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Editorial

GUINEA ECUATORIA, AMBICIÓN, ENVIDIA, RENCOR, RESENTIMIENTO, TÉCNICAS BRUJERILES…´EL FIN NO JUSTIFICA LOS MEDIOS´


publicado por: misisim Ebu el 08/09/2008 10:14:25 CET

Dar la razón a mi absoluta inopia, en este momento, sobre el origen de esta conocida locución maquiavélica, es más que segura. Pero la hemos oído tantas veces, nos ha hecho pensar tan a menudo, es tan candente la actualidad de su contenido en Guinea Ecuatorial, que no está de mal deliberar un poco sobre ella, aun en ese contexto de inopia inicial, que sin duda me perdonará el indulgente lector.

Un viejo proverbio moralista que todos conocemos dice: “el fin no justifica los medios”, es decir, no puedo utilizar cualquier medio para alcanzar el fin, por muy apetitoso que se me presente. Nadie ha de estar por encima de la ética y la moral para alcanzar sus objetivos o llevar a cabo sus planes. Traducido en nuestro lenguaje, no cualquier camino vale para conseguir una cosa. Primero habría que medir el fin y valorar los medios que utilizo en efecto. Y esto tiene su punto inquietante cuando la vida de las personas está en juego

Matar a un ser humano porque te debe diez mil francos, es una justicia tomada de manera desproporcional, por tanto, injusta. No puedo quitar la vida a un ser humano por diez mil francos, por mucho que resista a devolvérmelo, porque entre otras cosas, la vida de una persona vale más que diez mil francos. De esto al dicho: ‘el que no aprecia la vida no la merece’. Porque los que creemos en Dios pensamos que la vida humana es sagrada. A nadie le está permitido destruirla, porque es gravemente contrario a la dignidad de la persona. Todo esto porque la vida humana tiene un valor en sí misma que no depende de las circunstancias en las que se desarrolla. Se hace la infraestructura para que las personas se sirvan de estos medios para vivir y no servirse de la vida de las personas para dotar al país de una infraestructura.


En Guinea Ecuatorial, no parece que alguien tiene vocación de algo. Muchos guineanos están perdiendo el deseo de emprender una carrera, profesión o cualquier otra actividad cuando no se le garantiza, por lo menos a priori, las bazas o partidas necesarias que le permite en el futuro no muy lejano ser ‘alguien influyente’ en el país. Muchos compatriotas, se están olvidando que la vocación entendida como nuestros sueños, nuestros anhelos, lo que nos inspira, son la expresión de nuestros valores. La frustración y la amargura psicológica llegan cuando la elección vocacional se hace por influencias que antepone nuestras verdaderas motivaciones. Y las verdaderas consecuencias de esta mala elección vocacional, son la ambición, el odio, el rencor, animadversión, la falta de reconocimiento del valor del otro, la envidia, el desprecio a los otros, el resentimiento y la vida fácil. La entrega, la renuncia, la abnegación y sacrificio, brillan por su ausencia hoy en nuestro país Guinea Ecuatorial; que son elementos fundamentales en el crecimiento y madurez de las personas y por supuesto de un país.

A un país no se le mide por cuantos barriles de petróleo produce por día, que también; nunca nos medirán por la cantidad de madera que exportamos que también, no nos medirán por los Kilómetros cuadrados que recorren las autovías y autopista en guinea Ecuatorial, que también, no nos medirán por altura que alcanzan los edificios de la plaza de la Independencia, que también; nunca seremos objeto de medición por cuantas pistas de aterrizaje tiene el aeropuerto de Malabo y Bata. El ecuatoguineano será medido por su capacidad de entrega, de trabajo, por el nivel de educación que tenemos, por cómo afrontamos los desafíos y solucionamos nuestros problemas, por la responsabilidad y creatividad, por el compromiso serio por el bienestar de nuestra nación.

