PRESIDENCIALISMO AUTOCRÁTICO

Exilio 7 de julio de 2008.-

El sistema político existente en Guinea Ecuatorial es un régimen de ”confusión de poderes”.
Se llama así porque todos los poderes que se hallan divididos en teoría en un Estado moderno, se confunden aquí en una sola persona o institución, que es el dictador. No existe por tanto en Guinea ninguna división de poderes. A ningún guineano le hace falta haber aprendido teoría de Estado para comprender que en Guinea, el llamado presidente es el jefe de todo, es el jefe de gobierno (Poder Ejecutivo), es el jefe de la asamblea o Cámara de Representantes (Poder Legislativo) y es el jefe de los jueces (Poder Judicial).

Todos los guineanos, desde los siete años, saben que Obiang es EL TODO. La famosa división de poderes, un mecanismo instituido hace tiempo que asegura el equilibrio de poderes entre varias personas e instituciones o que evita el abuso de poder repartiendo los poderes de un Estado entre varias instituciones (tras las cuales se hallan personas), no existe en Guinea Ecuatorial, dando así prueba palpable de que Guinea es una dictadura.

Entre las muchas falacias instituidas por la mente malsana de Obiang o por las mentes de quienes se benefician de su dictadura criminal, está el fraude de la Cámara de Representantes y el fraude de Primer Ministro, entre otros muchos fraudes que acompañan al autoritarimos guineano.

La llamada Cámara de Representantes es una simulación mal teatralizada de una verdadera Asamblea Legislativa. En principio los miembros de esta institución pueden someter al gobierno al ”control parlamentario”, pero el presidente Obiang no está sometido a esta asamblea. Y no lo está no porque sea más o menos autoritario (que lo es y en grado superlativo) sino porque si el presidente es elegido de forma directa por el pueblo (sufragio universal), no debe estar sometido al control de aquellos que también han sido elegidos de forma directa por el pueblo. De modo que el hecho de que Obiang no sea sometido a control parlamentario nace esta vez de una tradición constitucional, y por tanto cumple unas condiciones legítimas y es acorde al derecho constitucional moderno. Una excepción en el caos arbitrario de la dictadura. O simplemente Obiang al no dejarse controlar por un parlamento, como buen dictador, ha acertado sin saberlo.

Cuando como en esta ocasión el presidente es elegido de forma directa por el pueblo, tenemos lo que se denomina un régimen PRESIDENCIALISTA. No vamos a abordar por ahora el fraude de esta elección, sino a destacar que Guinea es, a pesar de algunas falacias, un régimen presidencialista. En la tradición presidencialista, el presidente es JEFE DE ESTADO y al mismo tiempo ostenta la JEFATURA DE GOBIERNO. El presidente es por tanto jefe del ejecutivo y ostenta la representación del Estado.

Otra modalidad de sistema político es el régimen parlamentario. En éste, el parlamento elegido por el pueblo nombra al jefe de gobierno, que debe merecer necesariamente la confianza del parlamento. El Jefe de Estado en el parlamentarismo solo tiene funciones de representatividad del Estado, sin poder, pudiendo ser Jefe de Estado monárquico (monarquía parlamentaria con sucesión familiar) o bien ser designado Presidente de la República por una representación del parlamento o de la cámara de los territorios. El origen histórico del parlamentarismo está en la Inglaterra del siglo XVII, cuando el rey, obligado, se somete a los designios de la burguesía para poder reinar pero no gobernar.

Un intermedio de ambos regímenes es lo que se conoce como régimen SEMIPRESIDENCIALISTA. En éste, el Presidente de la República es elegido por sufragio universal como en el presidencialista pero solo conserva algunas funciones gubernamentales marginales, siendo la mayoría de esas funciones ejercidas por el ejecutivo al mando de un Primer Ministro. Éste, que es un VERDADERO JEFE DE GOBIERNO, es elegido por el parlamento, a propuesta del Presidente de la República. En el sistema semipresidencialista, las funciones del gobierno en materia de política exterior las ejerce parcialmente el Presidente -que es por supuesto Jefe de Estado- mientras que las funciones de política interior las ejerce el gobierno dirigido por el Primer Ministro. El ejemplo paradigmático del semipresidencialismo es la V República de Francia.

