materializado un proyecto sociopolítico desde que está en el poder, 1979. El país carece de una estructura sociopolítica modesta. El uso de las libertades públicas y fundamentales, como expresión, manifestación y asociación son delitos de sedición.
No existe ninguna infraestructura viable que responda a las demandas y necesidades de la población. Los centros hospitalarios carecen de material elemental para satisfacer la atención primaria de salud. La mortandad materno infantil crece. No hay electricidad regular ni de alcance nacional. No hay agua potable ni transporte público. El sistema escolar está en ruinas y las escuelas a penas tienen pupitres. En resumen, a pesar del petróleo y de los importantes ingresos que provienen de su comercialización, el 80 por ciento de la población vive por debajo del umbral de la pobreza.
Los salarios de funcionarios públicos y del sector privado son insignificantes. La corrupción es descomunal y generalizada. La riqueza está controlada por un 20 ó 15 por ciento de la población, que representan la oligarquía, caciques, funcionarios corruptos y pequeños hombres de negocios.
Lo único que asegura y garantiza la victoria electoral del PDGE es su proyecto represivo y coactivo contra la disidencia y líderes políticos, a los que no cede mínima oportunidad para organizar sus proyectos políticos y estar en contacto con la población. El PDGE no le hace falta ningún proyecto sociopolítico para garantizar su victoria, porque ésta está más que predeterminada a partir de los estándares fraudulentos descritos.
IV. La CPDS, a pesar de su poca presencia en la Cámara de los diputados, parece disponer de buena presencia geográfica, sobre todo, a nivel municipal y de entre los jóvenes. ¿Sería capaz de incrementar su representatividad en el parlamento?
La toma de dos escaños en el parlamento tras las fraudulentas elecciones de 2004, ha pasado mucha factura a CPDS. Le ha restado credibilidad ante la opinión pública nacional y sobre todo, entre los jóvenes, que han visto cómo en los últimos cuatro años su intento de cohabitación con el régimen en una apariencia democrática no ha surtido efectos en las perspectivas de cambio de la orientación política en el país ni en el bienestar de sus electores.
Es el sentir general de muchos electores y de la población en general. Una población que ya no tiene nada que perder con el actual régimen y exige una oposición política frontal, con capacidad para tambalear al régimen y urdir una reacción internacional en torno a la crisis imperante. Rendido en el infortunio y en la desesperación tras casi 40 años de regímenes monocultivos y tiránicos, la opinión pública nacional se muestra desconfiada ante cualquier intento de aproximación al régimen. El pueblo quiere cambio y sabe que éste tiene que empezar desde arriba y no a través de cuasi-instituciones, como el parlamento, cuyas decisiones y su actividad de control gubernamental se reducen a vagos debates folklóricos que reproduce la radiotelevisión estatal.
El pueblo echa en falta un liderazgo político práctico e incitante contra el caos reinante. Lejos de esta visión y del sentir del desesperado pueblo guineano, la CPDS, habiendo denunciando el fraude de 2004, se sometió a las presiones del régimen y a los consejos de sus consocios españoles para aceptar dos escaños en el parlamento, que políticamente les ha aportado más desgaste que éxito.
Con estos precedentes, es muy difícil que aumente su presencia en el parlamento y en los ayuntamientos con los votos de quienes antes fueron sus militantes, simpatizantes o seguidores, aun cuando las elecciones fuesen libres y transparentes. Por otra parte, CPDS no tiene una representación nacional como tal. Su nulo arraigo en regiones como Wele Nzás, Kie Ntem, Annobón, Bioko Sur y Centro Sur, no le permite controlar el proceso electoral ni hacer frente a la maquinaria fraudulenta del PDGE. Esto, en clave de un país democrático.
La única forma que le queda para aumentar su representatividad en el Parlamento es la voluntad del régimen, que necesita de un partido con cierta resonancia opositora más allá de las fronteras nacionales. Es de sobra conocido que el régimen necesita contentar su pluralismo folklórico, maquillar su oscura imagen ante sus socios internacionales y soslayar las presiones que pueden derivar del sector socialista del Gobierno español. Por esta razón, cueste lo que cueste, Obiang y su régimen tienen un amplio margen para ceder más escaños en el parlamento y concejales en los ayuntamientos a su principal aliado del pluralismo folklórico, fundamentalmente en Bioko Norte y Litoral. Si a caso Centro Sur.