En la conciencia del guineano hoy, se ve una manera de pensar errática, estos o en su mayoría, que piensan que en Guinea sólo hay que mover ascuas, aguantar y esperar hasta que se presenta tu oportunidad. La oportunidad o suerte que consiste en conseguir un cargo de autoridad para hacerse con el dinero, imponer y subestimar a los demás. La famosa frase ‘yo ya estoy en la cocina’, es hoy la vocación, motivación y el fin último de muchos guineanos.

Guinea y los guineanos deben saber que los momentos de crecimiento de un país son momentos de difícil elección, elegir entre lo personal o lo comunitario; entre lo étnico-tribal o regional y lo nacional; entre la ambición personal o el bien común; entre la corrupción o la honradez, entre el abuso o la ética o moral. Ya podremos estar en desacuerdo en la gestión económica de unos, pero debemos estar de acuerdo en que la bonanza económica se haga mella en todos los guineanos. Si no estamos de acuerdo en los modos de generar empleo, lo hemos de estar en la decisión de que todos los guineanos tengan trabajo. Si no estamos de acuerdo en cómo funciona la educación en Guinea Ecuatorial, debemos tener las mismas inquietudes en que la educación llegue a todos. Porque un país sin valores y sin educación será esclavo de otros.

Ahora bien, la escala de valores que cultiva hoy los habitantes de Guinea Ecuatorial, están a años luz del pretexto que demuestra que la vida de una persona, está por encima del dinero, de la fama, del prestigio. Porque las personas no son porque están las cosas materiales, sino que existen las cosas materiales para que las personas se sirvan de ellas para una vida digna. El grave error consiste en deshumanizar a las personas para dar culto a las cosas materiales. Esto crea un sistema de valores pluralistas, de diferentes interpretaciones que debilitan la autoridad y desacredita nuestra sociedad hoy en día, a pesar de los avances que guinea está conociendo.

Guinea ecuatorial vive estos puntos neurálgicos de descontrol y descrédito social, donde cada uno quiere alcanzar la fama, el prestigio, el poder, la riqueza a costa de lo que sea y sobre todo del otro, la libre interpretación de los valores esenciales de la vida de las personas, está ocasionando dudosas virtudes. Son unos pocos, aquellos que viven en un oasis de prosperidad dentro de este desierto de pobreza, pero todos o casi todos desean alcanzar con garfio este matorral de riqueza descontrolada que emana, dicen del petróleo y otros recursos naturales. No está mal que Guinea Ecuatorial y los guineanos disfruten de su riqueza, nada mejor que todos se enriquecen de la bonanza económica que deriva de nuestro subsuelo. Nadie debe estar en contra del enriquecimiento de los guineanos, pero lo que es preocupante, es el valor absoluto que hoy el guineano da a lo material, y el efecto que ocasiona este afán de lucro fácil; las muertes, el decrecimiento desordenado, las enemistades, el odio, las políticas traicioneras, la falta de valoración al otro, la corrupción, la maldad, la seducción, los vicios y las perversiones que deben ser objetos de disensión.

La particularidad de un estado o nación, se mide en la calidad de sus habitantes. No olvidemos que somos los guineanos lo que Guinea Ecuatorial como país es y espera ser, si somos vencidos por el vicio, la vida fácil, la ambición, nuestro país será atribuido como un estado corrupto. Hoy vivimos un ambiente de despropósitos. El famoso dicho de que nadie vive de su sueldo, la corrupción y la vida fácil se ha adueñado del modo de proceder de cualquier guineano, se ha perdido el verdadero sentido de la hospitalidad tan característico en África, el sentido de la fraternidad que incluía acogida, compañía y vida en común. El sentido de la austeridad, que no es contrario a la elegancia, los buenos gustos, la buena educación, la generosidad, el ahorro, el dominio de la responsabilidad y el dominio de la voluntad. Para dar lugar a una ambición exacerbado de lo material. Justificando lo injustificable solo para conseguir el fin, que en guinea es ‘ser rico’.

Misisim






Fuente: REFLEXIONES

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Véase también la declaración sobre el uso de seudónimos

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