Cuando los países africanos se hicieron independientes, la mayoría de ellos adoptaron el sistema presidencialista, justificando que era necesario que el presidente gozara de amplios poderes para encarar el proceso de consolidadión del Estado recién creado. Tal es el caso de la constituciónn de Guinea adoptada en octubre de 1968. Los presidencialismos africanos, sin embargo, solo sirvieron para facilitar la desviación hacia las dictaduras en que casi todos ellos cayeron, incapaces como eran de ofrecer a los africanos un mejor bienestar económico tras las independencias. El caso de Kasavubu y Lumumba en el Congo, un enfrentamiento entre jefe de estado y jefe de gobierno que acabó en un baño de sangre, no sirvió precísamente para mejorar la pobre impresión que se tenía sobre el parlamentarismo en naciones jóvenes.
Pero el tiempo impuso a Africa una sincronía para que abandonara tanta dictadura y abrazara el espíritu del cambio democrático. Para que nada cambiara salvo las apariencias, Francia aconsejó a la mayoría de las dictaduras africanas bajo su influencia, que instituyeran la figura de un primer ministro, habiendo querido que tales países fueran llamados semipresidencialistas a su imagen y semejanza. Pero no hay imagen y semejanza. El engaño tuvo éxito: la República del Congo del golpista Sasou Nguesso aparece en la lista de países con regímenes semipresidencialistas.

Al menos en el caso de Guinea Ecuatorial no hay tal régimen semipresidencialista y la figura de primer ministro es un fraude más. ¿Por qué es un fraude?.

Francia quiso que las dictaduras africanas siguieran siendo dictaduras y sus presidentes no estuvieran sometidos al control de nadie ni fueran responsables de las acciones de gobierno. La solución era crear un primer ministro al que el presidente dictador hiciera responsable del desgobierno, de la corrupción y de la represión dictatorial.
El primer ministro de Francia, país que se intenta imitar de modo fraudulento, elige a todos los miembros de su gabinete aunque sean nombrados por el presidente de la república. Estos nombramientos en realidad sancionan las decisiones tomadas por el Primer Ministro o por el Consejo de Ministros. El Primer Ministro francés es así un verdadero Jefe de Gobierno y responde ante la Asamblea Nacional, el órgano legislativo francés.

En Guinea, Obiang elige a dedo y nombra a todos los cargos públicos, sin tener en cuenta los deseos del primer ministro, al que se le coloca como un simple ayudante de Obiang o un sparring para recibir los golpes de la oposición o del parlamento. O para que el pueblo le atribuya los muchos males generados por la dictadura.

No se parece en nada el sistema semipresidencialista francés al sistema presidencialista guineano camuflado como semipresidencialista. En realidad no podría ser de otra forma porque Obiang no está dispuesto a compartir el poder político con ninguna persona, aunque se la llame eufemísticamente Primer Ministro Jefe de Gobierno.

En el verano de 2006, Ricardo Mengue Me´ Nfube´a fue nombrado por Obiang Primer Ministro y encargado de asuntos de Derechos Humanos, en una hábil maniobra para quemarle políticamente, antes de dar paso a la toma de poder de su heredero, que lo será cuando Obiang se muera o se encuentre muy deteriorado. La mejor forma de quemar a uno que cree que es jefe de gobierno es poner en evidencia su falta de poder como jefe de gobierno. Y eso Obiang lo hace como un maestro demoníaco.
Ricardo se enfrascó en una campaña contra la corrupción, que hizo aguas al poco de instalarse en su cargo cuando la campaña de los telefonos móviles tropezó en Abia Biteo. El juez que detuvo a Capote por supuesta estafa al Estado, llegó a la conclusión de que éste seguía las instrucciones del antiguo primer ministro Abia Biteo y aunque se planeó seguir con el caso cuando Abia volviera de Paris, Obiang mandó enfriar el asunto que implicaba a su protegido, excarcelando a Capote y dejando el proceso judicial sine die.
Esa no fue la única manera de poner en entredicho la autoridad del primer ministro. Ricardo creía que debía haber elegido a los ministros o al menos a los viceministros. Pero no fue así, ni siquiera le dejó Obiang que nombrara a los técnicos de cada ministerio, o sea, a los Directores generales. Otras veces las decisiones tomadas por Ricardo fueron frenadas por Obiang, como la subida de salarios de los maestros, un sector con pérdida real de personal debido a los miserables salarios que les pagan, menos que lo que recibe un soldado. Obiang exigió a Ricardo bajar los salarios tras las subidas, a lo que Ricardo replicó que fuera él quien lo hiciera...como así lo hizo a través del bruto de su sobrino Edjoó. Y así innumerables ejemplos más que prueban la falta de autoridad del llamado primer ministro.