La dictadura no podría admitir fácilmente una representación municipal o parlamentaria de CPDS en otras regiones donde, por otra parte, carece de arraigo, por las limitaciones que impone ya de por sí el propio régimen y porque necesita preservar el statu quo de sus caciques.
V. ¿Otros partidos de la oposición legalizada podrían esperar obtener diputados?
Tal como está el escenario sociopolítico del país en los últimos ocho años, realmente existen dos partidos. El oficialista PDGE y CPDS. Los otros se justifican como formaciones políticas porque cohabitan con el régimen. Son apéndices del partido oficial. La dictadura los usa para exhibir su pancarta de democracia plural, cuando en la práctica se trata de una dictadura pura y dura, minada por la corrupción y la violación sistemática de los derechos humanos, libertades públicas y fundamentales.
La Ley Electoral deja fuera de juego cualquier partido sin representación parlamentaria o municipal. Sin embargo, e independientemente del problema particular de UP, el resto de los partidos no existen sino en siglas. Tras las municipales de 1995, ninguno de ellos ha vuelto alcanzar la media de votos para tener escaño en el parlamento ni concejal en los ayuntamientos.
Estos partidos dejaron de existir políticamente tras las presidenciales de 1996, cuando expresaron su adhesión inquebrantable y obediencia ciega al dictador y su partido. Perdieron cualquier tipo de credibilidad y de consideración ante la opinión pública nacional. Perviven hasta la fecha gracias al PDGE, en cuyas listas se apuntan para beneficiarse del reparto de escaños y de puestos gubernamentales. Es el pluralismo folklórico, minado por una oposición igualmente folklórica.
Se trata de partidos, cuyos dirigentes han tenido puestos en sucesivos Gobiernos montados por el régimen tras las presidenciales de 1996, cuando electoralmente no ofrecen ninguna alternativa práctica o formal en torno a la orientación política del país. No tienen sedes ni oficinas. Estos son:
1. Convención Liberal Democrática (CLD). Su presidente, Alfonso NSUE MOKUY, es ministro de Estado de Información.
2. Partido Liberal (PL). Su presidente, Antonio NKULU ASUM, ex ministro.
3. Partido Socialista de Guinea Ecuatorial (PSGE). Su Secretario General, Tomás MECHEBA FERNÁNDEZ, fue ministro de Sanidad.
4. La facción de Acción Popular de Guinea Ecuatorial (APGE). Su presidente, Carmelo MBA BAKALE, ex ministro.
5. Partido de la Coalición Social Demócrata (PCSD). Su Secretario General, Buenaventura MONSUY ASUMU, ex Ministro-delegado de Planificación.
6. Convergencia Social Democrática y Popular (CSDP). Su difunto presidente, Secundino OYONO AWONG ADA, fue ministro de Justicia.
7. Partido Social Demócrata (PSD). Su Secretario General, Francisco MABALE NZENG, Secretario de Estado de Energía.
8. Unión Democrática Nacional (UDENA). Su presidente, Pedro-Cristino BUERIBERI, ex ministro de Turismo y Cultura.
9. Unión Democrática Social (UDS). Su secretario General, Carmelo MODU AKUSE BINDANG, Ministro de la Presidencia de la República encargado de Asuntos Políticos y Administrativos.
10. La facción domesticada de Unión Popular (UP). Su ex presidente, Jeremías ONDO NGOMO, ex Vice-Primer ministro, encargado de Trabajo y Derechos Humanos [UP es uno de los partidos políticos más importantes del país, pero languidece en una bicefalia maquinada por el régimen desde el año 2000. Esta facción participará en las elecciones de mayo, y es muy probable que el régimen les otorgue algún escaño en el parlamento o en los ayuntamientos. En los mismos términos, la facción interna de APGE, que está siendo apoyado por el Partido Popular español, podría beneficiarse de una representación parlamentaria o en los ayuntamientos, siempre en los objetivos del régimen de huir de las críticas de España, su principal valuarte internacional.
El panorama electoral está desdibujado de tal forma que el régimen no puede organizar elecciones libres y transparentes. La ausencia de una oposición crítica y con arraigo nacional, con suficiente capacidad de incidir en la opinión pública y plantar cara al régimen de cara a una alternancia, enrarece aún mas la situación. El proceso electoral, desde la elaboración de un censo ficticio, hasta el control de las mesas y el escrutinio, está absolutamente en manos del régimen.
Más infame todavía, cuando el parlamento que teóricamente constituye el poder legislativo, se ha convertido en un escenario de circo, donde diputados de la cuasi-oposición y del régimen escenifican chismes y embustes sin motivo. El parlamento es un órgano más de los tantos que usa el régimen para su propaganda triunfalista, como la radiotelevisión. Ninguna decisión parlamentaria es vinculante política o socialmente. Como ejemplo, en los meses inmediatos tras la aprobación de una Ley contra la tortura, el aparato represor recrudeció prácticas de torturas, ensayándose con ciudadanos en casos tan sencillos como hurto. Quienes torturan son destacados mandos del Ejército. Ni qué decir de los presupuestos y el control gubernamental, en un país en que la corrupción se ha convertido en carrera maratoniana entre hombres de poder, funcionarios públicos y dirigentes de la denominada oposición democrática.
VI. ¿Algunos partidos de la oposición en el exilio podrían participar en estas elecciones, como lo han pedido al presidente a través de DECAM?
Ningún partido de la oposición del exilio tiene remota posibilidad de participar en dichas elecciones. DECAM únicamente pidió diálogo al régimen antes de abrir cualquier proceso electoral en el país. DECAM considera que el panorama delirante del país, ahondado por una aguda crisis sociopolítica, corrupción institucional, violación flagrante y sistemática de los derechos humanos y una oposición diezmada, no ha lugar para unas elecciones libres, democráticas ni transparentes. Y exige negociación con el régimen a fin de salir de este impasse político y restaurar de una vez por todas un proceso de transición democrática que culmine en elecciones legislativas y presidenciales libres
La cristalización del impasse político y la restauración de una democracia plural efectivo debe ser producto de una negociación régimen-oposición, donde se llegue a acuerdos beneficiosos entre las partes y entre la población en general, que garantiza el fin de la dictadura, propicie la reconciliación nacional y crea un Estado regido única y exclusivamente por la Ley. Este fue el fondo de la intención de DECAM al pedir una sentada régimen-oposición. Desgraciadamente, la respuesta de Malabo ha sido nula si no cínica: Invitar a exiliados políticos a entrar en un país en que los delitos más perseguidos y castigados son la libertad de expresión, opinión o manifestación.
VII. ¿Cuál es el espíritu o el sentimiento de los electores?
El sentimiento de la población guineana en general y de los electores en particular, está sellada por la desesperación. El pueblo se siente desesperado y agonizado por una dictadura atroz, corrupta y destructora de sus valores de convivencia. Las esperanzas se esfuman, en un torno en que pobreza y miseria se casan con la opulencia. Hay un malestar generalizado en el país, hasta en ciudadanos que actúan de aláteres y hacen ostentación. Ningún ciudadano guineano, partiendo del propio déspota, ve en las urnas una solución a los males enraizados ni menos una alternancia del poder en plaza. Saben que se trata de puros plebiscitos para validar la continuidad del régimen, mientras se espera una solución salomónica que ponga fin a la dictadura. Para el pueblo llano, no hay necesidad de organizar más elecciones con el régimen actual. Hasta los hay que ironizan que todo se limite a sendos decretos gubernamentales que asigne escaños y concejales que, por otra parte, evitaría las represiones postelectorales, contra descontentos y disidentes recalcitrantes que tratan de mostrar su más profundo odio, votando ‘abiertamente’ a la oposición aun cuando no cree en ella.