De modo que en Guinea el Primer Ministro no es jefe de gobierno como pomposamente se declara. Incluso nos atrevemos a decir que los ministros en Guinea no son tales al carecer de autonomia en sus ministerios.

Si los ministros en Guinea no tienen autoridad ni el primer ministro es jefe de gobierno, resulta un insulto a todos que Obiang se dedique a criticar al gobierno saliente. Una cosa es que gobierne por la fuerza y otra es que se crea que somos todos idiotas.

Cuando el viernes pasado Ricardo presentó la dimisión, que tenía que haberlo hecho al disolver la Cámara de Representantes si el sistema fuera semipresidencialista o parlamentario, Obiang se dedicó a despotricar contra el “gobierno”, su propio gobierno elegido y nombrado por él. Ricardo, en el colmo de la idiotez, se hizo responsable de los errores del gobierno –no siendo su gobierno- e hizo merecedor a Obiang de los aciertos. O sea que Obiang, para estos que beben y comen de su mano, es como dios, que haga lo que haga siempre acierta y los humanos son los únicos responsables de los fallos.

Decir Obiang que los miembros del gob,ierno se han enriquecido es lanzar piedras contra su propio tejado. Él es el pagador del gobierno –asumiendo un papel que no corresponde a presidente alguno de este mundo-, él revisa las cuentas bancarias de todos para que nadie tenga más allá de lo que él y su hermano consideran peligroso. Él visa las transferencias de dinero al exterior, un control al que no se somete ni él ni su familia. Él visa todos los proyectos de obras estatales, que es la nueva forma de enriquecimiento ilícito de su familia. Entonces ¿cómo ha podido haber corrupción si todas esas medidas irregulares las justificó para que no hubiera corrupción?.

Nadie se corrompe en Guinea si no es con la aprobación del dictador Obiang Nguema, porque la corrupción la utiliza como forma de pagar las fidelidades a su persona y tener además un dossier para cuando quiera tomar medidas a los corruptos, que lo son, repito, por su obra y gracia.

Y añadir Obiang que éste ha sido el peor gobierno que ha habido es otro chiste. Porque nadie puede realmente atribuir a ningún gobierno habido ninguna obra, medida o decisión digna de recordar, es decir, que haya sido favorable para la población. Éste habrá sido el peor gobierno para Obiang, pero para nosotros todos los gobierno son iguales de malos, insensibles, corruptos y dictatoriales, porque Obiang es un invariante en la maldad, la insensibilidad, la corrupción y la dictadura.

Cando dimitió el anterior gobierno, Obiang dijo que eran unos corruptos, ignorantes, malos gestores y otras lindezas que ningún presidente debe decir a los miembros de un gobierno que los ha designado a dedo. Y los ha designado, se supone, porque confía en ellos y espera de ellos la mejor gestión. Desacreditándolos, se desacredita a sí mismo, que es lo que siempre hemos mantenido: Obiang es el peor jefe de estado y de gobierno que ha habido sobre la faz de la tierra en cualquier lugar del mundo.

No sabemos para qué monta Obiang un espectáculo en la Televisión cuando desacredita a su gobierno de forma tan ostensible. ¿Acaso espera la aprobación de la población y ganar sus simpatías enfrentándoles a los dimisionados?. Es una maldad digna del peor demonio. Busca el linchamiento moral de los ministros dimisionados, pues casi todos cometieron tropelías en su nombre y ahora los deja como culpables y llama a la plebe a cebarse en ellos. Una maniobra digna de Satán que reprobamos como todo lo que hace Obiang.

Milam Tang ha sido tocado por el dedo de dios. O será mejor decir por el dedo del demonio, porque no podrá hacer nada bueno para el pueblo, según lo prohíben los familiares de Obiang. Hacer un bien es hacer campaña a favor de uno y en contra de Obiang, según la linealidad mental de estos analfaburros de Akoakam.
Como el anterior primer ministro y como el anterior del anterior y como el anterior del anterior del anterior, no tendrá margen para el bien. Mucho conseguirá si llega al final del mandato sin haberse peleado con todos los ministros designados por Obiang, algunos de los cuales le estarán marcando bien de cerca para que no se crea que tiene realmente poder.

Y no lo tendrá porque Guinea no es un regimen semipresidencialista ni parlamentario. Es un presidencialismo nefasto y autoritario que condena a sus primeros ministros a ser unos convidados de piedra.


Fuente: propia

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