VIII. ¿Qué tasa de abstención podría registrarse?
La Junta Electoral Nacional (JEN), depende del ministerio del Interior, que maneja los datos electorales al gusto del régimen y del partido oficial, que es lo mismo decir, dictador. La abstención, por más elevada que sea, jamás se reflejará en el escrutinio final. Por ejemplo, en las elecciones municipales del año 2000, boicoteadas por la oposición, hubo una abstención considerable, como se comprobó al pie de urnas, pero nunca fue reconocida por la JEN. En otro país, se hubiera anulado dichas elecciones. La abstención es muy elevada entre jóvenes menores de 30 años. Todo comenzó tras las elecciones municipales de 1995, cuando el pueblo votó masivamente a la oposición aglutina en la POC (Plataforma de Oposición Conjunta) y de poco o nada sirvió dicho voto. Los que están obligados a votar, para preservar su status quo son los funcionarios públicos, empleados de empresas privadas y pequeños hombres de negocios, caciques y sus familiares.
También en zonas rurales, los aldeanos están obligados a votar por miedo. Allí, la abstención es sinónimo de cárcel, tortura o exclusión social. Se puede concluir, sin miedo a equívocos, que cerca de la mitad de los votantes acuden a las urnas por miedo y qué mejor que votar al partido oficial para no complicarse la vida.
La creencia en PDGE como partido único, que siempre está obligado a ganar, y el sentimiento poblacional de que el rechazo al régimen no se estigmatiza en las urnas, aviva la abstención, sobre todo, en los cascos urbanos, donde difícilmente la participación puede rondar 40 por ciento si el escrutinio se realiza con luces y taquígrafos. Ésta, la abstención, no es cuestión del régimen y de su partido, que votan por los muertos, exiliados, enfermos y una serie de listas fantasmas que endosan el censo electoral. En última instancia, todo empieza y termina en la JEN, donde el ministro del Interior representa la voluntad popular, por la gracia del tirano, el “dios” de Guinea Ecuatorial, según la radiotelevisión estatal.
IX. ¿Cuál podría ser la reacción de la población si el fraude electoral parece masivo?
Ninguna. La sociedad guineana de hoy no ofrece ninguna posibilidad de reacción en masa contra el régimen, máxime por un fraude electoral que los propios protagonistas, partidos políticos, han consentido desde el principio. Es más, cualquier pueblo se guía por sus líderes y en la Guinea de hoy no hay políticos carismáticos ni con suficiente liderazgo para movilizar al electorado, a la sociedad ni menos al pueblo.
Irónicamente, si cabe, solo el régimen y su partido, caso de que el fraude no les saliera conforme a las previsiones, algo más que salomónico, puede obligar a la población reaccionar contra la oposición, porque cuenta con más adeptos coactivos que los convictos de una oposición más que diezmada que sus propios electores, que participa en las elecciones a cambio de prebendas: vencedores y vencidos se consuelan mutuamente porque nadie está contento de lo que posee.
Más irónico sería que el partido que se envalentona como ‘verdadera oposición interna’ (CPDS), con un discurso menguante como fases lunares, incite a su seguidores a la ‘rebelión’. Si se diera el caso, igual de salomónico, la represión político-militar sería bestial, que ni los corredores ‘humanitarios’ de la denominada comunidad internacional estarían a salvo. La hambrienta guardia pretoriana, hoy más guineo-israelí que guineo-marroquí, reaccionaría sin escrúpulos, máxime cuando el régimen tiene al ejército en máxima alerta desde hace cinco meses, por una inminente ‘invasión’ extranjera.
X. ¿Habrá presencia de observadores internacionales?
Tras el varapalo recibido en las municipales de 1995, la presencia de observadores internacionales en las sucesivas elecciones ha sido prácticamente nula. El régimen soslaya observadores creíbles con representantes de países africanos y en ocasiones con algún que otro delegado del congreso o el senado español, cuya presencia se limita en algunos cascos urbanos, fundamentalmente de Malabo y Bata.
También suele invitar y subvencionar a ONG’s extranjeros y nacionales, cuyos informes guardan el mismo punto de vista que la JEN. De las elecciones del 4 de mayo próximo, no se tiene información que algún país democrático occidental ha exigido la presencia de observadores internacionales, lo que deja vía libre al régimen para barnizar su maquinaria fraudulenta. De todas formas, con o sin observadores, no existe la mínima garantía para que los próximos comicios tengan apariencia de transparencia ni de credibilidad democrática.
Los partidos de la llamada “oposición democrática” [como si existiera una oposición antidemocrática en el país] saben de antemano que el proceso ha nacido muerto y el cuatro de mayo no es más que un día de luto nacional por el enésimo encierro de la apertura democrática en Guinea Ecuatorial.
XI. ¿Cuál es la naturaleza de las relaciones entre PDGE y CPDS?
El dictador manifestó en 2006 que “me alegro enormemente que todos los partidos políticos que fueron legalizados en 1992 ya son apéndices del PDGE”. Estas declaraciones reflejan, de alguna forma, la vuelta a la era de partido único en Guinea Ecuatorial.
Sin embargo, CPDS no es exactamente un suplemento del PDGE como otros partidos de siglas. No obstante, al graduar su discurso crítico contra el sistema y sobre todo, el participar con dos escaños en un parlamento tan progubernamental como el de Guinea Ecuatorial, salido de unas elecciones fraudulentas, quiso de alguna forma aproximarse al PDGE, en una estrategia mal planteada, que ha terminado minando el apoyo que tenía en una población que clama por una oposición suficientemente crítico y organizado para plantar cara al régimen y luchar por el cambio de rumbo político del país.
CPDS creó que podía introducir reformas desde dentro, pero se ha topado con la dictadura personalista y familiar de Teodoro Obiang, que no hace caso ni a su propio partido, inscrito como un simple movimiento de masas de aduladores al déspota, familia y colaboradores más cercanos.
La única relación PDGE-CPDS es Obiang, quien les cohabita bajo un mismo paraguas político, donde oposición y partido oficialista están obligados, por igual, a someterse a los dictámenes y ‘sabias’ orientaciones del mandamás. Esto se ha vivido durante la pasada legislatura del parlamento progubernamental guineano, que nunca logró una decisión digna de mención en la praxis diaria del régimen guineano, que campa en corrupción generalizada, violación sistemática de los derechos más elementales de la población, excesos de poder y comportamientos amorales de los gobernantes.
El único que ha salido ganando en ésta cuasi-cohabitación ha sido el régimen omnímodo y monocultivo de Teodoro Obiang, porque ha conseguido tener a sus pies a uno de los partidos internos que mantenía un discurso crítico y exigía cambios desde arriba. Si bien CPDS no se ha declarado oficialmente apéndice del PDGE, como mantiene Obiang, tampoco está lejos de los tejemanejes del sistema para reducir a simple papel mojado la Constitución de 1991 y, por ende, enterrar las ansias del pueblo guineano sobre un país libre y democrático.
Paralelamente, la propia CPDS, presionado por el régimen y asesorado por círculos del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), se distanció de la oposición del exilio, considerada de radical por Malabo y Madrid, en un intento de jalonarse como el único partido de alternancia ante la opinión pública nacional e internacional. Un ‘desventurado’ sector del PSOE ha reconocido recientemente que mas bien se ha utilizado a CPDS como un simple “florero”, para dar apariencia democrática en Guinea Ecuatorial. O, sea, las relaciones CPDS-PDGE han sido de respaldo para obviar posibles presiones internacionales contra el tirano guineano.
XII. ¿El censo electoral fue actualizado?
El censo electoral no se actualiza tras las elecciones de 1995, mas bien se falsifica. La desesperación poblacional, minada por fraudes electorales y de las victorias abrumadoras del PDGE en los continuos pucherazos, hace que buena parte de la población no se inscribirse en el censo electoral, sobre todo, en las principales ciudades, Bata y Malabo. En Guinea Ecuatorial no se puede hablar de un censo electoral ni de una cartografía electoral creíbles. En las inscripciones para el presente censo, hubo escasa participación de la población. Sin embargo, se sabe que el régimen suele confeccionar sus listas basándose en datos erróneos de la población, para inflar las listas censales. Llegado las votaciones, introducen todas las papeletas, a favor del PDGE, para cuantos electores han inventado en cada circunscripción electoral. En los mismos términos, se vale de los nombres de los exiliados, difuntos y guineanos no residentes en el interior del país. El escenario sociopolítico del país no ofrece la mínima posibilidad para unas elecciones libres, democráticas y transparentes.
Fuente: ASOLPEGE_Libre